Cuando el entrenamiento acabó, me dirigí a las duchas, pero entonces oí que alguien me hablaba, digo, que griten nerd, no creo que se le diga a cualquiera. Giré y me planté frente al rubio oxigenado. Éste me miró de arriba abajo con desprecio y sólo apreté mis puños a mis costados antes de mejorarle la cara de estúpido al “capitán”. Unos momentos antes, después de la escena con mi pecosa, el tipo me había hablado para reclamar que llegara tarde al entrenamiento, pues sus chicos tenían “sed”. Estaba a punto de darle la revancha, cuando llegó el entrenador. Pero ahora, las cosas serían diferentes.
--¿Qué tanto me ves? ¿Te gusto güerito? Recuerda que los anabólicos traen consecuencias. –Dije con mi mejor tono sarcástico.
--No te hagas el interesante nerd. No creas que por usar ese tipo de ropa y mostrar tu musculatura vas a cambiar tu cara de idiota. Debes saber que Candy es mucha mujer para ti, tú y ella son como el agua y el aceite. Tu cara de aburrido jamás le hará justicia a su belleza.
--¿Para eso me hablaste güerejo? Agradezco el análisis. Creo que tu lugar no es en el equipo deportivo, deberías postularte para conductor de programa de chismes.
El oxigenado se me fue encima e intentó agarrarme por el cuello, pero yo devolví la ofensiva colocando mi mano en su pecho y deteniéndolo en seco. Creo que se sorprendió por la fuerza que apliqué, pero si lo hizo, no dijo nada.
--No te la dejaré nerd. Candy merece brillar y no que se vuelva una X como tú.
--Y supongo que tu manera de hacerla brillar es haciendo que aparezca en volantes, donde tú te proyectes como el macho alfa asediado por 2 mujeres ¿no? Pues para que lo sepas “güerito”, Candy me eligió antes de que tú hicieras una propuesta, ella no te esperaba amigo, ella ya había decidido.
--Lo dudo soso. Pero entérate de una vez, la voy a reconquistar, y no te cabrá duda de quién ocupa el corazón de “mi chica”.
El oxigenado no lo vio venir, me abalancé sobre él con gran furia y lo tomé fuertemente del cuello…Si bien yo no era tan musculoso como él, pero mis músculos eran masa neta, y mi fuerza venía de mi interior. Por más que quiso soltarse de mi agarre, no pudo.
--Te lo diré una sola vez imbécil, fuerte y claro para que lo entiendas, no vuelvas a llamar a MI NOVIA, tu chica, porque la próxima vez no tendré piedad de ti, y me vas a conocer. No te acerques a ella, aunque no creo que ella pueda olvidar cómo te follabas a tu rubia “no novia” en las duchas…
Lo solté y oí cómo aspiraba aire fuertemente, y luego gritó:
--Tienes miedo nerd, sabes que serás el perdedor, y cuando eso suceda, me encargaré de recordarte, todos los días de tu miserable vida, que nunca debiste aspirar a una estrella.
Seguí avanzando. No tenía tiempo para destrozarle la cara al güerejo, pues debía alcanzar a Candy. Me metí rápidamente a la ducha y me vestí como habitualmente lo hacía. Casi salí corriendo para darle alcance, pero no hizo falta. Ella estaba parada en la entrada, recargada en el muro, y, por alguna extraña razón, supe que me esperaba. Respiré profundo para calmar los nervios que de pronto me habían asaltado, y caminé hacia ella.
--Hola preciosa. Te extrañé –Y deposité un suave beso en sus labios. Ella se sonrojó y dijo:
--Te estaba esperando Terry. Le he avisado a mi chofer que hoy llegaría a casa por mi cuenta. Quisiera que platicáramos.
Una extraña sensación invadió mi cuerpo y mis sentidos se alertaron. Tomé su mano y la besé. Sentí cómo se estremeció y suspiré.
--Por supuesto pecosa. Vayamos por mi vehículo.
Caminamos en silencio. Me sentía inquieto. Ella no me miraba y sentí que su actitud tenía que ver con lo que pasamos hoy. Llegamos al aparcamiento y hasta mi auto, Candy abrió sus ojos enormemente y dijo:
--¿Este es tu auto?
