¿Señorita Ardley o Señorita Pecas?
Capítulo X
By Rossy Castaneda
Terry maldijo su mala suerte. De buena gana hubiese enviado aquel entrometido jardinero a plantar rosas a la luna sin boleto de retorno. ¡Diablos! Aparecerse justo cuando Candy iba a responderle. Eso si que era una vil desgracia. Ahora debía esperar que se presentara otra oportunidad para retomar aquella charla, en ese momento, no era el mejor tiempo de hacerlo. Durante todo el camino de regreso al Colegio, observó a Candy. Su rostro ademas de enfadado lucía preocupado. Si a Elisa se le ocurría acusarlos con la hermana Grey, él asumiría la responsabilidad de todo, no permitiría que Candy saliera perjudicada en nada. Después de todo, había sido él, el orquestador de aquella mentira.
—Hemos llegado —les anunció el cochero.
—Candy —Terry tomó sus manos —No debes preocuparte por lo que dijo la hiena de Elisa. Si en dado caso ella nos acusa con la hermana Grey, yo me haré responsable de todo, diré que tu no estabas enterada de nada. Y era cierto.
—Pero pueden castigarte, enviarte al cuarto de meditación e incluso podrían expulsarte.
—No lo harán —respondió él con una sonrisa alentadora —mi padre es benefactor del Colegio y créeme no les convine perder esa ayuda. Y en dado caso que lo hicieran, mi castigo no será más que estar confinado en mi habitación por unos cuantos día, te lo aseguro.
—Lo dices como si no fuera la primera vez que te metes en líos.
Terry sonrió. Eso era cierto, pero no iba a decírselo. Ya lo habían pillado escapándose del Colegio un par de veces y su castigo no pasaba de dos a tres días encerrado en su habitación los cuales les servían como un tiempo de descanso de todos los idiotas de sus compañeros de clase. Los castigos eran aplicados internamente sin notificarle nada a su padre.
—Confía en mi —Le guiñó un ojo complice.
—De acuerdo —respondió ella con una leve sonrisa.
Luego de ingresar al Colegio, cada uno se dirigió a su habitación.
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Cuando le fue anunciado que aguardaba por él en el despachó, imaginó el asunto a tratar. Tomó una bocanada de aire antes de llamar a la puerta.
—Adelante.
—Buenas tardes, me dijeron que quería hablar conmigo.
—¿William, esas son formas de saludarme?, —reclamó —llegué a Londres hace dos semanas y no te has dignado a venir a verme.
Albert suspiró..
—Buenas tardes Tia Elroy, lamento no haber venido antes. Pero como bien sabe tengo otras ocupaciones que atender además de los asuntos de la la Familia.
—Si claro —Elroy arrugó la nariz —imagino que te refieres al absurdo trabajo que desempeñas en ese sucio lugar al cuidado de esos asquerosos animales. ¡Por Dios! William, si tu padre viviera se moriría de vergüenza de saber lo que haces.
—Dudo mucho que a mi padre le averginzaria saber que hago lo que más amo, los pocos recuerdos que conservo de él son donde enfatizaba que la clave del éxito era ser uno mismo y eso es exactamente lo que he tratado de hacer estos últimos años además de atender los negocios familiares. —Albert achicó los ojos —No creo que ese sea el motivo por el que me ha hecho venir hasta aquí, George me dijo que usted deseaba hablar conmigo.
—Tienes razón — Elroy suspiró —Te mandé llamar para que hablemos sobre tu hija adoptiva.
—¿Que ha hecho Candy ahora, según usted? —preguntó el joven patriarca después de un sonoro suspiro.
—Elisa me ha contado que Anthony se ha metido en muchos problemas y que incluso estuvo castigado.
—¿Y que tiene que ver Candy con la conducta de Anthony?
—Mucho —respondió la matriarca —se la pasa coqueteando con un joven malcriado que incluso le ha faltado el respeto a Elisa.. ¡Por Dios! Que clase de caballero puede ser para hacer tal cosa, no comprendo como pueden aceptar a alguien con esos modales.
—Será porque es el hijo de un Duque —Elroy abrió los ojos con sorpresa ante las palabras de su sobrino mayor —Y si le faltó el respeto a Elisa como dice, debe ser porque ella se lo ha buscado.
