Desde la fundación K-G Amazonas de Terry —Haremos Arder El Cosmos Por Terry
—¿Señorita Ardley o Señorita Pecas? Capítulo VI —Rossy Castaneda —Defendido a Terry con uñas y dientes
Candy repetía algunas frases en Francés, mientras caminaba despreocupadamente, por el sendero que la llevaba a su lugar favorito de receso.
—Vaya vaya, pero a quien tenemos aquí, si es la huérfana de la casa Pony. Dime mugrosa, ¿dónde dejaste a Anthony?
Candy ignoró las palabras ofensivas de Niel. Sabía que era una perdida de tiempo tomarlas en consideración.
—¿Que quieres Niel?.
—Con una mugrosa como tú —dijo mirándola despectivamente —nada, eres tan poca cosa como para llamar mi atención.. —Aunque pensándolo bien, podemos divertirnos un rato contigo —hizo una señal y dos chicos salieron de detrás unos árboles
—Eres tan cobarde que no eres capaz de hacer las cosas por tu cuenta y necesitas de otros dos cobardes como tú para atacar a una sola chica —Candy rió —Ya te habías tardado en molestarme.
—Vamos muchachos —Niel animó a sus amigos para que la atacaran. —vamos grita todo lo que quieras, que igual Anthony no va a escucharte, está tan ocupado con mi hermana como para perder su tiempo en venir a salvarte como siempre lo hace.
—Eres un cobarde Niel —Siseó Candy con los dientes apretados mientras tiraban de sus cabellos.
—Este no es un lugar para ti mugrosa huérfana, así que es mejor que decidas por tu cuenta volver a la casa hogar donde perteneces y permanezcas ahi para siempre, no eres bienvenida en la familia Ardley.
—Suélteme, me hacen daño —se quejó la rubia mientras forcejeaba para liberarse.
—Esto es solo el principio del infierno que te espera si decides quedarte en el Colegio —Niel estaba a punto de golpear el rostro de la joven cuando un fuerte latigazo se lo impidió.
—Esa no es manera de tratar a una dama.
Los ojos de Candy se abrieron como platos cuando lo vio saltar desde la rama de un árbol.
—Tu no te metas, que esto no es asunto tuyo, maldito Inglés.
—Lo es desde el momento en que han agredido a una dama frente a mis narices.
—Esta no es una dama, es una mu...
El fuerte puñetazo de Terry impidió que Niel expulsara aquel insulto.
—Mide tus palabras cuando te dirijas a una dama, en mi presencia.
—A él muchachos —Ordenó Niel a sus amigos desde el suelo limpiándose el hilo de sangre de su labio inferior.
Candy movía la cabeza de un lado a otro mientras golpes iban y venían.
—Me las pagaras maldito Inglés —farfulló Niel mientras huía de aquel lugar.
—Gracias por defenderme —Musitó Candy aún impresionada por la destreza de aquel chico.
—Lo hubiera hecho por cualquier chica en peligro —dijo él sacudiéndose el polvo..
—¡Eh! —Candy se le quedó mirando
—¿Que pasa, por qué me miras así, me quieres declarar tu amor pequeña Pecosa? —conozco un buen lugar donde puedes hacerlo —dijo él tocando su mentón.
Candy retrocedió.. —la había llamado de la misma forma que lo hizo la primera vez que se vieron en el Mauretania, "pequeña Pecosa", la recordaba, sabía quien era ella.
—Adiós Pequeña Pecosa —Dijo él riéndose de manera burlona mientras se daba la vuelta.
—Aguarda —Candy lo sujetó del brazo impidiendo que se marchara.
—Que, ¿vas a declararme tu amor a pesar de tener novio, no te parece que eso habla muy mal de ti, Señorita Pecas?, pero si tanto insistes, yo no tengo ningún problema con que lo hagas, aunque creo que él si lo tendrá —dijo señalando el sendero por donde Anthony venía en dirección a ellos seguido por Elisa.
—Anthony aguarda —Elisa lo sujetó del brazo —Por que la buscas si es mas que evidente que ella te evita en todo tiempo y ahi tienes frente a tus narices cual es la razón.