--Sí pecosa, ¿creías que andaba en una calabaza? –Y solté una carcajada para aligerar el ambiente.
Mis padres se habían quedado muy aprehensivos después de mi intercambio, y se habían asegurado de dejarme con todos los cuidados necesarios, entre ellos, un auto negro Maserati GranCabrio, el cual se consolida en Europa como uno de los más seguros para conducir.
Me dirigí al lado del copiloto, y ayudé a mi pecosa a subir. Ella seguía asombrada y me divertí de ver cómo se movían sus pecas al abrir y cerrar su linda boca con deseos de decir algo. Subí y manejé con rumbo a una pequeña, pero muy linda cafetería, cerca de Central Park. Bajamos en silencio, no sin antes tomar su mano y dedicarle una sonrisa. Entramos y nos acomodamos en un gabinete, para más intimidad. Después de tomarnos la orden, entonces me concentré en el rostro de mi pecosa.
--¿Qué sucede cariño? Has estado muy callada.
--Terry yo… Bueno, con respecto a lo de hoy, decir que no me impresioné sería mentira. No esperaba algo así. Digo, fue impactante, y con ello confirmo que no eres el “simple nerd” que dices ser… Terry, hemos convivido estos días, y eres un chico súper especial: divertido, ingenioso, creativo, culto, adinerado… Dime, ¿quién eres?
--Candy, es la segunda vez que preguntas lo mismo. No creo que las cualidades que acabas de enlistar sean exclusivas de una persona, cualquiera puede tenerlas…
--Pero no alguien que se autoproclama nerd.
--Yo no me he proclamado nerd nena, los demás me han puesto esa etiqueta.
--Pero te aislas Terry, antes de… todo esto, pasabas ratos siempre solo, alejado.
--Porque me gusta la privacidad Candy, no le veo el problema.
--El problema –Dijo Candy alzando un poco la voz –Es que algo en mí me dice que no eres honesto conmigo.
--Y tú Candy, ¿eres honesta conmigo?
Se hizo un incómodo silencio entre nosotros, por lo que decidí calmar las aguas.
--Preciosa --Tomé sus manos entre las mías—Calmémonos.
--No puedo Terry, necesito que me oigas, no quiero dañarte, eres excepcional, vales oro y tienes razón, no estoy siendo honesta contigo. Sé que fui yo quien te buscó, sé que te has mostrado como todo un caballero… Eres un sueño, pero yo estoy confundida. Todo esto me supera, y me está asfixiando.
--Pecosa, es normal, yo sabía que te costaría, pero lo vamos a lograr, verás que…
--Yo te busqué sólo por una apuesta.
La interrupción de Candy me tomó por sorpresa, sabía que ella me había buscado por despecho, pero… Una apuesta… Respiré profundo y la miré, estaba tan abatida. No sabía qué decirle. De pronto una aseveración se formó en mi mente.
--¿Apostaste acostarte conmigo?
--No –Dijo ella con seguridad. –Aposté que le daría tantos celos a Tony que él se arrepentiría de lo que hubo entre él y Susana y me buscaría con la cola entre las patas. Él ha sido mi amor platónico desde que entré a la universidad, siempre esperé el momento en que se me declarara, pero pasó lo que ya sabes y pues, me sentí humillada. Mi propuesta fue hecha en base a mi coraje y decepción. Creí que sería fácil, pero entonces retruqueaste mi petición y me convertiste en tu novia. No soy una mala chica Terry, y reconozco que jamás podría dañar el corazón de nadie, mucho menos el tuyo que es tan hermoso. En verdad lo siento, creo que está demás decir que entre tú y yo no puede haber nada más.
La miré, sus palabras me dolían, al tiempo que me hacían admirarla. Era muy valiente. Y si pensaba que soy un debilucho y que me iría a llorar por lo que acaba de confesarme, está muy equivocada. Ella ha sido mi amor platónico, y conseguiré que sea el amor de mi vida.