—Hablas de él como si lo conocieras.
—Y así es —Albert extendió sus largas piernas —lo conocí en el transatlántico que nos trajo a Londres y puedo asegurarle que su educación es de las mejores para un chico de su edad.
—Como sea —Elroy movió sus manos —el caso es que Candice ha estado coqueteando con él y eso ha provocado algunas peleas con Anthony. William, Anthony es tu único sobrino y tu deber es velar por él.
—Y lo he hecho siempre —Respondió el joven rubio.
Elroy negó con la cabeza.
—Debes hablar con Candice y prohibirle que vuelva a hablar con ese otro chico. —suspiró —Aunque no sea de mi agrado, el hecho es que Anthony tiene sentimientos hacia ella y tu mejor que nadie lo sabes.
—No puedo hacer eso.
—¿Por que no? Eres el Patriarca de la Familia Ardley y por lo tanto tu palabra tiene peso ante todos los miembros del Clan y deben respetar tu decisión sea cual sea.
—Hay ciertas cosas en las que no puedo interferir —dijo Albert con seriedad — inmiscuirme en los asuntos personales de los chicos es una de ellas, cada uno tiene el derecho de decidir con quien puede o no hablar —Albert se puso de pie dando por terminada la conversación.
—Si esa es tu última palabra entonces debes saber que dada las circunstancias, no permitiré que esa chiquilla venga con el resto de los Ardley a la Villa de Escocia durante las vacaciones de verano como me lo pediste en tu última misiva.
—Descuide Tia Elroy —Albert la miró a los ojos —He recibido una misiva de Candy donde me pide que le permita asistir a la escuela de verano del Real Colegios San Pablo, así que como comprenderá, es decisión de ella no ir con ustedes a la Villa.
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Elisa caminaba de un extremo a otro dentro de su habitación. Su plan de perjudicar a Candy y a Terry, acusándolos de salir del colegio sin la autorización de sus respectivos tutores y encima pasear como si nada sin la compañía de un adulto, se había ido al diablo al quedar más que claro que ella y el resto de los chicos habían hecho exactamente lo mismo. Pasear por el Zoológico sin la compañía de un adulto no era bien visto por la sociedad. Al ver que sus acusaciones no rindieron fruto con la hermana Grey, envió un anónimo al padre de aquel insolente Inglés, en donde lo ponía al tanto de las andanzas de su hijo con una huérfana. Se quedó fría cuando aquel importante hombre se presentó en el Colegio para esclarecer ciertas cosas y hacer del conocimiento de la hermana Grey, que alguien de dentro del colegio le había enviado un anónimo a su residencia. No fue difícil para la religiosa descifrar que había sido ella quien lo había hecho y ahora estaba ahí castigada en su habitación desde hacia una semana.
—Maldita Candice —siseó con los dientes apretados —es ella quien debería de estar castigada y no yo —golpeó con su cepillo el tocador —solo espero que por lo menos la Tía Elroy se niegue a que vaya con nosotros a la Villa Ardley de Escocia durante nuestras vacaciones de verano. No la soporto —lanzó el cepillo por los aires.
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En los dormitorios de los chicos las cosas no eran tan diferentes. Anthony estaba decidido a permanecer en el Colegio durante todas las vacaciones de verano.
—¿Anthony, nos puedes explicar como eso que no vendrás con nosotros a la Villa de Escocia?.
—¿Como lo saben?
—Tía Elroy nos ha pedido que te hagamos reconsiderar tu decisión de permanecer en el Colegio durante todo el verano.
—Si Candy no va, yo tampoco lo haré, se lo dejé muy claro a Tia Elroy.
—Pero Anthony—Stair quien era el mas sensato de los tres se acercó a él —no puedes hacerle ese desplante a Tia Elroy, ha venido desde America para pasar ese tiempo con nosotros, además, no fue decisión de ella sino de Candy no ir con nosotros.
—No importa, ella podia convencerla para que cambiara de parecer y simplemente no lo hizo.
—Anthony, que está pasando contigo, de un tiempo para acá te estas comportando como un chico malcriado y egoísta, y lo único que has conseguido con esa actitud tan errada es alejar a Candy de ti y arrojarla a los brazos de ese aristócrata engreído. Además ella asistirá a la escuela de verano del Colegio y tu te quedaras aquí encerrado todo ese tiempo, porque te recuerdo que te dijeron que ya no había espacio para ti —le dijo Archie.
