Bueno chicas, sé que he estado ausente por varios días, debido a situaciones ajenas a mi voluntad y estado de ánimo. Estoy de vuelta con la continuación de este fic, esperando sea de su agrado. Les mando muchos saludos y bendiciones.
La acompañé hasta el estacionamiento para esperar al chofer, que por cosas del destino, aún no había llegado. La miré de frente y ella preguntó:
--¿Quién eres tú?
Le dediqué la mejor de mis sonrisas, y la vi enrojecer –Soy Terry, tu novio. ¿Ya no me recuerdas? –Y la miré con burla.
--No te hagas el chistoso, sabes de qué hablo. –Refutó ella y se cruzó de brazos.
--No entiendo tu pregunta preciosa, a lo mejor tanta letra ya me atrofió el cerebro –Y la miré con ojos de gato de Shrek. Noté como una sonrisa empezaba a formarse en su rostro.
--No actúas como el típico nerd, es decir, no quiero ser grosera… es sólo que… no sé, no eres tímido, ni miedoso, ni debilucho –Y se volvió a sonrojar. – Te vistes como uno, pero… eres diferente.
--No sabía que los nerd debíamos tener un patrón de comportamiento, tal vez debas ilustrarme. -- Ella suspiró y dijo:
--Bueno sí eres nerd –Y me sacó la lengua.
Yo solté una carcajada ante su infantil gesto, pero al darme cuenta de su mirada, me sentí apenado… La vi alzar su mano hacia mí, de forma insegura... y tocar mi rostro. Trataba de buscar mi mirada, pero yo la evadía… Aún no había llegado el momento de revelarme ante ella… tendría que saberla mía totalmente para que ella me conociera como soy.
--Eres alto Terry, mucho más que Tony. –Ante la mención del idiota me puse tenso. Entonces ella preguntó: --¿Cómo sabes lo de las duchas?
--Yo estaba en los vestidores cuando pasó todo –No le diría que la había visto irse con la amiga de Susana y que temí por su seguridad, y como cual agente secreto, estuve pendiente por si algo sucedía, y sucedió…Ella iba tan afectada, que ni siquiera notó que chocó conmigo, y yo no tuve oportunidad de consolarla como deseaba, aunque no creo que me hubiera aceptado.
--¿Qué hacías ahí a esa hora?
--Yo también entreno preciosa, recuerda que todos debemos llevar deporte… ya sabes soy un nerd atípico.
Ella sonrió y luego se rió abiertamente.
--Eres gracioso Terry, muy divertido… Gracias por lo de hace rato con Anthony… Fuiste muy valiente.
--Eres mi novia linda, jamás dejaré que nada malo te pase. –Ella me miró y bajó sus ojos con cierta nostalgia o tristeza, al menos eso me pareció. Vimos acercarse el carro en que se iría… Ella me miró y sonrió:
--Bueno, debo irme, nos vemos mañana Terry.
La tomé de la mano antes de que el carro quedara estacionado frente a nosotros y deposité un beso cerca de la comisura de sus labios; luego hablé muy cerca de éstos sin dejar de ver sus hermosos ojos:
--Nos vemos mañana mi amada Julieta. –Y deposité un beso en el dorso de su mano.
Me di la vuelta con una gran sonrisa en el rostro, sabía que la había dejado en shock… Ella conocería lo que es el amor a la antigua… Y no deseará nada más que mi compañía… Estaba cien por ciento seguro de ello.
********************************************************************************
La mañana llegó y con ella, el incesante bullicio de la gran manzana. Yo desperté temprano e iba en el vehículo hacia la universidad. Miles de pensamientos atormentaban mi mente, y en la mayoría estaba un chico nerd castaño…Tenía muchas actividades ese día, en especial, una exposición acerca de la bolsa de valores y su influencia en la inflación global. Nada más recordar ese tema, me hacía suspirar. Había tenido que prepararme mucho para realizar esta tarea y sabía que lo lograría; esta sería parte de mi preparación al mundo bursátil.
Al llegar a la institución, me dirigí con paso firme hacia mi aula. Estaba a punto de entrar cuando sentí que alguien tomaba suavemente mi mano y la jalaba. Era Terry, quien me esperaba con una gran sonrisa en los labios.
