METAMORFOSIS
*Déjame entrar en la privacidad de tus emociones*
Escrito 100% Yuri
Inspirado Song mujer contra mujer
Personajes Karen Kleiss y Patricia O'Brien
Escrito realizado por An Le Mon & Saadesa
♡♡♡♡
Florida 1919
Las mañanas frías como las de hoy, me recuerda mi soledad en la que me sumergido, guiada por la suave brisa del mar, que se cuela por mi ventanal y acaricia mi rostro; caminó con paso lento, hacia el balcón. Tomó asiento y pierdo mis pensamientos, mientras admiro el mar, escucho el golpear de las olas, disfrutado de mi café.
Mi conciencia traicionera, siempre me recuerda: la cotidiana y austera vida, que he decido tomar y la cual me ha llenado de…, "Plenitud" estupideces te mentiría si de mis pensamientos, saliera la gran blasfemia “¡felicidad!”
No tengo una vida plena, en el ámbito romántico, me encuentro totalmente cerrada a la posibilidad de volver abrir mi corazón. Siempre he sentido que mi alma gemela, se quedó perdida en alguna parte de la historia de mi vida, decidió enlistarse en la guerra un día tomó un avión para nunca más regresar. Cómo evitar que mis gafas retengan estas lastimeras lágrimas.
Júzgame de tonta, loca, cobarde, pero aún y con el dolor de la soledad, me siento a gusto aquí en mi zona de confort, detrás de los miles de libros que me rodean, son los lujos que me puedo dar al ser bibliotecaria. Cada libro que he leído, me ha llevado a diferentes lugares inimaginables para la gente común.
Algunos otros, les he regalado caricias y pecaminosamente les he hecho el amor, al restaurar su gastado empastado, recorriendo con mis manos la pegajosa masa, se me vuelve un momento excitante. Me he internado en el mundo de "Guinness Records" "Oscar Wilde" cada uno de sus poemas lo he sentido tan míos, he odiado a "Hamlet" besado a "Romeo" admirado al "Rey Lear" y por las noches en mis sueños he hecho el amor con "Shakespeare"
Necesito dejar la cafeína y el cigarro, mi cabeza está perdiendo toda cordura. Como saber el éxtasis del amor, sin siquiera haber entregado mis labios. Necesito salir de este lugar que amo y he transformado mi refugio, pero es cruel cuando me encierro en mis soliloquios matutinos.
Tomando la vía rápida, me conduzco al cetro de la ciudad, al correo a muy temprana hora, me han avisado sobre un telegrama dirigido a mí, con carácter de urgente.
Maldigo una y otra vez el haber tomado la vía rápida, alguien al parecer se le ha averiado su auto y está haciendo que todos nos retrasemos.
Como buena samaritana que soy y por qué mi conciencia me lo dicta, miro a un costado de la ventanilla de mi auto, una extraña sensación resbala desde mi vientre hasta llegar a mi entrepierna sintiendo un doloroso latido en mi femineidad.
El trasero prominente, que se ajustan perfecto a esa diminuta cintura, han extraído mis pensamientos llevándolos a las tinieblas del pecado.
¡Que te sucede Patricia! estas violando cada uno de los mandamientos -me recrimino a mi misma, por las horribles sensaciones que me he permitido sentir, la soledad me está afectando, al grado de enloquecer.
Dejando atrás mi buena voluntad de ayuda, desesperada busco el modo de salir del caos de la avenida, estaciono mi auto con toda premura y me alejó a toda prisa de aquel lugar.
Aún enrojecida y jadeante por la larga caminata entró al edificio de correos.
-Señorita…, buenas tardes. -nerviosa mencionó a la persona del mostrador-. Mi nombre es Patricia O'Brian, me han llamado esta mañana para: infórmame que tengo un correo con carácter de urgente.
-Espere… -me responde con una voz molesta, la mujer del mostrador.
Que carácter, ella necesita más que yo algo de compañía, la mujer mal encarada, regresa a la ventanilla y de mala manera arroja un formato.
–Tenga y firme aquí de recibido.
Firme, tomé mi hoja y me conduje al tocador de damas. Sentía una extraña sensación en mí parte genital. Me senté en el retrete y forcé a mi vejiga a orinar, al limpiarme una extra cosa salió de mi, era un flujo transparente y viscoso.
