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buenos Tardes guerreras espero estén disfrutando
de esta bella guerra florida.
Les presento una hermosa historia, que es continuación
de el Fic que se llama la cita, que publique el año pasado
y quedo incompleta.
Les dejo los link para que la lean completa.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Y ahora si comenzamos.
DISCLEIMER: LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA
NO ME PERTENECEN.
ESTA HISTORIA FUE MI CREACIÓN SOLO POR DIVERSIÓN
Y SIN AFÁN DE LUCRO.
Todos los presentes comenzaron a aplaudir y a reír con las ocurrencias de la tía abuela, cuando fue oportuno se acercaron a la feliz pareja para felicitarlos, Liz de inmediato tomo a la rubia entre sus brazos, le dio un suave apretón transmitiéndole su cariño, le tomo el rostro con sus manos como si de una hermana se tratara le dijo con voz dulce cargada de emoción.
-¡Candy, querida muchas felicidades! no sabes lo feliz que me siento por ti, ya era hora de que tus ojos tuvieran el brillo que tiene ahora
-Gracias Liz, estoy muy feliz. -contestó la rubia.
Por su parte Neil se acercó al castaño con una gran sonrisa dibujada en su rostro, le extendió la mano a Terry, de pronto lo atrajo hacia sí, le dio unas fuertes palmadas en la espalda a forma de felicitación.
-Granchester, ¡les deseo toda la felicidad del mundo! se lo merecen, pero sabes tardaste mucho en buscar a mi prima, ya pensaba que se iba a quedar solterona.
Dijo con burla para que la pecosa lo escuchara, de reojo miro para ver su reacción. Terry sorprendido por el comentario de Neil, se retiró de él, le iba a contestar cuando escucho la voz de Candy.
-Neil, vas a comenzar con tus burlas. ---sin más Candy le soltó un golpe en la nuca, acción que le causo risa a Liz y a Terry.
- ¡Auch! ¡Prima sigues teniendo la mano pesada! -Pasándose la mano por la nuca se aproximó a ella, le extendió los brazos para encerrarla en un tierno abrazo, cariñosamente le dijo al oído.
-Sabes que te quiero mucho, solo por eso te permito ciertas cosas, prométeme que vas a ser feliz.
-Te lo prometo mi querido primo y también te quiero mucho. --Contesto la rubia.
-No los acaparen todos queremos felicitarlos. --Se escuchó lo voz de un guapo rubio.
-Claro que no Albert, pasa. --Contesto Liz con una gran sonrisa al guapo rubio.
-Amor, te parece bien si caminamos un poco por los jardines en lo que comienza la cena de celebración del compromiso. --Le dijo el moreno a la guapa mujer.
-Sí vamos. ---Contestó amablemente Liz.
Caballerosamente le ofreció el brazo, ella lo tomó enseguida, comenzaron a caminar por uno de los caminos que recorría el hermoso jardín, el olor que emanaba de las rosas era exquisito, lo que hizo que el moreno se transportara en sus recuerdos.
Flashback
Pasos apresurados se escucharon por el camino adoquinado de los jardines las rosas, en dirección a la entrada de la mansión, acababa de pasar una lluvia copiosa, el cielo aún se veía encapotado, el viento era fuerte, algunos rosedales estaban quebrados por las fuertes ventiscas, las rosas se habían desvainado del pimpollo que las sostenía en la vara del rosedal estaban en el piso, pareciera que sufrían también la pérdida de su amante protector.
Ya dentro se encamino a la salita de té de la tía abuela “no se ¿Cuál? es la prisa para que venga a ver a la tía abuela, Eliza es una exagerada, la muerte de Anthony le afecto demasiado el cerebro” pensó el moreno. Toco la puerta tres veces nada, nadie contestaba, giro el pomo de la puerta, se aventuró a entrar, la habitación estaba en sombras solo una dosel corrido en un gran ventanal que daba hacia los jardines, era poco la luz que irradiaba pero con eso bastaba para dibujar la silueta de la tía abuela vestida toda de negro ,sentada en un sillón con la cabeza baja sollozando, secándose con un pañuelo las lágrimas que derramaba por la muerte de su sobrino amado, el verla de esta manera tan triste, se removió algo en su corazón, titubeo su voz cuando se dirigió a ella.
-Tía abuela, discúlpeme que entre de esta manera, pero llame varias veces a la puerta, y nadie contesto, ¿me mandó llamar?
