CAPÍTULO 4
—Pues yo ya no lo siento Neal, las cosas siempre tienen un porque, gracias a eso conocí a Karen, ahora ella es mi familia para mi y mis hermanos.
Él extendió su mano y acarició la de ella, y le dijo:
—Y yo quiero que tu seas la mía.
—De que habla Joven Neil.
—Vamos deja de hablarme de usted, somos de la misma edad, no soy la misma persona de antes, dame la oportunidad de tratarte te lo pido.
Ella lo observó y sentía la calidez de la palma de su mano.
—Estas loco, no soy la misma chiquilla que conociste, ni sirvienta; pero no creo que tu familia esté dispuesta a que trates a alguien como yo —retiró su mano—. Además tu mismo se lo dijiste a Karen en el tren, somos muy distintos…
«Eres un estupido tu y tu bocota Neil» pensó.
—Es mejor que me lleves a casa. Todo el viaje ella permaneció callada, es verdad que desde que la beso no había podido dejar de sentir esa cálida sensación en su corazón, le gustaba se había convertido en un joven muy apuesto y varonil de ojos avellana.
El se bajo del carro para abrirle la puerta y al tomarla de la mano para ayudarla, la jalo hacia si y la beso, ella inmediatamente respondió al beso, nuevamente sus lenguas se reconocían era como si fueran el uno para el otro, él jugueteaba y mordisqueaba de su labios.
—Me gustas mucho Dott, acaso no lo sientes —le dijo inhalando su aliento—. Por favor dame la oportunidad de demostrarte lo que siento por ti.
En una de las ventanas Karen observaba la escena y río de verlos a los dos como tortolitos.
—Lo sabía Neal Legan, eres tan predecible solo nececitabas un empujoncito que bien nos salió todo querido amigo Michael, esto merece un brindis, —tomó su abrigo y bolso y salió de la casa encontrándose a ambos.
—¡Karen! —reaccionó diciendo Dorothy al verla—. Perdonen la interrupción pero debo de salir.
—¿A dónde vas Karen?
—A brindar por el amor —dijo mirándolos a ambos, no me esperes, no llegare esta noche —le guiñó el ojo. Así que prosigan.
—Bueno es mejor que me vaya —dijo Neal.
—Espera —lo detuvo de la mano la Dott.
—Quieres pasar a tomar un té o algo.
—Este yo… —titubeo Neal ante la propuesta, no porque no quisiera, sino porque con ella a solas no sabría de lo que sería capaz, su piel se estaba quemando por sentirla, ese sueño lo había trastornado.
—Disculpa mi atrevimiento Neal no debí...
—Me encantaría.
Ambos entraron y Dorothy le dijo que iría a preparar un té para él, el se sentó en la sala, era una casa muy bella como todas las de esa zona.
—El tío de Karen tiene una hermosa casa —mencionó en voz alta para que la escuchara hasta la cocina.
—Si, se la heredó, será su casa de descanso —respondió ella.
Minutos después trajo una charola de té y sirvió.
—Y si lo tomamos en la terraza, —dijo ella—. es una linda noche.
—Esta bien vamos.
—Me encanta observar el reflejo de la luna sobre el mar —dijo Dorothy—. Es tan hermoso, me da tanta paz.
—Y a mí me encanta observarte a ti con el claro de luna.
Ella no respondió, permaneció callada se levantó y caminó unos paso más hacia la baranda de la terraza.
—Neal, tú debes estar confundido en tus sentimientos hacía mí, allá afuera hay hermosas mujeres que serían muy felices de conocerte.
—Yo no quiero a nadie más, te quiero a ti —camino hacia ella quedando detrás, la cercanía entre ambos hacía que la piel de ella se erizara como una pequeña descarga eléctrica.
—Se que soy un idiota y siempre desde niño me comporte como un estúpido, tu conoces una de mis peores facetas.
—Que persona no tiene una faceta así en un mundo frívolo en el que tú vives, muchas veces te vi al lado de tu hermana ideando una travesura, siempre con cierta resistencia pero siempre acabaste cediendo a su petición de hacerle daño a Candy. Se que en realidad en el fondo de tu corazón eres un buen hombre lo sé, siempre lo he sabido. Pero soy una mujer que se ha transformado; no quiero vivir el rechazo y negación de tu familia, no me creo capaz de soportarlo, siempre podrás encontrar una amiga en mi que te será incondicional; no puedo ofrecerte otra cosa, perdóname.
—Yo he cambiado, jamás permitiría que alguien te hiciera algo —la abrazo por detrás rodeando su cintura. Soy capaz de luchar por este sentimiento que solo tú has despertado en mí.
