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Capítulo 4 METAMORFOSIS
Tres días habían pasado, mis ansias por un no se que, estaban terminado con mis ápice de cordura. Caminaba con rumbo a la biblioteca, a pesar de que quedaba a una cuadra de distancia, la pesadez de mi andar delataba la melancolía en la que me había enfrascado.
-Señorita Patricia ¡buenos días! –dijo unos de los chicos que apoyaba en la distribución de las obras literarias.
Al no encontrar un buen motivo para mi y desear un excelente dia, opte por ignorar categóricamente el saludo del chico. Sí, pero de una manera muy cortés. Tome el primer libro y grande fue mi sorpresa al leer el título de este.
-Mira Thony, han llegado los ejemplares de nuestra nueva clienta [ay no… nos veré a la señorita piernas largas y sonrisa coqueta nuevamente por aquí] eso era lo que en realidad quise decir pero bajo la idiota y fingida sonrisa que horas atrás había practicado. -dije haremos una buena buena venta chico.
Camine con rumbo a mi oficina con la esperanza de encontrar un gran hoyo y como un topo esconder todo mi pecaminoso cuerpo junto con su ardiente pasión.
Tras de mí venía el chico más parlanchín, todas la mañanas al ver su sonrisa me preguntaba ¿que lo hará tan feliz.? nunca se quejaba y su sonrisa era perfecta. Si no fuese por que estoy sumida entre la locura y la pasión ¡oh! Sí…, le he puesto nombre entre la señorita francesa y la hermosa actriz no se si llorar o acompañarlo con otra sonrisa.
-Aja…, aja… desatendida respondía al reporte que para él era el más extraordinario.
-Y tres noticias mas, la señora rubia con su marido malhumorado, se pasaron por aquí y le dejaron esta nota.
Eso sí llamó mi atención y tome la nota.
– Por cierto el señor descortesía dijo que hacía falta un poco de acción en la lista de nuestras novelas mencionó a un tal…
-Eh…, eh… no me digas a quien menciono 《ese Terry es un cochino perverso malandrin》 -pensé mientras miraba la notita escrita por mi amiga:
“Querida amiga me siento sola, ¿tomamos café? Te espero en la salita de té de nuestro hotel.”
P.D. ven con hambre a mi pequeño engreído se le antoja pastel.
[En el hotel – pensé y mi cien comenzó a transpirar –esto es un suplicio – pero aun asi queria girar en pie, no se por que –sí se, vere a Karen]
-Quiere las otras dos buenas jefa – dijo Thony con la bella sonrisa.
-Aja.. –contesté no hay otra más grave de la que me ha dado.
-La señorita francesa se da una vuelta cerca de las dos menos quince.
[muy bien saldré una hora antes] pensé no quería ser arrastrada por los malos deseos de tocar esas buenas caderas.
-Y la última -dijo Thony con un tono serio-. El teléfono ha sonado, al contestar no me dan respuesta solo se escucha un triste sollozo.
Mi corazón cayó junto con el café que traía en mi mano.
-Jefa ¿está usted bien?
-Sí… sí… emmm… yo.. n… -Me agache para levantar mi taza, o lo que quedaba de ella se había hecho añicos, al igual que mi corazón. El sentimiento llego a mi como un gancho al higado que me dejara sin aliento.
-Dejé yo lo limpiaré – dijo Thony tan servicial como siempre, además era un joven encantador de tez blanquecina ojos llamativos cuerpo de campeonato [porque que no me enamore de Thony] pensé pero al mirar su dotado bulto entre las piernas recordé que sería injusto pedirle que se lo quite.
El chico me pillo mirando su buena genética masculina, él se sonrojo, mi cara hizo mas incomodo el momento y solo atine a decir:
-Voy a mi…
-Si… aja – dijo Thony, mientras yo giraba a toda prisa al cuarto de limpieza.
*****
[tres… si puedes Paty ¡vamos! dos… uno…, no, no mejor me regreso… que coma pastel Terry con Candy] y así de cobarde bajé la escalinata corriendo saliendo por cuarta vez del hotel.
-Eh… tu, mujer deshonesta.
-[Terry ahora no ¡cómetelo tierra] pensé mientras giraba mi cuerpo para saludarlo.
–A dónde vas? ¡he! Señorita tímida.
-Yo… yo… T… Te… Terry… solo..
