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Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento)

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Wendolyn Leagan

Wendolyn Leagan
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Antes de que lean, quiero pedirles una disculpa sincera. Se supone que los "movimientos" de la serie "LLUVIA" deben ser cortos. Pequeñas capsulitas que se leen en 3 o 5 minutos; pero no sé qué pasó acá. Como le digo a mi amiga Yaro; la cosa se fue poniendo "Kafkiana" y pues, se alargó. ¡Qué le vamos a hacer! Así es la musa y así son las palabras. Uno no manda, ellas son las amas.
Por lo pronto, les agradezco de antemano su tiempo, y espero humildemente que sea de su agrado...



LLUVIA
(#3)





lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) Artwor12



La carta que había recibido aquella mañana, temblaba entre sus manos.
Eliza no podía creer las palabras escritas en ella ¡No podía!
Y tampoco podía creer que esto le estuviera sucediendo… de nuevo.

Hace tres meses que se había comprometido en matrimonio con Franklin Webber; hijo de un banquero amigo de su padre.

Un hombre apuesto, responsable y, por supuesto, de excelente futuro con el que había llevado un noviazgo relativamente corto; él mismo se había decidido a concretar un compromiso, pronto. Muy a pesar de que sus negocios lo mantenían ocupado y en su sitio, ya deseaba “sentar cabeza”, su familia se lo venía pidiendo hace años, y él había resuelto acceder,  al saberse a sí mismo de “cierta edad” nada propicia para continuar soltero.

- Ya no eres tan joven Eliza…- le decía su madre cuando la joven, un poco extrañada por la prisa del novio, expusiera sus dudas a su madre - es cierto que Franklin es 10 años mayor que tú, pero la edad a los hombres los vuelve interesantes. En cambio a nosotras, simplemente nos vuelve viejas. Además, tú quieres casarte ¿No es así?…

Y claro ¡Por supuesto que quería casarse! Lo había querido desde… ya no se acordaba ¡Desde siempre, seguro!
La pelirroja ya completaba el cuarto de siglo de vida; todas sus compañeras del colegio se habían casado y tenían familia. Por supuesto que esa prolongada soltería le sirvió a ella para ir a la universidad; recibirse con un masterado, y poder trabajar con su padre y su hermano, enterándose y participando en sus negocios.

A su madre y a la tía abuela Elroy, eso no les parecía nada bonito; a su madre le hacía gracia, pero convencida estaba que, al casarse, se le olvidaría todo eso.

A la tía, no le hacía ni pizca de gracia, para ella todo eso era una pérdida de tiempo. “Las mujeres son para casarse y dar hijos a sus esposos ¡Para eso las puso Dios en el mundo!”

Con la edad, Eliza ya no estaba tan convencida de que todo eso fuera cierto; ahora que se movía en “el mundo de los hombres”, como lo llamaba la tía Elroy, sabía que las mujeres sí servían para mucho más; aun así,  tampoco es que ella estuviera resistiéndose a eso pero… las cosas simplemente no se daban.

Por supuesto que habría preferido ella haberse casado a los 17 o 18, como todas sus compañeras del colegio, y ser ya madre de dos o tres muchachitos… aunque pensándolo bien, no era mucho lo que le gustaban los niños ¡Pero si toca, toca, y ella no quería fallar en su círculo social!

Conociendo a sus “amigas” ¡seguro que su virtud ya bailaba en las lenguas de algunas al verla tan libre y aún soltera!
Estaba segura porque, ella misma alguna vez había destruido con su lengua filosa la de alguien más…

Eliza no quería que su reputación se resintiera solo por no conseguir marido ¡Ella quería casarse! Lo había intentado desde que tuvo edad, pero… ¿Qué había de malo con ella? Era guapa, era culta, era educada, era viajada, además ¡era bestialmente sexy! ¿¡CUÁL ERA EL MALDITO PROBLEMA!?

Hasta la cocina llegó el estruendo de cosas rompiéndose en la planta alta.

Se había desatado un aguacero torrencial, y Dorothy se calentaba los ánimos sirviéndose algo tibio en la cocina.
A Dorothy le gustaba la lluvia; su sonido le parecía perfecto, en especial en las noches cuando el insomnio arrecia ¡Para ella no había nada como el ruido de la lluvia cayendo para arrullarse y conciliar el sueño!

