CAPITULO 8
REENCUENTRO
REENCUENTRO
La noticia venia de todos lados: La ley seca era un hecho y todo el mundo intentaba abastecerse de licor creyendo que las moralistas pronto se rendirían. Terry no estaba seguro de ello, se habia mantenido informado muy de cerca, conocía gente del medio político, del medio del hampa, inclusive del medio artístico y sabia muy bien que esto podia ser el negocio de su vida.
Mas de un año habia pasado y su nombre ahora era símbolo de poderío y respeto. Desde aquel lamentable suceso, pocos lo habian vuelto a ver involucrarse directamente en los negocios, ahora trabajaba entre las sombras y sus hombres protegían su identidad, tanto asi que habian eliminado a cualquiera que aseguraba conocerlo.
De alguna forma se habia mantenido alejado de los radares de la justicia y al mismo tiempo disfrutaba de fama y fortuna, era conocido por miles, admirado y querido por muchos desde que habia vuelto a los escenarios.
- Necesito un pasatiempo. –le habia dicho a Charlie y este que conocía bien su debilidad, logro un par de favores dentro del medio artístico para que volvieran a ofrecerle un buen papel en una obra de teatro. Desde entonces no habia parado.
No solo le habia servido de pasatiempo, sino que además era una buena fachada para mantenerlo entre las sombras y alejado de los ataques directo.
- Que mejor eque ser famoso y querido por las masas. –le habia dicho para convencerlo.
Terry estuvo completamente de acuerdo, además de que en cierta forma, era lo único que siempre habia deseado. Era un mafioso, era cierto, pero su sueño siempre fue el ser actor, el pararse en medio de un escenario y olvidarse de todo lo demás.
Despues de cada ensayo, de cada entrevista, de cada función, volvia a ser uno de los mas importantes lideres de la mafia de Nueva York, sin que nadie mas lo sospechara.
Muy pocas veces visitaba a Eleonor, su madre. Siempre intentando evitar ser seguido tanto por paparazzis como por posibles espias. Aunque esto ultimo no era necesario pues un sequito de personas a su cargo le cuidaban las espaldas, siempre de lejos, para no levantar sospechas.
Su vida no era normal pero de alguna forma se habia adaptado muy bien.
Fue en una de esas visitas que volvió a verla. Aquella tarde acudió a la invitación que le habian hecho llegar al teatro. Su madre, quien pocas veces lo contactaba, le invitaba a comer para celebrar su cumpleaños. “Quiero pasar este dia contigo, este año no quiero una fiesta grande ni suntuosa, me estoy haciendo vieja”. Le habia dicho.
Terry llego con un gran ramo de flores y una caja finamente adornada como regalos para ella. Eleonor lo recibió con una amplia sonrisa, ciertamente se estaba haciendo vieja. A pesar de lucier hermosa, algunas finas arrugas surcaban ya su rostro y su mirada era ya la de una mujer con cierta necesidad de cariño.
- Feliz cumpleaños Eleonor.
- Mama, soy tu madre, no lo olvides. Al menos entre estas paredes no dejes de llamarme asi. – le contesto con una sonrisa comprensiva. Terry seguía siendo el secreto de ambos.
- Mama.
- Te tengo una sorpresa hijo. –dijo mientras recibia los presentes que el llevaba, se hizo a un lado para que el entrara y tuviera la visión mas maravillosa en años.
- Candy!! –exclamo mientras una sonrisa timida se asomaba desde el otro lado del salón.
Habian pasado varios años y el supo en ese momento que nunca dejaría de amarla. En ese momento olvido el hombre en el que se habia convertido y volvió a ser aquel adolescente que ella habia conocido.