Ella no respondió, lágrimas se acumulaban en sus ojos, ella lo quería de igual modo, se había enamorado perdidamente de él, ¡¿Cómo?! Ni ella misma lo sabía, pero valía la pena luchar por este amor, y si después él se arrepentía y venían los prejuicios de la sociedad, sabía que terminaría con el corazón roto.
—Tal vez tengas razón —masculló él entre dientes al oído de ella, no mereces un hombre como yo, y el que es poca cosa para ti soy yo, dicen que los actos hablan más que mil palabras, y no me enorgullece lo que hecho —dio un beso al costado de su mejilla y la soltó—. Es mejor que me vaya. De verdad deseo que seas feliz mi dulce Dorothy.
Ella al sentir que la soltaba se sintió caer en un vacío reaccionó y lo tomó de la mano.
—No, ¡no te vayas por favor! yo…, —él no la dejo terminar de hablar, le estrechó entre sus brazos y la beso.
Después de aquel beso ella lo observó de cerca, podía oler su loción de afeitar, una fragancia de madera que se mezclaba con su olor natural, era delicioso para ella, quería evitar ese sentimiento, se esforzaba para ser fuerte pero por mas que lo intentaba, su ojos estaban clavados en los labios de Neal, pudo observar, en lo extremadamente varonil que se había puesto, había dejado de ser el niño malcriado que ella recordaba. Desde el día que lo viera nuevamente quería apartar ese «algo» que la atrajo, por más que lo trato siempre acabo pensando en él. El era alto, de hombros anchos y un rostro físicamente de pómulos marcados, sus labios eran seductores y unos magnéticos ojos color ámbar que contrastaba con su piel cetrina.
su alborotado cabello rojizo era tan denso, que ella apretó los puños para no alargar la mano y tocarlo. Dorothy sabía que era una mujer sensata, pero en esos momentos y circunstancia estaba muy lejos de serlo «por favor no me dejes» pensó al mirarlo, solo había pronunciado: “no te vayas” pero decirle lo que en realidad gritaba su corazón, no era capaz, ¿qué pensaría de ella? «una señorita no debe comportarse de aquel modo» se dijo así misma.
—Y bien me has pedido que no me vaya, me vas ha decir algo oh seguirás solo observando —pregunto jugando y trato de hacer una cara de molestia, aunque por dentro quería soltar una carcajada. Él entendía sus miedos, pero la manera en cómo respondió sus besos le dician tanto, solo que no quería presionarla, quería que ella diera ese paso.
Dorothy se puso roja de la cara y bajó la mirada, él la tomó por la barbilla con delicadeza obligando a que lo mirara.
—¡Qué calor hace! —dijo Dorothy.
—Si, estamos en la Playa es un lugar muy caluroso, has tenido un día complicado, has bebido un poco y no sabes lo que quieres. No pienso aprovecharme de ti.
A medida que lo escuchaba, Dorothy sintió que se encontraba en una caja donde llevaba mucho tiempo escondida, y debía escapar.
—Solo no quiero que te vayas quedate conmigo esta noche —susurró ella, abrazándose a su cuello.
Entonces presionó sus labios torpemente contra los de él, que sintió un recorrido en todo su cuerpo por una sacudida de deseo. Neil tomó el rostro de Dorothy entre sus manos por unos segundos, no habría marcha atrás.
—¿Estás segura? —pregunto.
Ella solo le dio una dulce sonrisa y se inclinó para volver a besarlo.
Entonces él tomó la iniciativa y recorrió el labio inferior con su lengua, atizando el fuego en ella, sentía arder su vientre. Ella no podía creer lo excitada que estaba, lo deseaba, deseaba seguir sintiendo sus besos sus caricias. Era una fuerza de la naturaleza que por primera vez experimentaba en su vida.
Neil rompió el beso para hacerle una última advertencia, es verdad que la deseaba, pero también sabía que la amaba y por ella sería capaz de esperar.
—Yo no espero nada más que esto, Dorothy.
—Te quiero Neil, soy feliz a tu lado si tu sientes lo mismo por mi, demuéstramelo.
El volvió a besarla con más fuerza y deseo sus lenguas jugueteaban y él deslizó la mano por encima de su blusa y posó su mano en uno de sus senos, ella por instinto jadeo y fue consciente de lo que pasaría entre ambos y del lugar en donde se encontraban, le tomo la mano y caminó con él hacia su habitación, cuando entraron a ella prendió una pequeña vela que tenía en una mesita. El la observó con aquella tenue luz, era la mujer más hermosa que hubiera visto y acercándose a ella tomó de su cabello y la acarició.
—Me gustas mucho Dorothy.
Ella respiraba entrecortadamente estaba nerviosa, esa sería su primera vez, se entregaría al hombre que amaba lo sabía muy bien.