Tome un poco más de papel y limpie nuevamente, pero ahora de atrás hacia delante; al llegar a la esquina delantera de mis labios vaginales, sin querer realice una pequeña opresión. Sentí un dolor y al tiempo un agradable cosquilleo, en la parte inferior de mi vientre, lo volví a realizar y la sensación se volvió placentera, después de tres veces un jadeo salió de mi boca.
Inmediatamente tape mi boca con mi mano, [¡ay no!] sentí aún más la humedad sobre mis labios, poseída por los instintos animales, decidí oler de ella, no era desagradable, no tenía olor. [que me esta sucediendo]
Apenas salí del sanitario y me asome a los demás retretes, trataba de esconder mi vergonzoso momento, el cual se acrecentaría: si viese que no me encontraba sola, al verme “sola” como siempre. Salí como un cohete, de las oficinas de correos. En el camino abrí el telegrama y leí.
Telegrama urgente:
Querida amiga. Llegamos. Jueves. 3pm. Hotel Palm Beach. C.G.
La felicidad me inundó, había pasado algún tiempo sin ver a mi querida amiga y hermana Candy, que feliz me hacía saberla tan dichosa. La vida había sido justa con ella, regresándole a su gran amor.
Curiosa que es la línea del destino. Ella, solo salió por un café en una ciudad desconocida y ahí estaba él, precisamente escribiendo una carta para ella. El amor lo puedes encontrar a la vuelta de la esquina (?)
-¡Auch! –grité, mientras mi trasero aterrizará sobre la dura acera.
–¡Que diablos le sucede! mire que doblar la esquina sin… - El rostro divinamente arreglado de la mujer, con la que había chocado mi cuerpo y lanzado a este al suelo, se me hizo familiar; tres segundos y di con él, en mi memoria.
-¡Paty! ¡Hola hermosa! ¿me recuerdas? –preguntó con una bella sonrisa que me hizo tragar seco, mis palabras se negaban a salir – Karen - dije y mis ojos colapsaron.
-¡Soy…, Karen Kleys! Compañera de Terry y amiga de Candy.
¡Ay por dios! tardé tres meses soñando con ella, por las noches y tres meses, convenciéndome por la mañana, de ser una chica anormal, que era mi soledad la que me estaba afectando y ahora nuevamente, está aquí; tomando mis manos que se van calentando poco a poco [¡retiralas Paty! antes de que exploten o arda en llamas, la pobre chica]
Con toda descortesía, arranque mis manos de las suyas, su intensa mirada y esa sonrisa coqueta en su rostro; me confundió, como hacía apenas tres meses.
Aquel baile de caridad, donde al quedar a solas en el salón, bailamos tan juntas, que ni el mismo aire, podía cruzar entre nosotras. Aún recuerdo las palabras, que susurraba a mi oído: “La noche... es larga Paty, no te arrepentirás, te lo prometo”
Mis piernas están temblando como gelatina, las sensaciones en mi cuerpo están resurgiendo. No…, ¡nooo! Esto es enfermizo y demencial. Dios castigará este tipo de sensaciones. No soy yo, es el mal que posee mi cuerpo [si, eso es] y lo quiero encasillar en los confines del averno.
-S… sí…, Karen.., - logró contestar con mi voz entrecortada-. Ya te recuerdo. Aunque ha pasado un tiempo [no lo suficiente para sacarte de mi cabeza] -mordí mi dedo, temerosa de que mis pensamientos salieran por mi boca.
Aún me trato de convencer que eres un amor platónico, como mis escritores favoritos, que de vez en vez, me llevo a mi cama.
–Y…, dime Karen ¿que te trae a esta ciudad?
-¡Paty! ¿no me digas que no sabes? Traemos la compañía Stratford, representaremos "Sueño de una Noche de Verano"
Sí que lo sabía, de hecho, me he robado algunos carteles, por uno tuve que correr tres cuadras; huyendo de la guardia.
–Eres una niñita muy mala, pero yo soy buena mira -dijo Karen y tomó mi mano y colocó tres boletos con diferentes fechas -Quiero verte en los lugares preferenciales, dijo sin separar su vista de la mía y añadió- : Paty ¿Me invitarías un café?
No me la estaba poniendo fácil, pero tampoco seré, una anfitriona descortés.