Una siniestra sonrisa se dibujó en el rostro de la joven pelirroja en cuanto Anthony giró su rostro y vio a la distancia como Terry sujetaba el mentón de Candy. Las cosas habían salido mejor de lo que lo había planeado. Su intención era evitar que Anthony llegara a aquel lugar en tanto Niel y sus amigos atacaban a la mugrosa moza de establo.
—¡Que demonios! —Anthony empuñó sus manos.
Elisa quien sabia como sacar provecho a las debilidades de los demás no dejo pasar la oportunidad de lanzar su veneno.
—Te das cuenta, ella no es la persona indicada para ti, yo en cambio, he sido criada para ser una dama y una buena esposa digna de alguien como tú.
—Elisa, ¿cuantas veces tengo que decirte que no me interesas del modo que pretendes?
—Pero Anthony, no te das cuenta que su comportamiento —señaló a hacía donde Candy sujetaba a Terry de un brazo —no es ni sera nunca el de una dama respetada, sino dime ¿que hace aquí en los jardines del colegio viéndose a escondidas con ese chico, cuando te tiene a ti?
—Candice no ha venido a verse con él.
—¡Ah no! Y entonces ¿como explicas que estén juntos?.
—No lo sé, quizás todo es producto de la casualidad.
—Oh vamos Anthony, las casualidades no existen —Elisa impidió que avanzara—si ella se encuentra ahí con ese chico, es por que seguramente no es la primera vez que lo hace. Yo personalmente la he visto dirigirse a ese mismo lugar todas las tardes durante los recesos.
—¿Que pretendes? —le preguntó Anthony a Elisa con la mandíbula apretada sin apartar la mirada de donde Candy y aquel idiota Inglés se encontraba.
—Nada, solo que te des cuenta de una vez la verdadera razón por la que Candice te ha pedido tiempo —se encogió de hombros —ese es el mismo chico insolente de barco ¿verdad?.
—¿Y eso que tiene que ver ?
—Fue mas que evidente que él y Candice se habían visto antes, sino dime, ¿por que se dirigió a ella con tanta familiaridad? —Elisa consiguió inyectar una dosis de su ponzoña.
Luego de mirar en la dirección que Terry le señalaba, Candy se giró para decirle algo.
—Adios Señorita Pecas —Le dijo él mientras se alejaba.
—Mocoso insolente —farfulló Candy con los dientes apretados al escuchar su risa burlona.
****************
Cuatro semanas después....
Como era costumbre, Candy se dirigía a la segunda colina de Pony. Pero esta vez era diferente, se sentía furiosa. Luego de la discusión con Anthony en la segunda Colina de Pony, muchas cosas sucedieron. Terry llegó a su habitación en completo estado de ebriedad y con algunas heridas. Por ayudarlo, ella se salió del colegio en media de la noche en busca de una farmacia en donde pudiera comprar los remedios que necesitaría, sin imaginar que en su travesía se encontraría con Albert, quien fue el que finalmente le ayudo a encontrar lo que buscaba y la acompañó de regreso a los muros del San Pablo. Pero las cosas se salieron de control, cuando para su desgracia, Elisa vio salir a Terry de su habitación y no dudó un instante en decírselo a Anthony. A pesar del gran problema que provocó, Candy agradeció al cielo que aquella tarántula ponzoñosa no la había acusado con las monjas del Colegio, para ella era mas que evidente cual había sido la razón... "Que su imagen frente a Anthony quedará manchada por una conducta indecorosa al recibir a una chico dentro de su habitación". Durante el resto de la semana, evitó todo contacto con Anthony, algo que Niel y Elisa aprovecharon muy bien. Afortunadamente Terry se aparecía en el momento justo para salvarla de aquel par de hienas. Las semanas restantes, hizo las pases con Anthony, pero no por mucho tiempo. Garcias a Elisa y a su manía de entrometerse, Anthony le había prohibido dirigirle la palabra a Terry. —Algo que ella no estaba dispuesta ha hacer. Su decisión provocó que Anthony y ella discutieran nuevamente y esa mañana no había sido la excepción y para variar lo habían hecho frente a los chicos y a los dos odiosos hermanos Leagan. Gracias a aquel desagradable momento, decidió no salir del colegio en lo que sería su primera quinto domingo libre, el cual coincidía con la llegada de Annie a Londres.
