Desde la fundación K-G Amazonas de Terry —Haremos Arder El Cosmos Por Terry
¿Señorita Ardley o Señorita Pecas?
Capítulo I
By Rossy Castaneda
Luego de conocer a un joven de cabellos castaños a quien creyó no volvería a ver, Candy se verá en un gran dilema. Tendrá que decidir entre ser Señorita Ardley o Señorita Pecas
¿Que creen que elegirá?
Acompáñame en esta aventura y descubramos juntas cual será la elección de Candy.
Los personajes de Candy, Candy no me pertenecen, son propiedad de sus creadoras Kioko Misuki y Yumiko Igarashi.
—Todo es culpa tuya maldita moza de establo, desde que llegaste solo has traído problemas a nuestra familia —decía Elisa fuera de si.
—Yo no he hecho nada —se defendió Candy entre lágrimas.
—Cállate mugrosa —espetó Elisa —deberías haber sido tu quien cayera de ese maldito caballo y no Anthony. Nadie, absolutamente nadie notaria tu ausencia, asquerosa huérfana.
—Elisa puedes callarte —Gritó Stair abrazando a una temblorosa Candy —Candy no tiene la culpa de que pasó, todo fue un accidente, por que no lo entiendes de una vez.
—¿Como puedes defenderla, por su culpa Anthony puede morir?
—Demonios Elisa, puedes dejar de berrear como un maldito becerro —espetó un furioso Archie —lastimas mis delicados oídos —cubrió estos con enfado.
—Quien se preocupa por sus oídos ahora, cuando Anthony está muy grave allí dentro —dijo señalando la puerta.
—Deja el drama de una vez, el médico ha dicho que Anthony estará bien en seis semanas —Archie rodó los ojos —además dijo claramente, que gracias a la acción Candy, Anthony no murió desangrado en medio del campo.
—Si, pero si ella no lo hubiera llevado por aquel sendero nada de esto hubiera sucedido —replicó Elisa.
—El hubiera no existe —replicó Archie —y si lo existiera, definitivamente si Niel y tu no hubieran nacido el mundo estaría libre de alimañas.
—Eres un idiota.
—Y tu una histérica —replicó Archie.
—No lo soy
—Claro que lo eres.—Es mas que evidente que no dejaras de culpar a Candy ¿verdad? —el rostro de Archie estaba rojo de furia —¡Por todos los cielos! —alzo la voz una octava más —Anthony ya ha dicho que Candy no tuvo nada que ver con su decisión de cabalgar por ese sendero.
—Seguramente ha dicho eso por las lesiones en su cabeza—refutó la joven Leagan — Ahora por su culpa no podremos irnos a Londres como estaba previsto.
Archie suspiró, ¿Quien más sino Elisa pensaba en el viaje a Londres en ese momento?, estaba realmente cansado.
Discutir con ella, era después de todo, una pérdida de tiempo. Incluso Cleopatra su yegua era menos testaruda que su dueña.
Echa una furia, la señora Elroy seguida por Sara Leagan salieron de la habitación en donde Anthony era atendido.
—Tu —espetó señalando a la pobre Candy quien no paraba de llorar —desaparece de delante de mi, no deseo verte.
—¡Tia Elroy! —Dijo Archie con sorpresa.
—Tía Elroy, Candice es la única culpable de que Anthony se encuentre grave en este momento —dijo Sara Leagan —desde su llegada a nuestro entorno, no ha hecho mas que provocar problemas y desgracias.
—Eso no es cierto —respondió Archie furioso —Niel y Elisa se han dedicado a hacerle la vida imposible a Candy desde el primer día que llegó a la Mansión Leagan y usted lo sabe muy bien señora Leagan y nunca hizo nada por evitarlo. La acusaron injustamente de ser una ladrona y cuando se descubrió la verdad, ni usted ni sus despreciables hijos le ofrecieron una disculpa.
—¿Se da cuenta lo que la compañía de esa niña ha provocado Tia Elroy? —Sara alzó la nariz de manera arrogante.
—Candice es una mala influencia Tia, y lo mejor es que la envié a la casa Pony, que es el lugar donde realmente pertenece o acabara por provocar otra desgracia.
—Stuart se encuentra afuera, tia Elroy —dijo Sara —el puede hacerse cargo.