--Buen día princesa –Me dijo galantemente y besó mi mano. Sentí que el color me subió al rostro.
--Buen día Terry –Le dije algo abochornada.
--Espero que hayas tenido un sueño reparador eh. Yo dormí muy bien pensando en ti.
Volví a sentir el color en mi rostro y sólo atiné a sonreír.
--Uyyy, parece que alguien le ha comido la lengua a mi linda novia… --Yo sólo atiné a volver a sonrojarme y bajar la mirada. Terry tomó mi barbilla entre sus dedos y me dijo: --Mi bella, tengo clases casi todo el día, así que me he pasado ahora para desearte un día muy exitoso y para saber si nos podemos ver a la hora del almuerzo. –Me dijo con sus ojos fijos sobre mí.
¿Eran azules sus ojos? ¿O era el efecto de los lentes y del sol? Cuando terminé de auto cuestionarme aquello, me di cuenta que esperaba una respuesta.
--Ok Terry está bien, la verdad yo también tengo un día muy pesado, pero trataré de verte en los comedores al mediodía.
--Si no te incomoda, preferiría que nos reuniéramos debajo del viejo roble –Dijo esto sacando una esquina de un mantel azul y guiñándome el ojo –Vengo preparado –Y sonrió. Me estaba empezando a preguntar qué efecto ejercía sobre mí esa sonrisilla, pues yo sentía subir el color a mi rostro cuando él la usaba.
--Está bien, haré todo lo posible, no quiero prometer nada, a veces las tareas me absorben, pero trataré de hacerme un espacio para que almorcemos juntos.
Terry sonrió y como si estuviera dudando de hacer algo, se acercó a mí lentamente, tomó mi rostro entre sus manos y me besó… Yo había cerrado los ojos esperando el beso ¡¡¡Esperando el beso!!! Definitivamente este chico algo me había hecho, me tenía a la expectativa… Mi tan esperado beso llegó a mi frente… Aunque dentro de mí hubo un poco de desilusión, su beso me hizo sentir segura, venerada, amada… Terry me acurrucó a su pecho y, por instinto, me abracé a él… Fueron sólo minutos, pero a mí me parecieron horas.
Sonó la campanilla y nos separamos con una sonrisa marcada en nuestros rostros y así retomamos nuestras actividades cada uno en sus respectivas aulas.
El día fue transcurriendo entre trabajos en equipo, exposiciones, investigaciones… Cuando vine a darme cuenta, ya era casi mediodía. Aún tenía mucho por hacer, pero por alguna extraña razón, no quería dejar plantado a Terry. Tomé mis cosas y me dispuse a salir de la biblioteca.
--¿A dónde vas gatita? –Preguntó Archie, quien llevaba la misma carrera que yo y compartíamos aula y grado.
--A almorzar –Dije como si fuera lo más obvio.
--Pero si siempre traes tu lunch para evitar perder tiempo –Rebatió él. Lo miré inquisitivamente y pregunté:
--¿Por qué tanto interés ahora Archie? ¿Me vigilas?
--Claro que no gatita, pero… ya sabes, no es muy común en ti dejar tirado el trabajo e irte a almorzar.
Suspiré y dije:
--No estoy dejando tirado el trabajo, es sólo que de vez en cuando debo darme un respiro, tanto número me abruma.
--Tienes razón nena. ¿Vas al comedor? Te acompaño, y de paso veo a Annie, parece que hoy tenemos agenda llena.
--Emm, no voy al comedor Archie, almorzaré en otro lado, así que si ves a las chicas, discúlpame con ellas por fis.
Archie me miró interrogante y luego dijo:
--Así que es verdad. Ya tienes novio.
Los colores se me subieron al rostro y sólo atiné a seguir guardando mis cosas.
--Sabes que si tú eres feliz, nosotros lo somos gatita. Annie me contó ayer. Conozco al chico, parece tranquilo, es amigo de Stear. Sé que no eres de las que se aprovecha de nadie, te conozco, pero, si esto es por Brower, mejor no sigas… El chico no merece pasar un mal rato.
