Alucino colores con ésta mujercita, no sé cómo le hace, pero siempre se desaparece cuando menos me lo espero o me lo imagino.
Me regreso con mi amigo y me reservo las ganas de darle un cogotazo. Mientras tanto voy pensando cómo le voy a decir a Eliza que nuestro compromiso se terminó.
-Stear
-Dime
-¿Qué sabes de los Kukullitos?
-¿De qué? ¿De qué estás hablando?
-Kukullitos ¿No sabes lo que son?
-No, no tengo idea de lo que dices ¿Seguro no te has golpeado la cabeza?
-Ha, ha, ha… que más quisieras.
Tras dejar los caballos en las caballerizas regresamos a mi residencia, hoy llega mi prometida y es la oportunidad exacta para finalizar con todo.
Cuando llegamos me siento ansioso, sirvo un par de copas de oporto para Stear y para mí, al menos con esto deseo calmar los nervios. Afuera llueve a cantaros. Como es de esperar, Eliza llega a la hora de siempre, me saluda con un beso, pero lo esquivo, será mejor así.
Le pido que se siente para poder hablar, ella no es tonta e intuye que algo va mal, es como si el clima acompañase a nuestra tragedia y un rayo cruza los cielos antes de retumbar con escandalo los cimientos y paredes.
-¿Qué sucede Terry? Te noto extraño
-Está bien Eliza, no me andaré con rodeos… creo… ya no quiero seguir adelante con nuestro matrimonio, lo mejor será dejarlo de una vez
-¿Creo? Perdona ¿De qué estás hablando?
-No quiero casarme contigo, lo siento
Por unos instantes Stear y Eliza me miran sorprendidos, no se lo esperaban… pero no pasa mucho tiempo para que las neuronas de ella procesen lo dicho y reviente peor que un huracán
-¡Me estás tomando el pelo ¿Verdad?! ¡Faltan menos de tres días para la boda! ¿Cómo que la cancelas?
-No me voy a casar contigo, lo siento
-¡¿Cómo que “lo siento”?! ¡Maldita sea Terreuce Grandchester! ¡Eres un imbécil! No puedes dejarme, así como si nada ¡No después de tanto tiempo!
-Entiendo tu disgusto, pero no pienso cambiar de opinión
-¿Por qué? ¿Por qué? ¿¡POR QUÉ MALDITA SEA!? ERES UN IDIOTA, MAL NACIDO, ¡INFELIZ! ¡TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO!
Está furiosa, me pega con sus puñitos en el pecho con la intención de hacerme daño, que sienta el mismo dolor que ella, para desahogarse.
-Eliza, por favor cálmate
-¡No me voy a calmar ni mierdas Stear! El imbécil de tu amigo está rompiendo conmigo ¿Es que no lo has escuchado?
-Claro que lo escuché, seguro son los nervios de la boda
-No son nervios, es algo que no hay marcha atrás. Lo siento-Plaaaf
-Infeliz, me las vas a pagar
Tras la bofetada, Eliza se marcha hecha un torbellino de rabia. Stear menea la cabeza de manera negativa, sisea antes de ir tras ella
-Eres un idiota… si tengo que escoger bando, que sepas que elijo el de ella… esto que has hecho no es lo correcto…
Y sin más corre tras mi ex prometida. Sabe que cuando está enojada es capaz de cualquier tontería, pero si voy tras ella querrá hacerlo sólo para chantajearme de que no la deje. Los observo por la venta, Eliza ha cogido el caballo de Stear, él tarda unos minutos más en conseguir uno para ir en pos de ella. No sé por qué tengo una sensación de angustia en mi pecho. Cuando llego al umbral de la entrada principal, no veo el rastro de ninguno de los dos.
-Estarán bien… no debo preocuparme por nada, Stear está con ella
Me encierro en mi recamara y me es imposible pegar ojo en toda la noche. Cuando amanece tengo unas ojeras de mapache, tenía la ligera esperanza de tener algún mensaje de parte de los dos, pero nada. Decido vestirme para encontrarme con Dulce, estoy ansioso.
Le pido al mayordomo que prepare la carriola, y media hora después ya me encuentro en el camino. Me siento un poco liberado, tras haber terminado el compromiso con Eliza, pero esa sensación de ansiedad no desaparece. De presto, en medio del camino aparece la figura de una mujer, tiro de las riendas para detener el caballo y me sorprendo de ver a Dulce ahí.
-¿Qué haces? ¡No seas loca! ¿Cómo se te ocurre ponerte en medio de la carretera?
Está mujercita… en verdad hace cada cosa. Me acerco a donde ella, lleva los cabellos sueltos y viste de blanco, hace una mueca pequeña y fugaz como saludo.
-Sabes, ésto no se me da muy bien
-¿De qué estás hablando?
-Terry… Terry mi amor, has salido a buscarme
-Dulce cariño ¿Qué haces aquí?
-“Dulce cariño” ¿Cómo que cariño? ¡No me digas que es por ésta infeliz que terminaste el compromiso!
-Él no puede escucharte
-¡¿Cómo que no puede escucharme?! Maldita sea, si lo tengo enfrente