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BUENO CHICAS A QUI LES TRAIGO EL ULTIMO CAPITULO . MIL GRACIAS POR LEERLOS 
Y NO ME VAYAN A HECHAR A LOS LEONES PUES ES MI PRIMERA VEZ 
Y NO ME VAYAN A HECHAR A LOS LEONES PUES ES MI PRIMERA VEZ CAPITULO: 3
Días más tarde ..... ..
Las campanas de la pequeña iglesia rural comenzaron a sonar llenando el
aire con su voz profunda y grave y provocando en el hombre que esperaba
frente al altar un repentino escalofrío, había llegado el día y a pesar de la
confianza que tenía en ella temía que en el último momento se hubiese
echado atrás.
En ese instante las notas solemnes y hermosas del pequeño clavicordio de
la iglesia se alzaron sobre el murmullo de los pocos asistentes y él volvió la
cabeza para ver entrar a la novia. Su corazón inició un furioso galope dentro
de su pecho ....¡ estaba preciosa!
Ainhoa avanzaba lenta pero segura por el estrecho pasillo que comunicaba la
puerta con el altar mirando fijamente los ojos de su prometido y con una
ligera sonrisa bailando en sus labios. Él tuvo que reprimir el impulso de dar
gracias a Dios en voz alta y cuando ella estuvo a su lado y tomó la mano
que le ofrecía sintió su corazón hincharse de amor.
- Ainhoa...
- Terruce.
Tal como Ainhoa había presentido en el momento en que accedió a la petición
de Terruce sus verdaderos sentimientos quedaron al descubierto, ya no pudo
seguir escudándose tras la mentira de que no lo amaba, aún así había
seguido diciendo obstinadamente que seguiría adelante con sus planes de
boda. Al recordarlo Terruce volvió a sentir un terrible escalofrío recorriendo su
columna:
- "Esto no cambia nada Terruce, me casaré con Arthur. No pienso hacerle a él
el mismo daño que tú me has causado a mi...
- ¿Crees que voy a permitirte que te cases con otro sabiendo que me
sigues amando? No Ainhoa, no hay fuerza en este mundo capaz de separarte
de mi.
- ¿Y cómo piensas impedirlo Terruce?
- Si es necesario te raptaré....
- Jamás te lo perdonaria".
Entonces Terruce venciendo su reserva natural y su miedo a sentirse juzgado
por la única persona de la cual ansiaba la aprobación le contó el motivo de
su desaparición, le habló del doloroso estupor que había sentido al conocer
el verdadero motivo que se escondía tras el supuesto accidente de su
padre, de los dos años buscando a su asesino, de las cosas horrendas
que había visto y que habían dañado tanto su alma, de las largas noches en
las que había buscado el consuelo de su recuerdo para ser capaz de seguir
adelante, de su inmensa alegría al sentir que ya era libre para volver a ella y
el doloroso dolor de creerla perdida para siempre.
Ella habia escuchado en silencio mientras calladas lágrimas de compasión
rodaban por sus mejillas. Tras vaciar su alma Terruce tuvo un momento de
pánico provocado por la inmovilidad femenina pero enseguida y sollozando
su nombre Ainhoa se lanzó a sus brazos y sólo entonces él se atrevió a soñar
que ella se quedaría a su lado.
Las palabras del cura lo sacaron de sus recuerdos:
- Yo los declaro marido y mujer.
Un impulso primitivo lo instaba a gritar de alegría, "¡eres mia!" gruñó
fieramente su corazon, y ahora nada ni nadie volvería a separarlos jamás.
Tuvo un fugaz pensamiento de tristeza hacia Lord Devonshire , que
con tanta elegancia había aceptado los verdaderos sentimientos de Ainhoa,
pero enseguida éste se borró de su mente ocupada en su totalidad por la
inmensa felicidad que lo embargaba. Ainhoa se volvió hacia él y Terruce levantó
su velo. La sonrisa radiante de la mujer le llenó el alma de calidez y amor.