Los truenos eran otra cosa; no conocía a nadie que no les temiera, particularmente cuando estos caían demasiado cerca ¡Parecía que la tierra se abría! Pero ella sabía que solían ser momentáneos, y además, eran emisarios comunicando que la lluvia aún tardaría en cesar.

Como buena chica del campo, Dorothy sabía que la lluvia limpiaba, que daba vida, que esclarecía. Siempre, después de una buena lluvia; hasta el cielo se veía más claro.

Dorothy disfrutaba de un té caliente, y el sonido de la lluvia que la tranquilizaba, cuando se sobresaltó al escuchar un fuerte ruido como de cristales rompiéndose; incluso, aunque afuera la lluvia no daba tregua sobre los tejados, el ruido era tan fuerte que ella logró escucharlo.

¿Qué pasaría ahora? Se preguntaba extrañada mientras corría subiendo la escalera; si en la casa no había nadie más que ella y la señorita Eliza.
Cuando llegó a la habitación de la “niña” de la casa, casi la descabeza un florero que se estrelló justo a su lado apenas abrió la puerta del cuarto.

- ¡Señorita Eliza! ¿Pero qué…?

- ¡Cállate! – gritó Eliza con ira, roja de la furia y con el rostro bañado en llanto - ¡Y quítate! ¡¡Gata metiche!!

La pobre doméstica recibió el insulto en plena cara y ya no supo si las gotitas que sintió fueron saliva o las lágrimas de Eliza salpicándole encima.

La furiosa joven, recorrió el pasillo a las prisas, abriendo ya una puerta y ya otra, como si buscara a alguien; rugiendo y dándose con los puños en los muslos, al darse cuenta de que estaba completamente sola en la mansión… bueno, sola no: con Dorothy ¡pero la sirvienta es como si no fuera nadie! bajó corriendo la escalera, rugiendo y llorando.

Dorothy no sabía si seguirla o qué hacer. Ya miles de veces habían sido testigo, y hasta víctima,  de los arranques de violenta furia de la señorita Eliza; una furia que ella no lograba contener nunca, muy a pesar de que su madre siempre le llamaba la atención por ello. Es que, esa forma de enojarse siempre por todo, y arremeter siempre rompiendo, insultando, golpeando ¡Eso es de arrabaleras, no de damas bien criadas!

Pero Eliza no podía con su carácter; era su cruz, y de todos, su peor defecto. Y encima, tomar en cuenta el hecho de que ella al ser de clase social alta, se creía en verdad por encima de todo dios.
Ya varias veces su prometido también, le había llamado la atención por su comportamiento y su carácter.

“Un hombre demuestra su grandeza, por la forma como trata a los más pequeños”, solía decirle.

Sí, ya sabía que él y su familia eran admiradores de las “citas citables.”

En el dintel superior de la puerta del rascacielos donde se movían todos los negocios de la familia de su prometido, podía leerse una frase de Pascal que rezaba: “La grandeza de un hombre consiste en saber reconocer su propia pequeñez.”

Pero a ella le traían al pairo esas cosas; ella era un volcán, cualquier cosa que no le gustara ¡la ponía furiosa!
Se ofendía con facilidad y la mínima cosa, le parecía una “falta de respeto” a su categoría.
Parecía que ella hubiera sido criada para creer que era superior que cualquiera, y su malhumor casi siempre recaía en las personas cuyo trabajo es atenderles, haciéndolos víctimas de su peor desprecio.

Así había sido siempre; y él por el contrario, era un hombre elegante pero sencillo.
Hablaba con todo el mundo, saludaba de mano a todo el mundo.

Una vez perdieron valiosísimos 10 minutos saliendo de una cena, porque Franklin bahía reconocido el “host” del lugar, como el anterior botones de uno de sus hoteles ¡Qué alegría tuvieron ambos al encontrarse! Y se pusieron a conversar como grandes amigos.

¡Eliza se moría de la vergüenza! Y ya rogaba que por favor no se topara con algún conocido ¿qué iban a decir? de ver a su futuro marido ¡charlando con el “capitán” del restaurante!

