***CELTICS FAIRIES: ANDREW'S HEART***
VEINTE DE ENERO (Minific)
DISCLAIMER: Los personajes de Candy-Candy, pertenecen a sus autoras Misuki e Igarashi. La historia a continuación ha sido escrita sin fines de lucro y solo para entretenimiento.
Premisa: Trama basada en el manga, en la época previa al viaje de Candy a Broadway.
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PREVIAMENTE...CAPÍTULO 3 AQUÍ
Acabo de tener un encuentro de lo más desagradable.
Me van a coronar como Sor Ingenua si sigo creyendo que las personas pueden cambiar.
¡Neal! ¡Pedazo de granuja! ¡Me destrozó la entrada!
Paseo por el vestíbulo del teatro donde la obra va a inaugurarse, pensando en la manera de poder ingresar.
Desde mi llegada el día de ayer, no he podido hablar con Terry como he deseado, además que tampoco he tenido el valor de darle una noticia semejante antes de que salga al escenario. No sería muy sensible de mi parte, ¿verdad?
Empero… ¿Qué parte de lo que tengo que decir, lo es?
— ¡Estoy muy intrigada por el joven actor que va a interpretar a Romeo!—oigo de pronto a unas damas muy elegantes cruzando hacia un lado del saloncito.
—Sí, yo también—secunda la otra con voz emocionada. — ¿Has visto que guapo se ve en el anuncio?
— Absolutamente—conviene la primera mujer batiendo su abanico con energía—Aunque… me da pena la mala suerte de Susana.
Mi caminar se detiene en seco al escuchar el nombre de Susana Marlow.
— Ella ha debido hacer el papel de Julieta—prosigue en un tono lastimero—Pero está herida porque se arrojó para salvar al joven Graham en ese desafortunado accidente...
« ¡Oh! No lo sabía— pienso horrorizada mientras trato de escuchar un poco más— Terry no me lo ha comentado… Pero ¿por qué? ¡No es posible!»
—Creo que él va a visitarla todos los días—reanuda la conversación la menor de ellas.
—Seguro — Indica su compañera—Debe sentirse responsable ahora que la pobre niña está en el hospital en lugar de él.
—Ah… ¡Pero eso no es todo!— menciona la dama bajando el tono de su voz, haciendo difícil que logre escuchar con claridad—Parece que Susana le exige que se case con ella a causa de esto.
—Es lo más apropiado ¿No crees? —comenta la anciana meciendo su abanico—Si hubiese estado en las mismas circunstancias que ella, habría actuado de la misma manera…
Me alejo de pronto sintiendo náuseas.
¡Es terrible! ¡Terrible!
Susana exigiendo matrimonio a un hombre que no la ama y que no está obligado a corresponderle.
¿Qué rayos?
Tropiezo un poco con los escalones por estar perdida en mis pensamientos pero prontamente recupero el equilibrio.
Debo hacer algo.
Aunque Susana ame a Terry no tiene derecho a hacerlo sufrir de esa forma. ¿Quién se ha creído que es? ¡Eso es chantaje! ¡Eso no es amor!
Me imagino a Terry atado a un compromiso que no desea, realizando las cosas por el sentido de culpa y responsabilidad además de todo lo que debe estar soportando a causa de esto. Por eso es que ayer estaba tan afligido por momentos.
¡Ahora entiendo!
Tengo que hablar con Susana, debo verla.
No puedo quedarme de brazos cruzados en estas circunstancias a pesar de que Terry ya debe estar por salir al escenario.
Con esto en mente, camino un poco por el pasillo que ya está casi vacío y distingo a uno de los trabajadores descendiendo una escalera de madera.
—Disculpe, señor—saludo tratando de disimular mi desconcierto que aún me provoca la noticia— ¿Sabe usted en qué hospital se encuentra la señorita Marlow?
—Oh, buenas noches señorita—saluda el hombre un tanto distraído— Si desea visitar a la señorita Susana, en el Hospital Jacob la puede encontrar.
—Muchas gracias, señor— respondo dando media vuelta hacia la salida en busca de un coche.