-Ven vamos te sentaras en esa mesa donde mi rubia pecosa te espera y comerás todo el pastel que ella diga ¡ah! y a esta chica no me la dejas llorando.
-¿¡Como, dices!?- respingue incomprensible a lo escuchado, me estaba lanzando una indirecta muy directa. Los ojos de karen inmediatamente vinieron a mi mente.
-Lo que oyes señorita tímida, en la habitación “¡123!” esta una chica destrozada, como novillo en matadero, enroscada entre sus sábanas, con un corazón hecho añicos por alguien ¿tu no sabes de eso? ¿¡verdad!?
-¡Terry! yo... solo es que mira esta...
-No te juzgo Paty, pero recuerda que el amor tiene los matices de la luna.
-¡Mmm!- dije sin comprender que hacia la luna aquí y sus matices.
-Si tímida, puedes amar los destellos de esta aunque sean rosados, y al que no le guste sabe lo que tiene hacer. Paty el amor duele es como caminar por una cuerda floja y no caer por que su mano te dará el equilibrio -el actor sínico se acercó a mi oído y dijo: ¡-Vamos mujer! que el bulto no hace al monje.
- ¡Terry!- exaltada grite ante tal irreverencia.
El restaurante del Hotel Palm Beach, era un lugar elegante y tranquilo, su prestigio se lo había ganado por los exquisitos postres que su dueña, los elaboraba desde su hogar. La anciana siempre decía que amaba endulzar los corazones alegres y acompañar a los solitarios, que por lo menos algo dulce puede dar algo de confort al alma.
Desde una hermosa terraza que daba al bella costa de Palm beach, mi amiga, esa hermosa rubia me llama agitando con gracia su servilleta al aire. << qué rebosante y bella se ve, la maternidad sí que embellece el alma, sobre todo cuando es pura como la de ella>> pensaba mientras me aproximaba a la mesa.
Después de una hora donde escuchaba las andanzas y travesías de ella y Terry. Candy llamó al camarero.
-Joven un poco mas de te para mi y para ella que tal un ron –Candy me miró con una chispa en sus ojos que me dio temor. Yo solo asentí con la cabeza. No acostumbraba a beber, pero alguna vez escuche decir que a las embarazadas no se le lleva la contraria por que se vuelven una fiera y la luna se comenzaba a reflejar y era llena [no loca y loba no] pensé y le di un trago grande a mi ron.
–Y dime Paty, porque tengo la impresión de que huyes de karen.
El segundo trago de ron se me fue de todo hasta el esófago y comencé a toser desesperada; ella solo me miro esperando una respuesta.
[Candy me ahogo y me quemo y tu solo quieres respuesta] pensé mientras solo me tiraba aire con la servilleta. Recordé aquella noche en el colegio donde me pregunto por los dormitorios de los chicos asi tan campechana y despreocupada como ahora.
Después de que mi funeral fue cancelado, respondí a Candy: -No huyo de nadie amiga solo que mi trabajo es muy demandante.
- Paty ¿aún somos amigas? -hizo su pregunta con esa mirada inquisidora donde siempre acaba por conseguir lo que quiere.
-Claro Candy, somo hermanas sabes que te quiero mucho y mas a mi sobrina –dije con un poco de temor, sabía que rumbo tomaría esta conversación, y debía cambiar el tema.
-Entonces cuéntame quieres Paty, después de esa noche que estuviste en el hospital me jure nunca dejarte sola, sin mi presencia te llevo en mis pensamientos eres mi hermana.
-¡Candy!
-Habla Paty.
Yo un tanto avergonzada miré su pequeño vientre que se le marcaba.
–No te preocupes la koala está dormida, que aclaro es niño, aunque tú y Terry digan lo contrario.
Y así con las mejillas sonrojadas le fui contando desde el principio de la historia, después de cuarto ron ya le había contado hasta los ardientes encuentro que había tenido con Karen, no solo en esta ciudad sino desde que intente suicidarme en París, donde la cercanía y la comprensión de Karen, me hizo ver en ella el gran ser humano que es. Por un momento pensé que si le contaba las cosas me vería como un monstruo, pero este bendito o maldito ron me aflojó la lengua. Y aqui esta ella sentada mirándome con una cara llena de comprensión.
-Tú también Siempre estuviste al lado de mi cama de hospital, cuando me dieran mi alta nos iríamos juntas a mi departamento y seria como en el colegio –dije recordando lo fácil que era vida en ese entonces.
