Dueña de mis Sueños
Capitulo:2
A pesar de que los veía marcharse Terruce pudo percibir el estremecimiento que
las palabras de Lord Devonshire habían provocado en Ainhoa;
y así observo como se alejaban ,como se marchaban y con los ojos entrecerrados
y un dolor punzante en el corazón. No podía ni quería creer que amase a ese
nombre más de lo que lo había amado a él y aunque su sentido
común le decía que se retirara y tratara de olvidarla, su corazón y su alma gritaban
enloquecidos: "¡¡¡Mía!!! ¡¡¡Mía!!!" Y entonces supo que no podía dejarla sin más, iba a
luchar por ella con uñas y dientes y sólo se daría por vencido cuando la viera
salir de la iglesia del brazo de otro.
Ainhoa observaba nerviosa la entrada al enorme salón del baile de Devonshire
Hall esperando la aparición de Terruce; los días trascurridos desde la última
vez que lo avía visto los había pasado en una perpetua ansiedad por el
encuentro que previo tendrían. Hacía ya casi una hora que había dado
comienzo la fiesta y él aún no había hecho acto de presencia; tal vez se
había marchado "de nuevo", pensó ella, y este pensamiento la llenó de
amarga desilusión. Debía olvidarlo de una vez por todas, a fin de cuentas
era un hombre capaz de abandonar sin una palabra de despedida a quien
decía amar y por si esto fuera poco en menos de quince días ella iba a
contraer matrimonio.
En ese momento se volvió hacia Arthur que susurraba algo en su oído y por
eso no pudo ver la llegada de Terruce, el cual dio un rápido vistazo hasta
localizarla, apretando la mandíbula al observar el gesto íntimo que
compartía con su prometido. El fuerte sentimiento de posesión que sentía
desde la primera vez que puso sus ojos sobre ella lo impulsó a acercarse y
tuvo que reprimir las inmensas ganas de apartar a Lord Devonshire de un
manotazo, en vez de eso exclamó:
- Lord Devonshire , señorita Bradley ....
Ella se volvió sobresaltada por el timbre ronco de su voz que había
conseguido erizar los finos vellos de su nuca.
- ¡Ah, bienvenido Lord Grandchester! Veo que todavía se encuentra por aquí...
- Sí, aún me quedan asuntos importantes que resolver - al decir esto miro
directamente a Ainhoa.
- Arthur, me encuentro algo acalorada, ¿me acompañas al balcón?
- ¡0h querida! lría con mucho gusto, pero prometí a Lord Norfalk que
escucharía su propuesta para colaborar con el nuevo proyecto.
- No se preocupe Lord Devonshire , yo acompañaré a la señorita Bradley a
tomar el fresco .....
- ¡Muchas gracias Lord Grandchester! ¡Es usted muy amable! — con evidente
satisfacción y suponiendo que el asunto se había resuelto a gusto de todos
Lord Devonshire dio un breve beso en la sien de Ainhoa y se alejó.
Terruce no pudo evitar sentir una punzada de compasión por la bondad del
hombre, había sido como dejar a una oveja al cuidado del lobo. Ainhoa lo
sabia, por eso sus bellos ojos verdes con destellos dorados expandían fuego al mirarlo.
- ¡¡Ni sueñes que iré contigo a ninguna parte — murmuró entre dientes
tratando de deshacerse del brazo de Terruce que la sujetaba del codo.
- Cariño, no pienso soltarte así que decide entre venirte conmigo por las
buenas o montar un escándalo tan memorable que no puedan olvidarlo
jamás al fin que a mi meda igual.
Durante unos segundos se retaron con la mirada, ella furiosa, él decidido,
ambos temerosos, él de que ella a pesar de la amenaza no aceptara, ella
por querer aceptar a pesar de todo. Al final del silencioso duelo ella apreto
los dientes y lo siguió, sin percibir el suspiro de alivio que escapaba de los
labios de Terruce.
Una vez en el balcón ella exclamó iracunda:
- ¡¡Voy a casarme con Lord Devonshire y nada de lo que hagas o lo que
digas va a cambiar eso!! — Ainhoa agradeció la furia que la ayudaba a no con
centrarse en lo Varonil de aquel hombre que tenía frente a ella. Su altura, la
anchura de sus hombros, la estrechez de su cintura, el pelo y los ojos
Azules como el oceano, la mandíbula definida y esos labios, esos
que ella tantas veces habia acariciado con su lengua.....