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Mientras el viento hace de las suyas con la nieve, el viaje hasta el hospital se me hace eterno y me deja con emociones difíciles de manejar.
¡No puedes atar a un hombre que no te ama, Susana!— pienso decirle mientras subo las escaleras hacia su habitación— ¡No puedes usar la excusa de tu enfermedad para que él se quede contigo por lástima!— esa es otra frase que le voy a lanzar en cuanto la vea.
Pero así no es como debo dirigirme hacia ella ¿verdad? Después de todo, si ella no se hubiese arrojado para salvarlo, Terry no podría seguir haciendo lo que ama. Debe ser difícil también para ella estar en estas condiciones.
Inhalo y me palmeo las mejillas.
— ¡Respira, Candy!— me digo tratando de hallar el valor y las fuerzas para confrontarla.
Busco el número de la habitación y cuando la veo, me acerco despacio extendiendo la mano para así tocar la puerta.
Toc-toc-toc
— ¿Puedo pasar?— pregunto al notar la puerta junta.
Silencio. Nadie responde.
Toc-toc-toc.
Vuelvo a insistir, pero al no obtener ningún tipo de respuesta, pienso que tal vez ella está descansando. Doy media vuelta con la idea de esperar afuera a que se despierte, o quizás me he equivocado con el número de habitación.
De pronto, aparece por las escaleras una señora con paso apurado que pasa de largo e ingresa al dormitorio.
—Susana las fresas son difíciles de encontrar en esta época…
Solo unos instantes transcurren y la señora vuelve a salir para preguntar:
— ¿La ha visto?
— ¿Eh, perdón?— respondo confusa al no entender si es a mí a quien se dirige.
— Ha visto salir a mi hija— insiste volviendo a entrar al cuarto y yo voy tras ella.
—Eh. No… Acabo de llegar — respondo mientras ingreso a ver la habitación donde una silla de ruedas reposa al lado de la camilla, la cual está con la manta hacia un lado. Susana no se mira por ninguna parte.
— ¡No! ¡No!— Gime la señora con una expresión de angustia y horror en el rostro tirando una hoja sobre la cama saliendo a prisa de la habitación.
Recojo la nota y comienzo a leer su contenido.
¡Rayos! Me siento un poco culpable de haberle querido gritar. Ella también está sufriendo y sabe lo que está causando a Terry, por eso no desea seguir viviendo.
¡Ay, no! Susana va a matarse a menos que alguien la detenga.
Salgo a prisa y la conmoción ante su desaparición no se ha hecho esperar. Personal de seguridad, las enfermeras y médicos de turno van revisando los pisos y pasillos en busca de la atribulada chica.
Una corriente de aire helado proviene del ala izquierda, así que siguiendo mi instinto camino hacia allá encontrando las escaleras que dan hacia el exterior del último piso.
Subo a prisa ajustándome lo más que puedo el abrigo, preocupada y asustada de lo que pueda encontrar allí. Entre el viento que azota mi cara y la nieve que cae con fuerza, distingo una diminuta figura parada en el borde llorando dispuesta a lanzarse al vacío.
— ¡Susana!— grito corriendo hacia ella sujetándome de su cintura— ¡Baja de ahí!
Ella gira su rostro y me observa con incredulidad. — ¿Qué haces aquí?— gime tratando de soltarse— ¿Has venido a regodearte en mi dolor? Estarás contenta ahora que Terry solo será para ti.
—Calla. No digas necedades y baja de ahí— le ruego. Es imposible para mí imaginar verla caer desde tremenda altura. Ni quiero pensarlo. A pesar del dolor causado, ella no merece morir—Tienes que vivir, Susana.
—Si vivo, siempre voy a ser un estorbo para ustedes dos, Candy— dice mientras llora aunque sus intentos por soltarse disminuyen. — Es mejor que muera, así no seré una carga para Terry y así podréis ser felices.
— ¡Tonta!— Grito con fuerza mientras logro jalar hacia atrás y las dos caemos sobre la helada nieve que cubre la azotea— ¿Acaso piensas que muriendo las cosas se van a solucionar? ¿Crees que Terry va a ser feliz, porque además de salvarlo del accidente,has decidido que morir es lo mejor? ¿Acaso tu madre se merece tener el dolor de ver partir a su adorada hija?