-Sí, acércate por favor. -dijo la anciana mujer. –He hablado con Eliza y con tu madre, me han convencido de que es mejor para mi dolido corazón desocupar la habitación de Anthony, deshacerme de sus cosas, el verlas será muy doloroso, toma lo que te guste, pero evita ponértelo cuando vengas a visitarme, por favor.
La petición de la anciana tomó por sorpresa al moreno, pero entendió el pedimento de la mujer.
-Sí tía abuela, haré lo que me pide. –Sin más el joven se inclinó hacia la dama, le dio un abrazo y le regalo un beso en la mejilla. – ¿Estará bien tía?
-Sí hijo, no te preocupes, dentro de tres días parto hacia la mansión de Chicago.
Fin de Flashback.
-Neil, amor ¿qué te pasa?. --Liz le habló con preocupación.
-Nada preciosa, es que el olor de las rosas me ha recordado a mi primo Anthony, siento que está presente en estos momentos, él tenía un sentimiento genuino por Candy, la quería mucho, sabes si él no hubiera muerto la historia sería otra.
-No te pongas triste cariño, por lo que sé Anthony era un ser de luz y donde quiera que se encuentre está contento por Candy. –El joven la rodeo con sus brazos, acerco su boca a su rostro, le dio un beso en la frente, lo que le pareció a la joven lo más tierno del mundo. Neil la miro fijamente a los ojos, le dijo.
-¿Sabes cuánto te amo? el giro de 360 grados que le diste a mi vida, lo que soy ahora es gracias a ti.
Con sus manos tomó con suavidad el rostro de la mujer , se aproximó a ella lentamente, sus labios se unieron con urgencia, un beso lleno de amor, sus cuerpos se unieron en uno, Liz tomo la mano de su esposo y la dirigió muy suave a sus pechos recorriendo su camino hasta su vientre prominente, sin darse cuenta Neil acariciaba la barriga de su mujer, estaba tan sumergido en la excitación del beso que no percibió el movimiento que hizo su esposa, un movimiento brusco lo hizo salir de su éxtasis
- ¿Qué es eso? --Preguntó sobresaltado Neil, Liz estallo en carcajadas como pudo contestó.
--Pues tú hijo, que se pone celoso porque aprietas de más a su mamá y su casa donde habita por ahora. –El moreno solo movió la cabeza de un lado a otro y sonrió a la par de su mujer.
La velada transcurrió amenamente, por primera vez en mucho tiempo en Lakewood reinaba la felicidad. Pasaron las semanas, Liz ya estaba cerca de dar a luz, su padre el doctor Daniel Lennar ya se encontraba en la finca de los Legan esperando el día tan ansiado, había traído consigo dos enfermeras, una de ellas era enfermera especializada en instrumental quirúrgico, por si era el caso de realizar una cesaría, además de todo lo necesario requerido para el parto.
Los nervios en el padre eran evidentes, era cuestión de días tal vez o de hora para que llegara el momento del alumbramiento, para tranquilizarse un poco salió a cabalgar por el bosque, sin darse cuenta llego al cabaña que había acondicionado Albert hace algún tiempo, ya que antes era una casa vacía que estaba deteriorada por el paso del tiempo , ese lugar era donde Albert en su tiempo de vagabundo pernoctaba en compañía de los animales del bosque, sin bajar de su montura observo por unos momentos el lugar, se dio cuenta que un caballo se encontraba pastando en la parte trasera de la morada , de pronto por la puerta principal apareció el rubio.
-Neil, tú por aquí, que sorpresa, vamos entra. ---Le hizo la invitación el rubio al joven moreno, el cual sin vacilar bajo del caballo amarro las riendas a un tronco, camino a paso seguro hacia la casa, sin más cometo.
-Hola tío abuelo, que gusto me da verte. – El moreno le extendió la mano, la que tomo Albert a manera de saludo, dándose un abrazo de forma fraternal. Se dirigieron a la salita que se encontraba en el estudio, Neil tomo asiento en uno de los sillones, el rubio se dirigió a la pequeña cantina que tenía en el lugar, tomo dos vasos y sirvió el líquido ambarino, le extendió uno de los vasos, el rubio le pregunto.
- ¿Dime Neil que haces tan alejado de la casa Legan?
