Inferno
Reto
«Soy Neal Leagan, merezco volver a mi vida y no una oportunidad…»
Repetía esa frase para que estas no fueran sustituidas por el olvido mientras arrastraba sus pies encadenado por aquel negro y empedrado suelo. Habia escuchado como dos individuos discutían la manera de salir de ese lugar al mismo tiempo que maldecían su suerte de no recordar nada de su vida pasada.
¿Vida pasada? Si, asi mismo habian dicho como refiriéndose al modus que solian tener fuera de… ¿Qué era todo aquello? Tampoco lo sabia, solo tenia la plena certeza que era un lugar realmente oscuro que apenas si se iluminaba cuando el fuegos con colores azulado tipo relámpago resurgía de los fosos, donde los gritos y el resonar de algún instrumento de percusión—mismo que parecia llevar el ritmo de los pasos de cada uno— no tenían fin al mismo tiempo que la temperatura bajaba en cada avance que daban.
Neal no tenía ni la más remota idea de cuánto tiempo llevaba en aquel lúgubre lugar, ni mucho menos como había llegado hasta allí, solo recordaba en donde se había adentrado antes de verse donde estaba.
Sus recuerdos eran vago, confusos, nada claro que lo llevará a dar respuesta…un golpe, un golpe que le dio alguien en la cabeza en un momento que él ofreció llamar a su familia para pagar un supuesto rescate.
«La moneda aquí no tiene peso, muchacho»
Una voz tan fría y tenebrosa se manifestó de algún lugar, y luego vino una oscuridad absoluta.
—¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué hasta aquí?— escuchó que alguien decía a unos tres o cuatro pisos por debajo de donde él se hallaba, atrayéndolo con su molesta y vibrante voz de sus confusos recuerdos.
—¿Sabes quién eres? —le preguntaban pasando de la pregunta que el pobre chico le hizo.
—No. — respondió el infeliz a lo mejor por miedo o porque de verdad sabia nada de él, vaya uno a saber.
Luego un vórtice se lo tragó y el grito que lanzara el muchacho se sumó a los demás eco que parecían ser la ambientación del lugar mientras que alguien le acompañaba con el golpeteo del instrumento de percusión.
—Viste? Ves que no son inventos míos, que siempre se tragan a uno sin importar la respuesta que se le den: ¡Es un martirio!—vociferaba un hombre a uno o dos pisos debajo del moreno.
—Yo sugiero enfrentarlos, porque total, sea cual sea la respuesta uno va a morir de todas maneras. —exponía el otro en un murmullo que no lograba Neal comprender porque lograba escucharlo si hablaban tan bajito.
—shhh, no digas tontería, hermano, usted no hará tal locura, aquí en el infierno nadie tiene permitido dársela en héroe; el que tenga los «témpanos» de hacerlo tendrá un castigo muy severo, si lo sabré yo…
Neal arrugó el ceño al escuchar las palabras de aquel fulano ¿Cómo podria saber ese de las consecuencias que acarrearía atreverse a defenderse si él también estaba formado en la fila de los «condenados»? Por lo que se podía ver, estaba a espalda del joven valiente, lo que significaba que llevaban ahí el mismo tiempo.
Después de tanto pensárselo, de mover las oxidadas tuercas de su cerebro llegó a la conclusión mas absurda, pero al ver todo a su alrededor tanto como la centellante y efímera luz se lo permitía, ver a tantas y tantas personas caminar como zombi cuesta bajo en lo que parecía ser una pendiente llegó a la conclusión que sus pensamientos no estaban errados.
¿Infierno? El fulano aquel había llamado infierno a ese lugar, y yo que creí que lo hacía por otorgarle un mero nombre a esto, pero jamás pensé que realmente lo fuera…estoy en el infierno y no se como he llegado hasta aquí o por qué he sido arrastrado…
Sus pensamientos parecieron salirse del hueco de su cabeza pues todo comenzaron a reir y a hacer coro con lo que él había estado consultándose a si mismo.
Neal miraba desorientado a todas partes, buscando respuesta al como todos se enteraron de sus pensamientos.
Luego se vio volando y descendiendo unos niveles hasta llegar a la altura de quien ahí parecia tener el mayor rango.
—¿Sabes quien eres?—preguntó el verdugo con su inconica voz
Neal tragó en seco al verse tan cerca de aquel hombre tan imponente, tan asquerosamente temible.
De repente las palabras que escuchara iluminó su razón, no pensaría, tan solo actuaria inclinándose al riesgo.
