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Desde la fundación K-G Amazonas de Terry —Haremos Arder El Cosmos Por Terry —Rossy Castaneda Defendiendo a Terry con Uñas y Dientes
¿Señorita Ardley o Señorita Pecas?
Capítulo VII
By Rossy Castaneda
Candy despertó con una gran sonrisa al recordar que su quinto y primer domingo se había rescatado tras la llegada del señor Britter. Luego charlar por un buen tiempo y que ella le dijera, que muchas veces reprimía las ganas de gritar la frustración que sentía dentro de las murallas de aquella prisión en la que se había convertido el Real Colegio San Pablo, el señor Britter la llevó al hipódromo de Londres en donde para su sorpresa se encontró con la novedad que un caballo del rancho de Tom participaría en aquella carrera, pero esa no fue la única sorpresa que se llevó. De la nada, Terry había aparecido en su campo visual, vestido con un impecable traje blanco y con su típica sonrisa burlona.
—Arggg! —Como pude hacer esa apuesta con ese tonto —se reprendió dándose golpes en su cabeza.
Salió de la cama y se encaminó a la mesa donde había colocado cuidadosamente el frasco con los doce narcisos que Terry le había obsequiado la tarde anterior.
—¿Como puede ser tran impredecible? —Primero burlón, luego sonriente, luego tan centrado en la historia de los narcisos, para pronto molestarse cuando le mencioné a Anthony y por último en el hipódromo, burlón nuevamente. Realmente sus cambios de humor me desconciertan. Se decía a si misma la rubia mientras peinaba sus cabellos frente al espejo.
Cuando estuvo lista, salió con destino a sus clases como era costumbre, en el camino se encontró con Patty y juntas ingresaron al salon de clases. Suspiró pesadamente al ver como Elisa y sus dos amigas asechaban a Annie con preguntas las cuales ella respondía de manera tímida.
Candy deseaba acercarse a Annie, pero recordó su charla con el señor Britter. El hombre le dijo que su esposa le había prohibido a Annie tener contacto con ella, pero durante el viaje de America a Londres, Annie le dijo que estaba cansada de obedecer a su madre con aquel tema. Que era cuestión de tiempo para que Annie, ahora que estaba lejos de la influencia de la señora Britter, se revelaría a sus exigencias.
Y así sucedió a tan solo una semana de su llegada, pero desafortunadamente Elisa junto a sus dos inseparables amigas, escuchó gran parte de lo que hablaron y utilizó aquella información para molestar a Annie.
Los días pasaron y con ellos, Annie y Patty se volvieron mas fuertes e ignoraban todo cuanto Elisa y sus amigas decían para hacerlas sentir mal.
Candy se detuvo en medio del pasillo exterior del Colegio al escuchar que alguien susurraba su nombre, pero no fue la única que lo escuchó.
—¿Te volviste loco? —¿Que crees que haces?
—He pensado en tu insistencia por pagar tu apuesta.
—¡Ah si! —Y donde están tus zapatos para limpiarlos.
—No me refiero a eso.
—Hasta donde recuerdo, esa fue la apuesta que hice y como bien te dije yo pago mis apuestas y estoy dispuesta a comenzar cuando lo desees.
—Me ofende Señorita Pecas, soy un caballero y jamás permitiría que una dama por muy pecosa que sea haga tal cosa.
—Oye, para de llamarme así, mi nombre es Candice White Ardley, ¿lo entiendes? O ¿es que acaso eres tan demente para no hacerlo? —dijo entre dientes.
—Si, si, como digas Señorita Pecas —dijo él ignorando sus palabras y provocando que las mejillas de ella se enrojeciera de rabia —Te espero esa tarde en el lugar de siempre y te diré exactamente como quiero que me pagues —le guiñó un ojo antes de darse media vuelta —No faltes a nuestra cita Señorita Pecas —se rió burlón mientras se alejaba.
—¡Aish! —Idiota.
—¿Sucede algo Candy? —Annie y a Patty se acercaron a ella —Terry te estaba molestando?
—¿Por que lo preguntan?
—Vimos como empuñabas tus manos y tu rostro se tornaba rojo por algo que él te decía.
—Vamos a mi habitación, se los contaré con lujo de detalle.
Mientras las tres chicas se alejaban, Elisa salió de detrás de una columna mostrando una sonrisa siniestra. Si aquella información llegaba a oídos de la hermana Grey, aquella mozo de establo y aquel arrogante Inglés estarían en grandes problemas.
