HOLA HERMOSAS GUERRERAS HAGO ACTO DE PRESENCIA POR HOY, ESTE ESCRITO ERA EL DE AYER PERO COMO MI PC SE PONE MAÑOSA AYER NO ME DEJO SUBIRLO ESPERO LES GUSTE ESTA CORRESPONDENCIA BESOS A TODAS,
Cuarto Invierno.
Imposible… Lo lamento Candy pero me fue imposible llegar a nuestra cita de este año, estoy de gira con la nueva obra llegamos a Washington la semana pasada, ¡Ashhhh!, se suponía que solo serían dos días y que estaría a tiempo para vernos pero el mal clima nos ha impedido viajar, estoy desesperado, me siento como felino enjaulado en el hotel, siquiera puedo salir al servicio postal, esto es un congelado infierno – me río de mi ironía –, es que en verdad es desesperante, no hay modo de tomar un tren a Nueva York créeme no me importaría viajar en tercera clase pero siquiera eso, espero que al menos esta carta llegue a tus manos – intento calmarme ante mi desesperación –, bueno te cuento que la obra ha sido un éxito todos caen rendidos a mis pies, ja, ja, ja – deja de fruncir esa naricita, sabes que ese gestó me encanta –, la verdad es que el grupo de trabajo es impresionante y todos nos llevamos bastante bien a excepción de… recuerdas a Karen ¿Cierto?, pues hace unos meses se casó con Robert ¡Uffffff!, fue todo un escándalo puesto que él tenía solo un mes de haberse divorciado más que evidente que tenían algo que ver aun cuando él estaba casado y claro ahora ella no solo se cree la mejor actriz, sino también la dueña de la compañía Stratford, a que viene el tema pues es que pronto dejara la obra para desempeñarse como madre ¡Sí!, está embarazada – respondo a tu gesto interrogante –, me da gusto por Robert aunque no puedo dejar de sentir un poco de envidia – lanzo un suspiro ligero –, no tienes idea de cuánto añoraba formar una familia contigo, lo tenía todo planeado desde que llegue a Nueva York, en cuanto me estableciera y me hiciera de un nombre en el mundo del teatro iría por ti a Londres para hacer una vida juntos, luego cuando supe que estabas en Chicago pensé que las cosas serían más fáciles – miro por la ventana que nuevamente comienza a nevar –, ¿Sabes porque te envié solo pasajes de ida a Nueva York? – Duelen un poco esos recuerdos, así que dejo por un momento la pluma y tomo un poco de chocolate caliente, luego de unos minutos sigo escribiendo –, pues tenía la firme convicción de pedirte que te quedaras a vivir conmigo, al fin tenía un trabajo, un departamento, un auto… tenía… tenía muchos sueños – vuelvo a dejar la pluma para encender la chimenea pues hace bastante frío, después de varios intentos por fin pude encenderla, me pongo mi abrigó, me siento nuevamente frente al escritorio y prosigo con la carta – en que me quede ¿?..., ¡ahhhh sí!, en que lo único y más importante para complementar mi vida era que estuvieras tu a mi lado, para siempre – me quedo pensativo por unos minutos mientras juego con la pluma y prosigo –, no puedo mentirte que hubo un momento en que si llegue a sentir odio por Susana pero con el pasar de los años eso que sentía se transformó en indiferencia – lanzo un suspiro largo que se convierte en bostezo –, no logró entender cómo es que le gusta conmiserarse, eso es… patético, en fin, como también fue patético caer en su juego en aquel invierno pues logro separarnos por medio de manipulaciones ¡Ayyyyy Candy!, no debimos de precipitarnos, había soluciones y nos fuimos por lo más fácil sin pensar en lo verdaderamente importante… “Nosotros” – me entra un poco la nostalgia así que creo que será mejor despedirme por ahora – solo puedo decirte que no me resignare y luchare por volverte a tener entre mis brazos… Te ama Terry.
Nota: Maxwell mira desde la barra a la joven rubia leer la carta que envió Terry desde Washington hace unos días, es obvio que la ha leído varias veces en dos horas, nota como en aquellos ojos esmeraldas las lágrimas brotan para deslizarse por su mejilla, así que se acerca a ella llevándole un café y un cheseecake del que tanto le gusta a Terry, Candy le agradece al caballero y disfruta de su postre, una hora después ella se retira del lugar no sin antes pedirle la cuenta a Maxwell a lo que él le responde…”no tenga cuidado ese café ya está pagado desde hace cuatro años”.
