***CELTICS FAIRIES: ANDREW'S HEART***
VEINTE DE ENERO (Minific)
DISCLAIMER: Los personajes de Candy-Candy, pertenecen a sus autoras Misuki e Igarashi. La historia a continuación ha sido escrita sin fines de lucro y solo para entretenimiento.
Premisa: Trama basada en el manga, en la época previa al viaje de Candy a Broadway.
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PREVIAMENTE...CAPÍTULO 6 AQUÍ
POV Candy Al llegar a la estación, la brisa de Chicago energiza mis sentidos.
Tengo muchos nervios y expectación corriendo por mis venas. Así, a medida que voy llegando al apartamento, mis latidos se vuelven más sonoros y creo que gritaré de emoción en cuanto lo vea.
Subo las escaleras sin esperar que el cochero me ayude con la maleta y abro la puerta con arrojo.
El silencio y tranquilidad me da la bienvenida. Miro hacia la cocina y veo que todo está en su lugar aunque la chimenea está apagada. Camino hacia la habitación, deposito la maleta en el suelo mientras observo que las literas están perfectamente tendidas, el baño limpio, pero ninguna señal de él.
Estoy segura que debe estar trabajando, así que en un momento iré a su trabajo y le daré una sorpresa.
Espero que se alegre de verme y no esté molesto por mi viaje repentino.
Me doy un baño rápido, me vuelvo a vestir y cuando estoy por colocar la ropa en el cesto para lavar, noto el abrigo marrón de Albert doblado sobre el sofá en el cual suelo esperar su regreso.
Sin dudar un momento, abro la prenda, me la coloco sintiendo el aroma a maderas frescas y el sutil olor a almizcle que hace que suspire con ensoñación.
No sé cuánto tiempo ha pasado, pero despierto temblando un poco y con el apartamento a oscuras. Albert aún no ha llegado.
Me pongo en pie en busca de maderas y fuego para encender la chimenea mientras me aflojo apenada el abrigo ya que me he quedado dormida con la prenda puesta.
Son las seis de la tarde y tengo un poco de hambre, pero la ausencia de Albert me provoca desasosiego.
Voy hacia su lugar de trabajo, pregunto por él y me comunican que no ha llegado a trabajar desde hace dos días.
Alarmas suenan en mi interior.
Hace dos días que me fui a Nueva York. ¿Será que no leyó mi carta?
Trago saliva preocupada ya que es una alta posibilidad de le haya sucedido algo.
Regreso de nuevo al apartamento considerando muy seriamente la posibilidad de ir a buscarlo, aunque no tengo muchas opciones de donde comenzar más que el hospital o algún parque.
Cojo mi abrigo, mi bolso y a prisa salgo escaleras abajo sin mirar nada que no sea la puerta de salida.
¡BUM!
— ¡Auch!—gimo mientras pongo mi mano sobre la cabeza mientras giro a enfrentar al bruto con el que me chocado.
— ¡Candy!
— ¡Stear!
Ambos nos saludamos con alegría y sorpresa fundiéndonos en un abrazo cariñoso.
— No esperaba verte, esta noche Stear.
—Lo sé, Candy.
— ¿Y dónde está Patty? — pregunto mirando detrás de él para ver si está mi amiga.
—Estoy solo. — dice con una seriedad muy impropia de él.
—Oh, bueno…—tratando de entender que tiene de diferente su rostro— ¿Ustedes han discutido?
— No— se apresura a corregir mis pensamientos—Es solo que debo realizar un viaje, pero antes de irme quería que tuvieses esto indica mientras extiende una cajita decorada la cual recibo de buena gana. Al abrirla una melodía de lo más hermosa envuelve el ambiente.
— ¡Qué lindo, Stear!—señalo emocionada.
— ¿Te gusta?— pregunta muy pendiente de mi reacción.— La he denominado "Cajita de felicidad". Te sentirás mejor si escuchas su música cuando estés triste.
— ¡Por supuesto que sí; me encanta! ¡Es una preciosidad! — respondo abrazándolo y el respira aliviado. Sigue teniendo algo raro y no descubro qué puede ser hasta que recuerdo el motivo de su visita. — ¿Dices que vas de viaje?
—Digamos que hay algo que debo hacer por mí mismo, Candy. — Expresa evadiendo la mirada, pero luego sonríe — ¿Y tú? ¿Todo bien? Supe que fuiste a Nueva york al estreno de la obra. ¿Fue bien?
-Sí, estuvo, eh... Bien pero… ¡espera!— me detengo un momento a pensar. Además de cierto rubio, nadie más sabía que estaba invitada a asistir— ¿Cómo es que sabes de NY y la obra, Stear?
—Albert, me lo dijo cuando estuve hablando con él ayer. — Responde un poco extrañado— Pensé que te quedarías un poco más por allá, así que ha sido una verdadera sorpresa encontrarte esta noche...
— ¿Tú lo viste?—interrumpo su explicación— ¿Sabes dónde está?
—Eh… ¿Pensé que lo sabías?
— ¿Saber qué?
—Albert se fue de viaje, Candy. — escucho la frase que no quiero oír.