-Entonces fue tu culpa y de Karen.
-¿Cómo?
-Si me dijeron queremos cafe. Yo fui a la cafetería pero estaba cerrada, asi que decidi salir a la calle, buscar una cafetería comprar café y “voilá” (listo) te haría feliz.
- ¡Candy! ¡era París! ¡de madrugada! ¡como diantres se te ocurrió que…
Mi pensamiento cayó en retrospectiva.
-Candy ¿Dónde encontraste a Terry?
-Un bar un piano la melodía de los changuitos; entre avance hasta donde provenía aquellas notas, el que tocaba esa melodía solo nuestra y ahí estaba él tan radiante y varonil.
- ¿Y el café Candy? – pregunte mirando al techo [no me digas otra vez sobre la reproducción humana] rogué al cielo en mi pensamiento.
- Te lo lleve en la mañana. Si después de que me case con Terry pero antes fuimos a ver su lindo hot…
-No, no… hasta ahí yo te creo no me lo jures ni des detalles.
Candy solo se soltó a reír. Mi amiga siempre tan linda. Por eso la vida le da bendiciones.
-Entonces ese departamento, ¿tu y karen…? –dijo Candy con una risita.
-No bueno, algo de eso paso pero no, fue hasta el coctel de presentación donde anunciaban su gira.
-¿Se besaron?
-Un poco –respondí algo intimidada y continué mi relato.
Pero tambien le conte sobre el amargo final. Ese que yo había decidido poner un punto final a este amor enfermizo. Mal visto ante los ojos de la sociedad y de nuestras creencias.
Candy solo agito su cabeza en señal de desaprobación ante mis razones por las cuales me había alejado definitivamente de Karen.
-Candy, amiga. Me gustaria que me entendieras yo aun recuerdo a Stear y no creo haberlo olvidado –aunque ya no lo pensaba ni por un momento [ahí vas otra vez de mentirosa] –No sería justo para Karen que yo le utilizara.
-Paty mereces amar y ser amada. Uno no elige de quien. El corazón es necio y no suele obedecer nuestras órdenes.
-Yo no merezco que me amen, pero…
-Sabes Paty, he estado leyendo algunos artículos de diarios de algunos años atrás y alguno que otro escrito.
Observe como Candy, tomó un poco un poco de té, pero su mirada apuntaba a la cucharilla de su segundo postre [¡ay… no!] sentí la gran necesidad de arrojarme al mar y nadar hasta un punto donde no escuchara la novedad de mi amiga – sabias que Heinrich Hössli, en un escrito de los grandes movimientos por la aceptación y la no discriminación a la comunidad homosexual, dijo que el mayor obstáculo en una relación del mismo género es uno mismo.
Sentí como los vellos de mi espina dorsal se crisparon, por el escalofrío que entro a mis huesos, pensé por un segundo que estos se romperán en mil pedazos y caería toda yo como marioneta sin hilos.
Ella continuó como si me diera la receta secreta de un postre: - Aja sí, él dice que son auto saboteadores de sus relaciones. Inconscientemente creen que no merecen la felicidad, por que “viven en pecado” y terminan lastimando al ser que más anhela amar su corazón.
-Candy, yo no soy...
-Patricia O'Brian te conozco tan bien. -dijo totalmente seria.
-Esta bien tu ganas, pero no puedo aceptarlo y esconderé mis sentimientos.
-No te exaltes Paty, tenía que preguntarte. No estas siendo coherente en tus decisiones.
-Ya ves tu me das la razón Candy.
-No Paty, – Candy se reacomodo en la silla en su mirada había desaprobación y agito su cabeza. Con eso me dejó en claro lo que ya estaba mirando – no me refiero a tus sentimientos ni de quien amas me refiero a que estas siendo mezquina y egoísta contigo y con Karen el amor no es sufrir, el amor no es conformarse por dar un gusto a la gente, si lo sabremos Terry y yo, por dar gusto a otros tu eres testigo de lo vivido.
Mis ojo dejaron escapar las lágrimas que por días había retenido.
-Paty el amor es ese, que sientes cuando estás entre sus brazos, ese que no ocultas al decir su nombre hasta en sueños. Tu flagelación será quedarte con la persona que para ti es la correcta; pero te aseguro que no habrá noche que tu cuerpo vibre al recordar tul piel siendo rosada por sus manos de...
