Intentos
No era el típico chico que le encantaba estar corriendo por todas partes, saltando vallas, lanzando disco entre otros objetos; era de esas persona que le encantaba holgazanear con los amigos, molestando o burlándose de aquellos que no pertenecían a su círculo tan exclusivo de amistades; por lo que no contaba con el físico corporal que las chicas tanto admiraban y que él no comprendía la fascinación que atraían a las féminas, hasta que el interés que hasta el momento había tenido por cosas mundanas se inclinó hacia una bella chica que también, para su mala suerte, era de esas que babeaban por los estúpidos deportista del colegio.
Aunque su cuerpo no resaltaba como las de esos chicos, era de un buen ver; era alto, guapo, con un pelo extremadamente brillante y muchas chicas se derretían a la hora de mirarse a sus ojos; por lo que no comprendía las razones que llevaron a su linda chica a fijarse en esos hombres que corrian con la suerte de atascarse en sus ropas por tanta masa muscular.
Duraba horas ametrallándose la cabeza con sus pensamientos intentando hallar la respuesta.
El hacía muchos esfuerzos por llamar su atención, desde atravesarse en el camino de la muchacha y ayudarle a recoger sus libros luego de que por «accidente» se les cayeran, hasta de mandarle vestuario con una de la amigas para que combinara con el suyo y asi entablar una conversación de como siempre coincidían con los atuendos, entre otras cosas mínimas que no resultaron, la chica seguía babeando por los deportivas y sus cuerpos sudorosos que daban asco a la vista.
Un día preguntó a su maestro de deporte sobre las alimentaciones y las rutinas que debía de hacer para obtener dichos resultados en el menor tiempo posible, este le dictó un motón de cosas que casi hicieron que lo ojos del trigueño saltaran de su órbita.
Lleno todo su closet de atuendos deportivo para cada dia de la semana, mismos de los que solo llegaron a utilizarse dos porque el joven Leagan no aguantaba tanto dolor en su cuerpo, por lo que mando al diablo la idea de llegar a algo con esa niña. No arriesgaría su salud entre tanto sudor, dolor muscular, mucho menos seguiría invirtiendo su valioso tiempo en algo que no le gustaba.