—Si, se quien soy: soy Neal Leagan, exijo volver a mi vida y no otra oportunidad—expuso lo que quería, lo que creía que debia decir sin darle tiempo al individuo aquel en confrontarlo.
—¿Estas seguro?—dijo el hombre un tanto titubeante aunque intentó ocultar su sorpresa de la determinación del chico.
Por lo que leyó en el expediente del mismo: este habia sido un hombre cobarde, avaricioso además de codicioso en su vida mortal, a lo mejor unas décadas arrastrándose por esa pendiente le habian dado el tempe que necesitaba. Pocos,la verdad muy pocos habian llegado a tanto, por lo que quiso preguntar una vez mas para confirmar lo que haría a continuación.
Neal ya no estaba tan rebosante de valentía como hace unos segundos, ya no sabia si era realmente él o le habia usurpado la identidad a otro entre tantos murmullos: repitió aquella frase para no perder el hilo que ahora que la ponía en palabras audibles le parecia realmente irreal, como si no le perteneciese.
—¡Soy Neal Leagan, quiero mi vida y no otra maldita oportunidad! —vocifero, mandando todas esas lagunas al carajo, apretando ojos y manos.
¿Qué mas daba si era él o no? Solo quería salir de allí,nada mas.
Su acto de valentía hizo que el hombre gigante sonriera y que a su espalda nuevos murmullos con respeto a su irreverencia surgieran.
—Tú ya no puedes volver a tu vida, esa ya fue: fuiste brutalmente asesinado, al parecer eras un chico muy travieso en tu vida mortal, tanto que hicieron pedazo tu cuerpo y alejaron cada miembro como si tuvieran temor que volvieras a la vida—una risotada—.Que irónico.
—Pero…—sus pensamientos, cada uno de ellos, eran un caos, aun no podia comprender nada de lo que se decía.
—Lo sé, muchacho, es algo inhumano, pero mira el lado positivo; ahora te debes al infierno, este es tu hogar, deveras defenderlo y en su momento castigaras a tu manera a esos infelices que te hicieron eso, te lo mereces.
—Pero…—aun estaba catatónico ante la noticia que se le habia dado.
—Ya nada hay que hacerse, no somos Dios solo simples camaradas del hijo mayor de este y él no desperdiciara ese don en alguien como tú.-leyéndole los pensamientos al moreno.
—Pero yo podria…
—¿Podrías que? ¿Ofrecer tu alma? O déjame adivinar ¿Tu vida a modo de sacrificio? Creo que a un no has entendido que no cuentas ni con una ni con la otra: tu alma está condenada y tu vida mortal ya te la arrebataron…No se porque ustedes los humanos aun no se dan cuenta, o no quiere despertar de esa fe, que todos lo que están allá viviendo como simples mortales desde que nacen ya están condenado, que por algo ese Dios al que tanto le claman los ha enviado al mundo, y que por algo comente de una forma u otra actos impuros, uno mas maquiavélico que otro, pero en fin… Toma la oportunidad que te doy o simplemente déjame continuar con mi trabajo ; por si no te has dado cuenta tengo demasiados—señaló a la larga fila que se extendía detrás de Neal.
—Necesito…
—¡Ay ya, muchacho! Todos necesitamos, hasta lo que nunca tuvimos una oportunidad de ser humano tambien tenemos la nuestra…¿Necesitas que te de una catedra bíblica? Pues vuélvete a formar a la fila, y cuando sea ahora tu turno, quizás te la de.-se mofó
—Esta bien, trabajaré para ti… para usted, para usted— corrigió tan rápido como fue consciente de su imprudencia.
El hombre se volvió a burlar de él y luego charque las largas pesuñas que fungían como dedos para dar forma a la nueva entidad del muchacho además de hacerle aparecer una espada la cual este utilizaría en la labor que le encomendaría.
Tan rápido el arma apareció en las manos de Neal las facciones de este se ensombrecieron, como si al tener contacto con el pesado y largo metal este comprendiera el peso de ese asunto.
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En lo más profundo del inframundo, donde el paisaje no se puede ni divisar por la espesa niebla que la rodea, un hombre con una espada tan larga como la vida y tan fuerte como el hielo que le congela su alma, aplica la misión a la que fue encomendada como si hubiera sido creado para serlo.
Tenia tanto tiempo repitiendo aquella actividad que se habia olvidado hasta de su identidad y de las razones por la que la habia aceptado, sin saberlo le estaba aplicando el castigo a las animas de sus verdugos.
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Gracias por leer