—Candy— Solloza mirándome con pesar— Yo…
— ¿No crees que él también va a sufrir y tendrá que lidiar con las consecuencias de tu muerte? —le grito molesta y con ganas de darle un par de bofetadas— ¿Cómo es que si mueres haces un bien, si los que quedan aquí tras tu partida van a tener que lidiar con el dolor, la culpa y el repudio de la sociedad?
— ¡Allí está! — Percibo la voz angustiada de su madre. — Debemos llevarla rápido a su habitación o cogerá más frío…
—Yo lo haré— oigo la respuesta barítona que reconocería en cualquier instante.
«Terry»
—Terry—musita Susana llorosa aun en el suelo. — Has venido.
Y ahí está él, con la misma expresión estoica dirigiéndose hacia ella haciendo caso omiso de mi presencia para alzarla en brazos y salir de ahí.
No puedo describir con claridad la estupefacción que ese gesto me provoca.
La madre de Susana me abraza antes de retirarse.
—Gracias por salvar la vida a mi hija. — dice en un suspiro gratificado.
Asiento con mucha tristeza y me quedó rezagada mientras los demás regresan hacia el piso inferior.
Luego de un momento, desciendo las escaleras pensando muy bien que es lo que debo hacer.
Camino con la cabeza a punto de estallar. Esto no estaba dentro de mis planes y mucho menos creí ver tal determinación de parte de ella y que estuviese dispuesta a morir a beneficio de los dos.
En el pasillo, distingo la sombra de Terry mirándome con expresión angustiada. Leo en sus ojos que sufre por la decisión que debe tomar, así que aunque quiero ayudarlo, de mi parte no hay nada más que pueda hacer.
Sé que no debería sentirme triste, pero lo estoy. No esperaba presenciar esta lamentable situación y que él no me haya contado lo que sucedía.
Me acerco hacia él intentando sonreír un poco, de aliviar la tensión del momento. Pero no puedo.
—Ella...— hago una pausa pensando en encontrar las palabras adecuadas— ¿Ya se encuentra más tranquila?
—Sí— responde exhalando con cansancio— Está a punto de descansar.
—Qué bueno— replico mirando mis pies.
—Candy—susurra extendiendo su mano hacia mi rostro con la intención de acariciarme pero se detiene a medio camino.
Su expresión es de tortura. Me da pena verlo así.
—Lo entiendo, de verdad. —respondo lo más serena posible.
—Tiene que haber otro modo, Candy.
—Pero ya te has formado una idea de la decisión que debes tomar ¿verdad?
—No puedo abandonarla en estas condiciones…
— Por supuesto, no podría ser de otra manera.—concuerdo enfatizando mis palabras con un gesto afirmativo de mi rostro.— Creo que lo mejor es que me ya me retire, Terry. Hay un tren que debo tomar. — Digo de pronto fingiendo una alegría que no siento— Por favor hazle presente mis saludos afectuosos a Susana y espero en verdad que ella mejore.
— Un momento ¿Ya te vas?— musita sorprendido como si en ese instante entendiese la realidad de mis palabras.
—Es lo mejor, ¿no crees? —Respondo comprensivamente hacia la habitación de Susana. —Mi presencia le causa daño y aunque soy enfermera, más no puedo hacer.
—No lo hagas—pide cogiendo una de mis manos con su brazo temblando—Sé que te estoy pidiendo algo injusto pero es que…
—Lo sé. —Añado con sinceridad— Las circunstancias no juegan precisamente como uno desea ¿cierto?
—Aun así…—Su rostro está bastante decaído. En este momento veo a un Terry que desconozco.
Acariciando su hombro con suavidad en afán de confortarlo prosigo:
— Tenemos que dejarnos ir...
— ¡Espera! ¡No! —menea con ímpetu la cabeza.
—Terry…
— ¿Es que ni siquiera vas a escuchar lo que tengo que decir?— exige con energía.