-Lo heche a perder amiga –dije tapando mis ojos con mis manos-. La lastime, me pidió de mil maneras decir mis sentimientos y yo la tímida cobarde que soy salí corriendo –mis palabras se cortaban por mis sollozos –me siento culpable creo que ahora si tendre que guardar todo esto que siento.
Candy comio el ultimo bocado de pastelillo, y mire cómo comenzó a sobar su cadera. Ya había estado mucho tiempo en esa postura así que decidí ya no ahondar más en el tema. Tema que ya había tirado a la borda por mi estúpida necesidad y por mi pensamiento tan correcto.
-Amiga vamos te acompaño a tu cuarto –dije y le ayude a ponerse en pie.
Después de despedirme de Candy, la curiosidad [seré honesta conmigo misma el deseo por ver a karen] me quemaba por dentro pero la culpabilidad también me acompañaba. Así que solo pase por el pasillo donde sabía que estaba su cuarto "123" Terry lo menciono con toda la intención estoy segura, mire el número. Solo apoye mi frente sobre la puerta.
-Es tan fácil Paty, me dijo una voz varonil detrás mío-. Hazlo.
Salte como los gatos y un vértigo me llegó de golpe.
–Solo gira la perilla Paty.
-Ahora no Terry –dije pasando a su lado-. Por favor cuídala es una buena chica.
-Y esta enamorada “mio caro” (amada mia)
-No seas tan cruel Terry –dije sin poder evitar que de mis ojos, corrieron lágrimas por mis mejillas, esa simple palabra hiciera mella en mi corazón.
-Paty – Terry se aproximó hacia mí, tenía el semblante relajado aunque los ojo se le reflejaba el cansancio.
Sin darle la oportunidad de continuar ni con su andar hacia mi y frenando su palabrería, di un rápido respiro y dije: - Terry le podrías decir que estoy felizmente enamorada de una gran mujer; solo necesito un tiempo.
Con la mirada llena de súplica mire a Terry, él con una irónica sonrisa me miro y solo asintió con la cabeza.
-No tardes mucho que aun no termino de hacer los ojitos de mi koala - [genio y figura] pensé ante el comentario burdo del… mejor amigo que se puede tener. Pero aún le lancé una mirada de miedo para que no se fiara.
*****
-Karen, debes de bañarte – dijo Terry entrado a todo galope a la habitación de actriz.
-Vete Graham, sigue con la tarea de hacer tu koala como le dices tal vez tengas suerte y sean dos anda ve amenace con Candy. Y dejen morirme de amor.
–Vamos pareces novillo al matadero, se lo que es sentirse asi, Pero tambien se que no a muchos a lo largo de su vida pueden experimentar esto que se llama verdadero amor, y conocer todos sus matices como los de la Luna.
La chica tenía los ojos tan hinchados por sus lágrimas que no cesaban, aun y apretando estas las irreverentes lágrimas, no obedecían y seguían saliendo sin piedad. Intentaba consolarse pensando en que no era Paty, la única mujer sobre la tierra que había miles que la querían y la deseaban y además le daba placer recordar que alguna que otra chica había visto con el corazón roto, así que no era la única en su especie.
"El odio mata a el amor" -pensó Karen-. No “mio caro”(amada mía) Oh... Paty, siempre serás la pequeña tímida que con sus dulces e inocentes caricias robaste mi corazon. Aunque muera de amor rezare por que tu seas feliz. no se podían engañar lo de ellas, no era era un amor de a ratos, era la intensidad de un amor que llegó del infinito de una estrella.
Para Karen Kleiss, que duro era el sentimiento de haber entregado tu corazón y ser rechazada al instante. Jamas habia sido ella la que diera el primer paso en alguna conquista siempre los elogios eran para ella. Las que daban el primer paso eran sus amantes y ella jamás exponía sus sentimiento, siempre vivaz y atenta para no salir lastimada. Pero siempre hay una primera vez y en esta salio mas rayado que el guión de Graham. Su mayor anhelo se esfumaba nunca se vería compartiendo una vida a un lado de Paty, cruel es el destino que nos lleva de la mano por los caminos llenos espinas y cruces. Es uno que aun con el dolor continúa su andar sin tener piedad de la rasgadura de su su alma.
Terry miro a karen y sabía que debía darles un empujón fuerte a su relación o se acababa de resquebrajar, tenía que hacerla entrar en razón.
Continuara...