******************
—Maldito Inglés, ahora es que sabra quien es Anthony Brown.
—Anthony cálmate —Stair se plantó frente a la puerta para evitar que saliera.
—¡Por Dios Stair!, ¿como puedes pedirme eso después de lo que escuché? —respondió furioso —iba a buscarla para felicitarla por ser una de las hadas del festival de mayo ¿y que fue lo que me encontré? —apretó los puños
—Creo que es mejor que hables con Candy, ella puede explicarte mejor las cosas —propuso Stair con suavidad.
—Lo haría en otras circunstancias, pero cada vez que ese maldito Inglés está de por medio, Candy lo defiende a capa y espada —dijo con la mandíbula apretada —él y solo él es único culpable del distanciamiento entre Candy y yo.
—Bueno, seamos honestos —Stair se acercó a él —tu has tenido mucha culpa en eso.
—Ahora resulta que el culpable soy yo —Anthony estaba furioso.
—Claro que lo eres —lo enfrentó Stair —como se te ocurre escuchar las acusaciones de Elisa y Niel cuando sabes perfectamente lo mucho que desprecian a Candy y que harían lo que fuera por perjudicarla y al parecer, lo han conseguido frente a tus ojos —Stair suspiró.
—Aunque ese Inglés no es de mi agrado —intervino Archie —estoy de acuerdo con mi hermano Anthony, te has dejado influenciar por las palabras mal intencionadas de Elisa, y la mayor parte de las veces, te has negado a escuchar las explicaciones de Candy.
Anthony, presa de la furia que embargaba su ser, ignoró los razonamientos de sus primos y tras apartar a Stair de un empujón, salió de la habitación dispuesto a ajustar cuentas de una vez por todas con aquel maldito Inglés.
—Ya te había tardado Brown —Dijo el joven castaño saliéndole al paso.
—¿Como demonios supiste que vendría?
—¿De verdad creíste que tus horribles cabellos rubios podrían esconderse entre lo verde de los arbustos? —rió socarronamente —me decepcionas Brown, te creí mas inteligente —sus carcajadas burlonas llegaron a los oídos de Anthony como lanzas afiladas.
—Eres un maldito —Anthony lo sujetó de las solapas.
—Si vas a pelear como un verdadero hombre, aceptaré tus insultos, de lo contrario regresa por el sendero que viniste, no creo que quieras que la Señorita Pecas te encuentre aquí —Alzó una ceja —aunque —achicó los ojos —pensándolo bien sería buena idea que lo haga, muero por ver tu cara cuando la Señorita Pecas se entere que ahora además de explosivo, te dedicas a escuchar conversaciones ajenas escondido detrás de los arbustos, como lo haría cualquier dama chismosa —Terry incrementó sus carcajadas al ver como el rostro de Anthony se tornaba de rojo a verde.
—Maldito bastardo, te enseñaré la manera como debes tratar a una dama Americana...
—¿Que está pasando aquí? —Gritó la hermana Grey a espalda de ellos antes que Anthony impactara el rostro de Terry con un fuerte puñetazo.
—Anthony Brown, quedas confinado en el cuarto de meditación y saldrás de ahí hasta después del Festival de Mayo —sentenció la religiosa ante la falta de respuesta de ambos chicos y siéndole suficiente evidencia lo que había presenciado.
—Hermana Grey usted no puede hacerme esto —Anthony comenzó a forcejear con las dos religiosas que lo sostenían.
—Claro que puedo hacerlo —dijo la religiosa con el ceño fruncido —el pelear con uno de tus compañeros dentro de nuestra prestigiosa institución, es una falta a nuestro reglamento, algo que no puedo pasar por alto —frunció el ceño —tendré que dar aviso de lo sucedido a tu familia
A lo lejos y como rata que se esconde en las alcantarillas, Elisa veía todo. Sus ambarinos ojos destellaron furia. ¿Que demonios hacía Anthony en lugar de Candy? —Maldita moza de establo —siseó encolerizada.
En cuanto todos se marcharon, Terry dirigió sus pasos a la Segunda Colina de Pony en donde seguramente encontraría a una furiosa Señorita Pecas y no se equivocó.
—Creí que la puntualidad en un caballero Inglés era esencial —la rubia se cruzó los brazos evidentemente molesta por el tiempo de espera.
