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LA ESTUDIANTE DE ENFERMERÍA
Flamy miró al borde del hartazgo llorar a la cotorra después de la enjabonada y enjuagada que la pocas pulgas de Mary Jane le había dado en la ultima lección de manejo de material quirúrgico. Aunque ellas eran estudiantes de enfermería y no se esperaba que supieran realizar cirugías, entre las múltiples actividades y obligaciones de una enfermera eran la atención en cirugías e incluso suturas de heridas entre otras intervenciones delicadas. Ese día en particular la cantidad de improperios y maldiciones por parte de la decana de la escuela habían sido abundantes para la infortunada rubia, quien además de ser charlatana y metiche, entre sus muchos defectos estaban la nula atención a los detalles y una dificultad para realizar tareas relacionadas con las habilidades motoras finas, todo se le caía, todo tumbaba, dejó caer en dos ocasiones su bandeja con el instrumental quirúrgico y la venerable anciana al borde de tener una crisis de neurosis, prefirió mejor hacerla salir del quirófano para practicas con un último "TOORRPEE".
Nadie se rió, la realidad es que Candy con todo y sus defectos era un miembro muy querido tanto por sus compañeras estudiantes como por los maestros y médicos adscritos a la benemérita institución. Candy dejó con cuidado su instrumental en su lugar y se dirigió a las regaderas para posteriormente dirigirse sin tomar la cena a su habitación que compartía con la trigueña de lentes. En ese momento quiso desde un rincón oscuro de su alma que el incidente fuera el detonante para que Candy se marchara junto con todas sus irritantes conductas, pero al llegar y encontrarla a oscuras sollozando avergonzada, sin ni siquiera voltear la cara a verla, algo dentro de su frío corazón se movió, aunque de momento no se percató de ello.
Al día siguiente Candy se dirigió al salón de aprendizaje teórico como si nada hubiera pasado, con una sonrisa brillante, y su proverbial determinación por esforzarse en hacer su mejor papel aunque los demás no lo valoraran. Mary Jane al verla suspiró como pidiendo ayuda al cielo con la falta de paciencia que la despistada jovencita le generaba. Ese día la experimentada enfermera fue muy enfática en el hecho de que cualquiera que deseara dedicarse al noble oficio de salvar vidas ya fuese como galeno o como enfermera debía tener una destreza extraordinaria en sus movimientos y manos principalmente por que de ello dependía la vida o la muerte de quienes les confiaban la vida.
-Señoritas, no se puede decir al paciente: "Ay lo siento, le corté de más, tenga, aquí esta su oreja!" Por supuesto que no! La responsabilidad de atender con meticulosidad a cada individuo en un momento de necesidad y vulnerabilidad nos sitúa en una posición de gran compromiso, por ello, les recuerdo señoritas, que antes de de aferrarse a una actividad para la que no son aptas, por mejor actitud que puedan tener, es mejor ser sinceras con ustedes mismas y retirarse, antes que cargar con el peso de algún paciente que se vea perjudicado por su incompetencia. Es de valientes reconocer cuando uno no es apto para una profesión determinada.
El rostro de Candy se fue desencajando hasta quedar un mohin de tristeza mientras que el resto de la clase sabía perfectamente que la maestra se refería a ella sin decir su nombre. No hubo quien no se sintiera mal, incluyendo para su sorpresa, a la fría e indiferente Flamie Hamilton. Ella estaba segura de que sus habilidades la llevarían junto con las otras 4 alumnas más sobresalientes al Hospital Santa Juana de Chicago para aprender técnicas quirurgicas avanzadas. Ella se había estado preparando con ese objetivo y viendo las cosa como estaba, era evidente que Candy ni en sueños conseguiría semejante honor, si es que lograba resistir en la academia lo suficiente para graduarse al menos. Esa noche al llegar a su habitación vio a Candy muy sería mirando por la ventana con una expresión que ella siendo tan poco empática, no le fue posible descifrar, pero algo movió en su duro corazón. A la mañana siguiente en el desayuno, tomó una manzana extra y la guardo en el bolso de su uniforme. Por la noche ya en la habitación, se acercó a Candy quien sentada en su escritorio estudiaba con absoluta concentración unos textos de anatomía. Le puso la manzana en el centro de su libro y se colocó las manos en la cadera en un gesto de autoridad, mientras Candy levantaba su vista para mirarle son extrañeza.
-Que es esto Flamie? Sus grandes ojos verdes pestañeaban y Flamie quiso reír por su expresión cómica pero prefirió seguir en su papel de arpía.
-Eso, Candy, es una manzana con la que te pondrás a practicar el manejo del bisturí, para ver si así desarrollas un poco tus habilidades motoras finas, que tan atrofiadas tienes.