Horrorizada notó como la excitación que siempre había sentido junto a Terruce
volvía a apoderarse de ella y tratando de evitar que él pudiese leer el deseo
en sus ojos dio media vuelta quedando de espaldas a él.
Terruce se acercó a Ainhoa y la abrazó por la cintura sin hacer caso a sus
esfuerzos por desaserse
- Ainhoa, me perteneces y yo te pertenezco ¿no lo sientes? Sé que notas mi
corazón, latiendo por ti, suspirando por ti, añorándote...
"¡Dios! ¡Lo sentia!" El latido del corazón de Terruce contra su espalda, fuerte y
rápido, pero sobre todo familiar....sintiendo como sus rodillas flaqueaban
cerró los ojos y luchó contra la tentación de ceder, de darse la vuelta y
provar de nuevo esos labios y rosar su barbilla. lnvoco la imagen de
Arthur, su amabilidad, su caballerosidad....y consiguió sacar la fuerza de
voluntad suficiente para separarse de él.
- ¿Cómo pudiste Terruce? —notaba su voz temblorosa pero ya no le importaba
- ¿como pudiste dejarme sin una sola palabra, sin una explicación?
- Ainhoa, ya te lo he dicho....tenia una buena razón...
- ¿Tienes idea de lo que he pasado durante todos estos años? ¡¡He
deseado la muerte!! — al escucharla él cerró los ojos profundamente
consternado, ella prosiguió: - ¡antes que experimentar la angustia de no
saber nada de ti, antes de afrontar una vida donde tú no estuvieras he
rogado morir ¡Y justo ahora cuando pensaba que era posible seguir
adelante, cuando visualizaba una nueva oportunidad, apareces tú! ¡De la
nada! ¡A reclamar lo que te pertenece! —Ainhoa hizo una pausa y sólo
entonces notó que estaba llorando- pues lo siento mucho Terruce, aquí ya no
queda nada para ti.
Terruce habia pensado al conocer la verdad de la muerte de sus padres que
jamás podría experimentar tanto dolor a pesar que no tenia una excelente comunicación con
el lo amaba y : estaba equivocado. Sentia ganas de
maldecir, de aullar, de ponerse de rodillas y gritar y suplicar como si de un
niño pequeño se tratase. Se sentía mareado, culpable y confuso, lo único
en lo que podia concentrar su pensamiento era en el hecho de que ella ya
no lo queria.
Terruce no podia soportarlo.
- Ainhoa , yo...nunca he dejado de amarte y jamás ha habido otra mujer
después de ti.
Ella levantó la mirada sorprendida. Por supuesto la repentina marcha de
Lord Gandchester habia murmurado muchos comentarios, el más habitual y
aceptado era que habia ido al continente donde no se privaba de los
placeres que la vida puede ofrecer a un joven de sus posibilidades. Ainhoa
habia derramado muchas lágrimas de rabia e impotencia imaginándolo en
otros brazos.. Él continuó hablando:
- Por favor sólo te pido una cosa, a pesar de que no tengo derecho a
pedirte nada.
- ¡on, Terruce! —las lágrimas rodaban sin control por sus mejillas y su corazón
se hacía pedazos sabiendo que esa era la despedida final
- Ainhoa, dame un beso, como....como si aún me amaras.
Ainhoa se sintio perdida, en cuanto sus labios tocaran los de Terruce él sabria y
entonces ella estaría completamente indefensa, aún así no pudo ni quiso
negarse, volver a besarlo era lo que más deseaba en el mundo.
Lentamente se acercó a él y rodeo su cuello con los brazos sin dejar de
mirarlo a los ojos y de repente ocurrió.
La magia que siempre surgia cuando estaban juntos obró su efecto,
el mundo dejó de existir y con la caricia de sus labios y lengua dejaron a
sus corazones hablar, dando rienda suelta a los sentimientos que durante tres años habian estado reprimidos…..
CONTINURA.....