Alcé mi mirada hacia Archie y le dije:
--No te preocupes, esto no… no es… --Suspiré –No pasará a mayores. Terry es como un recién conocido amigo, si las cosas no se dan, ninguno saldrá lastimado. Ahora, me voy. Te veo al rato.
Salí casi huyendo de la biblioteca, las palabras de Archie me calaron hondo, claro que todo era por Tony… Acepté la estúpida apuesta e hice esa sosa proposición sólo por despecho. Tengo que hablar con Terry, es un ser humano excelente… En este preciso momento me sinceraré con él. ¡Vamos Candy, fuerza, es mejor hablar con la verdad y no lastimar con la mentira! Caminé con paso decidido hacia el viejo roble, bastante apartado de la urbanidad, por cierto. Al llegar, noté que Terry ya estaba ahí con una manta extendida. Parecía que íbamos a tener un picnic… Estaba de espaldas a mí, y pude notar, por primera vez, que sus hombros se notaban anchos y sus piernas fornidas… ¡Por Dios Candy! Qué estás pensando… Respiré profundo y saludé:
--Hola Terry –Dije con mi mejor gesto.
--Hola princesa – Y me regaló una de sus hermosas sonrisas. ¿Hermosa? Ufff, me estoy volviendo una romántica por andar con un nerd. –Creí que no llegabas –Dijo.
--Lo lamento, es sólo que las actividades me absorben. Pero ya estoy aquí.
Me dirigí hacia la manta y quise sentarme inmediatamente, pero entonces, Terry me tomó por la cintura, me acercó a él y me plantó un beso que hizo que mis piernas temblaran… Era un beso suave pero sugerente… Su lengua acariciaba suavemente mi labio inferior mientras sus dientes lo mordían ligeramente… Me sostuve de sus hombros y cerré mis ojos, estaba disfrutando de este beso como si fuera el primero… Después de unos segundos, que me parecieron microsegundos, nos separamos y Terry tomó mi cabeza entre sus manos, para con su voz de barítono, decirme:
--Deseé esto en la mañana, no tienes idea de cuánto te extrañé.
Sentí una emoción desconocida recorrer mi cuerpo, y las lágrimas instalarse en mis ojos… Este chico es maravilloso y yo estoy a punto de echar todo a perder… Lo abracé y estuvimos así por algunos minutos. A desgana nos separamos y, como todo un caballero, me ayudó a sentarme mientras él servía los alimentos. Llevaba sándwiches, jugos, verduras al vapor y unos deliciosos cup cakes… ¿A qué hora se levantó a hacer todo esto? O a lo mejor tenía servidumbre… Sí, era lo más seguro, yo ni siquiera sabía nada de él.
--¿Qué tal tu día hasta ahora? –Me preguntó dando una mordida a su emparedado.
--Cansado –Dije, y suspiré. –En la última hora tengo una exposición muy importante, y eso me ha tenido con los pelos de punta.
--Lo harás bien, eres excelente en lo que haces –Dijo con seguridad y yo lo miré.
--No puedes saberlo, no sabemos nada el uno del otro, más que nuestros nombres.
Terry me miró de forma enigmática y se encogió de hombros.
--Sé que lo harás excelente. Si a como diriges al equipo de porristas, haces todo lo demás, sé que no tendrás ningún problema. Además, es lo que te gusta, ¿cómo podría no salirte bien?
Su modo de hablar tan vehemente de mí me conmovió, como si me conociera de toda la vida y no tuviera dudas de mi desempeño.
--Terry –Dije dudosamente. – ¿De dónde eres? Tu acento no es americano… Más bien pareces inglés. Tus modales, tu forma de hablar… Pero hay muchas cosas en ti que me confunden y ya ni siquiera sé qué pensar.
Lo vi ponerse tenso, y bajar su rostro.
--Lo siento no quise ser imprudente yo…
--No cariño, no es eso… Soy inglés. Vine a NY por intercambio hace un año. Estoy en el penúltimo año de carrera, literatura. Deseo ser actor, por ello el intercambio. Vivo en un departamento, en Manhattan. Soy soltero y me encanta una chica rubia, de grandes ojos verdes, melena rizada y rostro pecoso… Y si quieres que sea más específico, su nombre es Candice White Andley.