- Lo que pasa es que me siento desesperado, se me ha hecho eterno el embarazo de Liz según las fechas ya debería de estar a término. --El rubio lo ve con interrogación. – No me mal intérpretes, nuestra vida sigue igual que siempre, o creo que mejor, el embarazo no ha sido problema, estoy gozando cada minuto, pero ya quiero conocer a mi hijo o hija, quiero ver su carita, sus manitas… por eso salí a cabalgar un rato, sin darme cuenta llegue hasta aquí, ¿espero que no te moleste?
-No para nada, este es un refugio que me brinda tranquilidad, cuando quieras siempre está abierto para ti, y ya entendí lo que me quieres decir, en cuanto al nacimiento de tu hijo, pero solo ten paciencia deja que la naturaleza haga su magia. –Le aconsejo Albert.
-Es difícil cuando eres padre primerizo. –-Suspiro el moreno, para aligerar un poco el ambiente Albert desvió la conversación hacia otros temas para que el chico se relajara un poco.
-Tu padre debe de estar muy orgullosos, tu incursión en los negocios resulto toda una sorpresa, verte desenvolverte en la bolsa, realizando transacciones temerarias, cuando todos los inversionistas pensaban que todo resultaría en perdidas, te lanzabas porque estabas convencido de que estaban equivocados. Debo confesarte que yo era uno de esos escépticos, pero al final entendí tu manera de proceder y te entendí a la perfección, si no arriesgas no ganas.
El capital de las empresas ha crecido significativamente, los proyectos que presentaste han sido muy innovadores, la fortuna de familia Legan ha crecido significativamente gracias a ti y de la mano el emporio de los Andrey. – Comento satisfecho el rubio, Neil sonrió de manera amarga.
-Mi padre por supuesto que sí, me lo ha hecho saber de muchas maneras, incluso me alienta a seguir adelante, la vida me cambio cuando conocí a Elizabeth, ella me transformo en lo que soy, con todo su amor y ternura además de cierta chica pecosa entrometida, sabes tío, ¡Liz es el amor de mi vida! Mi padre está en espera del próximo heredero de los Legan, maravillado porque va a ser abuelo, pero mi madre… --El moreno deja ver tristeza en su rostro. ---Sigue enojada por haberme casado con Elizabeth, ella quería para mí una mujer rica de sociedad, tú sabes cómo es mi madre le importa un comino lo que sientan los demás y Eliza se fue a Londres maldiciéndome por casarme con ¡una arribista! como ella le llamo a mi esposa, mi hermana es una codiciosa, una arpía envidiosa, me di cuenta de la maldad de Eliza a tiempo.
-Lo siento Neil, tu madre siempre complació a Eliza en todos sus caprichos, ella impulso de alguna manera la prepotencia y el despotismo con el que trataba a los demás, ella promovió su maldad, si no endereza su camino acabara mal.
-Lo sé, pero no puedo hacer nada por ella, lo mejor es que la vida le dé una lección para que toque suelo. –Comentó el moreno.
-Sí, es cierto, estoy de acuerdo contigo la vida se encargará de darle la lección que se merece, como patriarca he tratado de mil maneras hacerla entender lo mal que ha actuado, pero es muy testaruda y orgullosa para aceptar que ha equivocado en su manera de proceder. –agregó Albert.
La charla siguió, hablaron de cosas intrascendentes se había ido el día sin sentirlo hasta que oscureció, los relámpagos comenzaron a dibujar el cielo, los truenos como voces de la tempestad que se avecina, el moreno se apresuró a despedirse de Albert.
-Neil es mejor que te quedes, mañana puedes marcharte temprano, la lluvia llegara pronto. –Externo con preocupación el rubio.
-No Tío abuelo, mejor me marcho ahora, sino llego a casa Liz estará muy preocupada y no sabes cómo se pone una mujer embarazada cuando está molesta, además no quiero dormir en la habitación de huéspedes. --Le dijo a modo de burla Neil a Albert. Ya estable en su montura, este se despidió con la mano en alto.