—Y lo es —respondió él con una media sonrisa —pero tuve dificultades con un mosquito antes de llegar aquí —lanzó un silbido despreocupado mientras acompañaba la solapa de su camisa.
Ella lo miró de pies a cabeza.
—No se le hace esperar a una dama.
—No veo ninguna por aquí —respondió Terry juguetón mirando hacia todos lados como quien busca algo.
—¿Te parece que yo no soy? —Candy lo fulminó con la mirada.
—Lo tu digas Señorita Pecas —Se limpio un sucio imaginario.
—Mi nombre es Candice White Ardley —apretó los puños — y para ti soy la Señorita Ardley
—Para mi eres la Señorita Pecas —respondió él encogiéndose de hombros.—Señorita Ardley es demasiado aburrido, así que prefiero Señorita Pecas —se cruzó de brazos mientras pegaba su espalda al gran árbol.
Candy se le echó encima.
—¿Hasta cuando dejarás de llamarme así? —preguntó ella.
—Nunca —respondió él como si nada mientras la sostenía de los brazos evitando que cumpliera lo que fuera que quisiera hacerle.
—Dime de una vez que quieres en pago por la apuesta —dijo ella tras un suspiro, discutir con aquel arrogante chico era una pérdida de tiempo.
—¿Que apuesta? —preguntó él fingiendo demencia.
—No te hagas el tonto conmigo ni trates de hacerte el gracioso, sabes perfectamente de lo que estoy hablando.
—Ah si, si, lo había olvidado
Conforme Terry hablaba, los ojos de Candy se abrían como platos.
—¿Y por que he de cumplir esa petición?
—Porque pagas tus apuestas, tu lo dijiste —le recordó.
—Si, pero si mas recuerdo esa consistía en limpiar tus zapatos durante un mes completo.
—Pero ese no es trabajo para una dama.
—Creí haberte escuchado decir que yo no era una dama, ¿que ha cambiado ahora?
—Yo no dije eso, tu lo asumiste —negó con la cabeza —Señorita Pecas no es propio de una dama afirmar algo que no es.
—¡Aish! —Te odio —farfulló ella.
—Tomare eso como un cumplido y como una aceptación —Terry se carcajeó dándose media vuelta y dejándola verde de rabia.
********************
Annie y Patty la observaban en silencio, jamás la habían visto tan molesta. Enterarse que Anthony estaba en el cuarto de meditación por pelear con Terry y que por consiguiente no estaría presente en el festival de Mayo la puso de un humor de los mil demonios.
—¿Quien se cree Anthony para protagonizar una escena como esa?.
—Candy no deberías de enfadarte, mejor alégrate.
La joven rubia se giró inmediatamente para ver el rostro de quien había soltado aquellas palabras.
—¡Por Dios Annie! Es cierto que estoy molesta por la conducta de Anthony, pero como me dices que debería de alegrarme que se encuentre castigado en el cuarto de meditación y que encima no participara en el Festival de Mayo.
—Bueno Candy, Annie tiene razón —musitó Patty.
—¡Eh! —Candy no daba crédito a las palabras de sus amigas —¡Por todos los cielos!, las desconozco —dijo mirando a una y luego a la otra.
—Si lo ves de ese modo en el que estas imaginando —dijo Annie al ver su ceño fruncido —suena terrible, pero si analizas la petición que te hizo Terry, verás que estamos en lo correcto.
—Explícate
—El que Anthony se encuentre en el cuarto de meditación te dará la oportunidad de saldar tu apuesta con Terry sin necesidad que ambos terminen liados a golpes frente a todos.
Candy tocó su mentón y comenzó a comprender el razonamiento de sus amigas.
—No lo había pensado de ese modo —dijo la rubia sonriendo.
—Ya nos dimos cuenta —respondió Patty con una sonrisa.
—Gracias —Candy las abrazó —no sé que haría sin ustedes, son como la voz de conciencia.
—Pues deberías escucharnos mas a menudo —musitó Annie.
*********************************
Festival de Mayo....
—Candy, estas bellísima con ese disfraz de Julieta Capuleto .
—Y todo se lo debo al Tío Abuelo William —musitó la rubia mirándose por ultima vez en el espejo
—Serás la mas hermosa hada del Festival de Mayo —Annie acomodó su cabello.
—Me hubiera gustado que Albert hubiese podido asistir.
—Si, es una pena que no haya podido hacerlo a última hora.
—Hora de partir —Patty se asomó a la habitación.