Cierta vez, él le había hablado a Eliza de su nana a la que quería mucho. Le comentaba que ya estaba mayor y que, cuando se casaran, se la quería llevar a vivir con ellos.

- Claro, para cuide de nuestros hijos. – había repuesto la joven.

- No, mi amor – respondió él con naturalidad – para que termine sus días en paz, a mi lado.

Eso escandalizó a Eliza ¿Cómo… la nana, viviendo de ellos como si fuera la abuelita? ¡Por supuesto que no!

- Es la mujer que me ha criado Eliza; a mí y a mis hermanos… - respondió él, dolido.

- Bueno, se le pagó puntualmente por ello, supongo. Dudo que lo hiciera gratis.- repuso ella, fríamente.

Franklin no volvió a decir palabra, hasta que el chofer llegó a la Mansión Leagan, dejando a su prometida en la puerta de su casa ¡Como debía ser!



Al final, Dorothy se decidió correr tras la enloquecida mujer; no fuera que le diera por hacer alguna estupidez; en el estado en el que estaba podía hacer cualquier cosa.
Escuchó la puerta principal de la mansión abrirse de golpe ¿A dónde iba esta chica? ¡Si estaba cayéndose el cielo afuera!

Cuando Dorothy llegó a la puerta de la casa, se quedó atónita; la lluvia caía de manera tan torrencial que a sus ojos todo era gris, y si adivinaba a Eliza, era porque su cabello rojo destacaba entre el gris de la lluvia.

La joven simplemente se había quedado ahí, parada bajo el inclemente aguacero. Dorothy no sabía si salir por ella o mejor regresarse por donde había venido.

Al final decidió que, lo mejor era ir por algo para cubrirla. Si al día siguiente veía la moqueta mojada ¡Ni modo de decirle que ella misma la había mojado!  Es que la ponía de patitas en la calle, sin pena alguna. Así que fue, hacia la cocina al armario de blancos, a buscar con qué secar a la muchacha cuando decidiera entrar.



Eliza salió corriendo de su casa, la verdad, sin tener un rumbo fijo.
Solo quería irse, salir de ahí y correr a ver si así quemaba toda la furia que llevaba, porque si no ¡era capaz de prenderle fuego a la casa!
Pero al salir, apenas dio unos cuantos pasos afuera.
De pronto la idea de correr y correr sin rumbo, se borró de su mente.

Se quedó ahí, sintiendo como la lluvia, que caía con una fuerza tremenda, le empapaba hasta los pensamientos.
Como si de verdad Eliza estuviera envuelta en llamas, la lluvia torrencial había apagado ese fuego apenas la tocara. Ah pero, donde hubo fuego, cenizas quedan; y si algo quedaba en Eliza ahora mismo, eran justamente cenizas.
Unas cenizas grises y horribles que seguían humeando en su interior…

¿Por qué? ¿Qué había de malo con ella? ¡Si no es tan distinta de cualquier mujer de su círculo! ¿O no?
¿Cuál es el problema que tiene el mundo con ella? ¿Por qué no pueden simplemente aceptarla como es y dejarse de…?

Una vez, comentando con su madre y la tía Elroy las dificultades de su carácter, ella habíales formulado esa misma pregunta.

- Pues hija… qué diré; así mismo son los hombres…- le respondió su madre,  y la tía Elroy le había soltado una perla, que ella debió haber atesorado en ese instante:

- Si tienes problemas con una persona, quizá el problema es de esa persona. Pero, si tienes problemas con todo el mundo… bueno querida, todo el mundo no puede estar equivocado ¿verdad?

Talvez, si ella hubiera tomado en serio esa máxima tan sabia, y se hubiera dedicado un momento a analizarla, quizá se habría ahorrado un mundo de problemas. Pero, caprichosa y superficial como era, lo tomó como otra sentencia ridícula y caduca, de esas que a veces sueltan los abuelitos y nos parecen tan tontas… nunca les prestamos la atención debida, y eso definitivamente era un error.

¿Y qué… qué significaba eso? ¿Qué era lo que le había querido decir la tía Elroy aquella tarde? ¿Qué el problema era ella? ¿Por qué, qué tenía de malo?