—¡Arggg! —Hasta cuando me dejaran en paz —siseó furiosa
—Aush —Fíjate por donde caminas Señorita Pecas.
—Tú eres quien debes tener cuidado donde te recuestas —arremetió ella levantándose —solo a ti se te ocurre hacerlo en medio del camino —lo fulminó con la mirada —¿que crees que haces? —preguntó tosiendo.
—Fumo un cigarrillo —respondió él descaradamente —¿gustas? —Puedo convidarte uno.
—¿No te parece que eres demasiado joven para estar fumando?
—¿Y que otra cosa puedo hacer dentro de esta prisión? —dijo él encogiéndose de hombros y dándole una calada al cigarrillo.
—Puedes tocar esto —dijo ella sacando su armónica —te ofrezco un trato, mi armónica por tu caja de cigarrillos —le sonrió.
Él silbó de manera burlona
—No sabía que te gustaba fumar Señorita Pecas.
—Claro no me gusta —respondió ella ignorando la manera como la llamo y arrugando su pequeña nariz.
—Y entonces ¿por que me ofreces tu armónica por mi caja de cigarrillos?
—Para que cada vez que desees fumar, toques la armónica —dijo ella haciendo el intercambio.
—¿Por que lo haces? —preguntó él tomando la armónica.
—No lo sé —respondió ella con una sonrisa
Terry se le quedó mirando detenidamente mientras ella se sentaba a su lado.
—Sabes, comprendo perfectamente como te sientes, yo por ejemplo vengo a este lugar para despejar mi mente de todo —Candy cerró los ojos e inhaló aire profundamente —es agradable aspirar el aroma de los narcisos.
Terry sonrió.
—Creí que solo yo disfrutaba haciéndolo —se dejó caer de espalda y aspiró el aroma de los narcisos permitiendo que sus pulmones se inundaran de su exquisito olor —¿sabes cual es el significado de estas hermosas flores?
—No —respondió Candy.
—A los narcisos se les relaciona de manera significativa con la fe, la honestidad, la verdad, el perdón y la franqueza.
—¡Mm! —interesante —Candy se giró para mirarlo. Sonrió al verlo con los ojos cerrados mientras aspiraba.
—Significan renacimiento, nuevos comienzos y la vida eterna —Terry abrió sus ojos y se encontró con la mirada de ella —También simboliza el amor no correspondido.
—¿De verdad?
Terry asintió.
—Un narciso predice una desgracia en cambio, un ramo de ellos indica alegría y felicidad.
Candy abrió los ojos con sorpresa al ver como él cortaba seis narcisos y se los entregaba.
—¿Por qué lo haces? —preguntó ella recibiéndolos y aspirándolos.
—Se le dan narcisos a alguien a quien quieres pedirle una disculpa, es como una muestra de agradecimiento por su honestidad.
—¿Y tu quieres realmente hacerlo conmigo?
Terry asintió levemente.
—Si, reconozco que me la he pasado embromándote cada vez que nos vemos.
—Gracias —Candy le sonrió —¿el color, tiene algún significado en particular? —preguntó.
—Los narcisos pueden darse en muchos colores, pero su color tradicional es este —dijo arrancando otros seis narcisos y entregándoselos. El amarillo se asocia con el chakra del plexo solar, y por lo tanto nos habla: resplandor, centralidad, vitalidad, energía, ya sabes, cuestiones fundamentales de vida —se encogió de hombros
Candy estaba fascinada de escucharlo hablar, era la primera vez que lo hacía con aquella profundidad y seriedad. Ahora era cuando estaba comprobando que todo cuanto Patty le había dicho sobre lo que se decía de su inteligencia, era cierto.
—¿Y sabes porque se les dio el nombre de Narcisos?
Terry suspiró, si había algo que le apasionaba era hablar sobre aquellas hermosas flores.
—Si —respondió —Se le dio el nombre, en honor al hijo de un dios boecio del río Cefiso y Liriope, una ninfa acuática, a quien llamaron Narciso.
