Ya de vuelta hermosas. Las leo
Habíamos pasado unos momentos maravillosos. Lo único que deseaba era que ella atesorara cada instante de esta historia que empezaba a formarse. Mi naturaleza apasionada había aflorado y casi había olvidado en dónde nos encontrábamos, pues ese beso me había catapultado al río de la pasión en el que por poco nos sumerjo de no haber sido por el timbre.
Pude sentir que ella correspondió al beso y me encantó pillarla mirándome… Pero nada puede ser perfecto para toda la vida.
Estábamos llegando al área concurrida del campus, cuando la escuálida pelirroja que había sido compinche de la tal Susana, llegó con la cara peor actuada y le lanzó a mi pecosa que todos sabían de lo sucedido en las duchas.
Sentí la tensión de Candy. Su mano quiso soltar la mía, pero no se lo permití, por el contrario, la tomé de la cintura y la acerqué hasta mi costado, y con una sonrisa le respondí a la enviada del mal:
--Señorita Leagan, agradecemos haya sido la mensajera de tan interesante noticia, pero esto ya es agua pasada. Mi novia y yo sabíamos que estos rumores serían inevitables, pero como no vivimos del qué dirán, nos son irrelevantes.
La chica me miró con ojos analíticos, y yo le sostuve la mirada. Y luego, con dientes apretados dijo:
--Sí claro, bueno, esto no sería tan malo si no hubiera volantes por todos lados acerca de lo ocurrido.
De reojo noté que Candy palideció. Estaba más rígida que un palo. La tomé de la barbilla, giré su rostro hacia el mío y le di un suave beso, sin dejar de mirarla, luego, murmurando sobre sus labios le dije:
--Respira y sonríe pecosa. –Ella me miró con ojos atribulados y asintió.
La tal Elisa seguía fija mirándonos, su postura indicaba que las cosas no le habían salido como deseaba.
--¡Nos encantará ver esos volantes, señorita Leagan! Había pensado escribir nuestra historia de amor, pero no sabía que alguien tenía más interés en ello que yo. Me encantará felicitar a quien haya iniciado este proyecto. ¿No es así princesa?
Candy me miró y por fin pude notar que respiraba, aspiró profundo y dijo con voz firme:
--Gracias Elisa por tus “buenas intenciones”, pero Terry y yo tenemos cosas más importantes que estar revisando chismógrafos, volantes o lo que sea que se hayan tomado la molestia de elaborar. De hecho nos retiramos, ambos tenemos clases muy importantes justo ahora. Nos vemos querida –Gritó Candy elevando una mano y jalándome con la otra.
Cuando llegamos a las escaleras de su edificio, se giró y me sonrió, para luego decir:
--Gracias… Yo, bueno… Debo entrar a clases. ¿Te veo en deporte?
Yo asentí y volví dejar un beso en sus labios. La miré fijamente y le dije:
--Todo va a estar bien pecosa. Confía en mí.
Ella me miró fijamente por un rato, como queriendo decir algo, y luego sólo asintió y entró casi corriendo a su edificio.
Retorné al mío con una sonrisa en mi rostro. Yo estaba consciente de lo que pasaba por la mente de ella, sabía lo que quería decirme, no soy un estúpido. Cuando ella llegó con esa propuesta, pude imaginarme que se trataba de una decisión basada en el despecho, pero no me importó ni me importa. Estoy 100% seguro que ella no ama al rubio artificial… Seguramente fue mero deslumbramiento por ser el más popular de la escuela, pero no el más inteligente.
Estoy convencido de que querrá retomar el tema, pero no lo permitiré. Soy muy capaz de lograr que esa pecosa confundida se enamore de mí, y lo voy a lograr. Tendré que andarme con cuidado, Brower no perderá oportunidad de querer acercársele en los entrenamientos, pero desde que Candy vino a mí, decidí que entre ella y yo crearíamos una novela de amor, y no trágica… Yo no seré un Romeo muerto, y tampoco perderé a mi Julieta, porque nuestra historia la viviremos en esta vida y en las otras.
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Pasé mis clases como por inercia… Al menos mi exposición fue todo un éxito… Al salir, me dirigí a la biblioteca. Las clases habían terminado, pero quedaba la práctica deportiva…
No podía dejar de pensar en todo lo que sucedería mientras estuviera ahí. Cuando Elisa llegó con esa noticia, creí que había recibido un golpe en el plexo solar… Probablemente mi cara fuera un poema. Si no hubiera sido por Terry… Suspiré. ¿Qué habrá pensado de mí? Antes de despedirnos quise decirle, pero no pude.