¡Es que la gente es idiota! Hay personas que parecen ir por la vida pidiendo a gritos un zampajo en la cabeza.

¿Acaso querían que ella fuera toda miel y toda risas todo el tiempo? ¿como si estuviera padeciendo de algún desorden mental? ¿Cómo la mugrosa huérfana esa?

Definitivamente la huérfana esa tenía algo malo en la cabeza, siempre pasaba riéndose con todo el mundo, como si llevara pájaros comiéndole el seso. ¡No entendía cómo es que todo el mundo la amaba tanto, si era una bruta!

¿O será que acaso la bruta soy yo?

“¡No no no no!” gemía la pobre, dándose de puñitos en las sienes.
Si ella tenía un masterado ¡La única de su generación que fue a la universidad! ¡Y había sacado  “Premio al Mérito” en Finanzas! Y manejaba ella solita uno de los hoteles de su padre ¡Así que de bruta, nada!
¿Entonces, qué era?

Su pecho comenzó a convulsionarse de nuevo, los sollozos salían de su garganta, y sus lágrimas, seguramente abundantes, se mezclaban con la lluvia que ya hacía pesar su elegante vestido.

- ¡Señorita Eliza…! – escuchó de pronto, pero muy lejano - ¡Señorita Eliza, entre ya!

¿Por qué nadie me quiere? ¿Qué es lo que tengo que hacer para dejar de enamorarme sola? ¿Qué tengo que hacer para que la gente me quiera?
Para que me quieran… como a ella…


“Un hombre demuestra su grandeza, por la forma como trata a los pequeños” musitó de pronto, para sí misma… Franklin había finalizado la última carta que había enviado (y que enviaría jamás) a Eliza, con esa frase que ya ella conocía; recordándosela a manera de un último consejo.

¿Eso es lo que tengo que hacer?

Alguna vez había escuchado a su tía Elroy, decirle a su hermano Neil: “Trata a los demás como quisieras ser tratado.”

Porque la cosa no es que se los trate como ellos “quisieran”, sino que los tenían que tratar como ellos se lo “merecían”… ¡Anda! Quizá ahí estaba justamente el problema. Que ella y su hermano estaban absolutamente convencidos de que ellos “merecían” ser tratados de manera especial.

Pero ¿Por qué no? ¿Acaso su posición, su fortuna y su apellido no eran suficiente para merecerse ser tratados como lo mejor de lo mejor?
Quizá no…

Anthony…  murmuró de pronto.

Sí, su primo era un sol de Dios. El mejor ser humano que ha conocido en su vida.
Él también era así, dulce y amable, como Franklin. A él también le gustaba tratar a todos como sus iguales.

Anthony, se enamoró de Candy, que salió de la nada; y jamás me miró a mí, que nos conocíamos de toda la vida…

Quizá, es que ese fue justamente el problema: que Anthony la conocía de toda la vida…

Pero ahora, parece que ella estaba intentando sacar en limpio algo importante.
Quizá ella no se merecía que todo el mundo la tratara de modo especial, porque de hecho la palabra merecer viene de “mérito”; y el mérito no es más que la descripción de haber conseguido algo mediante acciones propias.

Si lo sabrá ella, que tuvo que quemarse las pestañas 4 años seguidos para tener llegar al nivel con el que se recibió de la universidad ¡La mejor de toda la clase!

Pero… no fue gratis. ¡De hecho fue bastante duro! Fueron años difíciles, de poco dormir y mucho trabajar. Pero lo consiguió y triunfó ¡Ella se mereció su triunfo!

Todo en la vida debe ser igual ¿no? Hay que saber llegar merecérselo todo, no es gratis, no es “porque sí”; porque eres guapa y sexy y tu apellido es famoso porque tu familia tiene dinero… Que a la primera persona que hizo famoso el apellido, tiene que haber llegado a costarle.