Luego del recorrido a bordo de la carroza de las hadas del Festival de Mayo, Candy, bajó de esta y barrió con la mirada el lugar. No había rastro de Terry por ningún lado
—¿Hacia donde vas? —le preguntó Annie mirando como comenzaba a caminar.
—Iré a a visitar a Klint a la segunda Colina de Pony, lo he tenido bastante abandonado últimamente.
—No tardes —le dijo Annie mientras se alejaba
—Solo será un rato, lo prometo —dijo ella guiñando un ojo
**********
Tal y como lo supuso, el pequeño coatí estaba sentido por su abandono.
—Mira lo que he traído —dijo sacando unos dulces —los convidaré contigo si vienes a mí.
De un salto, el pequeño y glotón animalito, se lanzó a ella y ambos rodaron por el pasto.
—Annie me matará cuando vea todo este desastre —dijo removiendo los residuos de pastos de su cabello. Luego de observar hacia todos lados y asegurarse que no había nadie mas que ella y Klint, Candy bajó la parte superior de su vestido y lo sacudió.
El carraspeó de una garganta la hizo dar un respingo y cubrirse rápidamente.
—Deberías de asegurarte al menos que no hay nadie a tu alrededor, o es que a caso pretendes seducirme —dijo el dueño de aquella voz cayendo a tierra firme.
—Terry, ¿me viste? —preguntó ella con la mejillas enrojecidas.
—Te vi, pero no te miré —respondió él acercándose a ella removiéndole unas hojas de su cabello.
Los acordes de un conocido vals se escucharon.
—Me concede el honor de esta pieza de baile Señorita Pecas —Terry hizo una referencia
—Claro mocoso Engreído —dijo ella uniéndose a su juego y aceptando su mano.
Ambos danzaban con una enorme sonrisa al compás de los acordes que llegaban a través del viento
—Deberías de ser tu mismo más a menudo —dijo ella al notar una brillo de felicidad en la profindidad de aquellas lagunas azules. —Candy suspiró —Sabes, la primera vez que baile ese mismo vals fue en Lakewood junto a Anthony.
Escuchar aquel condenado nombre provocó que la chispa de felicidad en los ojos de Terry se transformarán en furia.
—¿Que haces por que te detienes?
—Por que tienes que nombrarlo —espetó con la mandíbula apretada.
—Oye me lástimas —dijo ella al sentir la presión que él ejercía en su brazo. —¿Que pasa por que me ves así?
Sin medir una sola palabra, Terry la atrajo más a él.
—¿Que haces? —Preguntó Candy asustada ante la fuerza empleada.
—Dijiste que debería ser yo mismo y eso es lo que trato de hacer.
—Pero no me refería a esto precisamente. Sueltame me lástima, eres malo. Anthony jamás me lastimaria como honestas haciendo tu.
—Anthony, Anthony, hasta cuanto nombraras a ese jardinerito —la atrajo más a él —dime Candice, ¿tu noviecito te hace sentir esto?
Terry acercó sus labios a los de ella. Candy abrió sus ojos ante la sorpresa de sentir sus labios sobre los suyos y presa del miedo a lo que aquel roce de sus labios despertó en ella, de un empujón lo apartó.
—No tenías derecho a hacerme esto.
—Si claro, seguramente tu noviecito el jardinero es más tierno cuando te besa.
—Anthony jamás me ha besado —dijo ella entre lágrimas
—Eh! Como es eso posible, si es tu novio.
—Anthony no es mi novio
—Que? Creía que lo era
—No lo es y no tengo idea de donde sacas eso.
—¿Quieres decir que está es la primera vez que alguien te besa? —De la rabia Terry pasó a la incredulidad.
—Si —respondió ella —y tú no tenías ningún derecho a besarme del modo que lo hiciste.
—Candy, perdóname, dijo avergonzado por su comportamiento —puedes abofetearme si así lo deseas me lo tengo bien merecido —Terry cerró los ojos en espera de aquel golpe que jamás llegó y para cuando abrió los ojos, Candy ya no estaba frente a él.
“Eres un idiota Grantchester, lo has echado todo a perder por tu manía de no saber controlarte frente a ella —lo reprendió su yo interno —que haces aquí como un completo idiota, ve tras ella”
Continuará.....
Nota...
Tengo entendido que hoy es el último día de GF, asi que no quiero dejar ir la oportunidad de agradecer el haberme permitido ser parte de esta bonita actividad. Realmente ha sido una experiencia nueva para mí..Muchas gracias por recibirme y por el apoyo que me brindaron durante este tiempo.