Me puse de mil colores al oír mi descripción de sus labios… Este chico era una caja de sorpresas. Hablaba tan seguro, que me parecía el amo y señor de un gran castillo en una época medieval. Para evitar el bochorno, pregunté lo primero que se me vino a la mente:
--¿Y tus papás?
Terry me miró subrepticiamente y luego sólo dijo:
--En Inglaterra, trabajando.
Empecé a sospechar que entre él y sus padres no había buena relación, y decidí dejar el tema por la paz. Tampoco tenía que enterarme de toda su vida, considerando que en unos minutos me sinceraría con él.
--Terry, bueno yo… Debo decirte algo…
--Primero come pecosa –Dijo en tono mandón, por lo que ceñí mi frente.
--No, no, debo hacerlo aho… ¿Me llamaste pecosa? –Reaccioné sorprendida. --Terry, cómo te atreves… ¡¡¡Grosero!!! –Me puse de rodillas y me abalancé sobre él, cayendo ambos en el pasto. Me coloqué encima de él y comencé a hacerle cosquillas. De un momento a otro, quien estaba sobre mí era él, y yo moría de risa… Sus manos sobre mis costillas haciéndome perder el aliento de tanto cosquilleo. De pronto él se detuvo, me miró fijamente y me besó… No un beso suave como el de hace un rato… Era un beso demandante, caliente, intenso… Sentí el calor llenar mis entrañas y distribuirse por mi torrente sanguíneo… Alcé mis manos hacia su cuello y lo acerqué a mí… Sus antebrazos sostenían su cuerpo, mientras sus manos sostenían mi cabeza; no pude resistir el impulso de bajar mis manos por su espalda y acariciarlo… Las cosas empezaban a subir de tono, al menos para mí, pues estaba a punto de bajar mis manos a sus bien formados glúteos cuando escuché sonar la campana… El primero en romper el contacto fue Terry, quien colocó su frente sobre la mía y sonriendo dijo:
--Pecosa, debemos volver.
Yo enterré mi cara entre su cuello para esconder mi enrojecido rostro… Me desconocía… Había actuado como una libertina, y sólo recordarlo sentía que combustionaba. Terry se levantó y me ayudó a hacerlo… Alisó mi cabello y quitó algunas hojas y ramitas, y luego con sus pulgares acarició mi rostro.
--Eres hermosa, me encantas –Y depositó un suave beso en mis labios.
Se giró y empezó a levantar las cosas de nuestro improvisado picnic. Yo no podía quitar mi sonrisa de boba de mi cara y no podía dejar de mirar su atractivo trasero.
--¿Te gusta lo que ves pecosa?
Yo desvié mi mirada hacia su rostro y con voz indignada le dije:
--Eres un engreído, te vi, pero no te miré –Y le saqué la lengua, cruzándome de brazos.
Él soltó una carcajada y se acercó a mí, abrazándome, aunque yo estaba renuente, como niña caprichosa.
--A mí me encantas tú, TODA – Y me miró de arriba abajo, haciéndome sonrojar.
Alcé mi cara hacia él y acaricié su rostro, e intenté quitar sus gafas. Él detuvo mi mano y besó mis nudillos.
--¿Qué querías decirme princesa?
Sentí como si un balde de agua fría cayera sobre mí, congelando todo pensamiento…
--Yo… bueno… No es tan… Lo dejaremos para después.
Terry me miró y asintió. Tomó mi mano y nos dirigimos a la zona concurrida de la escuela. Íbamos llegando a la plaza central, cuando una voz chillona se dejó oír detrás nuestro:
--Oh Candy, qué terrible que todo haya salido a la luz. Por más que quise evitarlo o negarlo. –Dijo una escurrida Elisa.
--¿De qué hablas? –Pregunté.