¡No! ¡No! ¡No!
— ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿A dónde?—mis preguntas tienen un tono peligroso de alarma y angustia, pero no puedo evitar sentirme así.
—No lo sé con exactitud, pero estoy seguro que tomó el tren de las 5 el día de ayer.
— ¿Él no piensa regresar??
—La verdad no hice muchas preguntas, Candy. — Dice mientras pone sus manos en los bolsillos de su pantalón—Porque verás…él me ayudó a tomar una decisión importante y pues en media hora debo partir.
—Espera, tú también te vas a ir hoy… ¿A dónde?
—Candy— junta mis manos y las besa— No puedo decirte a dónde voy, solo prométeme que vas a ser cuidadosa y que ayudarás a Patty a sobrellevar mi ausencia que solo será por unas semanas.
—Stear. — respondo tratando descifrar su mirada—Hablas como si te estuvieras despidiendo. No me digas que vas a enlistarte para la guerra.
Silencio.
Entorno mis ojos y retrocedo unos pasos mientras me agarro el pecho.
—Entonces ¿es verdad?—gimo de solo pensarlo— ¿Pero cómo Stear? ¿No sabes todas las cosas horribles que se leen en las noticias? Vas a partirnos el corazón si nos dejas.
—No puedo estar de brazos cruzados, Candy. — Expresa con seriedad. — No es posible que haya mujeres alistándose para servir y ayudar en una guerra que si llega hacia aquí, de seguro serán varios los que sufrirán y no puedo aceptarlo. No cuando las personas que quiero, estarán en constante peligro. Suelo ser impasible, pero no admito quedarme sin hacer nada, es mi deber asegurarme y hacer todo lo posible en ayudar para que todo acabe allá y no vengan estelas de bombas hacia acá.
No sé qué responder ante eso. ¿Cómo objetar tal decisión? Si yo estuviese en su lugar también querría que mis madres y los niños del hogar estuviesen a salvo de cualquier amenaza.
Camino de un lado a otro, pensando en como convencerlo de no ir. Pero ya sé que mis intentos serán en vano con solo ver la entereza de su mirada.
—Voy contigo, Stear. — anuncio de pronto volviendo a subir las escaleras con prisa.
—Espera, Candy— dice con voz horrorizada yendo tras mí— ¿Qué cosas estas diciendo? ¿Piensas ir a la guerra?
—Sí, si tú vas, yo voy. — respondo con determinación.
—No.
—Oh— giro hacia él para enfrentarlo con las manos en la cintura— ¿Y por qué no? ¿Tienes derechos exclusivos sobre quienes pueden ir a la guerra?
—No, pero…
— Yo soy enfermera y estoy segura de que puedo ser de utilidad. — refuto volviendo a subir los peldaños—Además ya había pensado en inscribirme hace unos meses, solo que otra compañera se me adelantó y Albert me necesitaba. Sin embargo, no veo porque no puedo hacerlo ahora que me he quedado sola.
—Vamos a matar de la preocupación, a la familia Andrew Candy.— rebate tratando de detenerme— Esto lo estoy haciendo por mi propia cuenta y riesgo, pero no puedo dejar que tú…
— Lo haré, Stear y lo sabes. — Advierto muy segura—Si tengo que agarrarme de tu pierna para conseguirlo, lo haré. No voy a permitir que me excluyas de esta decisión, cuando en realidad, podemos los dos cuidarnos las espaldas en el campamento militar. Si vas solo, voy a estar muerta de la angustia y ya me imagino a la llorona de Patty, reclamándome porque no te detuve.
—Candy.
—No acepto un no por respuesta, así que voy contigo. Pero eso, primero…— hago una pausa tratando de recordar sus palabras de momentos atrás— ¿Dices que Albert partió ayer en el tren de las 5?
—Así es.
— ¿Y sabes con nombre y a que ciudad?
—El nombre sí, lo demás lo podemos averiguar en la estación si deseas. — responde con cautela.
Estoy segura que va a intentar detenerme de ir con él.
— Entonces será mejor que coja mi maleta que aun no he desempacado y nos apresuremos abordar ese tren, porque antes pienso encontrar a Albert y tú — señalo su pecho con el dedo índice—me vas a ayudar— sentencio con determinación mientras giro el pestillo de la puerta negándome a toda posibilidad de desesperanza.
CONTINUARÁ....
Holis, muy buenas horas a cada una de vosotras. Os traigo la séptima parte de este corto minific, dedicado a mi hermana de trinchera, Lu de Andrew quien me dio el reto de escribir una historia con la canción Veinte de Enero ( Oreja de Van Gogh)
Bueno... ¿opiniones? Lanzad los tomatazos con toda confianza. Muchísimas gracias de antemano por sus comentarios y saludos.
Si gustan firmita, anotarse por favor. Las entregas serán personalizadas. Gracias nuevamente.
Oh, antes que lo olvide. La musica de hoy se llama World's Most Breathtaking Piano Pieces.
Nos seguimos leyendo.
¡Hasta la próxima!
*******PORQUE PROTEGER EL CORAZÓN ANDREW, ES NUESTRO LEGADO*******
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