Cuarto Invierno.
Imposible… Lo lamento Candy pero me fue imposible llegar a nuestra cita de este año, estoy de gira con la nueva obra llegamos a Washington la semana pasada, ¡Ashhhh!, se suponía que solo serían dos días y que estaría a tiempo para vernos pero el mal clima nos ha impedido viajar, estoy desesperado, me siento como felino enjaulado en el hotel, siquiera puedo salir al servicio postal, esto es un congelado infierno – me río de mi ironía –, es que en verdad es desesperante, no hay modo de tomar un tren a Nueva York créeme no me importaría viajar en tercera clase pero siquiera eso, espero que al menos esta carta llegue a tus manos – intento calmarme ante mi desesperación –, bueno te cuento que la obra ha sido un éxito todos caen rendidos a mis pies, ja, ja, ja – deja de fruncir esa naricita, sabes que ese gestó me encanta –, la verdad es que el grupo de trabajo es impresionante y todos nos llevamos bastante bien a excepción de… recuerdas a Karen ¿Cierto?, pues hace unos meses se casó con Robert ¡Uffffff!, fue todo un escándalo puesto que él tenía solo un mes de haberse divorciado más que evidente que tenían algo que ver aun cuando él estaba casado y claro ahora ella no solo se cree la mejor actriz, sino también la dueña de la compañía Stratford, a que viene el tema pues es que pronto dejara la obra para desempeñarse como madre ¡Sí!, está embarazada – respondo a tu gesto interrogante –, me da gusto por Robert aunque no puedo dejar de sentir un poco de envidia – lanzo un suspiro ligero –, no tienes idea de cuánto añoraba formar una familia contigo, lo tenía todo planeado desde que llegue a Nueva York, en cuanto me estableciera y me hiciera de un nombre en el mundo del teatro iría por ti a Londres para hacer una vida juntos, luego cuando supe que estabas en Chicago pensé que las cosas serían más fáciles – miro por la ventana que nuevamente comienza a nevar –, ¿Sabes porque te envié solo pasajes de ida a Nueva York? – Duelen un poco esos recuerdos, así que dejo por un momento la pluma y tomo un poco de chocolate caliente, luego de unos minutos sigo escribiendo –, pues tenía la firme convicción de pedirte que te quedaras a vivir conmigo, al fin tenía un trabajo, un departamento, un auto… tenía… tenía muchos sueños – vuelvo a dejar la pluma para encender la chimenea pues hace bastante frío, después de varios intentos por fin pude encenderla, me pongo mi abrigó, me siento nuevamente frente al escritorio y prosigo con la carta – en que me quede ¿?..., ¡ahhhh sí!, en que lo único y más importante para complementar mi vida era que estuvieras tu a mi lado, para siempre – me quedo pensativo por unos minutos mientras juego con la pluma y prosigo –, no puedo mentirte que hubo un momento en que si llegue a sentir odio por Susana pero con el pasar de los años eso que sentía se transformó en indiferencia – lanzo un suspiro largo que se convierte en bostezo –, no logró entender cómo es que le gusta conmiserarse, eso es… patético, en fin, como también fue patético caer en su juego en aquel invierno pues logro separarnos por medio de manipulaciones ¡Ayyyyy Candy!, no debimos de precipitarnos, había soluciones y nos fuimos por lo más fácil sin pensar en lo verdaderamente importante… “Nosotros” – me entra un poco la nostalgia así que creo que será mejor despedirme por ahora – solo puedo decirte que no me resignare y luchare por volverte a tener entre mis brazos… Te ama Terry.
Nota: Maxwell mira desde la barra a la joven rubia leer la carta que envió Terry desde Washington hace unos días, es obvio que la ha leído varias veces en dos horas, nota como en aquellos ojos esmeraldas las lágrimas brotan para deslizarse por su mejilla, así que se acerca a ella llevándole un café y un cheseecake del que tanto le gusta a Terry, Candy le agradece al caballero y disfruta de su postre, una hora después ella se retira del lugar no sin antes pedirle la cuenta a Maxwell a lo que él le responde…”no tenga cuidado ese café ya está pagado desde hace cuatro años”.