--Pues de qué ha de ser querida, ya toda la escuela sabe que Susi te ganó a Tony, y que por despecho andas con el nerd de la escuela…
Un gran mareo invadió mi sistema y sentí como si cayera en un abismo… Mi más grande miedo se estaba haciendo realidad… Era el hazmerreír de la escuela…
--¿Quién eres tú?
Le dediqué la mejor de mis sonrisas, y la vi enrojecer –Soy Terry, tu novio. ¿Ya no me recuerdas? –Y la miré con burla.
--No te hagas el chistoso, sabes de qué hablo. –Refutó ella y se cruzó de brazos.
--No entiendo tu pregunta preciosa, a lo mejor tanta letra ya me atrofió el cerebro –Y la miré con ojos de gato de Shrek. Noté como una sonrisa empezaba a formarse en su rostro.
--No actúas como el típico nerd, es decir, no quiero ser grosera… es sólo que… no sé, no eres tímido, ni miedoso, ni debilucho –Y se volvió a sonrojar. – Te vistes como uno, pero… eres diferente.
--No sabía que los nerd debíamos tener un patrón de comportamiento, tal vez debas ilustrarme. -- Ella suspiró y dijo:
--Bueno sí eres nerd –Y me sacó la lengua.
Yo solté una carcajada ante su infantil gesto, pero al darme cuenta de su mirada, me sentí apenado… La vi alzar su mano hacia mí, de forma insegura... y tocar mi rostro. Trataba de buscar mi mirada, pero yo la evadía… Aún no había llegado el momento de revelarme ante ella… tendría que saberla mía totalmente para que ella me conociera como soy.
--Eres alto Terry, mucho más que Tony. –Ante la mención del idiota me puse tenso. Entonces ella preguntó: --¿Cómo sabes lo de las duchas?
--Yo estaba en los vestidores cuando pasó todo –No le diría que la había visto irse con la amiga de Susana y que temí por su seguridad, y como cual agente secreto, estuve pendiente por si algo sucedía, y sucedió…Ella iba tan afectada, que ni siquiera notó que chocó conmigo, y yo no tuve oportunidad de consolarla como deseaba, aunque no creo que me hubiera aceptado.
--¿Qué hacías ahí a esa hora?
--Yo también entreno preciosa, recuerda que todos debemos llevar deporte… ya sabes soy un nerd atípico.
Ella sonrió y luego se rió abiertamente.
--Eres gracioso Terry, muy divertido… Gracias por lo de hace rato con Anthony… Fuiste muy valiente.
--Eres mi novia linda, jamás dejaré que nada malo te pase. –Ella me miró y bajó sus ojos con cierta nostalgia o tristeza, al menos eso me pareció. Vimos acercarse el carro en que se iría… Ella me miró y sonrió:
--Bueno, debo irme, nos vemos mañana Terry.
La tomé de la mano antes de que el carro quedara estacionado frente a nosotros y deposité un beso cerca de la comisura de sus labios; luego hablé muy cerca de éstos sin dejar de ver sus hermosos ojos:
--Nos vemos mañana mi amada Julieta. –Y deposité un beso en el dorso de su mano.
Me di la vuelta con una gran sonrisa en el rostro, sabía que la había dejado en shock… Ella conocería lo que es el amor a la antigua… Y no deseará nada más que mi compañía… Estaba cien por ciento seguro de ello.
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La mañana llegó y con ella, el incesante bullicio de la gran manzana. Yo desperté temprano e iba en el vehículo hacia la universidad. Miles de pensamientos atormentaban mi mente, y en la mayoría estaba un chico nerd castaño…Tenía muchas actividades ese día, en especial, una exposición acerca de la bolsa de valores y su influencia en la inflación global. Nada más recordar ese tema, me hacía suspirar. Había tenido que prepararme mucho para realizar esta tarea y sabía que lo lograría; esta sería parte de mi preparación al mundo bursátil.
Al llegar a la institución, me dirigí con paso firme hacia mi aula. Estaba a punto de entrar cuando sentí que alguien tomaba suavemente mi mano y la jalaba. Era Terry, quien me esperaba con una gran sonrisa en los labios.
--Buen día princesa –Me dijo galantemente y besó mi mano. Sentí que el color me subió al rostro.