Tres días habían pasado, mis ansias por un no se que, estaban terminado con mis ápice de cordura. Caminaba con rumbo a la biblioteca, a pesar de que quedaba a una cuadra de distancia, la pesadez de mi andar delataba la melancolía en la que me había enfrascado.
-Señorita Patricia ¡buenos días! –dijo unos de los chicos que apoyaba en la distribución de las obras literarias.
Al no encontrar un buen motivo para mi y desear un excelente dia, opte por ignorar categóricamente el saludo del chico. Sí, pero de una manera muy cortés. Tome el primer libro y grande fue mi sorpresa al leer el título de este.
-Mira Thony, han llegado los ejemplares de nuestra nueva clienta [ay no… nos veré a la señorita piernas largas y sonrisa coqueta nuevamente por aquí] eso era lo que en realidad quise decir pero bajo la idiota y fingida sonrisa que horas atrás había practicado. -dije haremos una buena buena venta chico.
Camine con rumbo a mi oficina con la esperanza de encontrar un gran hoyo y como un topo esconder todo mi pecaminoso cuerpo junto con su ardiente pasión.
Tras de mí venía el chico más parlanchín, todas la mañanas al ver su sonrisa me preguntaba ¿que lo hará tan feliz.? nunca se quejaba y su sonrisa era perfecta. Si no fuese por que estoy sumida entre la locura y la pasión ¡oh! Sí…, le he puesto nombre entre la señorita francesa y la hermosa actriz no se si llorar o acompañarlo con otra sonrisa.
-Aja…, aja… desatendida respondía al reporte que para él era el más extraordinario.
-Y tres noticias mas, la señora rubia con su marido malhumorado, se pasaron por aquí y le dejaron esta nota.
Eso sí llamó mi atención y tome la nota.
– Por cierto el señor descortesía dijo que hacía falta un poco de acción en la lista de nuestras novelas mencionó a un tal…
-Eh…, eh… no me digas a quien menciono 《ese Terry es un cochino perverso malandrin》 -pensé mientras miraba la notita escrita por mi amiga:
“Querida amiga me siento sola, ¿tomamos café? Te espero en la salita de té de nuestro hotel.”
P.D. ven con hambre a mi pequeño engreído se le antoja pastel.
[En el hotel – pensé y mi cien comenzó a transpirar –esto es un suplicio – pero aun asi queria girar en pie, no se por que –sí se, vere a Karen]
-Quiere las otras dos buenas jefa – dijo Thony con la bella sonrisa.
-Aja.. –contesté no hay otra más grave de la que me ha dado.
-La señorita francesa se da una vuelta cerca de las dos menos quince.
[muy bien saldré una hora antes] pensé no quería ser arrastrada por los malos deseos de tocar esas buenas caderas.
-Y la última -dijo Thony con un tono serio-. El teléfono ha sonado, al contestar no me dan respuesta solo se escucha un triste sollozo.
Mi corazón cayó junto con el café que traía en mi mano.
-Jefa ¿está usted bien?
-Sí… sí… emmm… yo.. n… -Me agache para levantar mi taza, o lo que quedaba de ella se había hecho añicos, al igual que mi corazón. El sentimiento llego a mi como un gancho al higado que me dejara sin aliento.
-Dejé yo lo limpiaré – dijo Thony tan servicial como siempre, además era un joven encantador de tez blanquecina ojos llamativos cuerpo de campeonato [porque que no me enamore de Thony] pensé pero al mirar su dotado bulto entre las piernas recordé que sería injusto pedirle que se lo quite.
El chico me pillo mirando su buena genética masculina, él se sonrojo, mi cara hizo mas incomodo el momento y solo atine a decir:
-Voy a mi…
-Si… aja – dijo Thony, mientras yo giraba a toda prisa al cuarto de limpieza.
*****
[tres… si puedes Paty ¡vamos! dos… uno…, no, no mejor me regreso… que coma pastel Terry con Candy] y así de cobarde bajé la escalinata corriendo saliendo por cuarta vez del hotel.
-Eh… tu, mujer deshonesta.
-[Terry ahora no ¡cómetelo tierra] pensé mientras giraba mi cuerpo para saludarlo.
–A dónde vas? ¡he! Señorita tímida.
-Yo… yo… T… Te… Terry… solo..
-Ven vamos te sentaras en esa mesa donde mi rubia pecosa te espera y comerás todo el pastel que ella diga ¡ah! y a esta chica no me la dejas llorando.