—¿Puedes contarme más sobre eso?
—Claro —respondió él con una media sonrisa —Según la mitología Griega, un famoso vidente Tiresias hizo la predicción de que Narciso viviría muchos años, siempre y cuando no se viera a sí mismo. A los 16 años Narciso era un joven apuesto, que despertaba la admiración de hombres y mujeres. Su arrogancia era tal, que ignoraba los encantos de los demás.
—Seguro era tan arrogante como alguien a quien estoy viendo ahora mismo —dijo Candy entre risas.
Terry no pudo evitar reír
—Continúa por favor —lo animó ella embobada.
—Se dice que la ninfa Eco, imitando lo que los demás hacían, se enamoró de él. Narciso rechazó a la pobre Eco, y la pobre languideció. Su cuerpo se marchitó y sus huesos se convirtieron en piedra. Sólo su voz permaneció intacta.
—Pobre —musitó Candy con los ojos muy abiertos imaginado aquella escena.
Terry la observó y continuó.
—Pero no fue la única a la que Narciso rechazó.
—¡Ah no! —dijo Candy con evidente curiosidad.
Terry negó con la cabeza.
—Se dice que una de las despechadas quiso que el joven supiese lo que era el sufrimiento ante el amor no correspondido.
—¿Tanto le afectó su rechazo?
Terry asintió
—¿Y pudo hacerlo?
—Su deseo se cumplió cuando un día de verano Narciso descansaba tras la caza junto a un lago de superficie cristalina que proyectaba su propia imagen, con la que quedó fascinado. Narciso se acercó al agua y se enamoró de lo que veía, hasta tal punto que dejó de comer y dormir por el sufrimiento de no poder conseguir a su nuevo amor, pues cuando se acercaba, la imagen desaparecía.
—¡Santo Dios! Debió ser horrible.
—Tal vez —respondió Terry —la obsesión por si mismo, provocó que Narciso enloqueciera, hasta tal punto que la propia Eco se entristeció al imitar sus lamentos. Algunos mitos afirman que estas flores —dijo el castaño señalándolas — ayudaron a Narciso a controlar sus obsesiones extremas consigo mismo.
—¿Y puedo curarse de su encantamiento?
—No —respondió Terry —El joven murió con el corazón roto e incluso en el reino de los muertos siguió hechizado por su propia imagen, a la que admiraba en las negras aguas de la laguna Estigia.
—¡Wow! —musitó Candy
—Los narcisos fueron también sagrado para la diosa egipcia Isis. Para ella, los narcisos eran un icono de la belleza y la juventud.
—No tenía idea de todo esto —Candy aspiró el aroma de los narcisos que él le entregó —Te gusta mucho hablar sobre el temas ¿verdad? —le preguntó al ver como él cerraba los ojos y aspiraba profundamente.
—Bueno, no voy a negar que hablar sobre los narcisos es un tema fascinante,—Ellos son siempre expectantes, son capaces de hacernos aguantar incluso las tribulaciones e inviernos más duros con tal de ver su belleza y disfrutar su exquisito aroma en su vuelta cada primavera.
—Sabes, Anthony cultiva rosas, incluso creó una para mí la cual nombró Dulce Candy —Candy sonrió.
El ambiente de armonía y paz que se respiraba alrededor de ellos se rompió con la sola mención de aquel nombre. De un salto, Terry se puso de pie.
—¿Que sucede? —le preguntó Candy al verlo con el ceño fruncido.
—¿Por que tenías que nombrarlo?
—¿A quien? —preguntó Candy confundida.
—A tu noviecito —respondió él con el ceño fruncido alzando su voz mas de lo normal.
—Oye, ¿Por qué me hablas así?
—No sé que haces aquí en vez de estar con tu jardinerito.
—¿Por que te refieres a Anthony de esa manera tan despectiva?
Terry se dio media vuelta ignorando sus palabras y alejándose de aquel lugar con un brillo de rabia en sus ojos azules con destellos verdes dejando a Candy sorprendida por su repentino cambio de humor.
—¿Que le pasa? —se preguntó viendo como él se alejaba.