¿Señorita Ardley o Señorita Pecas?
Capítulo VII
By Rossy Castaneda
Candy despertó con una gran sonrisa al recordar que su quinto y primer domingo se había rescatado tras la llegada del señor Britter. Luego charlar por un buen tiempo y que ella le dijera, que muchas veces reprimía las ganas de gritar la frustración que sentía dentro de las murallas de aquella prisión en la que se había convertido el Real Colegio San Pablo, el señor Britter la llevó al hipódromo de Londres en donde para su sorpresa se encontró con la novedad que un caballo del rancho de Tom participaría en aquella carrera, pero esa no fue la única sorpresa que se llevó. De la nada, Terry había aparecido en su campo visual, vestido con un impecable traje blanco y con su típica sonrisa burlona.
—Arggg! —Como pude hacer esa apuesta con ese tonto —se reprendió dándose golpes en su cabeza.
Salió de la cama y se encaminó a la mesa donde había colocado cuidadosamente el frasco con los doce narcisos que Terry le había obsequiado la tarde anterior.
—¿Como puede ser tran impredecible? —Primero burlón, luego sonriente, luego tan centrado en la historia de los narcisos, para pronto molestarse cuando le mencioné a Anthony y por último en el hipódromo, burlón nuevamente. Realmente sus cambios de humor me desconciertan. Se decía a si misma la rubia mientras peinaba sus cabellos frente al espejo.
Cuando estuvo lista, salió con destino a sus clases como era costumbre, en el camino se encontró con Patty y juntas ingresaron al salon de clases. Suspiró pesadamente al ver como Elisa y sus dos amigas asechaban a Annie con preguntas las cuales ella respondía de manera tímida.
Candy deseaba acercarse a Annie, pero recordó su charla con el señor Britter. El hombre le dijo que su esposa le había prohibido a Annie tener contacto con ella, pero durante el viaje de America a Londres, Annie le dijo que estaba cansada de obedecer a su madre con aquel tema. Que era cuestión de tiempo para que Annie, ahora que estaba lejos de la influencia de la señora Britter, se revelaría a sus exigencias.
Y así sucedió a tan solo una semana de su llegada, pero desafortunadamente Elisa junto a sus dos inseparables amigas, escuchó gran parte de lo que hablaron y utilizó aquella información para molestar a Annie.
Los días pasaron y con ellos, Annie y Patty se volvieron mas fuertes e ignoraban todo cuanto Elisa y sus amigas decían para hacerlas sentir mal.
Candy se detuvo en medio del pasillo exterior del Colegio al escuchar que alguien susurraba su nombre, pero no fue la única que lo escuchó.
—¿Te volviste loco? —¿Que crees que haces?
—He pensado en tu insistencia por pagar tu apuesta.
—¡Ah si! —Y donde están tus zapatos para limpiarlos.
—No me refiero a eso.
—Hasta donde recuerdo, esa fue la apuesta que hice y como bien te dije yo pago mis apuestas y estoy dispuesta a comenzar cuando lo desees.
—Me ofende Señorita Pecas, soy un caballero y jamás permitiría que una dama por muy pecosa que sea haga tal cosa.
—Oye, para de llamarme así, mi nombre es Candice White Ardley, ¿lo entiendes? O ¿es que acaso eres tan demente para no hacerlo? —dijo entre dientes.
—Si, si, como digas Señorita Pecas —dijo él ignorando sus palabras y provocando que las mejillas de ella se enrojeciera de rabia —Te espero esa tarde en el lugar de siempre y te diré exactamente como quiero que me pagues —le guiñó un ojo antes de darse media vuelta —No faltes a nuestra cita Señorita Pecas —se rió burlón mientras se alejaba.
—¡Aish! —Idiota.
—¿Sucede algo Candy? —Annie y a Patty se acercaron a ella —Terry te estaba molestando?
—¿Por que lo preguntan?
—Vimos como empuñabas tus manos y tu rostro se tornaba rojo por algo que él te decía.
—Vamos a mi habitación, se los contaré con lujo de detalle.
Mientras las tres chicas se alejaban, Elisa salió de detrás de una columna mostrando una sonrisa siniestra. Si aquella información llegaba a oídos de la hermana Grey, aquella mozo de establo y aquel arrogante Inglés estarían en grandes problemas.