--Pecosa, mírame –Le dije alzando su rostro. --¿Crees que soy un iluso que a la primera dejará tirado esto? Te equivocas. Yo sabía que me buscabas por despecho, si bien no esperaba lo de la apuesta, me alegra que hayas sido honesta. “En mí, nada ha cambiado”, sigues siendo la chica valiente que me propuso sexo –La vi sonrojarse—Y que aceptó ser la novia del nerd ante toda una escuela. Te he pedido un mes, tengo derecho a él, ¿no crees? Déjame enamorarte Candy, porque sé que tus sentimientos han cambiado, tú aún no lo notas, pero no olvides que soy un Sheakspireano y puedo ver lo que no todos pueden. Démonos una oportunidad cariño.
Candy tenía lágrimas acumuladas en sus bellos ojos, no me gustaba verla así.
--Tienes razón pecosa, hay cosas que debes saber de mí, y prometo que en este tiempo las irás conociendo poco a poco. No quiero que ningún secreto nos separe, al final del mes, sabrás todo lo que tengas que saber de mí, lo prometo. ¿Qué dices?
--Terry, yo me siento confundida… Tony ha sido alguien importante para mí en estos años, y aunque sé que se comportó como un perfecto imbécil, sabes que en el corazón no se manda. Aunque no puedo negar que estos días entre nosotros, han sido bellísimos, tu manera de ser me ha hecho sentir… diferente. Ya no sé qué pensar.
--No pienses preciosa, no estás haciendo nada indebido. Ahora el reto será mío, y te lo digo de frente, voy a conquistarte Candy, al final de este mes, no habrá más espacio para Brower en tu pensamiento. Es una promesa princesa. –Y besé sus manos para reafirmar la propuesta.
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Después de salir de los vestidores, Annie casi salió volando pues iba a encontrarse con Archie. Patty y yo avanzamos hacia la salida, pero antes de hacerlo, me detuvo y dijo:
--Candy, sé que no soy nadie para intervenir en tu vida personal, pero toda esta idea de Annie no me ha parecido correcta, tú no eres así. ¿Crees que Terry merece esto? Él es un gran chico, deberías sincerarte con él.
--No te preocupes Patty, ya lo había pensado, y tus palabras sólo me ayudan a reafirmar mi decisión. Gracias, me dejé llevar, pero hoy sin falta hablaré con él, de hecho lo esperaré aquí.
Mi amiga y yo nos abrazamos, y luego ella se retiró del lugar mientras yo me quedé esperando a Terry. Aproveché a marcarle a mis padres y comentarles que iría a dar una vuelta con Patty, que llegaría a casa por mi cuenta. Afortunadamente la conocían bien y aceptaron creyendo mi pequeña mentira. Cuando por fin tuve Terry en mi campo visual, suspiré. Tenía que ser ese día, decidido.
Él se veía tan seguro de sí mismo, mientras yo era un manojo de nervios. Le dije que necesitábamos hablar y no sé qué más, y me llevó hasta su súper auto, ¿en serio? ¿Este chico era james Bond o algo así? Un Maserati, nada más y nada menos. Quise preguntarle si era un famoso inglés o nieto de la Reina Isabel… Pero nada salió de mis labios, así que mantuve mi mutismo.
Llegamos a una linda cafetería y después de ordenar, él preguntó qué pasaba. Todo pasó como en una nebulosa para mí, recuerdo haber hablado mecánicamente, alzar la voz, sentirme tan miserable y luego… Él pidiéndome terminar el mes de novios… ¿Este chico no había oído nada de lo que dije? Yo me había comportado como una perra, y él quería seguir conmigo… No pude evitar derramar algunas lágrimas, él era demasiado bueno para mí.
--Terry… No sé si sea buena idea, pero si, después de haber sido honesta contigo, aún quieres ese mes de novios, lo tendremos… No prometo nada, y no he ocultado mis sentimientos en ninguna forma, así que sabes bien a lo que te atienes.
--Definitivamente pecosa.
Nos miramos y sonreímos con complicidad. Me sentía tan liberada por haber hablado con la verdad, aunque un poco mortificada de que él lo hubiera tomado tan bien. ¿Sería un chico con problemas de autoestima? No lo sé, pero merece ese mes y se lo daré… Sería su novia durante ese tiempo y lo haré feliz en compensación a mi horrible confesión… Promesa de Candice Andley.