Continuará.........
—¿Señorita Ardley o Señorita Pecas? Capítulo VI —Rossy Castaneda —Defendido a Terry con uñas y dientes
Candy repetía algunas frases en Francés, mientras caminaba despreocupadamente, por el sendero que la llevaba a su lugar favorito de receso.
—Vaya vaya, pero a quien tenemos aquí, si es la huérfana de la casa Pony. Dime mugrosa, ¿dónde dejaste a Anthony?
Candy ignoró las palabras ofensivas de Niel. Sabía que era una perdida de tiempo tomarlas en consideración.
—¿Que quieres Niel?.
—Con una mugrosa como tú —dijo mirándola despectivamente —nada, eres tan poca cosa como para llamar mi atención.. —Aunque pensándolo bien, podemos divertirnos un rato contigo —hizo una señal y dos chicos salieron de detrás unos árboles
—Eres tan cobarde que no eres capaz de hacer las cosas por tu cuenta y necesitas de otros dos cobardes como tú para atacar a una sola chica —Candy rió —Ya te habías tardado en molestarme.
—Vamos muchachos —Niel animó a sus amigos para que la atacaran. —vamos grita todo lo que quieras, que igual Anthony no va a escucharte, está tan ocupado con mi hermana como para perder su tiempo en venir a salvarte como siempre lo hace.
—Eres un cobarde Niel —Siseó Candy con los dientes apretados mientras tiraban de sus cabellos.
—Este no es un lugar para ti mugrosa huérfana, así que es mejor que decidas por tu cuenta volver a la casa hogar donde perteneces y permanezcas ahi para siempre, no eres bienvenida en la familia Ardley.
—Suélteme, me hacen daño —se quejó la rubia mientras forcejeaba para liberarse.
—Esto es solo el principio del infierno que te espera si decides quedarte en el Colegio —Niel estaba a punto de golpear el rostro de la joven cuando un fuerte latigazo se lo impidió.
—Esa no es manera de tratar a una dama.
Los ojos de Candy se abrieron como platos cuando lo vio saltar desde la rama de un árbol.
—Tu no te metas, que esto no es asunto tuyo, maldito Inglés.
—Lo es desde el momento en que han agredido a una dama frente a mis narices.
—Esta no es una dama, es una mu...
El fuerte puñetazo de Terry impidió que Niel expulsara aquel insulto.
—Mide tus palabras cuando te dirijas a una dama, en mi presencia.
—A él muchachos —Ordenó Niel a sus amigos desde el suelo limpiándose el hilo de sangre de su labio inferior.
Candy movía la cabeza de un lado a otro mientras golpes iban y venían.
—Me las pagaras maldito Inglés —farfulló Niel mientras huía de aquel lugar.
—Gracias por defenderme —Musitó Candy aún impresionada por la destreza de aquel chico.
—Lo hubiera hecho por cualquier chica en peligro —dijo él sacudiéndose el polvo..
—¡Eh! —Candy se le quedó mirando
—¿Que pasa, por qué me miras así, me quieres declarar tu amor pequeña Pecosa? —conozco un buen lugar donde puedes hacerlo —dijo él tocando su mentón.
Candy retrocedió.. —la había llamado de la misma forma que lo hizo la primera vez que se vieron en el Mauretania, "pequeña Pecosa", la recordaba, sabía quien era ella.
—Adiós Pequeña Pecosa —Dijo él riéndose de manera burlona mientras se daba la vuelta.
—Aguarda —Candy lo sujetó del brazo impidiendo que se marchara.
—Que, ¿vas a declararme tu amor a pesar de tener novio, no te parece que eso habla muy mal de ti, Señorita Pecas?, pero si tanto insistes, yo no tengo ningún problema con que lo hagas, aunque creo que él si lo tendrá —dijo señalando el sendero por donde Anthony venía en dirección a ellos seguido por Elisa.
—Anthony aguarda —Elisa lo sujetó del brazo —Por que la buscas si es mas que evidente que ella te evita en todo tiempo y ahi tienes frente a tus narices cual es la razón.