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—Maldito Inglés, ahora es que sabra quien es Anthony Brown.
—Anthony cálmate —Stair se plantó frente a la puerta para evitar que saliera.
—¡Por Dios Stair!, ¿como puedes pedirme eso después de lo que escuché? —respondió furioso —iba a buscarla para felicitarla por ser una de las hadas del festival de mayo ¿y que fue lo que me encontré? —apretó los puños
—Creo que es mejor que hables con Candy, ella puede explicarte mejor las cosas —propuso Stair con suavidad.
—Lo haría en otras circunstancias, pero cada vez que ese maldito Inglés está de por medio, Candy lo defiende a capa y espada —dijo con la mandíbula apretada —él y solo él es único culpable del distanciamiento entre Candy y yo.
—Bueno, seamos honestos —Stair se acercó a él —tu has tenido mucha culpa en eso.
—Ahora resulta que el culpable soy yo —Anthony estaba furioso.
—Claro que lo eres —lo enfrentó Stair —como se te ocurre escuchar las acusaciones de Elisa y Niel cuando sabes perfectamente lo mucho que desprecian a Candy y que harían lo que fuera por perjudicarla y al parecer, lo han conseguido frente a tus ojos —Stair suspiró.
—Aunque ese Inglés no es de mi agrado —intervino Archie —estoy de acuerdo con mi hermano Anthony, te has dejado influenciar por las palabras mal intencionadas de Elisa, y la mayor parte de las veces, te has negado a escuchar las explicaciones de Candy.
Anthony, presa de la furia que embargaba su ser, ignoró los razonamientos de sus primos y tras apartar a Stair de un empujón, salió de la habitación dispuesto a ajustar cuentas de una vez por todas con aquel maldito Inglés.
—Ya te había tardado Brown —Dijo el joven castaño saliéndole al paso.
—¿Como demonios supiste que vendría?
—¿De verdad creíste que tus horribles cabellos rubios podrían esconderse entre lo verde de los arbustos? —rió socarronamente —me decepcionas Brown, te creí mas inteligente —sus carcajadas burlonas llegaron a los oídos de Anthony como lanzas afiladas.
—Eres un maldito —Anthony lo sujetó de las solapas.
—Si vas a pelear como un verdadero hombre, aceptaré tus insultos, de lo contrario regresa por el sendero que viniste, no creo que quieras que la Señorita Pecas te encuentre aquí —Alzó una ceja —aunque —achicó los ojos —pensándolo bien sería buena idea que lo haga, muero por ver tu cara cuando la Señorita Pecas se entere que ahora además de explosivo, te dedicas a escuchar conversaciones ajenas escondido detrás de los arbustos, como lo haría cualquier dama chismosa —Terry incrementó sus carcajadas al ver como el rostro de Anthony se tornaba de rojo a verde.
—Maldito bastardo, te enseñaré la manera como debes tratar a una dama Americana...
—¿Que está pasando aquí? —Gritó la hermana Grey a espalda de ellos antes que Anthony impactara el rostro de Terry con un fuerte puñetazo.
—Anthony Brown, quedas confinado en el cuarto de meditación y saldrás de ahí hasta después del Festival de Mayo —sentenció la religiosa ante la falta de respuesta de ambos chicos y siéndole suficiente evidencia lo que había presenciado.
—Hermana Grey usted no puede hacerme esto —Anthony comenzó a forcejear con las dos religiosas que lo sostenían.
—Claro que puedo hacerlo —dijo la religiosa con el ceño fruncido —el pelear con uno de tus compañeros dentro de nuestra prestigiosa institución, es una falta a nuestro reglamento, algo que no puedo pasar por alto —frunció el ceño —tendré que dar aviso de lo sucedido a tu familia
A lo lejos y como rata que se esconde en las alcantarillas, Elisa veía todo. Sus ambarinos ojos destellaron furia. ¿Que demonios hacía Anthony en lugar de Candy? —Maldita moza de establo —siseó encolerizada.
En cuanto todos se marcharon, Terry dirigió sus pasos a la Segunda Colina de Pony en donde seguramente encontraría a una furiosa Señorita Pecas y no se equivocó.
—Creí que la puntualidad en un caballero Inglés era esencial —la rubia se cruzó los brazos evidentemente molesta por el tiempo de espera.
—Y lo es —respondió él con una media sonrisa —pero tuve dificultades con un mosquito antes de llegar aquí —lanzó un silbido despreocupado mientras acompañaba la solapa de su camisa.