¿Y yo entonces…? Lo que me está pasando ¡Lo que me ha pasado toda la vida! Anthony… Stear y Archie… Terry… Franklin… Oh Franklin. Ahora entiendo.
Yo sé que eres demasiado educado para decirlo concretamente, pero, ahora entiendo lo que pasó, simplemente es que no te he merecido.
Tampoco merecía a Anthony… Bien, sinceramente, creo que nadie se merecía a Anthony…
¿Qué fue lo que vio Anthony en ella? ¿Qué es lo que todo el mundo ve? ¡Hasta el idiota de Neil que vive embobado con ella!... ¿Qué es lo que le ven, que no veo yo? Y lo más importante de todo ¿Qué es lo que no ven en mí?



Dorothy desde la puerta de la mansión, miraba a Eliza ahí, de pie en medio del patio; con el rostro elevado recibiendo la lluvia que caía fuertemente.
Le preocupaba, a la joven mucama le preocupaba lo que estuviera sucediendo.

La señorita Eliza había tenido esos arranques de ira toda la vida pero, esto definitivamente era algo nuevo.
Esto, de quedarse así, parada en medio de la lluvia largo rato ¿Será que acaso está enferma? ¿Y si estaba volviéndose loca? ¡Bueno, muy normal tampoco es que fueran en esa casa!

¿Y si salía por ella? ¡No qué va! Seguro que le daría un empellón que la haría caer sentada al piso encharcado.

- ¡Señorita… por favor venga, entre de una vez!... Dios mío esta chica se va a enfermar.


Creo que Anthony vio en ella a alguien afín.
Alguien que, de cierta manera se parecía un poco a él.


Ella, obviamente, nunca iba a parecérsele. Estaba demasiado concentrada en gustarle.
Se mantenía al día con la moda, siempre comprándose vestidos caros que iba a lucirle a él. Como si le importaran esas cosas.

Anthony ya la había visto como realmente ella era, debajo de su brillante cabello rojo fuego de rulos perfectos que ella tanto presumía; debajo de toda la ropa cara y los perfumes, debajo de toda la belleza y la extravagancia con la que ella se cubría, él ya la había visto realmente, y no le gustaba lo que veía.

Candy no necesitó de nada ¡ni siquiera de un cabello lustroso y perfecto como el de ella! Pues Candy obviamente necesitaba un estilista ¡a gritos! Ni siquiera eso le importó, que no fuera lo suficientemente bonita. No, ni eso.

Quizá eso también era parte del problema; los hombres que habían estado a su lado, se habían dejado engatusar por su apariencia, pero bastaba tratarla un poco para darse cuenta de que ella, con todo lo bella y elegante que pudiera ser, no era lo que buscaban.

Así fue con Anthony y así fue con Terry. Y Había sido con el resto, y también con Franklin…

Oh Franklin… no sabes cuánto voy a extrañarte.

Eliza sintió sus ojos llenarse de lágrimas otra vez. Había perdido a las personas más maravillosas de su vida, sin siquiera darse cuenta en su momento, de que lo eran.
Los había perdido porque nunca los había valorado como se merecían. ¿Y cómo hacerlo? Hasta este momento no se había dado cuenta de que ni siquiera se estaba valorando cabalmente a ella misma.

La habían criado para ser esposa y “socialité”. A los 16 años, su madre ya la estaba presentando en bailes de sociedad para “receptar los currículos” de sus posibles pretendientes.
Pretendientes, que eran tasados según su estatus y poder económico.

Ella por su parte, se dedicaba a ser el ejemplo perfecto de una futura “esposa florero”, cuyo trabajo consistía en ser bella, elegante y educada, para darle una buena imagen a él.

Era una especie de simbiosis enfermiza y banal, donde ella buscaba un marido rico que cubriera sus necesidades y ellos, una esposa que les ayudara a mantener la imagen que el necesitaban en el círculo social.
Tan frío, tan simple, tan sin afecto ¡Tan mecánico!
Ya no quería eso…

Eliza sintió de nuevo ese cosquilleo en la garganta, y sus ojos llenarse de lágrimas de nueva cuenta. Le habría gustado tener cómo secárselas en ese momento, pero la lluvia, que no amainaba, se las iba llevando todas.

Miró hacia su casa, y alcanzó a ver la pequeña silueta de Dorothy que le hacía señas efusivas para que volviera a la casa.
Sí, era mejor regresar. Lo hecho, hecho estaba, lo perdido, perdido se quedaba. No iba a arreglar nada arriesgándose a una pulmonía.