Una siniestra sonrisa se dibujó en el rostro de la joven pelirroja en cuanto Anthony giró su rostro y vio a la distancia como Terry sujetaba el mentón de Candy. Las cosas habían salido mejor de lo que lo había planeado. Su intención era evitar que Anthony llegara a aquel lugar en tanto Niel y sus amigos atacaban a la mugrosa moza de establo.
—¡Que demonios! —Anthony empuñó sus manos.
Elisa quien sabia como sacar provecho a las debilidades de los demás no dejo pasar la oportunidad de lanzar su veneno.
—Te das cuenta, ella no es la persona indicada para ti, yo en cambio, he sido criada para ser una dama y una buena esposa digna de alguien como tú.
—Elisa, ¿cuantas veces tengo que decirte que no me interesas del modo que pretendes?
—Pero Anthony, no te das cuenta que su comportamiento —señaló a hacía donde Candy sujetaba a Terry de un brazo —no es ni sera nunca el de una dama respetada, sino dime ¿que hace aquí en los jardines del colegio viéndose a escondidas con ese chico, cuando te tiene a ti?
—Candice no ha venido a verse con él.
—¡Ah no! Y entonces ¿como explicas que estén juntos?.
—No lo sé, quizás todo es producto de la casualidad.
—Oh vamos Anthony, las casualidades no existen —Elisa impidió que avanzara—si ella se encuentra ahí con ese chico, es por que seguramente no es la primera vez que lo hace. Yo personalmente la he visto dirigirse a ese mismo lugar todas las tardes durante los recesos.
—¿Que pretendes? —le preguntó Anthony a Elisa con la mandíbula apretada sin apartar la mirada de donde Candy y aquel idiota Inglés se encontraba.
—Nada, solo que te des cuenta de una vez la verdadera razón por la que Candice te ha pedido tiempo —se encogió de hombros —ese es el mismo chico insolente de barco ¿verdad?.
—¿Y eso que tiene que ver ?
—Fue mas que evidente que él y Candice se habían visto antes, sino dime, ¿por que se dirigió a ella con tanta familiaridad? —Elisa consiguió inyectar una dosis de su ponzoña.
Luego de mirar en la dirección que Terry le señalaba, Candy se giró para decirle algo.
—Adios Señorita Pecas —Le dijo él mientras se alejaba.
—Mocoso insolente —farfulló Candy con los dientes apretados al escuchar su risa burlona.
****************
Cuatro semanas después....
Como era costumbre, Candy se dirigía a la segunda colina de Pony. Pero esta vez era diferente, se sentía furiosa. Luego de la discusión con Anthony en la segunda Colina de Pony, muchas cosas sucedieron. Terry llegó a su habitación en completo estado de ebriedad y con algunas heridas. Por ayudarlo, ella se salió del colegio en media de la noche en busca de una farmacia en donde pudiera comprar los remedios que necesitaría, sin imaginar que en su travesía se encontraría con Albert, quien fue el que finalmente le ayudo a encontrar lo que buscaba y la acompañó de regreso a los muros del San Pablo. Pero las cosas se salieron de control, cuando para su desgracia, Elisa vio salir a Terry de su habitación y no dudó un instante en decírselo a Anthony. A pesar del gran problema que provocó, Candy agradeció al cielo que aquella tarántula ponzoñosa no la había acusado con las monjas del Colegio, para ella era mas que evidente cual había sido la razón... "Que su imagen frente a Anthony quedará manchada por una conducta indecorosa al recibir a una chico dentro de su habitación". Durante el resto de la semana, evitó todo contacto con Anthony, algo que Niel y Elisa aprovecharon muy bien. Afortunadamente Terry se aparecía en el momento justo para salvarla de aquel par de hienas. Las semanas restantes, hizo las pases con Anthony, pero no por mucho tiempo. Garcias a Elisa y a su manía de entrometerse, Anthony le había prohibido dirigirle la palabra a Terry. —Algo que ella no estaba dispuesta ha hacer. Su decisión provocó que Anthony y ella discutieran nuevamente y esa mañana no había sido la excepción y para variar lo habían hecho frente a los chicos y a los dos odiosos hermanos Leagan. Gracias a aquel desagradable momento, decidió no salir del colegio en lo que sería su primera quinto domingo libre, el cual coincidía con la llegada de Annie a Londres.