--Buen día Terry –Le dije algo abochornada.
--Espero que hayas tenido un sueño reparador eh. Yo dormí muy bien pensando en ti.
Volví a sentir el color en mi rostro y sólo atiné a sonreír.
--Uyyy, parece que alguien le ha comido la lengua a mi linda novia… --Yo sólo atiné a volver a sonrojarme y bajar la mirada. Terry tomó mi barbilla entre sus dedos y me dijo: --Mi bella, tengo clases casi todo el día, así que me he pasado ahora para desearte un día muy exitoso y para saber si nos podemos ver a la hora del almuerzo. –Me dijo con sus ojos fijos sobre mí.
¿Eran azules sus ojos? ¿O era el efecto de los lentes y del sol? Cuando terminé de auto cuestionarme aquello, me di cuenta que esperaba una respuesta.
--Ok Terry está bien, la verdad yo también tengo un día muy pesado, pero trataré de verte en los comedores al mediodía.
--Si no te incomoda, preferiría que nos reuniéramos debajo del viejo roble –Dijo esto sacando una esquina de un mantel azul y guiñándome el ojo –Vengo preparado –Y sonrió. Me estaba empezando a preguntar qué efecto ejercía sobre mí esa sonrisilla, pues yo sentía subir el color a mi rostro cuando él la usaba.
--Está bien, haré todo lo posible, no quiero prometer nada, a veces las tareas me absorben, pero trataré de hacerme un espacio para que almorcemos juntos.
Terry sonrió y como si estuviera dudando de hacer algo, se acercó a mí lentamente, tomó mi rostro entre sus manos y me besó… Yo había cerrado los ojos esperando el beso ¡¡¡Esperando el beso!!! Definitivamente este chico algo me había hecho, me tenía a la expectativa… Mi tan esperado beso llegó a mi frente… Aunque dentro de mí hubo un poco de desilusión, su beso me hizo sentir segura, venerada, amada… Terry me acurrucó a su pecho y, por instinto, me abracé a él… Fueron sólo minutos, pero a mí me parecieron horas.
Sonó la campanilla y nos separamos con una sonrisa marcada en nuestros rostros y así retomamos nuestras actividades cada uno en sus respectivas aulas.
El día fue transcurriendo entre trabajos en equipo, exposiciones, investigaciones… Cuando vine a darme cuenta, ya era casi mediodía. Aún tenía mucho por hacer, pero por alguna extraña razón, no quería dejar plantado a Terry. Tomé mis cosas y me dispuse a salir de la biblioteca.
--¿A dónde vas gatita? –Preguntó Archie, quien llevaba la misma carrera que yo y compartíamos aula y grado.
--A almorzar –Dije como si fuera lo más obvio.
--Pero si siempre traes tu lunch para evitar perder tiempo –Rebatió él. Lo miré inquisitivamente y pregunté:
--¿Por qué tanto interés ahora Archie? ¿Me vigilas?
--Claro que no gatita, pero… ya sabes, no es muy común en ti dejar tirado el trabajo e irte a almorzar.
Suspiré y dije:
--No estoy dejando tirado el trabajo, es sólo que de vez en cuando debo darme un respiro, tanto número me abruma.
--Tienes razón nena. ¿Vas al comedor? Te acompaño, y de paso veo a Annie, parece que hoy tenemos agenda llena.
--Emm, no voy al comedor Archie, almorzaré en otro lado, así que si ves a las chicas, discúlpame con ellas por fis.
Archie me miró interrogante y luego dijo:
--Así que es verdad. Ya tienes novio.
Los colores se me subieron al rostro y sólo atiné a seguir guardando mis cosas.
--Sabes que si tú eres feliz, nosotros lo somos gatita. Annie me contó ayer. Conozco al chico, parece tranquilo, es amigo de Stear. Sé que no eres de las que se aprovecha de nadie, te conozco, pero, si esto es por Brower, mejor no sigas… El chico no merece pasar un mal rato.
Alcé mi mirada hacia Archie y le dije:
--No te preocupes, esto no… no es… --Suspiré –No pasará a mayores. Terry es como un recién conocido amigo, si las cosas no se dan, ninguno saldrá lastimado. Ahora, me voy. Te veo al rato.