Lo perdido, perdido se quedaba. Eso es verdad, pero todavía había algo que no había perdido y a partir de ese momento se iba a asegurar de no perderlo nunca.
Todavía se tenía a sí misma.



- ¡Ay gracias a Dios! – exhaló Dorothy, al ver que Eliza enfilaba sus pasos hacia la mansión.

Ya ella, estaba a punto de correr hacia la planta alta a hurgar entre el ropero de su señora buscando un paraguas. No quería arriesgarse a que la señorita se enfermara mientras los patrones están de viaje y el personal, en su franco. ¡Siempre terminan siendo culpa suya las cosas malas que pasan en esa casa!

A los ojos de la joven mucama, la imagen de Eliza se hacía más y más clara a medida que avanzaba hacia la entrada.
Traía el vestido tan mojado que parecía estar a punto de arrancarse de los tirantes que lo sostenían. ¡No tenía idea Dorothy de que la señorita fuera en realidad lacia! Como siempre llevaba sus churos hechos… Al menos ya no traía la cara manchada.

Todo el maquillaje que solía ponerse, se le había corrido horriblemente cuando estaba arriba, llorando y rompiéndolo todo. Pero ahora, estaba limpia.

La lluvia le había limpiado completamente el rostro y ¿quién lo diría? Así, con su carita limpia, hasta más bonita se la veía.
Apenas la joven dueña se allegó al umbral, Dorothy se le echó encima estrujándola toda con la toalla que había llevado. A Eliza le molestó el incómodo acto ¡Esta cbica se ve que en su vida había secado a nadie!

- ¡Ay señorita! – le decía mientras la remecía toda a fuerza de secarla – Déjeme secarla bien; ya le tengo hirviendo un tecito para que se lo beba bien calientito, no le vaya a dar una gripe de esas febriles y…

- ¡Quita! – exclamó ella, arrebatándole la toalla de un arranchón- ¡Y si me da a ti qué te impor…!

Dorothy se alejó de un saltito, y se quedó parada frente a ella, con la mirada baja.

Eliza se cortó de pronto… ahí iba de nuevo la bestia feroz que le brotaba del pecho ante la mínima cosita que le importunara. Dorothy solo trataba de ayudar, solo eso. Dorothy era una buena chica, ella lo sabía bien.
Le dedicó una mirada, respiró hondo y le colocó una mano sobre el hombro.

- Un té caliente suena muy bien. Gracias, Dorothy…

La chica se quedó, como se dice comúnmente “pa’dentro”. Parpadeó un par de veces y se volteó a mirarla, pues ya ella caminaba hacia la escalera.

- S-sí seño…rita. Ya… ya se lo llevo. ¿Está usted bien?

- Sí Dorothy no te preocupes – respondió Eliza con la toalla entre las manos. Se volteó y la miró directo a los ojos; cosa que jamás había hecho – Franklin... me ha dejado…

- ¡Oh! Señorita Eliza, qué pena escuchar eso.

- Sí. Ha anulado el compromiso y ha terminado conmigo. Ya no nos vamos a casar.

- ¡Lo lamento mucho, señorita!

- Me lo ha dicho en la carta que llegó esta mañana, la que me subiste al cuarto ¿Te acuerdas?

- Cómo no, si se puso usted bien contenta cuando me la ar… digo, cuando se la entregué… pero, si me disculpa usted la grosería; terminar un compromiso ¿por carta? Un hombre de verdad no hace esas cosas.

- ¿Verdad? – preguntó Eliza esbozando una ligera sonrisa – Es lo mismo que pienso yo ¡Un varón no hace esas cosas! ¡Un varón se planta y recibe el bofetón!

- ¡Claro que sí, señorita! – exclamó Dorothy - ¿Sabe qué? Dios sabe por qué hace las cosas, a la mejor le conviene por ahora quedarse sola.

- Sí, seguramente eso es. Gracias por escucharme Dorothy.

- ¡De nada, señorita Eliza!

Eliza siguió su camino subiendo la escalera, y Dorothy se quedó ahí, sin atinar siquiera a cerrar aún la puerta de la casa. Con la boca medio abierta, intentaba darle vuelta a sus pensamientos, intentando averiguar qué era lo que había pasado; qué era lo que había calmado a la fiera ¿Sería algo permanente, o sería solo cosa de la tristeza porque la botó el novio?