-¿¡Como, dices!?- respingue incomprensible a lo escuchado, me estaba lanzando una indirecta muy directa. Los ojos de karen inmediatamente vinieron a mi mente.
-Lo que oyes señorita tímida, en la habitación “¡123!” esta una chica destrozada, como novillo en matadero, enroscada entre sus sábanas, con un corazón hecho añicos por alguien ¿tu no sabes de eso? ¿¡verdad!?
-¡Terry! yo... solo es que mira esta...
-No te juzgo Paty, pero recuerda que el amor tiene los matices de la luna.
-¡Mmm!- dije sin comprender que hacia la luna aquí y sus matices.
-Si tímida, puedes amar los destellos de esta aunque sean rosados, y al que no le guste sabe lo que tiene hacer. Paty el amor duele es como caminar por una cuerda floja y no caer por que su mano te dará el equilibrio -el actor sínico se acercó a mi oído y dijo: ¡-Vamos mujer! que el bulto no hace al monje.
- ¡Terry!- exaltada grite ante tal irreverencia.
El restaurante del Hotel Palm Beach, era un lugar elegante y tranquilo, su prestigio se lo había ganado por los exquisitos postres que su dueña, los elaboraba desde su hogar. La anciana siempre decía que amaba endulzar los corazones alegres y acompañar a los solitarios, que por lo menos algo dulce puede dar algo de confort al alma.
Desde una hermosa terraza que daba al bella costa de Palm beach, mi amiga, esa hermosa rubia me llama agitando con gracia su servilleta al aire. << qué rebosante y bella se ve, la maternidad sí que embellece el alma, sobre todo cuando es pura como la de ella>> pensaba mientras me aproximaba a la mesa.
Después de una hora donde escuchaba las andanzas y travesías de ella y Terry. Candy llamó al camarero.
-Joven un poco mas de te para mi y para ella que tal un ron –Candy me miró con una chispa en sus ojos que me dio temor. Yo solo asentí con la cabeza. No acostumbraba a beber, pero alguna vez escuche decir que a las embarazadas no se le lleva la contraria por que se vuelven una fiera y la luna se comenzaba a reflejar y era llena [no loca y loba no] pensé y le di un trago grande a mi ron.
–Y dime Paty, porque tengo la impresión de que huyes de karen.
El segundo trago de ron se me fue de todo hasta el esófago y comencé a toser desesperada; ella solo me miro esperando una respuesta.
[Candy me ahogo y me quemo y tu solo quieres respuesta] pensé mientras solo me tiraba aire con la servilleta. Recordé aquella noche en el colegio donde me pregunto por los dormitorios de los chicos asi tan campechana y despreocupada como ahora.
Después de que mi funeral fue cancelado, respondí a Candy: -No huyo de nadie amiga solo que mi trabajo es muy demandante.
- Paty ¿aún somos amigas? -hizo su pregunta con esa mirada inquisidora donde siempre acaba por conseguir lo que quiere.
-Claro Candy, somo hermanas sabes que te quiero mucho y mas a mi sobrina –dije con un poco de temor, sabía que rumbo tomaría esta conversación, y debía cambiar el tema.
-Entonces cuéntame quieres Paty, después de esa noche que estuviste en el hospital me jure nunca dejarte sola, sin mi presencia te llevo en mis pensamientos eres mi hermana.
-¡Candy!
-Habla Paty.
Yo un tanto avergonzada miré su pequeño vientre que se le marcaba.
–No te preocupes la koala está dormida, que aclaro es niño, aunque tú y Terry digan lo contrario.
Y así con las mejillas sonrojadas le fui contando desde el principio de la historia, después de cuarto ron ya le había contado hasta los ardientes encuentro que había tenido con Karen, no solo en esta ciudad sino desde que intente suicidarme en París, donde la cercanía y la comprensión de Karen, me hizo ver en ella el gran ser humano que es. Por un momento pensé que si le contaba las cosas me vería como un monstruo, pero este bendito o maldito ron me aflojó la lengua. Y aqui esta ella sentada mirándome con una cara llena de comprensión.
-Tú también Siempre estuviste al lado de mi cama de hospital, cuando me dieran mi alta nos iríamos juntas a mi departamento y seria como en el colegio –dije recordando lo fácil que era vida en ese entonces.
-Entonces fue tu culpa y de Karen.