Ella lo miró de pies a cabeza.
—No se le hace esperar a una dama.
—No veo ninguna por aquí —respondió Terry juguetón mirando hacia todos lados como quien busca algo.
—¿Te parece que yo no soy? —Candy lo fulminó con la mirada.
—Lo tu digas Señorita Pecas —Se limpio un sucio imaginario.
—Mi nombre es Candice White Ardley —apretó los puños — y para ti soy la Señorita Ardley
—Para mi eres la Señorita Pecas —respondió él encogiéndose de hombros.—Señorita Ardley es demasiado aburrido, así que prefiero Señorita Pecas —se cruzó de brazos mientras pegaba su espalda al gran árbol.
Candy se le echó encima.
—¿Hasta cuando dejarás de llamarme así? —preguntó ella.
—Nunca —respondió él como si nada mientras la sostenía de los brazos evitando que cumpliera lo que fuera que quisiera hacerle.
—Dime de una vez que quieres en pago por la apuesta —dijo ella tras un suspiro, discutir con aquel arrogante chico era una pérdida de tiempo.
—¿Que apuesta? —preguntó él fingiendo demencia.
—No te hagas el tonto conmigo ni trates de hacerte el gracioso, sabes perfectamente de lo que estoy hablando.
—Ah si, si, lo había olvidado
Conforme Terry hablaba, los ojos de Candy se abrían como platos.
—¿Y por que he de cumplir esa petición?
—Porque pagas tus apuestas, tu lo dijiste —le recordó.
—Si, pero si mas recuerdo esa consistía en limpiar tus zapatos durante un mes completo.
—Pero ese no es trabajo para una dama.
—Creí haberte escuchado decir que yo no era una dama, ¿que ha cambiado ahora?
—Yo no dije eso, tu lo asumiste —negó con la cabeza —Señorita Pecas no es propio de una dama afirmar algo que no es.
—¡Aish! —Te odio —farfulló ella.
—Tomare eso como un cumplido y como una aceptación —Terry se carcajeó dándose media vuelta y dejándola verde de rabia.
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Annie y Patty la observaban en silencio, jamás la habían visto tan molesta. Enterarse que Anthony estaba en el cuarto de meditación por pelear con Terry y que por consiguiente no estaría presente en el festival de Mayo la puso de un humor de los mil demonios.
—¿Quien se cree Anthony para protagonizar una escena como esa?.
—Candy no deberías de enfadarte, mejor alégrate.
La joven rubia se giró inmediatamente para ver el rostro de quien había soltado aquellas palabras.
—¡Por Dios Annie! Es cierto que estoy molesta por la conducta de Anthony, pero como me dices que debería de alegrarme que se encuentre castigado en el cuarto de meditación y que encima no participara en el Festival de Mayo.
—Bueno Candy, Annie tiene razón —musitó Patty.
—¡Eh! —Candy no daba crédito a las palabras de sus amigas —¡Por todos los cielos!, las desconozco —dijo mirando a una y luego a la otra.
—Si lo ves de ese modo en el que estas imaginando —dijo Annie al ver su ceño fruncido —suena terrible, pero si analizas la petición que te hizo Terry, verás que estamos en lo correcto.
—Explícate
—El que Anthony se encuentre en el cuarto de meditación te dará la oportunidad de saldar tu apuesta con Terry sin necesidad que ambos terminen liados a golpes frente a todos.
Candy tocó su mentón y comenzó a comprender el razonamiento de sus amigas.
—No lo había pensado de ese modo —dijo la rubia sonriendo.
—Ya nos dimos cuenta —respondió Patty con una sonrisa.
—Gracias —Candy las abrazó —no sé que haría sin ustedes, son como la voz de conciencia.
—Pues deberías escucharnos mas a menudo —musitó Annie.
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Festival de Mayo....
—Candy, estas bellísima con ese disfraz de Julieta Capuleto .
—Y todo se lo debo al Tío Abuelo William —musitó la rubia mirándose por ultima vez en el espejo
—Serás la mas hermosa hada del Festival de Mayo —Annie acomodó su cabello.
—Me hubiera gustado que Albert hubiese podido asistir.
—Si, es una pena que no haya podido hacerlo a última hora.
—Hora de partir —Patty se asomó a la habitación.
