Reportandome una vez mas esta vez para mi trinchera de Amigas y Rivales Seguimos al pie de la batalla, trayendo para ustedes la segunda historia de estos pequeños drabbles
Esta vez es el turno de Terry, mostrandonos un poco de su familia
Como dije, no tengo la intención de definir una pareja, esto es escrito por el simple cariño hacia los personajes de Candy Candy
Dedicado con cariño para mis queridas Amigas y Rivales que siguen siendo traviesas
Serie de Drabbles: "Kazoku"
Días Felices
Drabble #2
Días Felices
Drabble #2
Aquella hermosa risa inundaba el campo en el que Terry se encontraba sentado, desde donde podía disfrutar de la hermosa vista que tenía enfrente.
Sus pequeñas piernas corrían de un lado a otro sin parar. Los niños de verdad podían tener mucha energía. No sabía en qué momento había quedado embelesado por su aura mágica, pero si fuera posible para él, deseaba poder apreciarlo para siempre.
Cuando el pequeño cayó al tropezar con una rama, casi se le iba la respiración y corría en su ayuda, sin embargo su pequeño hijo se había levantado como si nada hubiera sucedido. Sacudió sus ropas y nuevamente comenzó su carrera para atrapar a las aves que había alrededor.
Una sonrisa se forma en el rostro de Terry.
Desde su llegada, no había tenido más que momentos felices en su vida. Esos que alguna vez creyó que nunca tendría. En algún momento de su vida había dudado tener verdadera felicidad, pero ahora se encontraba agradecido de que esa felicidad hubiera llegado en esa pequeña y adorable forma.
Lo miró una vez más sonreír, y entonces el pequeño volteó la mirada a su padre. Su rostro se iluminó y corrió hasta él, arrojándose en sus brazos. Terry lo sostuvo con cariño.
— ¿Podemos comer ahora, papá? — preguntó el pequeño con su inocente rostro.
Al parecer, por fin, sus energías se habían agotado.
Terry asintió y comenzó a servir lo que él mismo había preparado para su picnic.
— Esto… — el niño miró sorprendido — ¿estás seguro que mamá no se enfadará?
— Por eso debemos guardar el secreto, ¿no crees, Will? — rió guiñándole un ojo a su hijo — No querrás que mamá me golpee.
El niño negó de inmediato, e igualmente guiño su ojo en complicidad con su padre.
Mientras comían, Terry observaba a su hijo con ternura.
— Papá… — le llamó — ¿te gusta mucho ir de picnic?
— ¿No crees que es divertido?
— Sí, lo es. Me divierto mucho viniendo contigo — aseguró el niño — pero siempre que estamos aquí, hay una expresión diferente en tu rostro.
— ¿Diferente? — una interrogante apareció en el rostro del mayor.
— Pareciera como si muchos buenos recuerdos vinieran a tu mente. Siempre me miras de lejos y sonríes.
Terry acarició la mejilla de su hijo.
— En realidad, es un solo recuerdo. Alguien me dijo una vez que ese solo recuerdo me bastaría, y así fue. Durante mucho tiempo, ese único recuerdo de mis padres me sostuvo.
— ¿Y ahora?
— Ahora deseo que tú puedas tener no solo uno, sino muchos recuerdos felices. Quiero poder estar contigo y con tu madre, y que podamos crear muchos momentos juntos.
El niño entonces se acercó hasta Terry y envolvió sus pequeños brazos alrededor de su cuello.
— ¿Sabes papá? — susurró en su oído — yo también estaría feliz con un solo recuerdo, siempre y cuando tú y mamá estuvieran en él.
Terry correspondió el abrazo de su hijo mientras una sonrisa se formaba en su rostro.
Aquel pequeño ser había iluminado su vida, y su único recuerdo ahora se había transformado en muchos días de felicidad...