—No, no me quiero ir sin ver a Anthony —Candy se aferró a Stair quien no la había soltado ni un instante.
—Permitiré que lo veas y luego te largaras de esta casa y de nuestras vidas para nuca mas volver.
Con sus rostro y sus ojos enrojecidos a causa del llanto, Candy ingresó a la habitación de Anthony.
—Anthony, Anthony no me dejes por favor no lo hagas —rogaba entre sollozos arrodillada junto a la cama sosteniendo la mano del joven rubio que yacía inconsciente a causa del láudano.
—Estará bien, le he aplicado un calmante que lo ha puesto a dormir —respondió el médico a espaldas de ella —sus lesiones no fueron tan graves tomando en cuenta su aparatosa caída —tocó su hombro —fuiste muy valiente al hacer lo que hiciste para detener el sangrado de su cabeza —dime pequeña, ¿alguien te enseñó que hacer para evitar que alguien se desangre?
—No —respondió la joven rubia.
—Pues lo has hecho maravillosamente bien, cualquier otra señorita en tu lugar se habría desmayado al ver la cantidad de sangre que brotaba de su herida, tu en cambio fuiste muy valiente y supiste mantener la calma —te felicito.
—Muchas gracias —musitó Candy mas calmada.
***********************
Seis semanas después ....
—No, no y no, —decía Elroy con el ceño fruncido —no puedo aceptar lo que me pides, por su culpa estuviste a punto de morir.
—Fue un lamentable accidente Tia Elroy, además de no haber sido por la acertada reacción de Candy, hubiese muerto desangrado tras caer del caballo —respondió con suavidad el joven rubio.
—¿Tres costillas rotas, un tobillo fracturado, graves lesiones en tu cabeza y me dices que fue un accidente? —dijo Elroy incrédula por las palabras de su sobrino —Elisa y Sara tienen razón, esa niña es muy mala influencia, estoy segura que fue ella quien te instó a ir por ese camino.
—Tía Elroy, esta es la enésima vez que le digo que las cosas no sucedieron así, Candy no tuvo la culpa de nada, fui yo quien sugirió ir por ese camino, luego de ver correr un zorro en esa dirección, quería cazarlo para Candy, ese seria mi obsequio de bienvenida.
—Como sea —Elroy alzó las manos —mi decisión está tomada, Candice se quedará en la casa Hogar donde creció y donde realmente pertenece, este mundo no es el suyo —sentenció.
—¿Y como por qué, este no es un mundo para Candy? —preguntó el joven con seriedad, odiaba escuchar que la menospreciaran por provenir de una cuna humilde.
—¡Por Dios Anthony! —Chilló Elroy —es una niña sin modales.
—Pero eso no es ningún problema —replicó él.
—¿Por supuesto que lo es? —Elroy negó con la cabeza —Aún no comprendo la razón que tuvo el Tio Abuelo William para adoptar a esa chiquilla revoltosa y hacer que la trajeran aquí.
—Quizás porque creyó que usted era la persona adecuada para convertirla en una gran dama digna del apellido Ardley, pero al parecer se equivocó y realmente es lamentable, porque yo también creí que usted sería una gran guía para la formación de Candy, imaginé los comentarios de las familias de Chicago aplaudiendo su magnífico trabajo de convertir a una niña de campo en una gran dama de sociedad digna del prestigioso apellido Ardley.
Anthony conocía perfectamente a su estricta Tia, sabia que con aquellas palabras, ella bajaría la guardia.
—En vista que usted no ha sido capaz de conseguirlo y que se niega en seder que Candy regrese a casa, me veré en la obligación de escribirle al Tío Abuelo William, para que envíe a Candy a Londres junto a todos nosotros al Real Colegio San Pablo para que reciba la formación adecuada que una joven de su edad necesita para convertirse en una distinguida dama de sociedad.
—¡Anthony!
—No me ha dejado otra opción Tia Elroy —el joven se encogió de hombros.
—No entiendo cual es tu afán por proteger a esa niña.
—Me gusta Tía, Candy me gusta y estoy seguro que con la educación adecuada se convertirá en una gran dama digna del apellido Brown.
—¡Anthony! —exclamó Elroy con sorpresa, lo que tanto temía había sucedido frente a sus propias narices y bajo su mismo techo —¿Y que pasará con Elisa, ella está ilusionada contigo?