-¿Cómo?
-Si me dijeron queremos cafe. Yo fui a la cafetería pero estaba cerrada, asi que decidi salir a la calle, buscar una cafetería comprar café y “voilá” (listo) te haría feliz.
- ¡Candy! ¡era París! ¡de madrugada! ¡como diantres se te ocurrió que…
Mi pensamiento cayó en retrospectiva.
-Candy ¿Dónde encontraste a Terry?
-Un bar un piano la melodía de los changuitos; entre avance hasta donde provenía aquellas notas, el que tocaba esa melodía solo nuestra y ahí estaba él tan radiante y varonil.
- ¿Y el café Candy? – pregunte mirando al techo [no me digas otra vez sobre la reproducción humana] rogué al cielo en mi pensamiento.
- Te lo lleve en la mañana. Si después de que me case con Terry pero antes fuimos a ver su lindo hot…
-No, no… hasta ahí yo te creo no me lo jures ni des detalles.
Candy solo se soltó a reír. Mi amiga siempre tan linda. Por eso la vida le da bendiciones.
-Entonces ese departamento, ¿tu y karen…? –dijo Candy con una risita.
-No bueno, algo de eso paso pero no, fue hasta el coctel de presentación donde anunciaban su gira.
-¿Se besaron?
-Un poco –respondí algo intimidada y continué mi relato.
Pero tambien le conte sobre el amargo final. Ese que yo había decidido poner un punto final a este amor enfermizo. Mal visto ante los ojos de la sociedad y de nuestras creencias.
Candy solo agito su cabeza en señal de desaprobación ante mis razones por las cuales me había alejado definitivamente de Karen.
-Candy, amiga. Me gustaria que me entendieras yo aun recuerdo a Stear y no creo haberlo olvidado –aunque ya no lo pensaba ni por un momento [ahí vas otra vez de mentirosa] –No sería justo para Karen que yo le utilizara.
-Paty mereces amar y ser amada. Uno no elige de quien. El corazón es necio y no suele obedecer nuestras órdenes.
-Yo no merezco que me amen, pero…
-Sabes Paty, he estado leyendo algunos artículos de diarios de algunos años atrás y alguno que otro escrito.
Observe como Candy, tomó un poco un poco de té, pero su mirada apuntaba a la cucharilla de su segundo postre [¡ay… no!] sentí la gran necesidad de arrojarme al mar y nadar hasta un punto donde no escuchara la novedad de mi amiga – sabias que Heinrich Hössli, en un escrito de los grandes movimientos por la aceptación y la no discriminación a la comunidad homosexual, dijo que el mayor obstáculo en una relación del mismo género es uno mismo.
Sentí como los vellos de mi espina dorsal se crisparon, por el escalofrío que entro a mis huesos, pensé por un segundo que estos se romperán en mil pedazos y caería toda yo como marioneta sin hilos.
Ella continuó como si me diera la receta secreta de un postre: - Aja sí, él dice que son auto saboteadores de sus relaciones. Inconscientemente creen que no merecen la felicidad, por que “viven en pecado” y terminan lastimando al ser que más anhela amar su corazón.
-Candy, yo no soy...
-Patricia O'Brian te conozco tan bien. -dijo totalmente seria.
-Esta bien tu ganas, pero no puedo aceptarlo y esconderé mis sentimientos.
-No te exaltes Paty, tenía que preguntarte. No estas siendo coherente en tus decisiones.
-Ya ves tu me das la razón Candy.
-No Paty, – Candy se reacomodo en la silla en su mirada había desaprobación y agito su cabeza. Con eso me dejó en claro lo que ya estaba mirando – no me refiero a tus sentimientos ni de quien amas me refiero a que estas siendo mezquina y egoísta contigo y con Karen el amor no es sufrir, el amor no es conformarse por dar un gusto a la gente, si lo sabremos Terry y yo, por dar gusto a otros tu eres testigo de lo vivido.
Mis ojo dejaron escapar las lágrimas que por días había retenido.
-Paty el amor es ese, que sientes cuando estás entre sus brazos, ese que no ocultas al decir su nombre hasta en sueños. Tu flagelación será quedarte con la persona que para ti es la correcta; pero te aseguro que no habrá noche que tu cuerpo vibre al recordar tul piel siendo rosada por sus manos de...