Luego del recorrido a bordo de la carroza de las hadas del Festival de Mayo, Candy, bajó de esta y barrió con la mirada el lugar. No había rastro de Terry por ningún lado
—¿Hacia donde vas? —le preguntó Annie mirando como comenzaba a caminar.
—Iré a a visitar a Klint a la segunda Colina de Pony, lo he tenido bastante abandonado últimamente.
—No tardes —le dijo Annie mientras se alejaba
—Solo será un rato, lo prometo —dijo ella guiñando un ojo
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Tal y como lo supuso, el pequeño coatí estaba sentido por su abandono.
—Mira lo que he traído —dijo sacando unos dulces —los convidaré contigo si vienes a mí.
De un salto, el pequeño y glotón animalito, se lanzó a ella y ambos rodaron por el pasto.
—Annie me matará cuando vea todo este desastre —dijo removiendo los residuos de pastos de su cabello. Luego de observar hacia todos lados y asegurarse que no había nadie mas que ella y Klint, Candy bajó la parte superior de su vestido y lo sacudió.
El carraspeó de una garganta la hizo dar un respingo y cubrirse rápidamente.
—Deberías de asegurarte al menos que no hay nadie a tu alrededor, o es que a caso pretendes seducirme —dijo el dueño de aquella voz cayendo a tierra firme.
—Terry, ¿me viste? —preguntó ella con la mejillas enrojecidas.
—Te vi, pero no te miré —respondió él acercándose a ella removiéndole unas hojas de su cabello.
Los acordes de un conocido vals se escucharon.
—Me concede el honor de esta pieza de baile Señorita Pecas —Terry hizo una referencia
—Claro mocoso Engreído —dijo ella uniéndose a su juego y aceptando su mano.
Ambos danzaban con una enorme sonrisa al compás de los acordes que llegaban a través del viento
—Deberías de ser tu mismo más a menudo —dijo ella al notar una brillo de felicidad en la profindidad de aquellas lagunas azules. —Candy suspiró —Sabes, la primera vez que baile ese mismo vals fue en Lakewood junto a Anthony.
Escuchar aquel condenado nombre provocó que la chispa de felicidad en los ojos de Terry se transformarán en furia.
—¿Que haces por que te detienes?
—Por que tienes que nombrarlo —espetó con la mandíbula apretada.
—Oye me lástimas —dijo ella al sentir la presión que él ejercía en su brazo. —¿Que pasa por que me ves así?
Sin medir una sola palabra, Terry la atrajo más a él.
—¿Que haces? —Preguntó Candy asustada ante la fuerza empleada.
—Dijiste que debería ser yo mismo y eso es lo que trato de hacer.
—Pero no me refería a esto precisamente. Sueltame me lástima, eres malo. Anthony jamás me lastimaria como honestas haciendo tu.
—Anthony, Anthony, hasta cuanto nombraras a ese jardinerito —la atrajo más a él —dime Candice, ¿tu noviecito te hace sentir esto?
Terry acercó sus labios a los de ella. Candy abrió sus ojos ante la sorpresa de sentir sus labios sobre los suyos y presa del miedo a lo que aquel roce de sus labios despertó en ella, de un empujón lo apartó.
—No tenías derecho a hacerme esto.
—Si claro, seguramente tu noviecito el jardinero es más tierno cuando te besa.
—Anthony jamás me ha besado —dijo ella entre lágrimas
—Eh! Como es eso posible, si es tu novio.
—Anthony no es mi novio
—Que? Creía que lo era
—No lo es y no tengo idea de donde sacas eso.
—¿Quieres decir que está es la primera vez que alguien te besa? —De la rabia Terry pasó a la incredulidad.
—Si —respondió ella —y tú no tenías ningún derecho a besarme del modo que lo hiciste.
—Candy, perdóname, dijo avergonzado por su comportamiento —puedes abofetearme si así lo deseas me lo tengo bien merecido —Terry cerró los ojos en espera de aquel golpe que jamás llegó y para cuando abrió los ojos, Candy ya no estaba frente a él.
“Eres un idiota Grantchester, lo has echado todo a perder por tu manía de no saber controlarte frente a ella —lo reprendió su yo interno —que haces aquí como un completo idiota, ve tras ella”
Continuará.....
Nota...
Tengo entendido que hoy es el último día de GF, asi que no quiero dejar ir la oportunidad de agradecer el haberme permitido ser parte de esta bonita actividad. Realmente ha sido una experiencia nueva para mí..Muchas gracias por recibirme y por el apoyo que me brindaron durante este tiempo.