—Ese es problema suyo, yo jamás le he dado motivos para que lo haga.
Elroy se puso de pie y caminó hasta la ventana y dándole la espalda al joven que yacía en una silla de ruedas recuperándose de sus lesiones. Comenzó a meditar en los sucesos de las últimas semanas.
Ya habían pasado seis semanas desde que ella había ordenado que se llevaran a Candice de Lakewood. Pues desde que aquella chiquilla había aparecido en escena, sus sobrinos quienes tenían una buena educación, buena conducta y modales intachables, se habían vuelto unos chicos traviesos y revoltosos. Anthony quien había sido el mas tierno y dócil, se había vuelto rebelde y voluntarioso. No, para que se engañaba; aquella chica de la casa Pony no era la culpable del cambio de su sobrino, Anthony realmente había heredado la rebeldía de Rosemary, quien luchó como una verdadera mujer enamorada para que sus padres aceptaran la relación entre ella y Vicent Brown, algo que ahora Anthony estaba dispuesto a hacer por aquella chiquilla. Ella pudo ver en sus ojos azules su determinación y no pensaba perder al único vínculo que le quedaba de Rosemary por su terquedad.
Elroy se giró y caminó de regreso hacia su sobrino.
—De acuerdo, enviaré por Candice y yo misma escribiré una misiva al Tío Abuelo William para que haga todos los tramites, para que George los lleve a todos a Londres.
—Gracias Tia Elroy, sabía que se retractaría —dijo Anthony poniéndose de pie, se dirigió lentamente hasta donde Elroy permanecía de pie y la abrazó.
—No tan rápido —le advirtió Elroy —A la primera falta grave que Candice cometa dentro del Colegio, haré que vuelva a America y la enviaré de regreso a la casa Pony ¿entendido?
Anthony asintió y mostró una radiante sonrisa.
—Yo me encargaré que nada de eso suceda Tía.
—Por su bien, espero que así sea —Elroy acarició sus cabellos rubios
Eso lo veremos —musitó para sus adentros una enfurecida Elisa quien había escuchado todo detrás de la puerta —de mi cuenta corre que esa hospiciana muerta de hambre vuelva al mugroso lugar donde pertenece y de donde nunca debió salir.
¿Señorita Ardley o Señorita Pecas?
Capítulo I
By Rossy Castaneda
Luego de conocer a un joven de cabellos castaños a quien creyó no volvería a ver, Candy se verá en un gran dilema. Tendrá que decidir entre ser Señorita Ardley o Señorita Pecas
¿Que creen que elegirá?
Acompáñame en esta aventura y descubramos juntas cual será la elección de Candy.
Los personajes de Candy, Candy no me pertenecen, son propiedad de sus creadoras Kioko Misuki y Yumiko Igarashi.
—Todo es culpa tuya maldita moza de establo, desde que llegaste solo has traído problemas a nuestra familia —decía Elisa fuera de si.
—Yo no he hecho nada —se defendió Candy entre lágrimas.
—Cállate mugrosa —espetó Elisa —deberías haber sido tu quien cayera de ese maldito caballo y no Anthony. Nadie, absolutamente nadie notaria tu ausencia, asquerosa huérfana.
—Elisa puedes callarte —Gritó Stair abrazando a una temblorosa Candy —Candy no tiene la culpa de que pasó, todo fue un accidente, por que no lo entiendes de una vez.
—¿Como puedes defenderla, por su culpa Anthony puede morir?
—Demonios Elisa, puedes dejar de berrear como un maldito becerro —espetó un furioso Archie —lastimas mis delicados oídos —cubrió estos con enfado.
—Quien se preocupa por sus oídos ahora, cuando Anthony está muy grave allí dentro —dijo señalando la puerta.
—Deja el drama de una vez, el médico ha dicho que Anthony estará bien en seis semanas —Archie rodó los ojos —además dijo claramente, que gracias a la acción Candy, Anthony no murió desangrado en medio del campo.
—Si, pero si ella no lo hubiera llevado por aquel sendero nada de esto hubiera sucedido —replicó Elisa.
—El hubiera no existe —replicó Archie —y si lo existiera, definitivamente si Niel y tu no hubieran nacido el mundo estaría libre de alimañas.
—Eres un idiota.
—Y tu una histérica —replicó Archie.