- Sólo un beso....-susurró mirándola a los ojos. Y agachando su cabeza unió
sus labios a los de la mujer que lo era todo para él.
FIN
Las campanas de la pequeña iglesia rural comenzaron a sonar llenando el
aire con su voz profunda y grave y provocando en el hombre que esperaba
frente al altar un repentino escalofrío, había llegado el día y a pesar de la
confianza que tenía en ella temía que en el último momento se hubiese
echado atrás.
En ese instante las notas solemnes y hermosas del pequeño clavicordio de
la iglesia se alzaron sobre el murmullo de los pocos asistentes y él volvió la
cabeza para ver entrar a la novia. Su corazón inició un furioso galope dentro
de su pecho ....¡ estaba preciosa!
Ainhoa avanzaba lenta pero segura por el estrecho pasillo que comunicaba la
puerta con el altar mirando fijamente los ojos de su prometido y con una
ligera sonrisa bailando en sus labios. Él tuvo que reprimir el impulso de dar
gracias a Dios en voz alta y cuando ella estuvo a su lado y tomó la mano
que le ofrecía sintió su corazón hincharse de amor.
- Ainhoa...
- Terruce.
Tal como Ainhoa había presentido en el momento en que accedió a la petición
de Terruce sus verdaderos sentimientos quedaron al descubierto, ya no pudo
seguir escudándose tras la mentira de que no lo amaba, aún así había
seguido diciendo obstinadamente que seguiría adelante con sus planes de
boda. Al recordarlo Terruce volvió a sentir un terrible escalofrío recorriendo su
columna:
- "Esto no cambia nada Terruce, me casaré con Arthur. No pienso hacerle a él
el mismo daño que tú me has causado a mi...
- ¿Crees que voy a permitirte que te cases con otro sabiendo que me
sigues amando? No Ainhoa, no hay fuerza en este mundo capaz de separarte
de mi.
- ¿Y cómo piensas impedirlo Terruce?
- Si es necesario te raptaré....
- Jamás te lo perdonaria".
Entonces Terruce venciendo su reserva natural y su miedo a sentirse juzgado
por la única persona de la cual ansiaba la aprobación le contó el motivo de
su desaparición, le habló del doloroso estupor que había sentido al conocer
el verdadero motivo que se escondía tras el supuesto accidente de su
padre, de los dos años buscando a su asesino, de las cosas horrendas
que había visto y que habían dañado tanto su alma, de las largas noches en
las que había buscado el consuelo de su recuerdo para ser capaz de seguir
adelante, de su inmensa alegría al sentir que ya era libre para volver a ella y
el doloroso dolor de creerla perdida para siempre.
Ella habia escuchado en silencio mientras calladas lágrimas de compasión
rodaban por sus mejillas. Tras vaciar su alma Terruce tuvo un momento de
pánico provocado por la inmovilidad femenina pero enseguida y sollozando
su nombre Ainhoa se lanzó a sus brazos y sólo entonces él se atrevió a soñar
que ella se quedaría a su lado.
Las palabras del cura lo sacaron de sus recuerdos:
- Yo los declaro marido y mujer.
Un impulso primitivo lo instaba a gritar de alegría, "¡eres mia!" gruñó
fieramente su corazon, y ahora nada ni nadie volvería a separarlos jamás.
Tuvo un fugaz pensamiento de tristeza hacia Lord Devonshire , que
con tanta elegancia había aceptado los verdaderos sentimientos de Ainhoa,
pero enseguida éste se borró de su mente ocupada en su totalidad por la
inmensa felicidad que lo embargaba. Ainhoa se volvió hacia él y Terruce levantó
su velo. La sonrisa radiante de la mujer le llenó el alma de calidez y amor.
- Sólo un beso....-susurró mirándola a los ojos. Y agachando su cabeza unió
sus labios a los de la mujer que lo era todo para él.
FIN
