Su elegante figura quedo petrificada delante de aquella mansión la cual habia pertenecido por tanto tiempo a su familia y que ahora lamentablemente ya no era mas de ella, ni de su hermano, ni de sus padres… pronto seria subastada por el banco mientras ellos tomaban otro rumbo.
Ahí nacio, crecio y tuvo una vida feliz, a pesar de Candy, a pesar de todo fue feliz en aquella casa, lo supo en ese instante cuando su mirada se perdia en aquella casona, recordó como toda su vida la paso entre los pasillos planeando travesuras al lado de su hermano, como se escondían en los cuartos y en medio de juegos siempre terminaba algun empleado retado por sus padres debido a que ni ella ni Neal tenían la culpa nunca. Recordo el recibimiento que le dieron a Candy cuando recién llego ahí creyendo que seria adoptada. Sonrio, el mero recuerdo de la imagen de la rubia empapada le hizo sonreir a pesar de la tristeza que la embargaba en ese momento. Cuantas veces hizo sufrir a la rubia, cuantas veces quiso echarla sin éxito y al final era ella la que ahora se quedaría con ese hogar, estaba casi segura que por venganza de tantas cosas que le habian hecho Candy adquiriría la propiedad que ella tanto amaba.
“La odio” … -penso para sus adentros, pero ya no podia hacer nada. Al final su padre habia hecho unas inversiones que lo llevaron a la quiebra y sin el apoyo de los Andrew el tenia que vender todo para sobrevivir, tal vez ella se casaria por algun interés familiar para salvar lo poco que podia del apellido Leagan, pero mientras tanto su hogar estaba siendo subastado y ellos habian sido echados como pordioseros.
Parada ahí se dio cuenta que poco valían las “amistades” en aquella sociedad, cuando tienes siempre están de tu lado pero ahora que ella no tenia nada todos les habian dado la espalda, tal y como lo hizo ella alguna vez con su amiga Luisa, tal y como lo habia hecho con muchas personas mas, ahora estaba en una situacion similar.
Bajo aquella sombrilla estaba una mujer que no se daría por vencida y estaba segura que volveria a brillar, pero aun asi dolia dejar todo aquello, dolia verse derrotada, dolia sentirse sola.
Vio un par de aves sobre la propiedad y observo a un hombre que cerraba las puertas de la mansión con un candado, un nudo se hizo en su garganta y cayo de rodillas para llorar, Neal la veía a lo lejos y se acerco a ella a paso lento para darle tiempo de llorar.
- Volveremos a la Mansion algun dia hermanita.
- No, ya no lo haremos, aquí se termina todo Neal, no volveremos porque cuando vuelva a tener fortuna yo misma vendre a destruirla hasta los cimientos, esa casa no merece ser de nadie mas.
El la escucho y asintió, cierto, ya no era su casa y no volveria a serlo aun cuando pudiesen volver, todos los recuerdos se quedaban ahí y ya nunca volverían.
FIN