El sensualmente la hizo voltear y empezó a desabrochar su vestido hasta dejarlo caer al suelo después de depositar besos en sus cuello y hombros, lenta y sensualmente bajo las tiras de su sujetador y ella alargó los brazos para facilitarle el trabajo. Al voltear ella él admiro sus senos estaban coronados por unos pezones color frambuesa, Ella alzó las manos instintivamente para cubrirse en un gesto de pudor. Al mirarla él sintió una profunda ternura. Él deslizó sus manos sobre sus hombros y le dijo: Todo estará bien.
—Yo…, este... nunca antes he estado con nadie.
Neal lo supuso en la forma en cómo a pesar de los besos y el calor que de ambos emanaba, podía ver su manera de cohibirse, no es que fuera un experto en las artes amatorias, pero todo aquello que había que descubrirse lo quería hacer con ella.
Él se alejó y quitó su camisa, desabrochaba de su cremallera y bajo su pantalón, ambos quedaron de la misma manera. Se acercó a ella y la jaló hacia sí besándola nuevamente pudo sentir sus montes aprisionado contra su pecho, su miembro se puso erecto de manera que ella lo pudo sentir, entre besos y caricias él bajó las manos a su derrier y la jalo mas para que lo pudiera sentir. Ella tenía unas caderas sorprendentemente redondas. Había algo conmovedor en la forma en cómo lo miraba.
Ella apretó los brazos alrededor de su cuello, y él la tomó por el trasero elevándola y enredando sus piernas en su cintura haciendo que sus sexos se rozaran más, así entre besos y caricias la llevó a la cama y la deposito, y bajo la prenda restante en ella.
—¿Estas lista?
Dorothy asintió y lo beso, él a vez bajo su calzoncillo y se colocaba sobre ella, le separó las piernas con la rodilla. Estaba ansioso por sentirla en torno a él, pero cuando intentó penetrarla, no consiguió abrirse camino en su humedad. El era grande a comparación de ella y su cuerpo no cedía.
Dorothy se dio cuenta de que no lo conseguía y contuvo la respiración, Estaba excitada, lo deseaba tanto como él.
—Solo tienes que relajarte —le susurro al oído.
Decidió que tal vez necesitaba más excitación, quería que fuera lo más placentero que se pudiera para ella, se separó y empezó hacer un camino de besos, primero sus senos jalaba y succionaba de sus pezones luego bajó hasta su ombligo, pasaba su lengua y jugueteaba así hasta que llegó a su monte de venus.
Ella se sorprendió y quiso poner su mano, él la tomó y no la dejó.
—Solo siente y disfruta —dijo.
Ella cerró los ojos y obedeció, pudo sentir como con su lengua hacía pequeños círculos en su botton, y en el jugueteo empezó a sentir una onda de calor haciéndola moverse y gemir de placer, con los ojos cerrados pudo ver destellos de colores y con una mano lo sujetó del cabello y con la otra apretaba la colcha de la cama. El supo que la había llevado al clímax, se levantó y la beso y con un ágil movimiento la penetró ella mordió sus labios ante la invasión y aunque había sentido dolor había más placer, poco a poco el se empezó a menear y ella empezó a seguir el ritmo que él imponía.
El la miro fijamente y apretando los dientes preguntó:
—¿Te estoy haciendo daño?
Ella negó con la cabeza. Intento pensar, pero solo podía sentir, Se entregó al ritmo que estaban creando ambos y, al tiempo que se arqueaba contra los embates de Neil, se oyó un gemido hasta que un grito prolongado de su garganta salió y su cuerpo tras contraerse se relajo completamente. Entonces Neil aceleró el ritmo y se movió a una velocidad creciente en busca de su propio placer. Entonces se sacudió violentamente y llegó al éxtasis, sudorosos ambos entrelazados pudieron sentir la sensación de ser uno solo.
El hizo el esfuerzo de no colapsar sobre ella y cuando cayó sobre el colchón la arrastró consigo. Entonces se descubrió abrazándola, era la primera vez que estaba así con alguien, jamás lo había hecho con nadie. Fue cuando se dio cuenta que ella ocultaba su rostro en su hombro.
—Cariño… —La llamó por primera vez, dominado por sus sentimientos que no reconocía ni él mismo.
Ella alzó la cabeza y lo miró con sus ojos brillantes y le dijo:
—Fue maravilloso gracias por hacerme sentir tan especial fue increíble.
Se sentía saciada, el corazón seguía latiendo aceleradamente al estar entre sus brazos.
—Gracias a ti me has dado el regalo más maravilloso —la beso.
Así transcurrió la noche entre besos caricias reconociéndose mutuamente hasta que en la madrugada ambos quedaron totalmente dormidos.
Ella despertó sobresaltada al no mirarlo en la cama ¿Acaso se había marchado y solo la había utilizado? ¿qué era lo que había sucedido entonces? ella había sentido su amor en sus caricias, miró la mesita de al lado de la cama y observó la nota que había en ella.