El corcel comenzó la marcha, lo ínsito a comenzar una carrera hacia su casa, la lluvia intensa no tardó en llegar, el cielo era iluminado por los relámpagos, el camino de regreso comenzó a ponerse lodoso y resbaladizo, Neil trataba de maniobrar junto con su caballo, la lluvia apenas si le permitía ver el paraje por donde se encontraba, al pie de una pequeña colina. Cuando un rayo cayó en un árbol que inmediatamente comenzó a arder, su montura se puso en dos patas asustado, Neil trataba de tranquilizarlo, con lo flojo del camino el animal resbalo, cayendo de lado aplastando la pierna del moreno, la caída fue tan fuerte que el joven se quedó sin aire por unos momentos y desoriento por el golpe en suelo fangoso, el caballo trataba de ponerse en pie , pero cada vez que lo intentaba machacaba más la pierna del joven moreno, el dolor era intenso, la negrura amenazaba con llegar ,tenía que idear la manera para sacar la pierna de debajo del corcel antes de que este lo aplastara, en un movimiento que hizo el animal para ponerse de pie , jalo su pierna hacia afuera del cuerpo de la bestia , se arrastró hacia atrás, se acostó en el piso lodoso, jalando aire, la lluvia no amainaba, los truenos resonaban con mucha fuerza, cerró los ojos y la negrura lo envolvió.
-Elizabeth, hija debes descansar, él llegara en cualquier momento. –Le decía el doctor Daniel a su hija, que no se movía del gran ventanal que daba vista a la entrada y al jardín de la mansión. La tormenta se encontraba en todo su apogeo.
-Papá tengo un mal presentimiento, algo debió de sucederle a Neil. –Con voz llena de preocupación, sus ojos vertían lágrimas que rodaban por sus mejillas, el doctor trato de reconfortarla.
-No te preocupes, en cuanto pare un poco la tormenta mandare a unos hombres para que lo busquen. --Es ese momento la chica lanzo un grito, tocándose el abultado abdomen, la mirada de Liz se posó en el piso, un líquido amarillento se extendía por la superficie, su falda mojada, otro grito se escuchó en la estancia, el doctor en tres zancadas estaba al lado a su hija. Los ojos de la chica mostraban miedo.
-Tranquila Liz, ya sabes que hacer, no te pongas nerviosa ten confianza todo estará bien, mi yerno llegará a tiempo para ver el nacimiento de mi nieto, estás en buenas manos, vamos a tu habitación ahí alistaremos todo lo necesario para el parto.
-Sí papá ¡gracias por estar para nosotros!
La chica con paso corto y respiración trabajosa se dejó guiar, su padre la tomó entre sus brazos como a una niña pequeña, la acuno por un momento, acerco su boca cerca de su oído con palabras cariñosas le dijo. —todo saldrá bien, estoy aquí mi niña. – Por un minuto se miraron a los ojos, una sonrisa broto de los labios de ambos, confianza y amor reflejada en ambos, mientras tanto las dos enfermeras llevaban mantas limpias, agua tibia, el instrumental de cirugía estaba listo por si era necesario. Daniel se mostraba tranquilo y seguro de sí mismo, como siempre cuando se enfrentaba a una situación difícil, pero le preocupaba el paradero de su yerno, Neil nunca había dejado sola a Liz por mucho tiempo siempre estaba al pendiente de ella, en cuento tuviera una chance daría la orden al capataz para que un grupo de hombre saliera en su búsqueda.
Al llegar a la habitación, recuesta a la chica en la cama con sumo cuidado , las enfermeras comenzaron con su tarea para preparar a la joven, el doctor por su parte entro al cuarto de baño para labor perfectamente sus manos para examinar a su hija, había comenzado la labor de parto por lo que deberían de ser pacientes, la mamás primerizas en muchos de los casos tardan algunas horas en dar a luz, pero si este proceso se alarga por demasiadas horas él bebe comienza a sufrir dentro del seno materno ya que al romper la bolsa con el líquido amniótico puede comenzar un proceso infeccioso en el útero de la madre por la exposición al medio externo, la vida del bebe podría peligrar, incluso el de la madre.
La tormenta continuaba en todo su apogeo, las gotas de agua en algún momento se volvieron bolitas de hielo que golpeaban con fuerza su rostro, el dolor creciente en su pierna lo hizo despertar, estando ya consiente trató de incorporarse pero el dolor era demasiado así que solo logro sentarse, volvió la mirada hacia su caballo que no se movía, solo resoplaba fuertemente estiro su mano, logro tocar la cara del animal la acaricio repetidas veces tratando de reconfortarlo, le hablo cálidamente. –-Tranquilo “gladiador” saldremos de esta ya verás. --Neil pensaba que hacer, “regresar a la casa del tío abuelo o tratar de llegar a la casa Legan, en mi estado ninguna de las dos opciones es viable, en cuanto la lluvia pare, comenzare a titiritar como un crío, tengo que encontrar la manera de llegar a casa”. No le quedaba más remedio que esperar a que alguien lo encontrara y le brindara ayuda.