-Lo heche a perder amiga –dije tapando mis ojos con mis manos-. La lastime, me pidió de mil maneras decir mis sentimientos y yo la tímida cobarde que soy salí corriendo –mis palabras se cortaban por mis sollozos –me siento culpable creo que ahora si tendre que guardar todo esto que siento.
Candy comio el ultimo bocado de pastelillo, y mire cómo comenzó a sobar su cadera. Ya había estado mucho tiempo en esa postura así que decidí ya no ahondar más en el tema. Tema que ya había tirado a la borda por mi estúpida necesidad y por mi pensamiento tan correcto.
-Amiga vamos te acompaño a tu cuarto –dije y le ayude a ponerse en pie.
Después de despedirme de Candy, la curiosidad [seré honesta conmigo misma el deseo por ver a karen] me quemaba por dentro pero la culpabilidad también me acompañaba. Así que solo pase por el pasillo donde sabía que estaba su cuarto "123" Terry lo menciono con toda la intención estoy segura, mire el número. Solo apoye mi frente sobre la puerta.
-Es tan fácil Paty, me dijo una voz varonil detrás mío-. Hazlo.
Salte como los gatos y un vértigo me llegó de golpe.
–Solo gira la perilla Paty.
-Ahora no Terry –dije pasando a su lado-. Por favor cuídala es una buena chica.
-Y esta enamorada “mio caro” (amada mia)
-No seas tan cruel Terry –dije sin poder evitar que de mis ojos, corrieron lágrimas por mis mejillas, esa simple palabra hiciera mella en mi corazón.
-Paty – Terry se aproximó hacia mí, tenía el semblante relajado aunque los ojo se le reflejaba el cansancio.
Sin darle la oportunidad de continuar ni con su andar hacia mi y frenando su palabrería, di un rápido respiro y dije: - Terry le podrías decir que estoy felizmente enamorada de una gran mujer; solo necesito un tiempo.
Con la mirada llena de súplica mire a Terry, él con una irónica sonrisa me miro y solo asintió con la cabeza.
-No tardes mucho que aun no termino de hacer los ojitos de mi koala - [genio y figura] pensé ante el comentario burdo del… mejor amigo que se puede tener. Pero aún le lancé una mirada de miedo para que no se fiara.
*****
-Karen, debes de bañarte – dijo Terry entrado a todo galope a la habitación de actriz.
-Vete Graham, sigue con la tarea de hacer tu koala como le dices tal vez tengas suerte y sean dos anda ve amenace con Candy. Y dejen morirme de amor.
–Vamos pareces novillo al matadero, se lo que es sentirse asi, Pero tambien se que no a muchos a lo largo de su vida pueden experimentar esto que se llama verdadero amor, y conocer todos sus matices como los de la Luna.
La chica tenía los ojos tan hinchados por sus lágrimas que no cesaban, aun y apretando estas las irreverentes lágrimas, no obedecían y seguían saliendo sin piedad. Intentaba consolarse pensando en que no era Paty, la única mujer sobre la tierra que había miles que la querían y la deseaban y además le daba placer recordar que alguna que otra chica había visto con el corazón roto, así que no era la única en su especie.
"El odio mata a el amor" -pensó Karen-. No “mio caro”(amada mía) Oh... Paty, siempre serás la pequeña tímida que con sus dulces e inocentes caricias robaste mi corazon. Aunque muera de amor rezare por que tu seas feliz. no se podían engañar lo de ellas, no era era un amor de a ratos, era la intensidad de un amor que llegó del infinito de una estrella.
Para Karen Kleiss, que duro era el sentimiento de haber entregado tu corazón y ser rechazada al instante. Jamas habia sido ella la que diera el primer paso en alguna conquista siempre los elogios eran para ella. Las que daban el primer paso eran sus amantes y ella jamás exponía sus sentimiento, siempre vivaz y atenta para no salir lastimada. Pero siempre hay una primera vez y en esta salio mas rayado que el guión de Graham. Su mayor anhelo se esfumaba nunca se vería compartiendo una vida a un lado de Paty, cruel es el destino que nos lleva de la mano por los caminos llenos espinas y cruces. Es uno que aun con el dolor continúa su andar sin tener piedad de la rasgadura de su su alma.
Terry miro a karen y sabía que debía darles un empujón fuerte a su relación o se acababa de resquebrajar, tenía que hacerla entrar en razón.
Continuara...
Última edición por Saadesa el Miér Abr 08, 2020 5:54 pm, editado 1 vez
