Gritar
By Aythana Weatherfire
Como todo colegio católico que se respeta, el Real colegio San Pablo comenzaba sus actividades con una misa, absolutamente todo el alumnado asistía correctamente uniformados y puntuales conforme a las reglas...By Aythana Weatherfire
Todos excepto el rebelde e incorregible Terry Grandchester; el gran dolor del duque ¡Y de las monjas; en especial de la hermana Grey! El hermoso huésped del colegio hacia su ingreso al recinto religioso mirando de pies a cabeza a sus compañeros causando sorpresa y hasta miedo en ellos por lo fuerte que esta podía llegar a ser; el sermón del párroco se vio interrumpido por su llegada. -Terry Grandchester; llegas tarde como de costumbre; vete a sentar ahora mismo. -Fue la orden de la hermana Gray quien era la única capaz de ponerlo en vereda sin temor alguno aun con dardos verbales y todo sin embargo el chico hizo caso omiso a la orden y solo se reía de la la superiora en su cara pelada. -De que te ríes Terry? - Quiso saber la monja; evidentemente no le hacia ninguna gracia esta falta tan grande de respeto a la casa del Señor .- Hermana Gray; miro a los chicos rezando fingiendo seriedad y modestia -Respondió el muchacho haciendo gala de su lenguaje sin pelos en la lengua con un pie sobre el asiento de la iglesia mientras un compañero lo veía asustado.- Y me pregunto en que estarán pensando realmente si son sinceros en lo que hacen. -Continuó diciendo; para nadie era un secreto su nula inclinación a la religión no por que no creyera en Dios sino por la hipocresía de algunos fieles y los propios religiosos. -Terry vete; vete! -La hermana Gray echaba chispas ante este comentario del muchacho y le ordenó salir del templo ipso facto. -Fuera de aquí no? Despreocúpese me voy enseguida. -Terry no tenia la menor intención de permanecer en ese sitio; además ya se esperaba esa reacción. -Yo no he venido aquí a rezar hermana. -Dijo sin tapujos antes de abandonar el lugar; para el no tenia sentido rezarle a alguien que según el no estuvo en los peores momentos de su vida. - Y a que viniste? - Preguntó casi a gritos y es que el castaño era un aficionado a sacarle de sus casillas. -A dormir una siesta. -Sostuvo como si fuera lo mas normal en el universo; la pobre hermana Gray ya estaba llegando a su limite. -Dios ! -Fue lo único que salió de los labios de la hermana Margaret; ella pensaba que había algo más detrás de este comportamiento tan rebelde pero no lograba descifrar que era. -Perdónalo señor. -El párroco creía que Terry era una oveja descarriada pero tenia muchas posibilidades de volver al rebaño si se lo proponía. --Es un lugar tranquilo y yo pensé que no habia nadie. -Continuaba diciendo para luego agarrar por las solapas al pobre chico que estaba a su lado. -Y tu; avisame cuando se vayan de aqui. - Fue el encargo o más bien la orden que le dio e inmediatamente lo soltó casi casi como si fuera una carga pesada. -Feliz plegaria a todos los inocentes. -Despues de aquel ultimo comentario acido en el cual hizo con sus manos una seña de amor y paz; el bello joven se dirigio a la salida sin embargo...-Un momento!-La hermana Gray lo interrumpio muy seguramente para decirle que debia esperarlo en su oficina. -No me lo diga hermana quiere que vaya a su despacho verdad? - conocia perfectamente el proceso de castigo en su caso asi que no era necesario repetirlo. - Entonces el dia esta salvado. ¡Adios! -Tras aquello ultimo el bello marques se fue por donde vino. -Pobre chico. -Comentó la hermana Gray al verlo salir; muy en el fondo le daba pena el comportamiento indisciplinado del joven heredero quien se detuvo expresamente para dedicarle una mirada ladeada y