No sabía cuánto tiempo llevaba tirado en el fango, la lluvia era escasa, los temblores del frió comenzaban a hacer estragos en su cuerpo, estaba cansado, comenzó a ver que el caballo nuevamente se intranquilizaba, lo acaricio nuevamente, los ojos se le cerraban cuando comenzó a escuchar que gritaban su nombre, inmediatamente se despabilo, con todas sus fuerzas grito.
-Por acá ¡estoy aquí! Gracias Dios. –Miro al cielo agradecido, al divisarlo el grupo de hombres se dirigieron a toda prisa hacia él, su capataz lo interroga en tono preocupado
-Joven Neil, ¿Está bien?
-Tengo lastimada la pierna no sé si está rota, me preocupa el estado de gladiador no ha podido ponerse de pie, ha sido un buen chico, es solidario con su amo quedándose tendido en el suelo. –El capataz movió la cabeza de un lado a otro, él sabia muy bien que el caballo estaba sufriendo demasiado, tendrían que sacrificarlo. En su rostro se dibujo una pequeña sonrisa por la ocurrencia de su patrón. –No se preocupe nos haremos cargo del caballo, en cuanto usted hay que llevarlo a la finca lo más pronto posible su esposa está en labor de parto y está muy preocupada por usted.
- ¿Cómo? ¡No, no puede ser que esto me esté pasando a mí! – exclamo a toda voz Neil. –Vamos ayúdame a ponerme de pie ¿vienen a caballo?
-Algunos caminando, otros a caballo, pero trajimos una carreta para cualquier cosa que se ofreciera junto con algunas mantas. –contestó el capataz.
-Pues bien," lo que se ofreciera soy yo”, pero primero busquen unas ramas que estén lo más derechas que se pueda, para inmovilizar la pierna por si está rota.
Los hombres se movieron a toda prisa buscando en los alrededores ramas que pudieran servir, cuando encontraron dos, las cortaron del mismo tamaño, uno de ellos llevo un lazo que cortaron en pedazos, colocaron los palos uno de cada lado de la pierna de Neil y con sumo cuidado los amarraron a pierna, cuándo la tarea estuvo terminada escucharon lo que su patrón les decía.
- Muchas gracias, ahora ayúdenme a subir a la parte trasera de la carreta. —Les pidió el joven a sus hombres, con sumo cuidado lo colocaron en el trasporte, lo taparon con una manta, emprendieron el camino hacia la casa.
En la mansión de los Legan, Elizabeth ya estaba en trabajo de parto, su padre estaba atendiéndola y dándole las indicaciones pertinentes para el pronto nacimiento de su nieto.
-Cuando te venga el dolor fuerte, esa es la contracción, puja lo más fuerte que puedas.
Liz estaba totalmente mojada por el sudor del esfuerzo que estaba realizando, sentía que sus fuerzas la abandonaban, quería que su marido estuviera a su lado.
–Vamos hija ya falta poco ya corono él bebe, puja.
En esos momentos se abrió la puerta, era Neil que entro con una muleta hechiza que le dio un anciano al verlo que no podía caminar cuando llegaron a la casa, una de las mucamas rápidamente subió agua caliente en un balde su habitación, le alisto una muda de ropa limpia ya que la enfermera no le permitió el paso al dormitorio donde se encontraba su esposa pariendo a su hijo, le pidió que se aseara, entro malhumorado a su habitación ingreso al baño, se lavó de la cintura hacia arriba lo más rápido que pudo obviamente no se quiso bañar porque perdería mucho tiempo además no era posible por la lesión que traía en la pierna, solo la adrenalina del momento hacía que el dolor fuera mínimo.
-Lamento llegar tarde, pero ya estoy aquí. –En tres zancadas ya estaba junto a su esposa, la beso en la frente y le tomo la mano. –Vamos mi amor tú puedes, ya casi nace nuestro hijo. –Sus miradas se cruzaron, con ese lenguaje mudo se dijeron cuanto se aman, sonrieron.
El doctor Lennar observo con desconcierto a su yerno, sabía que estaba herido, pero la prioridad era su hija y su nieto después se haría cargo de atender a su hijo postizo.