—¡Arggg! —Hasta cuando me dejaran en paz —siseó furiosa
—Aush —Fíjate por donde caminas Señorita Pecas.
—Tú eres quien debes tener cuidado donde te recuestas —arremetió ella levantándose —solo a ti se te ocurre hacerlo en medio del camino —lo fulminó con la mirada —¿que crees que haces? —preguntó tosiendo.
—Fumo un cigarrillo —respondió él descaradamente —¿gustas? —Puedo convidarte uno.
—¿No te parece que eres demasiado joven para estar fumando?
—¿Y que otra cosa puedo hacer dentro de esta prisión? —dijo él encogiéndose de hombros y dándole una calada al cigarrillo.
—Puedes tocar esto —dijo ella sacando su armónica —te ofrezco un trato, mi armónica por tu caja de cigarrillos —le sonrió.
Él silbó de manera burlona
—No sabía que te gustaba fumar Señorita Pecas.
—Claro no me gusta —respondió ella ignorando la manera como la llamo y arrugando su pequeña nariz.
—Y entonces ¿por que me ofreces tu armónica por mi caja de cigarrillos?
—Para que cada vez que desees fumar, toques la armónica —dijo ella haciendo el intercambio.
—¿Por que lo haces? —preguntó él tomando la armónica.
—No lo sé —respondió ella con una sonrisa
Terry se le quedó mirando detenidamente mientras ella se sentaba a su lado.
—Sabes, comprendo perfectamente como te sientes, yo por ejemplo vengo a este lugar para despejar mi mente de todo —Candy cerró los ojos e inhaló aire profundamente —es agradable aspirar el aroma de los narcisos.
Terry sonrió.
—Creí que solo yo disfrutaba haciéndolo —se dejó caer de espalda y aspiró el aroma de los narcisos permitiendo que sus pulmones se inundaran de su exquisito olor —¿sabes cual es el significado de estas hermosas flores?
—No —respondió Candy.
—A los narcisos se les relaciona de manera significativa con la fe, la honestidad, la verdad, el perdón y la franqueza.
—¡Mm! —interesante —Candy se giró para mirarlo. Sonrió al verlo con los ojos cerrados mientras aspiraba.
—Significan renacimiento, nuevos comienzos y la vida eterna —Terry abrió sus ojos y se encontró con la mirada de ella —También simboliza el amor no correspondido.
—¿De verdad?
Terry asintió.
—Un narciso predice una desgracia en cambio, un ramo de ellos indica alegría y felicidad.
Candy abrió los ojos con sorpresa al ver como él cortaba seis narcisos y se los entregaba.
—¿Por qué lo haces? —preguntó ella recibiéndolos y aspirándolos.
—Se le dan narcisos a alguien a quien quieres pedirle una disculpa, es como una muestra de agradecimiento por su honestidad.
—¿Y tu quieres realmente hacerlo conmigo?
Terry asintió levemente.
—Si, reconozco que me la he pasado embromándote cada vez que nos vemos.
—Gracias —Candy le sonrió —¿el color, tiene algún significado en particular? —preguntó.
—Los narcisos pueden darse en muchos colores, pero su color tradicional es este —dijo arrancando otros seis narcisos y entregándoselos. El amarillo se asocia con el chakra del plexo solar, y por lo tanto nos habla: resplandor, centralidad, vitalidad, energía, ya sabes, cuestiones fundamentales de vida —se encogió de hombros
Candy estaba fascinada de escucharlo hablar, era la primera vez que lo hacía con aquella profundidad y seriedad. Ahora era cuando estaba comprobando que todo cuanto Patty le había dicho sobre lo que se decía de su inteligencia, era cierto.
—¿Y sabes porque se les dio el nombre de Narcisos?
Terry suspiró, si había algo que le apasionaba era hablar sobre aquellas hermosas flores.
—Si —respondió —Se le dio el nombre, en honor al hijo de un dios boecio del río Cefiso y Liriope, una ninfa acuática, a quien llamaron Narciso.