extremadamente sexy a cierta rubia pecosa que le quitó el sueño desde que la conoció en el barco; Candy adquirió un ligero rubor al sentir aquella mirada en ella; Terry siguió su camino victorioso tras conseguir el efecto deseado. La misa se reanudó y a su terminó Eliza y sus amigas cuchicheaban acerca de nuestro bombón inglés mientras tanto Candy se encontraba recostada en el césped recordando aquella noche de año nuevo en altamar y se preguntaba como era Terry realmente; la pecas creía que no tenía compañía en ninguna parte pero... -¡Terry! La hermana Grey esta furiosa.- Un alumno fue corriendo buscando a Terry para comunicarle que estaba en muy grandes problemas por lo ocurrido en la misa; fue ahí que el aludido salió de su escondite; estuvo en aquel árbol todo el tiempo; probablemente recostado en una rama de la copa así que tal vez tuvo el privilegio de admirarla acostada. -Vieja idiota. -Despotricó contra la religiosa acudiendo al llamado; maldecía el hecho de que no pudo quedarse con Candy; queria hablar con ella; conocerla más. Aquella no era la única fechoría de nuestro amado futuro actor estrella; una noche rompió una ventana del área de niñas con una piedra todo para ayudar a la dulce abuelita Martha; la viejecita estaba en el colegio para visitar a su nieta Patty y de paso vivir la experiencia de estar en un colegio internado; todas las niñas incluida la pecosa salieron atemorizadas de sus recamaras ante el ruido del vidrio; ninguna entendía lo que estaba sucediendo, para cuando se reunieron en la "escena del crimen" la hermana Margaret estaba lidiando con Terry. -Este es el dormitorio de niñas. – Puede que sea muy comprensiva pero cuando trataba disciplinar a los alumnos era severa -Lo sé. -Dijo Terry descaradamente, como no iba a saber en que instalación del colegio estaba si habia estado ahí durante casi toda su vida; conocía la escuela como la palma de su mano. - Y si lo sabes porque trataste de entrar? – Cuestionó con tono autoritario; estaba empezando a perder la paciencia algo que al bombón le convenía y disfrutaba. -Entonces trató de colarse. -Comentó una alumna amiga de Eliza. -Es un sinvergüenza. -Dijo la cizañosa rizos tiesos secundando a su compinche con fingida indignación , en el fondo de su envidioso corazón estaba más que gustosa de tener semejante ejemplar masculino frente a ella . -Has estado bebiendo verdad? – Como todas las monjas Margaret conocía perfecto el mal habito de beber en el muchacho, su aliento a alcohol denotaba que esa noche estuvo en una cantina de la ciudad. -Quiere que le invite un trago hermana? -Insinuó el jovencito con ganas de sacarla de sus casillas como hacia con todas las monjas, aquel era su pasatiempo favorito desde que llegó. -Dios mío! -Fue lo único que dijo ante la insolencia del castaño quien pasó de exasperar a las madres a provocar a sus compañeras. -Buenas noches señoritas; se las ve realmente muy cómicas a todas. – Soltó a modo de provocación, le parecía de lo más divertido ver a todas las chicas reunidas a su alrededor sin entender el motivo de su visita, algunas chicas reaccionaron ante aquel comentario mordaz y no era para menos ¡En pocas palabras les habia llamado chismosas! -Es mas divertido que ir al zoológico. -Otro dardo verbal, el nivel de chismoseria de sus compañeras era igual al de la gente que iba a un refugio animal a ver una exhibición.-Vete enseguida a tu cuarto y mañana... – fue entonces que la madre Margaret se puso firme o al menos eso intentó porque…-Ya se; informará a la hermana Grey verdad? -Al bombón le tuvo sin cuidado aquella orden además ya se sabia de memoria ese discurso. -Terry! -Lo reprendió sin dejar su tono severo. -Adiós hermana. -Hizo una reverencia exagerada antes de retirarse del recinto. -No se preocupe por nada hermana; mi papá mañana pagará el vidrio que rompí. -Terry sabia que su papá sería informado sobre sus hazañas rebeldes en la escuela, también sabia que pagaría los platos rotos; estaba acostumbrado a eso y consideraba que era la única manera de tener su atención; porque su “vergonzosa conducta” resultaba ser su modo de decirle a su padre ¡Mírame, existo, soy tu hijo! Con una mano sujeta a la columna del cuarto de niñas le dedicó una sonrisa a Candy y luego se fue. Porque con solo pensar o ver a Candy aunque sea por corto tiempo sentía que podía arrancarle un rayo al cielo e intentar ser feliz aunque pudiera fallar en el proceso; si alzaba su voz de protesta ante algo que consideraba injusto era porque sabia que las espinas no se debían tragar. Sus palabras tenían filo y nadie le habia prohibido...Gritar.
Fin