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Dorothy: te espero a las diez de la mañana en 1601 Orange Street, tengo algo para ti, te amo no lo olvides. Fue la noche más maravillosa de mi vida.
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Es como si su alma volviera a su cuerpo, al leer aquellas palabras, la dirección solo estaba a un par de casas de hecho recordaba esa mansión majestuosa a la orilla del mar, acaso sería esa casa de él. Se levantó se arregló, y aunque estaba un poco adolorida por la noche anterior sacó un lindo vestido de flores y un sombrero y zapatillas a juego cuando salió de la bañera entró corriendo Karen a la habitación.
—No me digas que ese estupido….
—¿De quién hablas Karen?
Karen solo observó las sábanas revueltas y la mancha en ellas, supo que su hermana se había entregado por amor.
—¡Ese maldito solo te utilizo!
—No espera Karen, se tuvo que ir muy temprano pero lo voy a ver en una hora para desayunar, el me ama y yo lo amo todo está bien.
—Ay ya me había espantado, le iba ir hacer un show, mira que para eso soy una experta —soltó la carcajada de tal modo que contagió a Dorothy y ambas reían.
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—Sonó el timbre de la gran mansión y el Mayordomo la hizo pasar a la terraza donde Neil la esperaba.
Al mirarla llegar se levantó y corrió a abrazarla.
—Que hermosa casa, no sabía que fuera de la familia Ardley.
—No es de ellos —contestó invitándole a sentarse en la mesa—. Es mía yo la compre y he hecho de ella un pequeño hotel de lujo para gente rica y distinguida que no desea el bullicio de un gran hotel, aquí pueden encontrar grandes comodidades y sobre todo discreción lejos de los ojos de los periodistas.
—Es una maravillosa idea.
—Si, y es mi negocio, por eso te he invitado quería que lo vieras, y estoy en negocios con alguien para un lugar igual en Londres y París, no dependo de los Ardley o los Legan esto es mío y será tuyo si asi lo quieres, no permitire que nadie se interponga entre nosotros oh alguien te haga sentir mal, eres mi mujer y serás mi esposa si asi tu lo quieres, ella abrió los ojos ante aquellas palabras. El saco de su bolsillo un estuche y lo abrió diciendo:
—Dorothy, me harías el honor de ser mi esposa.
Lagrimas recorrieron las mejillas de ella y con una dulce voz respondió:
—Claro que sí, el honor será para mí serlo.
Neil solo dio la noticia a Albert, ese mes que lo visitará, el rubio se alegró tanto de volver a ver a Dorothy, y de aquella noticia de boda dio su total aprobación. El rubio le preguntó si estaba seguro del paso que daría y el solo afirmo que por Dorothy sería capaz de cualquier cosa, sabía que tendría enfrentar a su madre y hermana, pero quién eran ellas para juzgarlo creyendo toda la vida que lo que hace a un persona es el dinero y no es así, lo que hace a una persona es su corazón, sus sentimientos, lo había aprendido con Candy, por eso se había sentido atraído hacia ella, y había encontrado el amor en Dotty, la mujer más maravillosa, una mujer sincera de buen corazón.
Su boda fue en la playa con solo presente, el señor Adams, Karen, Michael. Tiempo después le contaron que Mike en quien estaba interesado era Karen, y ellos dos habían planeado todo para darle celos.
Semanas después murió su gran amigo el señor Leo Adams, aquel desconocido había venido a transformar su vida y enseñarle una gran lección que nunca olvidaría.
Y como regalo de bodas y para tratar de sobrellevar el dolor de la muerte de su amigo viajaron a Londres y París, Neal empezó una reconocida cadena hotelera muy diferente e innovadora dando a conocer entre la gente más rica y famosa que llegaba a hospedarse.
Era increíble como su vida había cambiado, y sobretodo era feliz y pleno, solo había algo que era la piedra en su zapato su madre y hermana se negaban a conocer a su esposa solo su padre lo había visitado una vez, había hecho las paces con él y lo había felicitado por todo lo que había logrado el sólo.
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Observaba romper las olas cuando de repente volvió al presente y sintió las dulces manos de ella cubrirle los ojos.
—¿Quien soy? —mencionó Dorothy, distorsionando su voz y a la vez jugando.
—Acaso el monstruo comedor de tarta de manzana.
—No, soy el mini monstruo comedor que está dentro de mi mamá.
—¡Que…! —sorprendido se levantó y se puso frente a ella—. Me estás queriendo decir que…
—Así es mi querido seremos padres, es por eso que tengo estos antojos locos de tarta de manzana, será igual que tu.
El la tomó entre sus brazos, la levantó y empezó a girar con ella
—Este es el mejor regalo de cumpleaños que me has dado, gracias por darme tanta felicidad.
Fin.
GRACIAS