- ¡¡DOROTHY!! – escuchó de pronto desde la planta alta, y se dijo “ahí vamos de nuevo” - ¿¡Dónde está mi…!? ejem ejem... Por favor, no te vayas a olvidar de mi té ¿Sí?

- ¡Sí señorita!... ¡En seguida, señorita!

- Bueno… ¡gracias! – le respondió la joven.

La mucama frunció el ceño totalmente confundida ¿Acaso habría sido la lluvia?
Su abuela solía decir que la lluvia era mágica; que limpiaba el alma y lo aclaraba todo.
Ella misma lo creía así, por eso le gustaba mucho cuando llovía, así, bien fuerte.
¿Sería que la lluvia había limpiado a la señorita Eliza, y le había aclarado las ideas?

Solo por si acaso, la joven alargó la mano para recoger un poquito; cuando tuvo el hueco de la mano lleno de agua, se lo echó sobre la coronilla, a ver si a ella también se le aclaraban un poco el pensamiento.

Cerró la puerta y se fue corriendo a servirle el té a su señorita; no quería correr el riesgo de demorarse y que se enojara con ella, que muy milagrosa la lluvia y lo que quieran, pero el genio y la figura ¡hasta la sepultura! ¿O no?

Aunque bueno ¡quién sabe! Quizás, y si la vida se vuelve buena de pronto con ella, y con la señorita Eliza; esta vez ¡solo esta vez! A lo mejor siempre no…



Gracias por leer... lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 245289


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A zouzou66 y a Fr1da les gusta esta publicaciòn

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Maga Cafi

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Niño/a del Hogar de Pony
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QUE HERMOSO!!! Me encanta la forma como Eliza por si misma y gracias a su inteligencia da con la clave que le ha impedido ser verdaderamente feliz! Por que quizá hacerle daño a otros y haberse salido con la suya le dio una satisfacción momentánea, pero a cualquier persona esa conducta muy probablemente la terminará dejando sola... ojalá encuentre el amor por que bella e interesante sin duda alguna lo es... cuantos siendo muy jóvenes e inmaduros pudimos ser pelmazos y la vida nos fue poniendo en el lugar que nos merecíamos... 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻

igzell

igzell
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Uyyyyyyyyyyyy, al menos la señorita está poniendo de su parte para ser «menos temperamental».
Lindo relato,tal cual está,felicito a esa musa que esta muy activa últimamente  lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 355103

http://larojamelenaquesellevoelviento.blogspot.com/

Russel

Russel
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Maravilloso , me encantó cual lluvia que cede  así Eliza encontró su calma , que difícil después de toda una vida de altanería pudo tratar con agradecimiento a Dorothy ....la disfrute mucho . Gracias Wendolyn
lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 463717 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 463717 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 463717 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 463717 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 463717

ANJOU

ANJOU
Lakewood's Primrose
Lakewood's Primrose

¡Què belleza!

Me ha recordado tanto al proceso de Neil en las Postales...

Y es que sì, a veces nos olvidamos de que, en la vida,
nada es gratis. Nada. A las personas no les gusta escuchar eso.
Pero nada es gratis.

Y sì, para continuar con las "citas citables",
"El amor amor no se mendiga, el amor se merece".

¡Me encantò! ¡Mil felicitaciones y vaya que ha valido la pena
todo el tiempo invertido!


cilenita79

cilenita79
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Que hermoso Matriz!!! No a todos les pasa, ese momento de maravillosa introspección. Hay gente que la vida le pasa y otros que la viven, aprenden. Me encantaría una continuación, pero de no ser así, tal cual esta, esta historia es perfecta!.  

Drako

Drako
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Wow... Me fascinó. Si lo creó la lluvia lavo el alma de eliza. Bombazo de historia qué barbaridad.👌😊lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 53278🥊

LORENA **AlbertManìa**

LORENA **AlbertManìa**
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Cuántas cosas ocurren en la mente de un corazón distorsionado? A veces lo único que se necesita para poner todo en orden es una dosis de "hambre y frío". Hambre de conocer la verdad de uno mismo, y Frío de conciencia para un análisis profundo y con amor.
Qué gran escrito condesa!