Capitulo:2
A pesar de que los veía marcharse Terruce pudo percibir el estremecimiento que
las palabras de Lord Devonshire habían provocado en Ainhoa;
y así observo como se alejaban ,como se marchaban y con los ojos entrecerrados
y un dolor punzante en el corazón. No podía ni quería creer que amase a ese
nombre más de lo que lo había amado a él y aunque su sentido
común le decía que se retirara y tratara de olvidarla, su corazón y su alma gritaban
enloquecidos: "¡¡¡Mía!!! ¡¡¡Mía!!!" Y entonces supo que no podía dejarla sin más, iba a
luchar por ella con uñas y dientes y sólo se daría por vencido cuando la viera
salir de la iglesia del brazo de otro.
Ainhoa observaba nerviosa la entrada al enorme salón del baile de Devonshire
Hall esperando la aparición de Terruce; los días trascurridos desde la última
vez que lo avía visto los había pasado en una perpetua ansiedad por el
encuentro que previo tendrían. Hacía ya casi una hora que había dado
comienzo la fiesta y él aún no había hecho acto de presencia; tal vez se
había marchado "de nuevo", pensó ella, y este pensamiento la llenó de
amarga desilusión. Debía olvidarlo de una vez por todas, a fin de cuentas
era un hombre capaz de abandonar sin una palabra de despedida a quien
decía amar y por si esto fuera poco en menos de quince días ella iba a
contraer matrimonio.
En ese momento se volvió hacia Arthur que susurraba algo en su oído y por
eso no pudo ver la llegada de Terruce, el cual dio un rápido vistazo hasta
localizarla, apretando la mandíbula al observar el gesto íntimo que
compartía con su prometido. El fuerte sentimiento de posesión que sentía
desde la primera vez que puso sus ojos sobre ella lo impulsó a acercarse y
tuvo que reprimir las inmensas ganas de apartar a Lord Devonshire de un
manotazo, en vez de eso exclamó:
- Lord Devonshire , señorita Bradley ....
Ella se volvió sobresaltada por el timbre ronco de su voz que había
conseguido erizar los finos vellos de su nuca.
- ¡Ah, bienvenido Lord Grandchester! Veo que todavía se encuentra por aquí...
- Sí, aún me quedan asuntos importantes que resolver - al decir esto miro
directamente a Ainhoa.
- Arthur, me encuentro algo acalorada, ¿me acompañas al balcón?
- ¡0h querida! lría con mucho gusto, pero prometí a Lord Norfalk que
escucharía su propuesta para colaborar con el nuevo proyecto.
- No se preocupe Lord Devonshire , yo acompañaré a la señorita Bradley a
tomar el fresco .....
- ¡Muchas gracias Lord Grandchester! ¡Es usted muy amable! — con evidente
satisfacción y suponiendo que el asunto se había resuelto a gusto de todos
Lord Devonshire dio un breve beso en la sien de Ainhoa y se alejó.
Terruce no pudo evitar sentir una punzada de compasión por la bondad del
hombre, había sido como dejar a una oveja al cuidado del lobo. Ainhoa lo
sabia, por eso sus bellos ojos verdes con destellos dorados expandían fuego al mirarlo.
- ¡¡Ni sueñes que iré contigo a ninguna parte — murmuró entre dientes
tratando de deshacerse del brazo de Terruce que la sujetaba del codo.
- Cariño, no pienso soltarte así que decide entre venirte conmigo por las
buenas o montar un escándalo tan memorable que no puedan olvidarlo
jamás al fin que a mi meda igual.
Durante unos segundos se retaron con la mirada, ella furiosa, él decidido,
ambos temerosos, él de que ella a pesar de la amenaza no aceptara, ella
por querer aceptar a pesar de todo. Al final del silencioso duelo ella apreto
los dientes y lo siguió, sin percibir el suspiro de alivio que escapaba de los
labios de Terruce.
Una vez en el balcón ella exclamó iracunda:
- ¡¡Voy a casarme con Lord Devonshire y nada de lo que hagas o lo que
digas va a cambiar eso!! — Ainhoa agradeció la furia que la ayudaba a no con
centrarse en lo Varonil de aquel hombre que tenía frente a ella. Su altura, la
anchura de sus hombros, la estrechez de su cintura, el pelo y los ojos
Azules como el oceano, la mandíbula definida y esos labios, esos
que ella tantas veces habia acariciado con su lengua.....
