Un fic que sera muy candente así que estan advertidas amigas...
ENCUENTRO DE MEDIA NOCHE
Candy llevaba mucho tiempo casada con Terry se enamoraron desde que estaban en el colegio.
Su único novio su único amante su único hombre.
Había llegado a una edad en donde se había dado cuenta que no había experimentado mucho
Cada vez leía mas libros eróticos que ufff su libido estaba por los cielos.
Terry entre sus tantas amantes tenia poco tiempo para ella, ni siquiera recordaba la última vez que habían dormido juntos.
Pero ya la había llamado hoy vendría un viejo amigo a cenar esa noche y debía ver que todo estuviera en orden la comida, la mesa lista, después de varios años nombrándolo Candy se sabia esa historia al derecho y al revés el amigo había ayudado a Ferry en una riña en un bar cuando este estaba borracho.
Aun no sabia bien como vestirse para la ocasión tal vez este amigo de Terry sería un hombre viejo y aburrido.
Por lo que quiso vengarse de Terry y de todas sus amantes y le jugaría una broma aquella noche.
Se fue a bañar y desde ya le brillaban los ojos verdes al ver la cara de su esposo y de su pobre amigo cuando la vieran aquella noche.
Terry estaba recibiendo a su amigo en su casa.
-Albert amigo tanto gusto en verte después de tantos años.
Se dieron un sincero abrazo y lo invito a pasar.
-Terry me alegro verte tan bien y tu esposa?
- Ya ha de estar por bajar ya conoces a las mujeres se demoran horas arreglándose.
Se sentaron a charlar amenamente.
-Así que quedaste viudo hace cinco años.
-Si la vida no es nada justa Terry era tan joven no debió morir así con esa terrible enfermedad de la leucemia.
-Pero ya tienes a alguna mujer por allí que te caliente en las noches de frío…
-No… después de lo Sara .no.
-Si quisieras yo tengo unas amiguitas por allí.
-Que disparates dices Terry.
Se escucharon unos tacos bajando por la escalera entonces Albert la vio por primera vez.
Era idéntica a su mujer Sara pero mucho mas joven.
Ambos hombres quedaron con la boca abierta al verla descender.
Candy se puso nerviosa por el silencio que se había formado cuando llego y por la cara de esos dos se dio cuenta que tal vez había exagerado mucho en su atuendo.
-Amor acércate te presento a mi mejor amigo Albert.
Al acercarse y tomar la mano del rubio que ya se había puesto en pie y la tenia extendida hacia ella. Pudo comprobar que Albert no era en nada como se lo había imaginado
Parecía salido de aquellas revistas de romances antiguos cabello largo rubio, ojos azules y una sonrisa que la paralizo.
-Soy Albert.
Le beso la mano y sintió un escalofrío en todo el cuerpo de los pies a la cabeza jamas en su vida le había sucedido algo similar.
-Ehh Soy Candy.
-Tomemos asiento un momento antes de la cena.
No sabía porque pero aquel hombre la devoraba con la mirada estaba a unos metros de ella pero justamente al frente. El diminuto vestido negro no cubría nada.
Intentaba sentarse bien, mas derecha, o intercambiaba de piernas para sentirse mas cómoda.
Pero solo lograba que el rubio no le quitara los ojos de encima.
Albert se estregaba los ojos abría mas los ojos debía ser una alucinación alguna cosa creada por su mente.
No podía apartar los ojos de ella después de que hubiera muerto su mujer se dijo que jamás se volvería a fijar en mujer alguna. La había amado y el destino se la había quitado.
Y ahora la veía allí al frente suyo. Sabia que la estaba incomodando al sentirse tan observada por el.
Pero es que ese vestido que ella traía no dejaba nada a la imaginación por delante un pronuncia do escote que dejaba ver unas formas redondas y ahora unos pezones erectos.
Cada vez que cruzaba las piernas podía ver hasta dentro de su ropa interior una prenda muy delicada de encajes y también de color negro como el pecado.
Todo eso fue a dar directo a su ingle. La cual lo aprisionaba dolorosamente contra el Pantalón.
Se regaño así mismo tenia pocos minutos allí y ya deseaba cogerse a la mujer de Terry. Debía ser la abstinencia se dijo así mismo.
Fue un gran alivio para el cuando Terry anuncio que pasarían al comedor.
Pero no del todo ya que cuando Candy camino adelante suyo se podía ver un escote que dejaba ver toda su espalda desnuda que se perdía muy abajo. Y un firme trasero que cada vez que caminaba causaba estragos contra su miembro ya de por si adolorido.
Durante la cena Terry le preguntó.
-Bueno y donde te piensas quedar mientras estas aquí.
