Las lagrimas salían a raudel mientras intentaba tranquilizarse y ser fuerte, ella era Eliza Leagan y no debía desmoronarse asi otra vez. Estaba tan harta de decir las cosas tan fríamente y calculando cada palabra para no ser lastimada por otras personas pero a decir verdad era una chica frágil, alguien que necesitaba un abrazo, una palabra de aliento, una persona a su lado que la comprendiera que no fuera Neal.
- Eliza, deja de llorar, nos vengaremos. –le dijo su hermano al otro lado de la puerta.
Era el único que sabia el tipo de persona que era su hermana, por eso la acompañaba en todas sus fechorías, lo que los unia era un sentimiento de hermandad única, una complicidad que solo los hermanos tienen, por eso le dolia que ella nuevamente se encerrara en su cuarto despues de que Candy volviera a ser quien ganara.
- Eliza, por favor abreme… como desearía que pudieras sentir lo que dices, no me gusta verte lastimada, te conozco demasiado bien.
-
Ella se mantenía en silencio, las lagrima de rabia, de dolor y de soledad seguían cayendo mientras escuchaba la voz de su hermano al otro lado… ella era fuerte, no se dejaría apocar por Candy. Era cierto que siempre la lastimaba, que buscaba la manera de echarla, que hacia maldades no aptas para una niña de su edad pero todo era porque sabia bien que la chiquilla esa le estaba robando la oportunidad de ser feliz. Todos la querían, todos la buscaban y ella volvia a ser la mala de la historia.
Si las lágrimas pudieran envasarse…
Se miro en el espejo y vio su rostro descompuesto, tal vez no era amor lo que buscaba, tal vez era solo comprensión pero ya no estaba segura de nada, sus padres la querían, pero no estaban con ellos. Se miro al espejo buscando contarle lo que sentía pero ella misma estaba confundida en un mar de emociones. Se sentía sola y sin embargo no quería aceptar que eso le afectaba en realidad aun cuando seguía llorando por no tener lo que Candy tenia.
- Ya no quiero ser tú...Nunca más… - dijo mientras lanzaba un joyero al espejo rompiéndolo en mil pedazos.
- Eliza, Eliza estas bien?? Eliza abre por favor.
Neal se preocupaba aun mas.
Despues de aquella fiesta donde los chicos rodeaban a una Candy completamente brillante, Eliza habia pedido irse y no pudo hacerlo pues sus padres pensaban en el que diran de los demás y nunca se dieron cuenta que ella se sentía lastimada. Por eso llego a encerrarse en su habitación, por eso estaba ahora asi.
Con sus manos frias comenzó a sentir un odio aun mayor por la rubia, y al mismo tiempo odio por si misma, por no poder ser como ella. ¿Acaso habia sido hecha en un moldo roto? ¿Acaso ella quien podia tenerlo todo no era digna de hacerlo?
Neal al no escucharla mas corrió hasta el ama de llaves y le pidió abrir la puerta del cuarto de su hermana o en todo caso que le diera las llaves, la mujer estaba acostumbrada a los arrebatos de la chiquilla pero sabia que el único que podia controlarla era su hermano, no dudo en prestárselas y entonces el logro entrar, la vio ahí tan frágil, tirada entre los vidrios, ella lo miro y cuando se acerco a levantarla lo abrazo fuertemente.
- Solo tú sabes la manera en la que me rompo, solo tu estas conmigo hermanito.
- Tranquila Eliza, tranquila, nos vengaremos de esa huérfana y tu volveras a brillar como siempre lo haz hecho.
Ella asintió, no sabia si el tenia razón pero si sabia que haria lo que estuviera en sus manos para no volverse a sentir asi.
Neal la ayudo a levantarse y la sento en la orilla de la cama mientras comenzó a recoger aquellos pedazos de vidrio. No hablo a algun sirviente porque simplemente no quería que vieran a su hermana asi, no quería que la vieran derrotada.
Si las lagrimas pudieran envasarse el le cobraría cada una de esas lagrimas a Candy y a cualquiera que se atreviera a dañar a su hermana otra vez.
FIN
Última edición por GEZABEL el Dom Abr 05, 2020 8:38 pm, editado 1 vez