Los volantes estaban por todos lados; unos me miraban con una sonrisilla burlona en los labios, otros murmuraban. En el papel aparecíamos Susana y yo, y en medio nuestro, Anthony parado en un camino… Lo habían titulado: 2 mujeres un camino… Al final del camino habían colocado a un Terry a modo de jorobado de Notre Dame, lo cual me llenó de una indignación brutal… Ya ni siquiera me preocupaba por mí, sino por él.
Un chico que ama pasar desapercibido, ahora en el ojo del huracán…Qué crueles. Seguro fue obra de la misma Susana. Pero yo soy Candice Andley, y no me dejaré amedrentar por nadie, ni seré motivo de burla… Por algo soy la capitana del equipo y una chica popular, eso me servirá de algo.
Cuando vine a darme cuenta, el tiempo se había pasado en mis reflexiones. Me levanté y fui a los vestidores a cambiarme. Yo acostumbro a llegar antes que todas para calentar primero, así que me apresuré a entrar en el campo de entrenamiento.
Habían pasado unos minutos, cuando las chicas y los jugadores empezaron a llegar. El primero en llegar fue Anthony, como siempre. Nuestras miradas se encontraron y vi en sus ojos indecisión… Estaba girando hacia mi dirección, cuando noté que Susana se abalanzaba sobre él.
Ella traía un mini short hasta el ras de la nalga; su pegada playera blanca y su lacio cabello recogido en una alta cola de caballo. Miró hacia donde yo estaba, me sonrió malignamente y le plantó un beso a Anthony, de esos que te llegan hasta el fondo de la garganta. Sentí asco y desvié mi mirada de ellos. Empecé a llamar a las chicas para iniciar el calentamiento. Patty y Annie llegaron hasta mí, ellas también deben entrenar. Para Annie no hay problema; Patty es más reservada, así que la coloqué en la banca, aunque no puedo excluirla de las prácticas.
Mis amigas se acercaron a mí, mientras las otras calentaban y con voz queda dijeron:
--Vimos el volante.
Yo las miré y les hice señas de que luego hablaríamos. Estábamos por terminar el calentamiento, cuando por fin Susana se dignó a aparecerse junto a sus fieles seguidoras, Elisa y Luisa. Se plantó delante de mí y dijo:
--Siempre perdiendo el tiempo Andley. ¿Crees que tanto calentamiento vale la pena? Por Dios, lo que este equipo necesita son rutinas, no tus ridículos ejercicios previos. Está por llevarse a cabo el encuentro interdeportivo y para cuando tengamos que salir al campo, pareceremos bobas con tus insípidos movimientos.
--Susana, si te dignaras a aparecer constantemente como todas las demás, sabrías que ya tenemos una rutina bien desarrollada, y estamos a la puerta de la segunda. Pero como te crees hada madrina, que apareces y desapareces cuando quieres, pues te pierdes la mejor parte.
A lo lejos pude oír cómo Annie, con toda intención, levantaba puya exclamando un burlesco: ¡¡¡uyyyyy!!! La tensión se sentía en el aire. Las chicas estaban a la expectativa. Algunas murmuraban y otras sonreían.
--Yo no necesito estar aquí todo el tiempo, a tu merced. Te recuerdo que fui capitana por varios años, y mi cuerpo está muy en forma, pues me ejercito diario y de “muchas maneras” –Expresó la zorra con toda desfachatez. –Pero bueno, como tu especialidad es perder el tiempo, pues sigue perdiendo “capitana”, llévate lo peor en todos tus proyectos –Escupió con una risa sarcástica – Como tu novio el nerd.
Apreté mis dientes y respiré profundo, no le daría el gusto de verme fuera de lugar.
--¡¡¡Oh!!! Porque ya toda la escuela sabe que te quedaste sentada esperando la declaración de amor de mi Tony… Jajajajaja. Y mientras tú esperabas, él y yo nos reconciliábamos en las duchas. ¿De verdad creíste que él se fijaría en ti? Él y yo somos la pareja perfecta… Tú no eres más que una barata usurpadora queriendo ocupar y tener lo que nunca será tuyo. ¡¡¡Ayyyyy!!! Qué lindos se miran el nerd y tú… Tal para cual. Ahora serás parte de su mundo, una X en el planeta tierra. –Dijo esto soltando unas estruendosas carcajadas, a las cuales se unieron sus vivorescas compinches.