— Es ya bastante difícil tener que despedirse, ¿no crees? — respondo apartando mi mano con los ojos a punto de llenarse de lágrimas—. No nos hagamos esto, uno de los dos tiene que ceder.
—Yo te amo, Candy. ¡Te amo! — suelta sin una pizca de inseguridad.
Su confesión rompe el silencio del pasillo. En todo el tiempo que estuvimos juntos, jamás había expresado con tanto fervor sus sentimientos hacia mí.
No soy capaz de romperle el corazón, y decirle que mi amor ya no es de él, pero no puedo añadir más sufrimiento. No, él no se lo merece.
No quiero hacer ningún escándalo o que la madre de Susana le recrimine a Terry alguna cosa.
— Adiós, Terry— digo y en un impulso bajo las escaleras llorando, tratando de liberar las emociones de pena e impotencia.
Debo despedirme así aunque duela, tengo que hacer caso omiso a todos los recuerdos que están cayendo a montones sobre mi cabeza y me hacen sentir culpable, pero sus fuertes brazos me sujetan desde atrás por la espalda.
—No te vayas, Candy. No puedo hacer esto sin ti. —su voz está rota por el llanto.
Su aliento lloroso pegado a mi cuello, su pecho temblando por el dolor, su corazón latiendo con fuerza me hace ver cuánto sufre. Está tan vulnerable y perdido.
Giro lentamente hacia él y le acarició el rostro. El no hace nada por ocultar sus lágrimas mientras yo siento que mi corazón se parte en dos.
—Me cuesta dejarte ir, Candy— musita pegando su frente a la mía— Perdóname por ser tan egoísta y haberte hecho venir en estas circunstancias.
—No hay nada que perdonar, te lo aseguro— Y es que es la verdad.
—Estos días quise inundarme de la luz de tu alegría pero no me puse a pensar en tus sentimientos y lo único que he conseguido es hacerte daño. Sé que estoy siendo cruel pero prométeme que serás feliz, Candy. — Pide sin dejar de soltarme—Sé feliz por los dos, por favor.
—Lo haré, Terry—doy mi palabra abrazándolo con fuerza una vez más. —Pero quiero que sepas que tú también mereces ser feliz.
—Mientras mi vida no sea contigo, Candy… yo solo existiré, pero jamás mi amor será de ella o de ninguna otra.
—Terry—sollozo conmovida al oír la magnitud de sus palabras.
Así en medio de las escaleras, en la penumbra del hospital, sus labios se unen por instante a los míos y en ellos deposita todo su sentimiento, su frustración, su amor y su anhelo.
—Siempre te voy a amar, Candy. Siempre. —susurra besándome una vez más.
Aprieto sus manos con las mías junto a mi pecho. Es una promesa. No digo más, no es necesario.
Desciendo los últimos escalones y me retiro en silencio hacia la nieve infinita sin mirar hacia atrás.
CONTINUARÁ....
Holis, muy buenas horas a cada una de vosotras. Os traigo la tercera parte de este corto minific, dedicado a mi hermana de trinchera, Lu de Andrew quien me dio el reto de escribir una historia con la canción Veinte de Enero ( Oreja de Van Gogh)
Debo confesar que ha sido de lo más difícil describir esta escena. He tratado dejarla lo más intacta posible a la versión del manga aunque he terminado triste por la despedida. Es contradictorio para mi corazón Albertfan, pero cuando escribo suelo identificarme mucho con los personajes, y las despedidas de esta naturaleza siempre me parten el corazón.
Así que bueno (Suspiros) Espero sus comentarios para este capítulo, agradeciendo de antemano sus amables respuestas.
Weiss, si lees esta partecita, muchas gracias porque a pesar que andas a las carreras te tomas tu tiempo en apreciar los post de las participantes de la GF. Bendiciones.
La música de fondo se denomina "Cold" compuesta por Jorge Mendez.
El banner animado lo podéis llevar personalizado, dejando su nick.
Nos seguimos leyendo.
¡Hasta la próxima!
*******PORQUE PROTEGER EL CORAZÓN ANDREW, ES NUESTRO LEGADO*******
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