Nunca pensó que su «pequeña travesura» fuera a desatar tal caos. Su intención, tan solo había sido darle un pequeño susto y luego hacerle entrega de su regalo, no que todos se convirtieran en un matadero y sus invitados en las presas.Pero nada había sucedido como él lo planeó, y vaya que se esmeró para que todo saliera según lo planeado, hasta el tiempo que estipuló que tendría para explicarles a las mafiosas que era lo que estaba tramando, si estas—¡Que claro que lo harían! — lo pillaran en su intento de fuga, aprovechando que la jefa se había «distraído» un rato con el Hámster…
Estas chicas, al parecer estaban al pendiente de cada uno de sus movimientos, hasta les leían los gestos que haría mientras disimulaban desvivirse con atenciones con los supuestos invitados de ese escenario festivo que todos ellos habían armado en plena Guerra florida, con el único objetivo de que fundieran de patrocinadores de la Cosa Nostra sin que estos se dieran cuenta.
El rojo impoluto que habían elegido para tema de ese año no era una casualidad, y muchos sospechaban las intenciones, por lo que habían «rechazado» las invitaciones que les habían extendido para celebrar con ellos un año mas de vigencias en pleno campo florido; pero sus curiosidades eran mas fuertes que el temor que decían tener a la mafia, por lo que en menos de lo que todos habían calculado, ya tenían una fila de personas vestido de rojo entrando a su morada.
Cuando Terry estaba preparando la sorpresa en una pequeña habitación que tenia una decoración muy atípica, sintió un pequeño temblor que casi lo hizo trastabillar y luego un estallido. Miró por la ventana para comprobar si el campo de batalla se había extendido a hasta donde ahora se encontraban y vio todo en completa tranquilidad, por lo que supo que el infierno no se había desatado afuera, si no, dentro de su carpa. Salió de la habitación y se encontró con una cortina de humo y un hedor que se deslizaba por sus ojos, nariz y bocas, provocando una molestia extrema de comezón, supo de inmediato lo que había sucedido y por ello sacó de una de las vigas que sostenía el gran mantel unas gafas de gas militar. Corrió hasta la sala principal y lo que vio fue de terror, todos aquellos que estaban hace minutos riendo, comentando, bebiendo, ahora, estaban como marranos listos para entrar al matadero, amarrados de manos y pies, y, entre sus bocas, tenían una improvisada mordaza para bondage hecha de bolas y elástico que habían usado para la decoración.
Entre las emociones que lo sucedían ninguna llegaba al enojo, era una mezcla de sorpresa, incredulidad y diversión; era como ver una fiesta que se ajustaba aun mas al estilo mafioso. Ahí supo que ese había sido el mejor de los regalos, no el planeado, pero si el que se ajustaba al estilo desenfrenado de Gezabel. Que globo ni que flores con chocolates con temática gore, la acción era lo que se ajustaba mas a esta loca de la tortura.
Al escuchar pisada detrás de él, supo de inmediato, que ahí se acercaba la festejada, por lo que no tuvo de otra que volverse y extender los brazos, para
decirle con la mas sínicas de la sonrisa:
—¡Feliz cumpleaños, reina del caos!—Gezabel se acercaba hasta él, emulando esa misma sonrisa que el castaño le dedicaba, con una de sus manos a su espalda, misma que resguardaba una pequeña pistola.
—Gracias a ti esto se volvió una verdadera fiesta
—Para ti, solo lo mejor.
—Me tenias preocupada.
—Ese era el plan, ya sabes, para que te desestresara tantito y pudieras festejar tu día como te lo mereces.
—Y vaya que lo hice—amarrando el cuello de Terry en un abrazo para luego depositarle un beso en la mejilla—.Y si que funcionó—refiriéndose a la liberación de su estrés.
—se que si—dijo el castaño utilizando un tono sensual—¿Y las mafiosas? —preguntó un tanto extrañado y preocupado.
—Están por… Estaban amarradas por allí. —señalaba con su pistola al lugar donde se suponían tendrían que estar amordazadas y amarradas las chicas.
Terry soltó una carcajada.
—¿también la sometiste a ellas?
—No sabían darme razón de tu paradero—alzándose de hombro con un gesto despreocupado.
Terry sabia que esas chicas estaban entrenadas para salir airosas de situaciones extremas, por lo que no le asombraran que estuvieran por allí, escabullidas, a la espera a que todo ese malentendido se aclarara.
—vámonos de aquí, ya la fiesta ha acabado…
FELIZ CUMPLEAÑOS,JEFA