Después de pocos minutos, se escuchó el fuerte llanto del bebé, nació Aarón Alexander Legan Lennar , Neil tuvo el privilegio de cortar el cordón umbilical y ser el primero en sostenerlo, ya ,no sentía dolor alguno en su pierna, al tenerlo en sus brazos sintió un cálido calor en su corazón, sus ojos se nublaron, sin darse cuenta estaban derramando lágrimas de felicidad, ver lo perfecto que era su hijo, sus manos pequeñitas, sus piecitos, su carita sonrojada y cachetona, lo suave de su piel, Neil busco con sus ojos, la imagen que se encontraba bellamente enmarcada colgada en la pared donde se localizaba la cabecera de la cama de la virgen María que tenía en brazos a su hijo el niño Jesús, no le intereso que lo escucharan decir.
—¡Gracias madre por permitir que mi hijo y mi esposa estén bien! ¡gracias! Liz lo observaba satisfecha, ver la felicidad en el rostro de su marido, la llenaba de gozo.
Neil se inclinó para estar a la altura de su esposa y le dijo. --Amor, ¡muchas gracias por darme tan bello regalo!, simplemente es perfecto. –Acto seguido la beso en los labios. –¡Te amo!
-Te amo. –Le susurro Elizabeth.
Cuando terminaron de atender a la feliz mamá y al nuevo miembro de la familia el doctor Lennar, le pidió amablemente a Neil que lo acompañara a la habitación de huéspedes para poder atenderlo, una de las enfermeras los acompaño, el joven moreno le contó lo sucedido al doctor, lo examinó y llego a la conclusión de que solo se le había fisurado el hueso de la tibia de la pierna, había sido una suerte que no se le hubiera quebrado, la oportuna inmovilización de la extremidad ayudo a que la lesión no fuera más severa, opto por enyesarle la pierna, por el tiempo necesario para curar la lesión y para garantizar la inmovilidad, ya que conociendo a su yerno sabía que este no se estaría quieto por mucho tiempo.
Ya entrada la mañana comenzaron a llegar los integrantes de la familia Andrey, la tía abuela Elroy por ser la matriarca del clan entro primero junto con Albert a conocer al nuevo integrante de la familia, quedando satisfecha con el nacimiento del niño, posteriormente le tocó el turno a Candy y Terry.
-Terry, mira que hermoso es el bebe. –Le comentó la rubia al joven castaño, miró de forma despectiva a su primo bromeando con él. --Nada que ver contigo Neil, se parece a su mamá, por eso es están bello mi sobrino.
A lo que Neil refuto de inmediato – ¿Qué te pasa Candy? mi hijo es buen mozo gracias a que su padre que es guapísimo, acéptalo soy un adonis.
Todos rieron en la habitación por el comentario de Neil, lo que no le hizo mucha gracia. --¿Qué? ¿de qué se ríen? Yo nunca miento, vamos Terry échame una mano, no me dejes solo.
-Claro Neil, te echo la mano, cada hombre es buen mozo ante los ojos de la mujer que lo ama, ellas siempre nos verán irresistibles, eso nadie lo puede cambiar, verdad Candy.
-Es cierto, el amor nos hace sordos, ciegos y mudos nada existe, solo el otro que nos complementa.
-Estoy absolutamente de acuerdo contigo Candy. --Comento Liz, extendió su mano hacia su marido para que se este se acercara a ella, lo miro fijamente a los ojos y con tono de su voz melodioso y sexi le dijo. -- Neil, mi amor, eres para mí el hombre más guapo del mundo, ¡un adonis! el hombre que me hace muy feliz en todos los aspectos, ¡mi gran amor !
Muy lentamente sin hacer ruido, Terry y Candy salieron de la habitación para darles su espacio a la pareja, Elizabeth y Neil ni cuenta se dieron de que se habían marchado porque sus labios ya estaban unidos por un fogoso beso y su continua declaración de amor.
FIN
Espero que la lectura haya sido de su agrado.
Agradezco de todo corazón a mi amiga Saadesa
por regalarme la portada de mi historia.
"DEFENSORAS DE TODOS
AMANTE DE UNO"
pero hoy le das el final a esta bella historia, me encantan las historias donde el reconcidera y se permite ser feliz y no presisamente con Candy, asi lo he imaginado siempre felicidades Ines 
LL 