Salí casi huyendo de la biblioteca, las palabras de Archie me calaron hondo, claro que todo era por Tony… Acepté la estúpida apuesta e hice esa sosa proposición sólo por despecho. Tengo que hablar con Terry, es un ser humano excelente… En este preciso momento me sinceraré con él. ¡Vamos Candy, fuerza, es mejor hablar con la verdad y no lastimar con la mentira! Caminé con paso decidido hacia el viejo roble, bastante apartado de la urbanidad, por cierto. Al llegar, noté que Terry ya estaba ahí con una manta extendida. Parecía que íbamos a tener un picnic… Estaba de espaldas a mí, y pude notar, por primera vez, que sus hombros se notaban anchos y sus piernas fornidas… ¡Por Dios Candy! Qué estás pensando… Respiré profundo y saludé:
--Hola Terry –Dije con mi mejor gesto.
--Hola princesa – Y me regaló una de sus hermosas sonrisas. ¿Hermosa? Ufff, me estoy volviendo una romántica por andar con un nerd. –Creí que no llegabas –Dijo.
--Lo lamento, es sólo que las actividades me absorben. Pero ya estoy aquí.
Me dirigí hacia la manta y quise sentarme inmediatamente, pero entonces, Terry me tomó por la cintura, me acercó a él y me plantó un beso que hizo que mis piernas temblaran… Era un beso suave pero sugerente… Su lengua acariciaba suavemente mi labio inferior mientras sus dientes lo mordían ligeramente… Me sostuve de sus hombros y cerré mis ojos, estaba disfrutando de este beso como si fuera el primero… Después de unos segundos, que me parecieron microsegundos, nos separamos y Terry tomó mi cabeza entre sus manos, para con su voz de barítono, decirme:
--Deseé esto en la mañana, no tienes idea de cuánto te extrañé.
Sentí una emoción desconocida recorrer mi cuerpo, y las lágrimas instalarse en mis ojos… Este chico es maravilloso y yo estoy a punto de echar todo a perder… Lo abracé y estuvimos así por algunos minutos. A desgana nos separamos y, como todo un caballero, me ayudó a sentarme mientras él servía los alimentos. Llevaba sándwiches, jugos, verduras al vapor y unos deliciosos cup cakes… ¿A qué hora se levantó a hacer todo esto? O a lo mejor tenía servidumbre… Sí, era lo más seguro, yo ni siquiera sabía nada de él.
--¿Qué tal tu día hasta ahora? –Me preguntó dando una mordida a su emparedado.
--Cansado –Dije, y suspiré. –En la última hora tengo una exposición muy importante, y eso me ha tenido con los pelos de punta.
--Lo harás bien, eres excelente en lo que haces –Dijo con seguridad y yo lo miré.
--No puedes saberlo, no sabemos nada el uno del otro, más que nuestros nombres.
Terry me miró de forma enigmática y se encogió de hombros.
--Sé que lo harás excelente. Si a como diriges al equipo de porristas, haces todo lo demás, sé que no tendrás ningún problema. Además, es lo que te gusta, ¿cómo podría no salirte bien?
Su modo de hablar tan vehemente de mí me conmovió, como si me conociera de toda la vida y no tuviera dudas de mi desempeño.
--Terry –Dije dudosamente. – ¿De dónde eres? Tu acento no es americano… Más bien pareces inglés. Tus modales, tu forma de hablar… Pero hay muchas cosas en ti que me confunden y ya ni siquiera sé qué pensar.
Lo vi ponerse tenso, y bajar su rostro.
--Lo siento no quise ser imprudente yo…
--No cariño, no es eso… Soy inglés. Vine a NY por intercambio hace un año. Estoy en el penúltimo año de carrera, literatura. Deseo ser actor, por ello el intercambio. Vivo en un departamento, en Manhattan. Soy soltero y me encanta una chica rubia, de grandes ojos verdes, melena rizada y rostro pecoso… Y si quieres que sea más específico, su nombre es Candice White Andley.
