Ciao belle, la capitana Moretti está de regreso.
—Nerd —la sensual voz de Terry le llega a la italiana acariciando sus sentidos
—Dime mio cuore
—Ya se acabó el helado
—Pero estás tú mio amore —la chica lo mira con una evidente hambre voraz
—Ya vas a empezar con lo del postre
—¿Que te puedes decir mio cuore?, si no podemos tenerte, al menos déjanos fantasearte
Liath sólo mira hacia arriba blanqueando los ojos, bien que sabe cómo son sus amazonas, al fin comprende que aman incordiarlo, y él a ellas
—Bueno, no prueban porque no quieren –sonríe con su endiablada manera ladeada , pero al segundo recapacita al ver la sonrisa traviesa de la morena. Da dos pasos hacia a tras acaba de recordar que Maia es la más traviesa de las tres –. Pero ya recordé que a ti te gusta el postre griego, así que mejor me voy a buscarlo para ti
—Va nene amore.
Y como el límite es la imaginación, les comparto este pequeño shot que con mucho cariño escribí para mi querida amiga la teniente Luna en su cumpleaños
Ci vediamo
Postre
By Maia Moretti (Gissa)
By Maia Moretti (Gissa)
Y ahí estaba ella, sola, mirando por la gran ventana de aquel establecimiento, su cafetería preferida, siempre iba a ese lugar para descansar, para sentirse más tranquila, para concentrarse e inspirarse, siempre en el mismo gabinete del rincón con su laptop plateada, sus audífonos y buena música.
Ella era escritora, y esa cafetería, “La sonrisa del Gato”, era su preferida, con ese aire bohemio era frecuentada por todo tipo de gente que irremediablemente estimulaba su inquieta imaginación.
Luego de tomar un gran trago de su capuchino, ver por la ventada aquella pareja de adolescente que le saco una gran sonrisa la ver como se peleaban y reconciliaban casi al instante, dirigió su mirada a la pantalla que le mostraba una gran cantidad de letras para continuar con su relato, ese de aquel chico rebelde que era la adoración de muchas y que la mantenía ajena de todo.
El sonido de dos platos depositados sobre su mesa, la tomo desprevenida, pero aun así no pudo evitar sonreír al ver el delicioso postre que fue puesto frente ella, y no era precisamente el gran trozo de pastel de fresa del plato, sino a un joven de unos veinticinco años que desfachatadamente había tomado asiento del lado contrario colocando dos platos con pastel.
—No sé si este postre se de tu agrado, pero después de haberte visto un par de días por aquí y todo el día de hoy tecleando y sólo bebiendo café, creí que algo dulce no te haría mal.
Elby paso saliva, aquella era la voz más hermosa que un hombre pudiese tener sobre la tierra.
—Entonces..¿Te gusta o no te gusta el postre?
El muy atractivo joven, de cabello castaño ligeramente largo y con unos ojos tan azules como el cobalto y con sus misma betas verdes, pregunto al ver que ella no respondía.
—No, no me gusta, adoro el postre, pero sobretodo los bombones ingleses.
Coqueta contesto al notar el marcado asentó de él.
—Mira que coincidencia, yo soy Inglés, y algunas dicen que también soy un bombón —respondió él con la sonrisa retorcida más sexy de este planeta, para casual agregar— ¿Quieres probarme?
Elby tenía dos opciones, sonrojarse o levantarse, sentarse junto a él y probarlo. Por supuesto que hizo lo segundo, primero con un beso suave, apenas colocando sus labios sobre los ajenos, pero él no era tímido, así que de inmediato le mostró como debería de degustarse un postre correctamente. Después de ese delicioso intercambio de sabores, se separaron.
—Soy Terrence —se presento, tomando el plato con pastel que había llevado para colocarlo frente a Elby—¿Te parece si comemos mientras nos conocemos?
Elby rió asintiendo y olvidando que estaba escribiendo algo.