.: ALSS :. ELLA ES UNICA EN EL MUNDO .: Agente Janik A. C.

Recuerdo claramente el día que la rescaté. Era una fría y lluviosa tarde cuando la encontré hecha un ovillo a la orilla de el camino y no era para menos después de la fuerte tormenta que azotó unas horas antes. Al principio no me di cuenta del cuerpecito tembloroso pero al caer un rayo iluminando el sendero fue que pude notar el par de orejitas y la esponjosa cola que ahora estaba húmeda.

Mi corazón dolió.

Rápidamente la tomé entre mis manos y la coloqué en la mochila que llevaba, entre una de mis camisas de algodón. No importaba que mi madre me reprendiera pero al menos se calentaría un poco. Estaba seguro que ellos estarían preocupados. Y no me equivoqué.

Mis padres estaban esperándome en el porche de la casa. Mamá inmediatamente tomó una toalla y la arrojó sobre mi cabeza mientras papá me sacaba la mochila del hombro.

— ¡Por el amor de Dios, Will! Mira nada más como vienes — regañaba mientras friccionaba la acolchada tela por la cabeza — ¡Estás empapado!— decía preocupada.

Papá miraba desde la cocina sonriendo ante la ola de reproches de mi madre.

— Toma esto — me dijo colocando una humeante taza de leche caliente con miel — Te sentirás mejor.
— Gracias Pá — agradecí mientras daba un gran sorbo que me quemó la lengua.
— ¿Qué traes ahí? — Mamá preguntó al notar el movimiento en mi mochila — Espero que no sea algún otro animal que hayas recogido por el camino. La última vez no pude dormir por varias noches al imaginar a esa enorme serpiente arrastrándose por toda la casa. Casi se infarta la tía cuando se le enredó en el brazo.
— Jajajajaja — Solté la carcajada escupiendo la leche al recordar el incidente — pero no puedes negar que fue muy divertido… la tía desde entonces, ya no nos visita. — Dejando la taza en manos de mamá abrí la bolsa para sacar a la mofeta que aún seguía temblando y con mi mejor sonrisa se las mostré a mis padres — La encontré camino a casa, estaba a un lado de el roble, sobre la colina... supongo que alguien la arrolló porque está lastimada de una pata… Má, no podía dejarla ahí. — Supliqué utilizando mi mirada más tierna.

Sabía que no se enojaría conmigo. Tenía un corazón muy parecido al de mi Pá, dulce y tierno, además de un amor por los animales a prueba de todo. No sé desde cuando comencé a llegar con algún animalito herido solo recuerdo que desde entonces mi casa se convirtió en refugio de perros, gatos, serpientes, aves de todo tipo y roedores de diferentes tamaños y colores. Lagartijas, peces, caballos, burros, ovejas y cuanto animal salvaje y doméstico existente por Lakewood y sus alrededores había pasado por el cobertizo.

Ellos no tenían el alma para negar refugio a uno más.

Inmediatamente papá tomó una de las frazadas junto a la chimenea y una toalla extra para frotar vigorosamente a la mofeta mientras mi mamá dejaba caer gotitas de leche tibia sobre el oscuro hocico, no me importaba que fuera directamente de mi taza. Sus esfuerzos pronto valieron la pena y después de unos instantes el animalito ya estaba bebiendo vigorosamente hasta quedar dormido.


Desde ese día Poupée me acompaña a todos lados. En la universidad donde estudio Medicina veterinaria muchos me miran con simpatía al verme con ella y cuando preguntan por qué la tengo de mascota, les respondo con una frase de uno de mis libros favoritos.

— No es mi mascota. — Afirmo con voz suave — Cuando la encontré… no era más que una mofeta semejante a cien mil otras, pero yo la hice mi amiga y ahora es única en el mundo… (1)

Poupée me mira dulcemente y parece entender lo que digo.

Ella es única para mí
Y yo soy único para ella.