—No lo soy
—Claro que lo eres.—Es mas que evidente que no dejaras de culpar a Candy ¿verdad? —el rostro de Archie estaba rojo de furia —¡Por todos los cielos! —alzo la voz una octava más —Anthony ya ha dicho que Candy no tuvo nada que ver con su decisión de cabalgar por ese sendero.
—Seguramente ha dicho eso por las lesiones en su cabeza—refutó la joven Leagan — Ahora por su culpa no podremos irnos a Londres como estaba previsto.
Archie suspiró, ¿Quien más sino Elisa pensaba en el viaje a Londres en ese momento?, estaba realmente cansado.
Discutir con ella, era después de todo, una pérdida de tiempo. Incluso Cleopatra su yegua era menos testaruda que su dueña.
Echa una furia, la señora Elroy seguida por Sara Leagan salieron de la habitación en donde Anthony era atendido.
—Tu —espetó señalando a la pobre Candy quien no paraba de llorar —desaparece de delante de mi, no deseo verte.
—¡Tia Elroy! —Dijo Archie con sorpresa.
—Tía Elroy, Candice es la única culpable de que Anthony se encuentre grave en este momento —dijo Sara Leagan —desde su llegada a nuestro entorno, no ha hecho mas que provocar problemas y desgracias.
—Eso no es cierto —respondió Archie furioso —Niel y Elisa se han dedicado a hacerle la vida imposible a Candy desde el primer día que llegó a la Mansión Leagan y usted lo sabe muy bien señora Leagan y nunca hizo nada por evitarlo. La acusaron injustamente de ser una ladrona y cuando se descubrió la verdad, ni usted ni sus despreciables hijos le ofrecieron una disculpa.
—¿Se da cuenta lo que la compañía de esa niña ha provocado Tia Elroy? —Sara alzó la nariz de manera arrogante.
—Candice es una mala influencia Tia, y lo mejor es que la envié a la casa Pony, que es el lugar donde realmente pertenece o acabara por provocar otra desgracia.
—Stuart se encuentra afuera, tia Elroy —dijo Sara —el puede hacerse cargo.
—No, no me quiero ir sin ver a Anthony —Candy se aferró a Stair quien no la había soltado ni un instante.
—Permitiré que lo veas y luego te largaras de esta casa y de nuestras vidas para nuca mas volver.
Con sus rostro y sus ojos enrojecidos a causa del llanto, Candy ingresó a la habitación de Anthony.
—Anthony, Anthony no me dejes por favor no lo hagas —rogaba entre sollozos arrodillada junto a la cama sosteniendo la mano del joven rubio que yacía inconsciente a causa del láudano.
—Estará bien, le he aplicado un calmante que lo ha puesto a dormir —respondió el médico a espaldas de ella —sus lesiones no fueron tan graves tomando en cuenta su aparatosa caída —tocó su hombro —fuiste muy valiente al hacer lo que hiciste para detener el sangrado de su cabeza —dime pequeña, ¿alguien te enseñó que hacer para evitar que alguien se desangre?
—No —respondió la joven rubia.
—Pues lo has hecho maravillosamente bien, cualquier otra señorita en tu lugar se habría desmayado al ver la cantidad de sangre que brotaba de su herida, tu en cambio fuiste muy valiente y supiste mantener la calma —te felicito.
—Muchas gracias —musitó Candy mas calmada.
***********************
Seis semanas después ....
—No, no y no, —decía Elroy con el ceño fruncido —no puedo aceptar lo que me pides, por su culpa estuviste a punto de morir.
—Fue un lamentable accidente Tia Elroy, además de no haber sido por la acertada reacción de Candy, hubiese muerto desangrado tras caer del caballo —respondió con suavidad el joven rubio.
—¿Tres costillas rotas, un tobillo fracturado, graves lesiones en tu cabeza y me dices que fue un accidente? —dijo Elroy incrédula por las palabras de su sobrino —Elisa y Sara tienen razón, esa niña es muy mala influencia, estoy segura que fue ella quien te instó a ir por ese camino.
—Tía Elroy, esta es la enésima vez que le digo que las cosas no sucedieron así, Candy no tuvo la culpa de nada, fui yo quien sugirió ir por ese camino, luego de ver correr un zorro en esa dirección, quería cazarlo para Candy, ese seria mi obsequio de bienvenida.