Saludos fraternales.

Rhodb

Rhodb
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

La humildad y la sencillez. Eso te hace falta querida Eliza. Me gusta que lo reconozcas... lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 162544 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 355103 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 971718 Me fascinó 👌👏👏 Wendolyn Leagan 😊

DTG

DTG
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Nunca es tarde para volver a empezar, y Elisa, bella, inteligente culta, con carrera y con una nueva conciencia de sí misma y un profundo cambio de actitud no tardará en encontrar alguien que la ame, bella forma en la que la lluvia lavó su alma

GEZABEL

GEZABEL
Guerrera de Lakewood
Guerrera de Lakewood

Tal vez momentaneo, tal vez no pero esa aclarada de mente que le dio la lluvia realmente le sirvio... a veces hay que volver sobre nuestros pasos para darnos cuenta de los errores, eliza lo hizo pero como dice Dorothy, puede que sea momentaneo... excelente historia wendo :D

Amyrai

Amyrai
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Que duro para Eliza darse cuenta de esa forma tan dolorosa,lo mal que siempre ha actuado, tal vez algún día pueda ser verdaderamente feliz, si logra controlarse y provocar un cambio radical en su forma de ser y tratar a los demás, ¡lástima! Quizá en otra vida...
Muy buen aporte, me encantó gracias

Zarina

Zarina
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Ay, cómo se nota la pluma de alguien que nació con el talento literario. Me encantó cómo contaste la historia desde 2 puntos de vista, y la caracterización de Dorothy quedó hasta tierna, echándose lluvia en la frente "por si acaso", jajaja.
Eliza tiene mucho que aprender, esa familia entera tiene muuuuucho que aprender... siempre me llamó la atención que el Sr. Leagan no parecía tan desgraciado, pero parece que son todos iguales, porque vaya que salieron particulares esos hijos.
¡Excelente relato!

Julieta Granchester

Julieta Granchester
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Aveces hay que llegar a tocar fondo
Y Eliza está ahí el problema es que
Depende de ella salir y ver las cosas
La vida diferente , por algo se empieza
Difícil  cambiar de repente
Pero no imposible , y Dorothy me hiciste
Reír cuando saco su mano a la lluvia
Pensando que era milagrosa el agua jiji
Exelente me gustan tus historias las estoy leyendo
Con calma y lección de piano fabulosa me hizo
Ponerme triste
Felicidades lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 189452 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 189452 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 189452 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 189452 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 189452

LyricCinema

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Niño/a del Hogar de Pony
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al final Eliza fue honesta consigo misma, me ha gustado.

Claudia Ceis

Claudia Ceis
Niño/a del Hogar de Pony
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Que lluvia tan maravillosa que le ayudo a Eliza a valorarse y valorar lo realmente importante en esta vida. Hermoso escrito  lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 836918

Lau_4_U

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Niño/a del Hogar de Pony
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Sin palabras, que hermoso FIC. lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 463717

Una Eliza que siempre se esmeraba por agradar a todo mundo y así misma, pero sus creencias y educación la llevan por otros caminos. El ser tan egoísta, arrogante y manipuladora, la llevan a ser una persona muy solitaria.

Muy bien por ella que ha logrado ser lo que muchas chicas de su época nunca podrán ser,  pero en cuestión de sentimientos se nota que no tiene ninguno,  primero Anthony luego Terrry y ahora Frankilin que ya a punto de casarse, se porta de manera tajante y no le importa lo que él quiere o gusta.

Cuando sale corriendo bajo la lluvia, aclara sus sentimientos y recuerda las palabras que le dijo su madre y la tía abuela es genial.

Franklin la deja y ella se sabe exitosa, pero no sabe si pueda llegar amar.

Mil felicidades por tremenda historia... lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 971718 . como siempre un abrazo lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 752716 lluvia tercer movimiento - Desde La Mansión Leagan, globazo lleno de agua directo a la cabeza "LLUVIA" (tercer movimiento) 752716 .

Letys Depp

Letys Depp
Niño/a del Hogar de Pony
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Gracias por compartir  tan hermosa historia
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