Conté hasta diez y respiré profundo controlando mis emociones. Yo era mucho más inteligente que ella, y no caería en sus provocaciones.
--Susana, si ya acabaste, podemos prescindir de tu larga perorata… Tengo un equipo esperando por entrenar y tú sólo eres un obstáculo en nuestro propósito. Como bien dijiste, “fuiste” la capitana, y por no servir en el mando, te removieron. Concuerdo contigo en que cada quien tiene lo que merece, por eso estás donde estás nena.
Me giré hacia las chicas y les indiqué la rutina que haríamos. Sentía la pesada mirada de Susana detrás mío, pero no la miraría. A lo lejos divisé al equipo de futbol practicando, y Anthony mirando hacia nosotras. Sabía que Susana no se quedaría callada, así que paseándose a un costado como leona enjaulada, arremetió nuevamente:
--¿Y qué tal tu novio el nerd? Imagino que hace tus tareas ¿no? Para qué más puede servir –Y empezó a reírse como una estúpida maniática.
Ahora la que dijo un ¡¡¡uyyy! Bastante largo fue la víbora de Elisa, caldeando los ánimos.
--No sé qué uso le puedas dar tú a un “novio” o el que ellos te den, pero mi Terry es todo un caballero, ¿sabes lo qué es eso Susi? ¿O sólo te gusta que te den duro mientras te bañas?
Susana se puso roja del coraje y yo me preparé para lo que fuera a suceder en caso de que se me fuera encima.
--¿De qué otra manera podría tratarte el esperpento ese? Seguramente serás tú quien lo inicie en los placeres carnales, suponiendo que sepas querida, digo, con eso de que no fuiste capaz de despertar los instintos de ningún otro chico, más… como decirlo… decente.
Una rabia ciega me inundó, y un sentido protector hacia Terry despertó en mí… Dejé de controlar mi lengua, si quería oírme, lo haría.
--Si a esas vamos Susana, entonces déjame decirte querida, que el único esperpento y adefesio que veo en este lugar es a ti y tu horrible manera de ser. Eres un monstruo real, peor que Medusa. Envuelves a las personas con tu belleza física, pero sólo esperas el momento para sacar tu veneno y matar, o intentar hacerlo. Eres un sepulcro caleado, te ves tan bella por fuera, pero por dentro estás podrida. Mi novio, el nerd, como le llamas, es un verdadero ser humano, su corazón es real y late. Su belleza interior lo hace ser diferente y único. No necesita fingir o buscar popularidad, porque es en su autenticidad que se plasma su belleza. Escúchame bien arpía, mientras tú te jactas de tener un novio que te empotra contra la pared, como si fueras un simple mueble, a mi lado tengo a un hombre que, si se lo pido, me bajará las estrellas o me hará tocarlas sin necesidad de sentirme usada. Mientras todos te miran con lascivia porque saben que eres presta fácil, “mi nerd” me mira con adoración porque tiene la certeza de que “su novia” es sólo de él y de nadie más. Lávate tu podrida boca antes de volver a hablar de él, porque de lo contrario, me vas a conocer.
Susana estaba a punto de contraatacar, cuando de pronto, se oyeron las exclamaciones de las chicas del equipo, podría decir que hasta babeaban…
Una figura caminaba de las gradas hacia nosotras con paso decidido. Llevaba unos jogger adidas negros, con unos tenis de la misma marca y color, de suela blanca. Acompañaba su atuendo con una sudadera manga larga gris, de capucha, la cual le tapaba el rostro, pero se adhería bien a su fornido cuerpo. Su estatura era imponente y su porte seguro. Sus anchos hombros y gruesas piernas denotaban masculinidad. Cuando la misteriosa figura llegó hasta donde nos encontrábamos con el grupo de porristas, el personaje bajó la capucha y descubrió su rostro, dejando a todas las presentes con la boca abierta, pero en especial a 2 de nosotras, aunque por diferentes razones.
Frente a todas estaba mi Terry, su peinado y sus lentes seguían ahí, pero su cuerpo, OMG, su cuerpo parecía el de un Adonis. Se acercó a mí cual felino, me tomó de la cintura y me dio tremendo beso que, juro por Dios, sentí mojar mis bragas inmediatamente… Su lengua caliente invadió mi boca. El olor de su sudor y colonia inundó mis fosas nasales y su musculoso cuerpo me hizo imaginar cosas pecaminosas… En ese momento, me olvidé de todo lo que había a mi alrededor y me rendí a su pasión.