— Me vas a romper, ¿Sabes?
Terry se ríe, es una risa baja, a medias, con tanta vida como el humo que sale de su cigarrillo en espiral, sin tanta prisa.
Es ... letárgico. Sí, esa es la palabra.
Sólo su pecho está expuesto en este momento.
Es perfecto, impecablemente esculpido, como un maldito Miguel Ángel o algo parecido.
Las sábanas cubren su cintura.
—¿Cuánto tiempo tenemos hasta que regrese Susana con su madre? — Le pregunto girando mi cabeza hacia un lado y enterrando mi nariz en su cabello, sedoso, hebras caoba que huelen al shampoo que yo le he regalado.
— Como diablos podría saber..— murmura, sus párpados se cierran. —- No soy un maldito reloj.
Se ve bien así. Muy bien.
— Terry, no te vayas a dormir.
— ¿Quien te crees que eres? ¿La hermana Grey? —, sonríe. —¿Para qué quieres que me quede despierto? Ya tuvimos sexo.
—¿Y si vuelven?
—Diremos que nos cansamos y nos quedamos dormidos.
— Desnudos…
—- Archie, ya te dije que no lo pensarán dos veces.
Aquello vale la pena una risa barata. Me recuerda a los años de colegio cuando Terry se comportaba como un truhán y contestaba con la misma insolencia. Pero todo esta en el pasado. Creo que me gusta esto.
—En serio, nos estamos descuidando. ¿Qué pasa cuando nos atrapan?
— No lo harán —, Terry mira al techo, dando otra calada. — Si lo hacen, entonces encontraremos una excusa. Y no lo haremos más.
Terry extiende su mano libre y coloca su palma sobre mi pecho.
— Latido. — murmura. — Susana esta tan plana como tu.
— Me alegro — le contesto.
— Mm…
Las cortinas están medio cerradas y no cubren mucho del sol. El día afuera es blanco y cálido, demasiado cálido. Pero es bonito y aburrido.
Terry se ríe, es una risa baja, a medias, con tanta vida como el humo que sale de su cigarrillo en espiral, sin tanta prisa.
Es ... letárgico. Sí, esa es la palabra.
Sólo su pecho está expuesto en este momento.
Es perfecto, impecablemente esculpido, como un maldito Miguel Ángel o algo parecido.
Las sábanas cubren su cintura.
—¿Cuánto tiempo tenemos hasta que regrese Susana con su madre? — Le pregunto girando mi cabeza hacia un lado y enterrando mi nariz en su cabello, sedoso, hebras caoba que huelen al shampoo que yo le he regalado.
— Como diablos podría saber..— murmura, sus párpados se cierran. —- No soy un maldito reloj.
Se ve bien así. Muy bien.
— Terry, no te vayas a dormir.
— ¿Quien te crees que eres? ¿La hermana Grey? —, sonríe. —¿Para qué quieres que me quede despierto? Ya tuvimos sexo.
—¿Y si vuelven?
—Diremos que nos cansamos y nos quedamos dormidos.
— Desnudos…
—- Archie, ya te dije que no lo pensarán dos veces.
Aquello vale la pena una risa barata. Me recuerda a los años de colegio cuando Terry se comportaba como un truhán y contestaba con la misma insolencia. Pero todo esta en el pasado. Creo que me gusta esto.
—En serio, nos estamos descuidando. ¿Qué pasa cuando nos atrapan?
— No lo harán —, Terry mira al techo, dando otra calada. — Si lo hacen, entonces encontraremos una excusa. Y no lo haremos más.
Terry extiende su mano libre y coloca su palma sobre mi pecho.
— Latido. — murmura. — Susana esta tan plana como tu.
— Me alegro — le contesto.
— Mm…
Las cortinas están medio cerradas y no cubren mucho del sol. El día afuera es blanco y cálido, demasiado cálido. Pero es bonito y aburrido.