Sabiendo que sus primos tenían razón, Anthony salió de la habitación y se dirigió a un lugar apartado del jardín del Colegio, necesitaba estar solo y reflexionar sobre todo lo que estaba pasando. Si, era cierto, había adoptado una actitud malcriada y egoísta los últimos meses, todo lo contrario a su verdadero carácter noble y compasivo.
Se detuvo en medio del bosque al escuchar unos sollozos femeninos. Se acercó al reconocer a la cocinera del Colegio.
—¿Que sucede señora Mc Duff, por que está llorando?
La mujer alzó el rostro, luego de limpiar el rastro que las lagrimas habían marcado en sus mejillas
—He esperado con ansias las vacaciones de verano para disfrutarlas con mi pequeño hijo —su voz se quebró.
—Pero debería de estar feliz porque en dos días darán inicio y finalmente podrá hacerlo.
—No joven Anthony, ya no será posible
—¿Por que no?
—Uno de los alumnos del Colegio se quedará y yo debo cuidar de él durante todo el verano —irrumpió en llanto —mi hijo se entristecerá cuando reciba esta misiva y se entere que no llegaré como se lo prometí cuando lo deje hace algunos meses en nuestra pequeña casa de Escocia.
—¿Cuantos años tiene su hijo?
—Diez años.
Al escuchar aquello y los sollozos de la señora Mc Duff, Anthony se sintió culpable de que aquel encuentro no se llevara a cabo.
—No este triste señora Mc Duff, le prometo que usted verá a su hijo y pasarán el mejor de los veranos juntos. —Anthony se despidió de ella y tomó su camino de regreso a los dormitorios. A pesar del cariño de su Tía y el de sus primos, muchas veces sentía el vacío que su madre dejó cuando murió, así que no le era difícil entender lo que sentiría aquel pobre niño cuando se enterara que su madre no estaría con él como se lo había prometido, pero en sus manos estaba que aquel reencuentro se llevara a cabo. Dejaría de lado su berrinche y haría lo que estaba en sus manos para que madre e hijo pasaran el mejor de los veranos.
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Dos días después...
Con los ojos muy abiertos, Candy junto a sus dos inseparables amigas, observaba maravillada todo a su alrededor. Edimburgo era sin lugar a duda una verdadera belleza, y su gente...¡Uf! Ni hablar. Se detuvieron para disfrutar el desfile de hombres vistiendo Kilts de diversas regiones Escocesas que tocaban las Gaitas.
—Wow! Todo esto es maravilloso —expresó la rubia con voz excitada.
—Y espera a que conozcas el lago.
—¿Hay un lago? —Candy se giró. Su rostro lucia resplandeciente
—Si —respondió Patty con una sonrisa al ver el rostro de su miga
—¿Podremos nadar en él?
—No.
—Es una verdadera pena —musitó decepcionada.
—Hay un lugar donde rentan botes y podemos pasear.
—¿Pero las monjas nos dejaran ir?
—Somos libres para pasear por los alrededores luego de las clases —le informó Patty quien siempre asistía a la escuela de verano.
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A la mañana siguiente, luego que las clases llegaron a su fin, las tres amigas se dirigieron al lago. Después de diez minutos sentadas frente a las cristalinas aguas, Candy propuso rentar un bote para pasear por ellas.
La decepción de la chicas fue tan grande cuando el encargado les anunció que solo podía rentar los botes si cada una de ellas era acompañada por un caballero.
—Oh vamos señor, no puede hacernos esto, hemos caminada por un largo tiempo para llegar hasta aquí.
—Lo siento señorita, ese es un requisito que debe cumplirse por la seguridad de ustedes ya que los remos deben ser manejados por un caballero.
—Pero yo se remar y lo hago muy bien —insistió Candy.
—No lo dudo —el hombre sonrió ante su insistencia —pero le repito, es un requisito que debe cumplirse al pie de la letra o me veré en grandes problemas y podría incluso perder la licencia de operar en este lugar.