-S…, s…, sí. -el vacilante tartamudeo de mi voz, mostró a Karen, lo nerviosa que me ponía estar a solas con ella. Ignorando mi pensamiento racional, dije: - Vamos, mi auto está estacionado a una cuadrada.
-¡Que bien! –ella, dio saltito y con estos sus bellos y firmes senos, saltaron bajo aquel vestido, que ajustaba su diminuta cintura y acentuaba, su bien proporcionado tra… [¡hey! espera Patricia, entonces la chica del tráfico …, sí era ella, soy un monstruo, necesito medicamento para este mal]
Caminamos como dos buenas amigas y subimos a mi auto, ella tomó mi mano y me miró de una manera, que hizo estrujar a mi corazón.
-Ven aquí linda –me dijo Karen, con la voz cargada de ternura y me tomo entre su brazos-. Aún tiemblas pequeña, sé que es nuevo para ti, pero los sentimientos no se ocultan.
Me separe de su abrazo, reprochandome internamente, nos encontramos en la vía pública y la gente…
Puse el auto en marcha y concentré todos mis pensamientos, en el camino que conduce a mi apartamento. Al entrar, Karen corrió por todos los rincones de este, ella olía cada lugar al que entraba y yo…, me dedique a preparar el café.
Entre una amena plática que nos hacía estallar en risas, tomamos más de dos tazas de café y fumamos casi media cajetilla de cigarrillos. Ella era una buena conversadora, cada una de sus aventuras, las contaba con tanto énfasis; que te transportaba a sus relatos. Esa tarde reí tanto, hacía años que no me permitía darme es lujo placentero.
Mi sonrisa la había perdido, así como a mi primer gran amor y después, me encerré en mi dolor. Olvide todo de mí, me encargué de crear una burbuja, donde nadie más podría ser capaz de entrar.
Pero…, ella... está aquí, justo frente a mí, contándome sus travesías, con la picardía que solo ella tiene; por momentos dejaba de escuchar lo que decía y solo miraba, la humedad de sus carnosos labios.
-Es tarde Paty, me tengo que marchar. ¿Amenos que tu…?
-¡Si claro! yo te llevo -me apresure a decir, me puse en pie y me encamine al perchero, para tomar nuestros abrigos. De una pequeña mesita, ubicada en el recibidor, tome las llaves.
Al elevar mi brazo para colocarme mi chaqueta, Karen…, rodeo mi cintura con sus brazos, mi cuerpo se estremeció y mi sangre se congeló, toda yo era una gelatina mal cuajada.
-No tiembles Paty – me dijo, mientras deslizaba sus labios, por mi cuello; con suavidad lo comenzó a besar, entre los húmedos besos y caricias que Karen me daba, dijo: - "Desde aquella noche, me moría de ganas por besar tu suave piel"
El calor y cosquilleo de mi bajo vientre, descendió hasta mi parte más íntima, sentí como nuevamente esa humedad cálida; emanaba de mi. Me sentía como una vela, a la cual se le derrama la cera por su candela, sin poderlo detener.
El suave gemido, lleno de éxtasis que Karen emitió, despertó mi cordura; permitiendo que abandonará mi deseo irracional.
-Karen…, Será mejor que nos vayamos - logré decirle y mis pasos se acercaron más a la puerta de salida, abandonado los brazos de ella.
-¿A dónde hermosa? ¿ahí? –señaló con su dedo uno de los sofás – ¿oh allá? – con su mirada apuntó a mi alcoba.
-Karen…, yo… -me volví hacia la puerta "injusto es el amor, que nos llega en diferentes estuches "¡¡¡Loca!!!" Esto no puede ser amor" regañe a mi loco y confuso pensamiento.
-Poco a poco hermosa, no tiembles... no por mi – dijo ella, tras mi espalda. Giro mi cuerpo, colocándome frente al suyo y posó sus labios, sobre los míos. Con la agilidad de su lengua, logró abrirse paso entre mis labios; a pesar de que los mantenía fuertemente apretados [¡ja! A quien engaño, mis labios se volvieron tan flojos, como las bragas de mi abuela Martha] enredó sus carnosos labios, con los míos; succionando con suavidad, mis húmedos y dispuesto labios.