-Ya hablare con mi asistente que me haga una reservación en un hotel. Ya que me vine directamente desde el aeropuerto para acá.
-Nada de ningún hotel para eso estamos los amigos. A Candy y a mi nos encantaría que te quedaras con nosotros todo el tiempo que desees. ¿Cierto mi amor?
-si, por supuesto Albert puede quedarse con nosotros.
-¿Seguro Candy no quiero ser una molestia?
-Los amigos de Terry también son mis amigos.
Llegada la noche Candy no pudo dormir sabiendo que Albert estaba en su misma casa.
Después de leer una revista erótica solo había logrado que se despertara mas su imaginación
Terry dormía como si nada mientras ella daba vueltas y vueltas por la cama
Hasta que decidió ir a la cocina por un vaso de agua.
Una vez que se había servido el agua. Escuchó un ruido.
Intrigada encendió la luz y allí estaba Albert tomando un vaso con leche su torso todo desnudo
Y unos vellos rubios que descendían por su vientre.
Por debajo una piyama azul de rayas que eran sostenidas por sus caderas.
Fue tal la impresión de verlo así que soltó el vaso de agua cayendo al piso en varios pedazos.
Soltó un grito y al instante el estaba a su lado tomándola por los hombros.
-¿Te encuentras bien Candy te lastimaste?
Ella no atinaba a decir nada estaba pérdida en aquella mirada azul.
Albert la remeció mas fuerte.
-Si, estoy bien. Solo me asuste.
El sonrió mientras de a poco la soltaba.
-No pensé que fuera tan feo..
-Solo no esperaba ver a nadie a estas horas.
-No podía dormir y vine por un vaso de leche.
-Tampoco yo podía dormir.
Ella se tranquilizo y fue por una escoba y una pala y entre ambos recogieron los pedazos de vidrio.
Albert por primera vez con la luz pudo ver su babydoll blanca transparente y otra vez su deseo e incendio.
-Ehh ya es muy tarde creo que ambos debemos procurar intentar dormir.
Candy se decepcionó un poco con lo ameno que estaban y de pronto. Se veía incomodo.
-Tienes razón Albert espero puedas dormir.
Albert solo pensaba que debía irse de aquella casa esa mujer solo traería problemas a su amistad y a su paz. No podía ni debía desear a otra mujer nunca mas. Se lo había prometido a si mismo.
Y aunque Candy fuera una bonita tentación no iba a sucumbir.
CONTINUARA...Su único novio su único amante su único hombre.
Había llegado a una edad en donde se había dado cuenta que no había experimentado mucho
Cada vez leía mas libros eróticos que ufff su libido estaba por los cielos.
Terry entre sus tantas amantes tenia poco tiempo para ella, ni siquiera recordaba la última vez que habían dormido juntos.
Pero ya la había llamado hoy vendría un viejo amigo a cenar esa noche y debía ver que todo estuviera en orden la comida, la mesa lista, después de varios años nombrándolo Candy se sabia esa historia al derecho y al revés el amigo había ayudado a Ferry en una riña en un bar cuando este estaba borracho.
Aun no sabia bien como vestirse para la ocasión tal vez este amigo de Terry sería un hombre viejo y aburrido.
Por lo que quiso vengarse de Terry y de todas sus amantes y le jugaría una broma aquella noche.
Se fue a bañar y desde ya le brillaban los ojos verdes al ver la cara de su esposo y de su pobre amigo cuando la vieran aquella noche.
Terry estaba recibiendo a su amigo en su casa.
-Albert amigo tanto gusto en verte después de tantos años.
Se dieron un sincero abrazo y lo invito a pasar.
-Terry me alegro verte tan bien y tu esposa?
- Ya ha de estar por bajar ya conoces a las mujeres se demoran horas arreglándose.
Se sentaron a charlar amenamente.
-Así que quedaste viudo hace cinco años.
-Si la vida no es nada justa Terry era tan joven no debió morir así con esa terrible enfermedad de la leucemia.
-Pero ya tienes a alguna mujer por allí que te caliente en las noches de frío…
-No… después de lo Sara .no.
-Si quisieras yo tengo unas amiguitas por allí.
-Que disparates dices Terry.
Se escucharon unos tacos bajando por la escalera entonces Albert la vio por primera vez.
Era idéntica a su mujer Sara pero mucho mas joven.
Ambos hombres quedaron con la boca abierta al verla descender.
Candy se puso nerviosa por el silencio que se había formado cuando llego y por la cara de esos dos se dio cuenta que tal vez había exagerado mucho en su atuendo.
-Amor acércate te presento a mi mejor amigo Albert.