Me puse de mil colores al oír mi descripción de sus labios… Este chico era una caja de sorpresas. Hablaba tan seguro, que me parecía el amo y señor de un gran castillo en una época medieval. Para evitar el bochorno, pregunté lo primero que se me vino a la mente:
--¿Y tus papás?
Terry me miró subrepticiamente y luego sólo dijo:
--En Inglaterra, trabajando.
Empecé a sospechar que entre él y sus padres no había buena relación, y decidí dejar el tema por la paz. Tampoco tenía que enterarme de toda su vida, considerando que en unos minutos me sinceraría con él.
--Terry, bueno yo… Debo decirte algo…
--Primero come pecosa –Dijo en tono mandón, por lo que ceñí mi frente.
--No, no, debo hacerlo aho… ¿Me llamaste pecosa? –Reaccioné sorprendida. --Terry, cómo te atreves… ¡¡¡Grosero!!! –Me puse de rodillas y me abalancé sobre él, cayendo ambos en el pasto. Me coloqué encima de él y comencé a hacerle cosquillas. De un momento a otro, quien estaba sobre mí era él, y yo moría de risa… Sus manos sobre mis costillas haciéndome perder el aliento de tanto cosquilleo. De pronto él se detuvo, me miró fijamente y me besó… No un beso suave como el de hace un rato… Era un beso demandante, caliente, intenso… Sentí el calor llenar mis entrañas y distribuirse por mi torrente sanguíneo… Alcé mis manos hacia su cuello y lo acerqué a mí… Sus antebrazos sostenían su cuerpo, mientras sus manos sostenían mi cabeza; no pude resistir el impulso de bajar mis manos por su espalda y acariciarlo… Las cosas empezaban a subir de tono, al menos para mí, pues estaba a punto de bajar mis manos a sus bien formados glúteos cuando escuché sonar la campana… El primero en romper el contacto fue Terry, quien colocó su frente sobre la mía y sonriendo dijo:
--Pecosa, debemos volver.
Yo enterré mi cara entre su cuello para esconder mi enrojecido rostro… Me desconocía… Había actuado como una libertina, y sólo recordarlo sentía que combustionaba. Terry se levantó y me ayudó a hacerlo… Alisó mi cabello y quitó algunas hojas y ramitas, y luego con sus pulgares acarició mi rostro.
--Eres hermosa, me encantas –Y depositó un suave beso en mis labios.
Se giró y empezó a levantar las cosas de nuestro improvisado picnic. Yo no podía quitar mi sonrisa de boba de mi cara y no podía dejar de mirar su atractivo trasero.
--¿Te gusta lo que ves pecosa?
Yo desvié mi mirada hacia su rostro y con voz indignada le dije:
--Eres un engreído, te vi, pero no te miré –Y le saqué la lengua, cruzándome de brazos.
Él soltó una carcajada y se acercó a mí, abrazándome, aunque yo estaba renuente, como niña caprichosa.
--A mí me encantas tú, TODA – Y me miró de arriba abajo, haciéndome sonrojar.
Alcé mi cara hacia él y acaricié su rostro, e intenté quitar sus gafas. Él detuvo mi mano y besó mis nudillos.
--¿Qué querías decirme princesa?
Sentí como si un balde de agua fría cayera sobre mí, congelando todo pensamiento…
--Yo… bueno… No es tan… Lo dejaremos para después.
Terry me miró y asintió. Tomó mi mano y nos dirigimos a la zona concurrida de la escuela. Íbamos llegando a la plaza central, cuando una voz chillona se dejó oír detrás nuestro:
--Oh Candy, qué terrible que todo haya salido a la luz. Por más que quise evitarlo o negarlo. –Dijo una escurrida Elisa.
--¿De qué hablas? –Pregunté.
--Pues de qué ha de ser querida, ya toda la escuela sabe que Susi te ganó a Tony, y que por despecho andas con el nerd de la escuela…
Un gran mareo invadió mi sistema y sentí como si cayera en un abismo… Mi más grande miedo se estaba haciendo realidad… Era el hazmerreír de la escuela…
Última edición por Shey el Mar Abr 21, 2020 1:37 am, editado 1 vez