Mi instinto carnal, aquel que trataba de controlar, se despertó y comencé a igualar sus movimientos. Su lengua se introdujo en mi boca y busco la mía, estás se enredaban como dos serpientes, en una danza primitiva.
Tan perdida estaba entregándome al momento, en el que permití que mis emociones e instintos salían a flote; me concentré en su exquisito sabor a café, menta y cigarrillo. No me percate, en que momento mi falda había subido.
La brisa que se coló por la ventana, dio una caricia a mis desnudas piernas. El dedo índice de Karen, jugueteaba con el elástico de mis bragas, ella ya había desnudado mi vientre, deslizando mis bragas; hasta el inicio de mi monte de Venus.
Con suavidad introdujo sus manos, acariciaba mi intimidad, por instinto abrí mis delgadas piernas, invitándole a sentirme un poco más. Gemi excitada, al sentir como ella con ambas manos, rozaban mi sexo; me encontraba aturdida y mareada.
Karen, rompiendo mis barreras y tirando todos mis muros, fue más allá de lo permitido e introdujo uno de sus dedos, dejándolo deslizar desde la punta de mi feminidad, hasta llegar a mi zona más húmeda y caliente, que ya la esperaba con ansias.
-¡Paty! –gimió Karen, con la voz enronquecida-. Estas tan húmeda ¿es por mi nena?
Yo como una tonta solo asentí con la cabeza. Mi boca estaba seca, mi piel ardía por dentro y lo menos pensado brotaba de mi una humedad a borbotones.
Literalmente, mi cuerpo se había transformado en desierto ardiente, en medio de un oasis que no apagaba mi fuego. Las cinco esencias del universo, habían llegado con tal fuerza, que su quinto elemento, estaba deformando toda la luz de mi visión; creando pequeños destellos en diferentes formas y colores, la fuerza de gravedad en mi cuerpo era nula, me sentía rotar a gran velocidad.
Desabotono los primeros botones de mi blusa permitiendo ver mi sostén, introdujo su mano y acarició mis costillas, se movió lentamente tratando de no romper el hechizo que nos envolvía, Ahora mi cuerpo estaba más cerca de ella. Me sentía tan embriagada por las sensaciones por su olor y su cabello en mi cara cuando me besaba, sus dedos me mandaban mensajes tan reales.
Karen introdujo más su mano y la llevó hasta donde aquella humedad era tibia y viscosa. Recorrió con cada uno de sus dedos mi centro, deslizó su mano hacia el frente y con movimientos circulares me hacía sentir sensación nunca antes experimentadas. Yo solo aparté los mechones castaños de su cara y seguí besando y mordisqueando su labio inferior, sentía el fuego en mis muslos, beso mi cuello y bajó a uno de mis pechos, logro besarlo por encima de mi sostén, ella tocó una parte de mi, que hacia que mi cuerpo tuviera pequeñas descargas hasta que llegó el momento que toda esa energía se acumuló y me hizo gritar y echar mi cabeza hacia atrás, si no hubiese estado la pared hubiese caído al suelo.
-Hey tranquila será despacio de acuerdo –me dijo Karen, con suma ternura y comprensión, mientras introducía sus dedos en su boca dijo: “muero por probar completamente tu fuente de pasión”
-¡No! -exclame. [que estoy haciendo]
-Lo siento -dijo Karen, mirando como yo abotonaba de la blusa frenética.
-No importa -repuso Karen, te entiendo.
-Es solo que me sorprendió.
-No te preocupes he sido yo la que empezó.
Yo sabía, que yo lo había permitido y era algo que quería y deseaba.
-Me hace feliz saber que lo disfrutaste, y podrías disfrutarlo aún más.
Con esas palabras mis sentidos volvieron a mí, tomé las llaves de mi auto y Karen camino tras de mí. Sabía que mis miedos eran grandes la rígida educación en la que había crecido no me permitan dejar de pensar en mi pecaminosa vida que estaba entrado en mi camino. Me quemaría en los infiernos, pero…, ¡valdría la pena! Acaso éramos unos monstruos.
Perdida en mis pensamientos subimos al elevador en un mudo silencio, mis pensamientos se encontraban totalmente envueltos en una nube gris. No encontraba la hebra del hilo del segundero de mi razón.
continuara...
Última edición por Saadesa el Dom Abr 05, 2020 7:25 pm, editado 1 vez