HASTA DONDE TE ENCUENTRE
CAPITULO I
Hacía tiempo que había abandonado la idea de buscarla, a decir verdad lo hizo en el momento en que su amigo Albert lo había llevado a verla en ese hospital, fue entonces que decidió volver a Londres, estaba seguro de no volverla a ver, pero el corazón era más traicionero de lo que imagino y cada vez que escuchaba su nombre empezaba a latir fuertemente y empezaba a buscarla entre sus recuerdos. Si, realmente no había podido olvidarla y sabía bien que no lo haría.
Durante el tiempo que estuvo en Londres su vida había dado un giro inesperado y ahora estaba involucrado en otro tipo de negocios, mismos a los que su padre lo habían guiado después de recogerlo aquella tarde en el puerto, sabía bien que su madre lo había contactado y que gracias a ella el no tuvo que verse en la necesidad y humillación de pedirle ayuda al hombre que antes había sido su enemigo. Con el paso de los años comprendió que su padre al igual que su madre siempre desearon lo mejor para él, aunque en su juventud no lo hubiese apreciado debido a la forma en que ambos creyeron era correcto educarlo.
Aquella promesa de levantarse se cumplió pero no como el había soñado antes, al menos estaba seguro que no volvería a caer. El teatro había dejado de ser su pasión, ahora acudía a obras para apreciar lo que antes amaba, lo que seguía amando mas no para continuar en el, sus recuerdos en el teatro habían sido dulces pero más que nada amargos y aunque ya había superado esa etapa hoy en día prefería mantenerlo como un gusto personal.
No se había casado, habían pasado 5 años desde aquella despedida y aunque había candidatas debido a su posición social, prefería mantenerse libre de cualquier compromiso. No, no era fácil olvidar a Candy y en su mente y en su corazón estaba seguro que algún día volverían a encontrarse.
Fue aquella nota la que le hizo cambiar su decisión de dejarla en paz, ya no era más un actor, ya no estaba atado a un solo lugar debido a algún contrato, tenía obligaciones, era cierto, pero su presencia no era tan urgente como lo era con su padre. La nota destacaba que la Srita. Candy White Andrew partiría a conocer el mundo al lado de su prometido... su prometido, su amigo, su gran amigo... aquel que una vez le apoyo a buscarla hoy le daba la puñalada por la espalda para llevársela lejos, a donde el no pudiera alcanzarla.
No, eso no sería así, el no dejaría que él se la quitara. De pronto en su mente una burla hacia sí mismo resonó... Ja, no me ha quitado nada, yo la deje ir, yo la deje alejarse de mi lado, yo me hice a un lado y… no, eso no importara, tengo que hablar con ella y saber si de verdad se ha olvidado de mí.
Aflojo la corbata que traía en ese instante, arrojo el diario a un lado sin ponerse a pensar cómo es que había llegado a sus manos un diario de Chicago en Londres no era nada que pudiera adquirirse en cualquier momento, no se dio cuenta que todo eso era un juego en el que estaba a punto de entrar.
Si, era libre, no tenía contratos, ataduras ni nada que lo detuviera, al menos no del tipo que cualquiera pudiera tener. Se sentía capaz de seguirla si así lo deseaba y eso haría.
continuara...