Al acercarse y tomar la mano del rubio que ya se había puesto en pie y la tenia extendida hacia ella. Pudo comprobar que Albert no era en nada como se lo había imaginado
Parecía salido de aquellas revistas de romances antiguos cabello largo rubio, ojos azules y una sonrisa que la paralizo.
-Soy Albert.
Le beso la mano y sintió un escalofrío en todo el cuerpo de los pies a la cabeza jamas en su vida le había sucedido algo similar.
-Ehh Soy Candy.
-Tomemos asiento un momento antes de la cena.
No sabía porque pero aquel hombre la devoraba con la mirada estaba a unos metros de ella pero justamente al frente. El diminuto vestido negro no cubría nada.
Intentaba sentarse bien, mas derecha, o intercambiaba de piernas para sentirse mas cómoda.
Pero solo lograba que el rubio no le quitara los ojos de encima.
Albert se estregaba los ojos abría mas los ojos debía ser una alucinación alguna cosa creada por su mente.
No podía apartar los ojos de ella después de que hubiera muerto su mujer se dijo que jamás se volvería a fijar en mujer alguna. La había amado y el destino se la había quitado.
Y ahora la veía allí al frente suyo. Sabia que la estaba incomodando al sentirse tan observada por el.
Pero es que ese vestido que ella traía no dejaba nada a la imaginación por delante un pronuncia do escote que dejaba ver unas formas redondas y ahora unos pezones erectos.
Cada vez que cruzaba las piernas podía ver hasta dentro de su ropa interior una prenda muy delicada de encajes y también de color negro como el pecado.
Todo eso fue a dar directo a su ingle. La cual lo aprisionaba dolorosamente contra el Pantalón.
Se regaño así mismo tenia pocos minutos allí y ya deseaba cogerse a la mujer de Terry. Debía ser la abstinencia se dijo así mismo.
Fue un gran alivio para el cuando Terry anuncio que pasarían al comedor.
Pero no del todo ya que cuando Candy camino adelante suyo se podía ver un escote que dejaba ver toda su espalda desnuda que se perdía muy abajo. Y un firme trasero que cada vez que caminaba causaba estragos contra su miembro ya de por si adolorido.
Durante la cena Terry le preguntó.
-Bueno y donde te piensas quedar mientras estas aquí.
-Ya hablare con mi asistente que me haga una reservación en un hotel. Ya que me vine directamente desde el aeropuerto para acá.
-Nada de ningún hotel para eso estamos los amigos. A Candy y a mi nos encantaría que te quedaras con nosotros todo el tiempo que desees. ¿Cierto mi amor?
-si, por supuesto Albert puede quedarse con nosotros.
-¿Seguro Candy no quiero ser una molestia?
-Los amigos de Terry también son mis amigos.
Llegada la noche Candy no pudo dormir sabiendo que Albert estaba en su misma casa.
Después de leer una revista erótica solo había logrado que se despertara mas su imaginación
Terry dormía como si nada mientras ella daba vueltas y vueltas por la cama
Hasta que decidió ir a la cocina por un vaso de agua.
Una vez que se había servido el agua. Escuchó un ruido.
Intrigada encendió la luz y allí estaba Albert tomando un vaso con leche su torso todo desnudo
Y unos vellos rubios que descendían por su vientre.
Por debajo una piyama azul de rayas que eran sostenidas por sus caderas.
Fue tal la impresión de verlo así que soltó el vaso de agua cayendo al piso en varios pedazos.
Soltó un grito y al instante el estaba a su lado tomándola por los hombros.
-¿Te encuentras bien Candy te lastimaste?
Ella no atinaba a decir nada estaba pérdida en aquella mirada azul.
Albert la remeció mas fuerte.
-Si, estoy bien. Solo me asuste.
El sonrió mientras de a poco la soltaba.
-No pensé que fuera tan feo..
-Solo no esperaba ver a nadie a estas horas.
-No podía dormir y vine por un vaso de leche.
-Tampoco yo podía dormir.
Ella se tranquilizo y fue por una escoba y una pala y entre ambos recogieron los pedazos de vidrio.
Albert por primera vez con la luz pudo ver su babydoll blanca transparente y otra vez su deseo e incendio.
-Ehh ya es muy tarde creo que ambos debemos procurar intentar dormir.
Candy se decepcionó un poco con lo ameno que estaban y de pronto. Se veía incomodo.
-Tienes razón Albert espero puedas dormir.
Albert solo pensaba que debía irse de aquella casa esa mujer solo traería problemas a su amistad y a su paz. No podía ni debía desear a otra mujer nunca mas. Se lo había prometido a si mismo.
Y aunque Candy fuera una bonita tentación no iba a sucumbir.