Horrorizada notó como la excitación que siempre había sentido junto a Terruce
volvía a apoderarse de ella y tratando de evitar que él pudiese leer el deseo
en sus ojos dio media vuelta quedando de espaldas a él.
Terruce se acercó a Ainhoa y la abrazó por la cintura sin hacer caso a sus
esfuerzos por desaserse
- Ainhoa, me perteneces y yo te pertenezco ¿no lo sientes? Sé que notas mi
corazón, latiendo por ti, suspirando por ti, añorándote...
"¡Dios! ¡Lo sentia!" El latido del corazón de Terruce contra su espalda, fuerte y
rápido, pero sobre todo familiar....sintiendo como sus rodillas flaqueaban
cerró los ojos y luchó contra la tentación de ceder, de darse la vuelta y
provar de nuevo esos labios y rosar su barbilla. lnvoco la imagen de
Arthur, su amabilidad, su caballerosidad....y consiguió sacar la fuerza de
voluntad suficiente para separarse de él.
- ¿Cómo pudiste Terruce? —notaba su voz temblorosa pero ya no le importaba
- ¿como pudiste dejarme sin una sola palabra, sin una explicación?
- Ainhoa, ya te lo he dicho....tenia una buena razón...
- ¿Tienes idea de lo que he pasado durante todos estos años? ¡¡He
deseado la muerte!! — al escucharla él cerró los ojos profundamente
consternado, ella prosiguió: - ¡antes que experimentar la angustia de no
saber nada de ti, antes de afrontar una vida donde tú no estuvieras he
rogado morir ¡Y justo ahora cuando pensaba que era posible seguir
adelante, cuando visualizaba una nueva oportunidad, apareces tú! ¡De la
nada! ¡A reclamar lo que te pertenece! —Ainhoa hizo una pausa y sólo
entonces notó que estaba llorando- pues lo siento mucho Terruce, aquí ya no
queda nada para ti.
Terruce habia pensado al conocer la verdad de la muerte de sus padres que
jamás podría experimentar tanto dolor a pesar que no tenia una excelente comunicación con
el lo amaba y : estaba equivocado. Sentia ganas de
maldecir, de aullar, de ponerse de rodillas y gritar y suplicar como si de un
niño pequeño se tratase. Se sentía mareado, culpable y confuso, lo único
en lo que podia concentrar su pensamiento era en el hecho de que ella ya
no lo queria.
Terruce no podia soportarlo.
- Ainhoa , yo...nunca he dejado de amarte y jamás ha habido otra mujer
después de ti.
Ella levantó la mirada sorprendida. Por supuesto la repentina marcha de
Lord Gandchester habia murmurado muchos comentarios, el más habitual y
aceptado era que habia ido al continente donde no se privaba de los
placeres que la vida puede ofrecer a un joven de sus posibilidades. Ainhoa
habia derramado muchas lágrimas de rabia e impotencia imaginándolo en
otros brazos.. Él continuó hablando:
- Por favor sólo te pido una cosa, a pesar de que no tengo derecho a
pedirte nada.
- ¡on, Terruce! —las lágrimas rodaban sin control por sus mejillas y su corazón
se hacía pedazos sabiendo que esa era la despedida final
- Ainhoa, dame un beso, como....como si aún me amaras.
Ainhoa se sintio perdida, en cuanto sus labios tocaran los de Terruce él sabria y
entonces ella estaría completamente indefensa, aún así no pudo ni quiso
negarse, volver a besarlo era lo que más deseaba en el mundo.
Lentamente se acercó a él y rodeo su cuello con los brazos sin dejar de
mirarlo a los ojos y de repente ocurrió.
La magia que siempre surgia cuando estaban juntos obró su efecto,
el mundo dejó de existir y con la caricia de sus labios y lengua dejaron a
sus corazones hablar, dando rienda suelta a los sentimientos que durante tres años habian estado reprimidos…..
CONTINURA.....
Última edición por bell de grandchester el Miér Abr 19, 2017 1:01 pm, editado 1 vez