—Lo comprendo —dijo Candy derrotada —Ni hablar chicas, debemos conformarnos con mirar como los demás se divierten —dijo Candy suspirando y emprendiendo la marcha junto a sus amigas. Se detuvieron de golpe al escuchar que gritaban sus nombres. Al girarse se encontraron con los sonrientes rostros de Stair y Archie, los desagradables rostros de Niel y Luisa y la cara desesperada de Anthony que trataba de liberarse del agarre de la empalagosa de Elisa que lo sostenía con fuerza.
—El día está salvado —dijo Candy con una amplia sonrisa —ahora podrán pasear por el lago.
—No, de ninguna manera —respondió Annie —no te dejaremos sola.
—Anthony estaría encantado de ir contigo —Dijo Patty con una retorcida sonrisa.
Candy rió —Patty, no te conocía esos modos.
—Sería genial ver como el rostro de Elisa se transfigura viendo como vas de su mano —Annie se unió a las risas de ellas.
—Olvídenlo —dijo Candy poniéndose seria de repente —prefiero descansar un poco antes de volver a las instalaciones de la escuela de verano, ademas recuerden que Klint ha venido con nosotras. Diviértanse chicas —les guiñó un ojo —las estaré observando de allá —dijo señalando un lugar determinado. Diciendo esto último Candy se alejó de ellas.
Al llegar a la parte alta del lago, Candy buscó el mejor lugar desde donde podía observar todo a su alrededor. Se recostó sobre el pasto, cerró sus ojos e inhaló profundamente una y otra vez el aire fresco de aquel hermoso lugar.
—¿Que estará haciendo Terry en estos momentos? —Musitó
—¡Vaya! es agradable saber que la señorita Pecas no deja de pensar en mi
—¡Terry! —dijo ella azorada al ver como aquel insolente joven se dejaba caer del árbol que le daba cobijo.
—Hola Candy
—Creí que irías a casa de tu padre durante las vacaciones de verano, no vi tu nombre inscrito entre los asistentes de la escuela de verano del Colegio —cubrió sus labios.
—¡Ah! —Mostró un dedo acusador —Así entraste a hurtadillas en la oficina de la hermana Grey para revisar los listados, porque dudo mucho que ella te los haya mostrado tan amablemente —enarcó una ceja —además de Pecosa, atolondrada, rompe reglas, olvidadiza, chica Tarzan —comenzó a enumerar con sus dedos sus atributos —también eres entrometida —ladeó el rostro —hay algo mas que debo agregar a la inmensa lista de atributos que tienes ¿señorita Pecas? —dijo burlón.
—No se lo digas a nadie —dijo ella ruborizada.
—No lo haré con una condición.
—¿Cual?
—Que vengas a mi villa todas las tardes comenzando desde hoy y pasemos juntos los descansos de la escuela de verano —dijo él rápidamente mirando hacía arriba.
—¿Es en serio?
—Completamente.
—De acuerdo —respondió ella poniéndose de pie aceptando la ayuda que él le ofreció para hacerlo.
Desde donde se encontraba, Anthony observó como Candy y Terry se alejaban.
—Anthony cuidado
La advertencia de Elisa llegó demasiado tarde y ambos terminaron en las aguas del lago.
Conforme los días pasaban, Anthony veía como Candy y Terry se volvían mas cercanos, mientras que él por causa de su actitud había provocado que la joven rubia se alejara cada día mas. Su furia en contra de aquel Inglés incrementó más esa tarde, era el último día de las vacaciones de verano, se habían ido a los golpes, y Candy una vez mas lo defendió a él y luego se marcharon juntos.
—Maldito Inglés, daría lo que fuera por que desaparecieras de nuestras vidas, todo era perfecto hasta que tu apareciste.
—Puedo ayudarte con eso, ahora que regresemos al Colegio —dijo Elisa sentándose a su lado —Terrence tiene una cuenta pendiente conmigo y creo que ha llegado el momento de cobrársela.
—¿Y de que manera podrías tu ayudarme?
—Salgamos al jardín y te lo explicaré todo.
—¿Y por que no lo haces aquí?
Elisa miró a todos lados —alguien podrían escucharnos y entonces si, nuestro plan de venganza contra ese insolente Inglés se iría a la basura. Que dices ¿me acompañas? —Elisa se luso de pie y extendió su mano la cual Anthony aceptó y juntos salieron al jardín.