Falmie colocó el bisturí y otros instrumentos que ella había comprado para sus practicas personales junto a la manzana.
-Ten, tienes esta semana por las noches para practicar antes del examen final, a ver si de aquí a entonces ocurre un milagro que te ayude a pasar la asignatura.
-Oh Flamie, muchas...!!!
-No me lo agradezcas! Interrumpió la trigueña, haciendo un gesto de incomodidad, - Esto no lo hago por ti, lo hago por Mary Jane quien a pesar de los enojos y regaños evidentemente ve algo en ti y quisiera ver que en esta ocasión sus esperanzas no han sido en vano.
-Oh, esta bien, Flamie. Candy enjuntó sus hombros mientras Flamie se acomodaba en su litera.
-Por favor apaga la lampara cuando termines, recuerda que debes dormir al menos 4 horas para no andar temblorosa mañana.
Candy asintió y emocionada se estuvo hasta casi las 3 de la mañana practicando a quitar la delgada piel de la manzana sin romper el tejido ni arrancar la blanca pulpa del fruto. Así estuvo la semana completa y durante las clases sentía que se moría del sueño pero se pellizcaba los antebrazos para mantenerse despierta y bebía litros y litros de café para estar alerta. Flamie veía por la mañana los resultados de su practica de la noche anterior y para su sorpresa, cada una era mejor que la anterior.
Un día antes del examen, estando Candy a punto de sentarse a realizar una última practica, Flamie le puso la mano en el hombro y una agotada Candy le regresó la mirada.
-Deja ahí Candy, mejor descansa por que necesitas estar entera para el examen. Lo harás bien. Hizo un infructuoso intento por sonreír pero para Candy fue suficiente.
Al día siguiente, las jóvenes estudiantes entraron una a una al quirófano donde se calificaron varios parámetros para evaluar su aptitud como enfermeras quirúrgicas. Candy entró con una seguridad y determinación a hacer su mayor esfuerzo por amor a cada uno de sus seres queridos, y quizá por el cansancio o los nervios, se sintió como en un trance del cual al terminar salió en blanco sin recordar nada de lo que había pasado. Una vez concluido el examen todas se dirigieron a sus dormitorios a descansar. Candy se acostó y lloró por la incertidumbre de su desempeño. Flamie la miró con desdén diciéndose en silencio que por ella no había quedado, al final el resultado dependería de que tan buena era la dulce charlatana. Unos días después, antes de que se publicaran los promedios generales del curso, llegó el aviso de que ante la necesidad de personal en el hospital Santa Juana, las cinco mejores alumnas de acuerdo a la calificación preliminar del examen serían transferidas en carácter urgente.
-Muy bien señoritas, tengo en mi mano la lista de las cinco compañeras que a partir de la semana entrante partirán a prepararse como enfermeras especializadas en cirugía, no es que su trabajo valga más que el de otra pero el grado de complejidad y responsabilidad que deberán enfrentar es bastante considerable, me gustaría felicitar a cada una de ellas por su esfuerzo y compromiso en la obtención de este resultado.
Todas se sentaron llenas de nervios y emoción tratando de imaginar quienes podrían ser esas notables señoritas que habrían de dar un gran paso en sus carreras.
-La primera es Flamie Hamilton, felicidades! Todas aplaudieron, era obvio que de esa generación la mas talentosa era ella, así que no causó gran sorpresa su mención.
-Natalie Peterson, Judy Dillan, Eleanor Robinson y...
Candy había aplaudido con gusto por el nombramiento de sus compañeras cuando todas guardaron silencio para escuchar el ultimo nombre de la sobresaliente alumna.
-Candy White!
Se hico un silencio en el salón, Candy no podía dar crédito a lo que sus oídos habían escuchado y el cuchicheo de las chicas se comenzó a escuchar mientras que una seria Mary Jane la observaba impertérrita. Entonces se escucharon unas palmas aplaudir y todas voltearon hacia Flamie, que aplaudía con su rostro inexpresivo, que volteó hacia la incredula Candy que comenzó a sonreír dichosa de conocer el resultado, Flamie hizo un gesto de reconocimiento con sus manos mientras aplaudía mirando a Candy y todas las jóvenes la imitaron llenando el lugar con los aplausos y las palabras de felicitación para ella y las otras 4 enfermeras.
Candy sintió que esa manzana había sido quizá uno de los regalos mas valiosos que había recibido en su vida, darse cuenta de que con su esfuerzo había superado sus limitaciones y estaba en camino de lograr ser alguien en la vida, con un porvenir que solo dependiera de su esfuerzo y determinación, y esa noche se permitió dormir sintiéndose privilegiada.
Última edición por Maga Cafi el Vie Mayo 08, 2020 12:50 am, editado 1 vez
🥰 como siempre 