—¿Puedes contarme más sobre eso?
—Claro —respondió él con una media sonrisa —Según la mitología Griega, un famoso vidente Tiresias hizo la predicción de que Narciso viviría muchos años, siempre y cuando no se viera a sí mismo. A los 16 años Narciso era un joven apuesto, que despertaba la admiración de hombres y mujeres. Su arrogancia era tal, que ignoraba los encantos de los demás.
—Seguro era tan arrogante como alguien a quien estoy viendo ahora mismo —dijo Candy entre risas.
Terry no pudo evitar reír
—Continúa por favor —lo animó ella embobada.
—Se dice que la ninfa Eco, imitando lo que los demás hacían, se enamoró de él. Narciso rechazó a la pobre Eco, y la pobre languideció. Su cuerpo se marchitó y sus huesos se convirtieron en piedra. Sólo su voz permaneció intacta.
—Pobre —musitó Candy con los ojos muy abiertos imaginado aquella escena.
Terry la observó y continuó.
—Pero no fue la única a la que Narciso rechazó.
—¡Ah no! —dijo Candy con evidente curiosidad.
Terry negó con la cabeza.
—Se dice que una de las despechadas quiso que el joven supiese lo que era el sufrimiento ante el amor no correspondido.
—¿Tanto le afectó su rechazo?
Terry asintió
—¿Y pudo hacerlo?
—Su deseo se cumplió cuando un día de verano Narciso descansaba tras la caza junto a un lago de superficie cristalina que proyectaba su propia imagen, con la que quedó fascinado. Narciso se acercó al agua y se enamoró de lo que veía, hasta tal punto que dejó de comer y dormir por el sufrimiento de no poder conseguir a su nuevo amor, pues cuando se acercaba, la imagen desaparecía.
—¡Santo Dios! Debió ser horrible.
—Tal vez —respondió Terry —la obsesión por si mismo, provocó que Narciso enloqueciera, hasta tal punto que la propia Eco se entristeció al imitar sus lamentos. Algunos mitos afirman que estas flores —dijo el castaño señalándolas — ayudaron a Narciso a controlar sus obsesiones extremas consigo mismo.
—¿Y puedo curarse de su encantamiento?
—No —respondió Terry —El joven murió con el corazón roto e incluso en el reino de los muertos siguió hechizado por su propia imagen, a la que admiraba en las negras aguas de la laguna Estigia.
—¡Wow! —musitó Candy
—Los narcisos fueron también sagrado para la diosa egipcia Isis. Para ella, los narcisos eran un icono de la belleza y la juventud.
—No tenía idea de todo esto —Candy aspiró el aroma de los narcisos que él le entregó —Te gusta mucho hablar sobre el temas ¿verdad? —le preguntó al ver como él cerraba los ojos y aspiraba profundamente.
—Bueno, no voy a negar que hablar sobre los narcisos es un tema fascinante,—Ellos son siempre expectantes, son capaces de hacernos aguantar incluso las tribulaciones e inviernos más duros con tal de ver su belleza y disfrutar su exquisito aroma en su vuelta cada primavera.
—Sabes, Anthony cultiva rosas, incluso creó una para mí la cual nombró Dulce Candy —Candy sonrió.
El ambiente de armonía y paz que se respiraba alrededor de ellos se rompió con la sola mención de aquel nombre. De un salto, Terry se puso de pie.
—¿Que sucede? —le preguntó Candy al verlo con el ceño fruncido.
—¿Por que tenías que nombrarlo?
—¿A quien? —preguntó Candy confundida.
—A tu noviecito —respondió él con el ceño fruncido alzando su voz mas de lo normal.
—Oye, ¿Por qué me hablas así?
—No sé que haces aquí en vez de estar con tu jardinerito.
—¿Por que te refieres a Anthony de esa manera tan despectiva?
Terry se dio media vuelta ignorando sus palabras y alejándose de aquel lugar con un brillo de rabia en sus ojos azules con destellos verdes dejando a Candy sorprendida por su repentino cambio de humor.
—¿Que le pasa? —se preguntó viendo como él se alejaba.
Continuará.........