—Como sea —Elroy alzó las manos —mi decisión está tomada, Candice se quedará en la casa Hogar donde creció y donde realmente pertenece, este mundo no es el suyo —sentenció.
—¿Y como por qué, este no es un mundo para Candy? —preguntó el joven con seriedad, odiaba escuchar que la menospreciaran por provenir de una cuna humilde.
—¡Por Dios Anthony! —Chilló Elroy —es una niña sin modales.
—Pero eso no es ningún problema —replicó él.
—¿Por supuesto que lo es? —Elroy negó con la cabeza —Aún no comprendo la razón que tuvo el Tio Abuelo William para adoptar a esa chiquilla revoltosa y hacer que la trajeran aquí.
—Quizás porque creyó que usted era la persona adecuada para convertirla en una gran dama digna del apellido Ardley, pero al parecer se equivocó y realmente es lamentable, porque yo también creí que usted sería una gran guía para la formación de Candy, imaginé los comentarios de las familias de Chicago aplaudiendo su magnífico trabajo de convertir a una niña de campo en una gran dama de sociedad digna del prestigioso apellido Ardley.
Anthony conocía perfectamente a su estricta Tia, sabia que con aquellas palabras, ella bajaría la guardia.
—En vista que usted no ha sido capaz de conseguirlo y que se niega en seder que Candy regrese a casa, me veré en la obligación de escribirle al Tío Abuelo William, para que envíe a Candy a Londres junto a todos nosotros al Real Colegio San Pablo para que reciba la formación adecuada que una joven de su edad necesita para convertirse en una distinguida dama de sociedad.
—¡Anthony!
—No me ha dejado otra opción Tia Elroy —el joven se encogió de hombros.
—No entiendo cual es tu afán por proteger a esa niña.
—Me gusta Tía, Candy me gusta y estoy seguro que con la educación adecuada se convertirá en una gran dama digna del apellido Brown.
—¡Anthony! —exclamó Elroy con sorpresa, lo que tanto temía había sucedido frente a sus propias narices y bajo su mismo techo —¿Y que pasará con Elisa, ella está ilusionada contigo?
—Ese es problema suyo, yo jamás le he dado motivos para que lo haga.
Elroy se puso de pie y caminó hasta la ventana y dándole la espalda al joven que yacía en una silla de ruedas recuperándose de sus lesiones. Comenzó a meditar en los sucesos de las últimas semanas.
Ya habían pasado seis semanas desde que ella había ordenado que se llevaran a Candice de Lakewood. Pues desde que aquella chiquilla había aparecido en escena, sus sobrinos quienes tenían una buena educación, buena conducta y modales intachables, se habían vuelto unos chicos traviesos y revoltosos. Anthony quien había sido el mas tierno y dócil, se había vuelto rebelde y voluntarioso. No, para que se engañaba; aquella chica de la casa Pony no era la culpable del cambio de su sobrino, Anthony realmente había heredado la rebeldía de Rosemary, quien luchó como una verdadera mujer enamorada para que sus padres aceptaran la relación entre ella y Vicent Brown, algo que ahora Anthony estaba dispuesto a hacer por aquella chiquilla. Ella pudo ver en sus ojos azules su determinación y no pensaba perder al único vínculo que le quedaba de Rosemary por su terquedad.
Elroy se giró y caminó de regreso hacia su sobrino.
—De acuerdo, enviaré por Candice y yo misma escribiré una misiva al Tío Abuelo William para que haga todos los tramites, para que George los lleve a todos a Londres.
—Gracias Tia Elroy, sabía que se retractaría —dijo Anthony poniéndose de pie, se dirigió lentamente hasta donde Elroy permanecía de pie y la abrazó.
—No tan rápido —le advirtió Elroy —A la primera falta grave que Candice cometa dentro del Colegio, haré que vuelva a America y la enviaré de regreso a la casa Pony ¿entendido?
Anthony asintió y mostró una radiante sonrisa.
—Yo me encargaré que nada de eso suceda Tía.
—Por su bien, espero que así sea —Elroy acarició sus cabellos rubios
Eso lo veremos —musitó para sus adentros una enfurecida Elisa quien había escuchado todo detrás de la puerta —de mi cuenta corre que esa hospiciana muerta de hambre vuelva al mugroso lugar donde pertenece y de donde nunca debió salir.