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Necesitaba un buen masaje después del incidente de la mañana.
¡Rayos! ¿Quién carajo se creía ese pedazo de mujer cómo para desafiarme delante de todos?
Y encima me había pedido que la matase ahí mismo. ¡Qué manera de arruinarme la diversión!
-Rubí, que nadie ose interrumpir en mi oficina hasta que yo lo diga.
-Sí, señor Leagan.-respondió mi asistente dejando a un lado un folder en su escritorio para ir tras mío.- ¿Alguna otra cosa que desee?
-Comunícate con Sofía. Dile que la espero aquí en 15 minutos.
-Quince minutos es poco tiempo para que se traslade...
-¿Qué dijiste?- Fruncí el ceño sin ocultar mi exasperación.
- En quince minutos la señorita estará aquí, señor.-respondió carraspeando.
-Así está mucho mejor. Que se traiga todas las agujas posibles.-Indiqué mientras me sacaba el saco y lo dejaba tirado en el sillón.- Creo que me he torcido el cuello y necesito alivio inmediato.
La puerta se cerró en silencio, y yo no esperé más para comunicarme por el teléfono.
-¿Cómo va todo, Mario?-pregunté sin rodeos cuando la llamada se conectó a la primera timbrada.
-La joven aún duerme señor-Me informó con prontitud.-El calmante aún no se desvanece de su sistema.
-Mejor aún.-añadí satisfecho- No le quites el ojo encima, Mario. Ni bien se despierte me avisas.
-Sí, señor.
-Vigílala de cerca, Mario. Presiento que esta muchacha en particular nos va a dar problemas. –Insistí no muy seguro de porqué me importaba tanto.-Síguela a todas partes del apartamento aún si significa que tiene que ir al baño.
-Pero, señor, el baño…
-Mario.- advertí fríamente.
-Así será señor. No se preocupe. –Respondió mi guardia de seguridad.- Ella no irá a ningún lado. Le doy mi palabra.
-Sólo asegúrate de cumplir lo que prometes.- indiqué y colgué el teléfono.
Minutos después cometí 5 errores al firmar mal unos proyectos que se requerían ejecutar con urgencia.
Resoplé indignado.
Jamás había tenido que luchar tan fuerte en contra de esas sensaciones de querer morder y abrazar al mismo tiempo. Yo no era un ser considerado. El Neal Leagan de antaño cuya vida había sido miserable tal vez habría rogado, pero el Neal actual, era implacable y cruel, sin miedo a nada.
Sin embargo, todo había cambiado desde esta mañana. No tenía la mente tranquila y todo por la culpa de esa “gringuita” de hermosa tez, impactantes ojos verdes y labios carnosos.
Me froté la sien tratando de concentrarme nuevamente. Miré el reloj de escritorio. Parecía que había pasado una eternidad.
¿Dónde rayos estaba Sofía? Necesitaba ese masaje, ¡ya!
**** DOS HORAS DESPUÉS****
-Señora Leagan, espere un momento por favor, le comunicaré al joven Neal, que usted desea hablar con él.
-¡Soy su madre! Esas estúpidas instrucciones de avisar por teléfono no aplican para mí.-siseó la voz exasperada de mi progenitora.
- El joven ha indicado cero interrupciones, es por eso que…
-Me importa un comino lo que me digas, nada ni nadie le va a decir a Sarah Leagan lo que puede o no hacer.
Suspiré irritado. Vanos eran los intentos de mi asistente por contener a mi madre. Y es que yo mismo tenía líos con ella y su mal genio, genio que yo también había heredado. Solo tenía unos cuántos segundos antes que irrumpiera violentamente en la habitación, así que giré de mal humor mi rostro y ordené:
-Sofía, detente un momento y coloca la toalla en mis nalgas.
Y tal como lo pensé, la manija de la puerta giró con velocidad mostrando a una furibunda mujer.
-¡Neal Leagan! ¡Cúbrete por todos los cielos!-Exclamó estupefacta.
-Si hubieras llegado media hora después me habrías encontrado relajado y vestido, madre. Eres tú quien ha interrumpido mi cita de hoy. – respondí con el mismo tono gélido esperando que ella se intimidase un poco.
-¿Cómo puedes estar desnudo a media mañana y en horario de oficina? –Prosiguió como si yo hubiese hablado al viento.
Resoplé molestó. debí saber que Sarah Leagan, la mujer de hierro de Lakewood, no se doblega ante nadie.
- ¿Cuántas veces te he pedido que no mezcles negocios y placer?-siguió con su perorata fingiendo estar ofendida.
-Mamá, basta.-advertí haciendo esfuerzos únicos por contener mi molestia.
-Y tú, mujerzuela barata- arremetió con el dedo índice hacia la chica que había contratado para que me hiciese acupuntura privada- Vete de aquí y no vuelvas más. Mi hijo no se fija en estropajos de mujer irrelevante.
-No te atrevas a dar un solo paso, Sofía-ordené con frialdad enfrentándome a la furia de mi madre levantándome sin importar si se me veían las partes privadas de mi cuerpo.- De aquí solo saldrás cuando culmines el trabajo para el que te contraté.
-¡Neal! ¿Cómo osas contradecirme?- rugió mi progenitora.
-A menos que me digas en diez segundos a qué se debe tu visita, madre, te pido que me dejes a solas con Sofía, o yo mismo te sacaré de mi espacio privado.
-¡Neal!
-Nueve, ocho, siete…- comencé a contar sin vacilar.
-Está bien, está bien, hijo. Ya entendí.-La voz de ella cambió totalmente a un tono de falsa dulzura, porque sí, eso era mi madre. Una farsa viviente.- Yo solo quise venir a saludar y de paso saber si ya tenías acompañante para la gala de esta noche.
-La tengo.-respondí cortante.- ¿Algo más?
-Espera hijo… ¿no me dirás quién es ella?- inquirió en el mismo tono meloso con el cual se dirigía a sus amantes.
Sentí ganas de vomitar.
-No. No te diré madre, ahora si no quieres que te saque a largadas de aquí, vete por tu propia cuenta.
-Está bien, nos veremos en la noche, pero recuerda que si algo sale mal, estoy dispuesta a apoyarte.
-Igual tendrás tu cheque, madre.- Bufé de manera insolente.
-Oh, yo no quería…
-No necesitas halagarme.- siseé volviendo a mi postura anterior.-Vete ya y deja que Sofía haga su trabajo. Aún tengo muchos pendientes que cerrar antes de la gala de hoy.
no me digas que mi cuchurrumi piensa llevar a la mala educada esa al baile!!! Lo matooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo oh suegrita,debe manejar mejor ese temperamento
Noooooo amix. A eso no me refiero. Sino a los doodles de torsos desnudos y hubby in your home. XD Pero de ahí... Vengashe pa'la fiesta!! Todos son invitados a la viña del señor. Ja,ja,ja.