A TRAVÉS DE TU MIRADA
CAPÍTULO 3
—Gracias tio creeme no te arrepentiras no te defraudare —mencionó mientras metía la mano a su saco y apretaba fuerte aquel relicario, desde ese día no se había separado de él, había sido como su amuleto de la suerte.
Así pasaron unas semanas entre arreglos y remodelaciónes muy ocupados en todo lo que se tenía que hacer a la bella mansión; siempre con el pensamiento puesto en unos bellos ojos color miel, el mismo se reprendió al pensar en ella, ¿quién era esa chica que lo había cautivado?
—Puedo tomar asiento —preguntó el señor Admas.
—Claro será un placer, acompáñeme a tomar un té helado.
—Bueno hijo a mi edad lo prefiero caliente —rieron ambos.
Para Neil esas Pláticas con el señor Adams eran una de las cosas más amenas, sus anécdotas, él era un hombre muy sabio. Por primera vez en su vida, sentía frente a él la imagen paterna de un hombre, así se había presentado para él esa amistad y el hecho de decirle hijo le agradaba tanto.
—Es realmente una bella vista, mi parte favorita de la casa es esta terraza, y su compañía señor Adams.
—¡Oh vamos hijo! quedamos que me llamarias abuelo.
—Si está bien abuelo, pero lo mejor de estos atardeceres son su compañía y charla.
—Gracias hijo por hacer de los últimos días de mi vida algo muy placentero.
—Vamos abuelo no digas eso, todavía quedan muchos años por vivir.
—Me encantaría decirte que es cierto, pero no lo es hijo, hace dos meses que llegaste aquí, mi doctor me dijo que estoy desahuciado no me daban más de seis meses de vida, y creeme me voy muy feliz, amé, fui amado, he vivido una vida plena en todos los aspectos. ¿Y tu hijo? varias veces te he mirado observando aquel relicario, no se quien sea la dueña, buscala tal vez sea el amor de tu vida.
Lagrimas corrían por la mejillas de Neil, era la primera vez que sentía ese dolor en su pecho verdaderamente le dolía la noticia, la pérdida de una persona estimada. Ese hombre frente a él en tan poco tiempo le vino a enseñar tanto y ahora hacerse a la idea de perderlo no podía aceptarlo.
—No quiero que mueras, busquemos una segunda opinión te llevare a los mejores doctores abuelo.
—No hijo déjame ir, haz hecho tantas cosas por mi.
—No, no lo acepto —se levantó y corrió hacia la playa, cuánto tiempo corrió no lo supo, aminoro el paso y cayó de rodillas frente el mar, lágrimas corrían por sus mejillas y dio un grito ahogado que llevaba el dolor y cúmulo de tantas cosas.
Una chica en el balcón de la casa donde se estaba hospedando miro la escena, corrió bajo las escaleras y salió por la parte que la llevaba a la playa, al llegar a él, ella solo acaricio su cabello, él la observó y solo se abrazó a sus piernas se aferró a ella aún llorando, no comprendía cómo un buen hombre come Sam Adams debía morir.
—Todo estará bien Neal, sea lo que sea lo superarás eres un buen hombre yo lo sé —dijo la dulce voz de Dott.
El reaccionó ante sus palabras y soltó sus piernas poniéndose de pie para mirarla de frente.
—Tu conoces nada de mi, soy un maldito desgraciado yo…, yo soy el que debería morir, qué sentido tiene mi vida.
Dott no comprendía de qué hablaba, pero se animó a contestar.
—Te equivocas tienes una y mil razones por vivir, tu familia, tus padres, tu hermana, debes demostrar que no eres lo que tú dices, acaso no lo ves —le dijo acercándose a él, para con su mano delicada limpiar las lágrimas de él—. Eres afortunado en muchos aspectos, si se que de niño no fuiste el mejor portado, siempre tu hermana te manipulo y acabaste cediendo a sus caprichos.
El solo la miró sorprendido ¿cómo es que sabía todo aquello?
—Tu tienes una familia, mi madre falleció y de no ser por Karen Kleyss, no se que seria de mi vida y mis dos hermanos hoy. No sé de quién hablas merece vivir, solo te puedo decir que si amas a esa mujer, deberías considerarte afortunado de haberla conocido y amado.
—Oh no, estás en un error, es un gran amigo que es como el abuelo y padre que nunca he tenido.
—Entiendo tu dolor, y se muy bien que saldrás adelante tu no eres un hombre cualquiera.
Ante sus palabras él se acercó a ella tomándola por la cintura y muy cerca a su rostro le dijo:
—¿De verdad lo crees?
Antes de que ella pudiera contestar la besó, ella renuente trato de alejarse; pero él no sé lo permitió, todo lo atribulado en ese momento se transformó en paz al contacto de aquellos dulces labios, era la primera vez que se sentía así tan vulnerable ante una mujer, el beso empezó a ser más apasionado sus lenguas jugueteaban y el corazón de ambos latía. Al acariciar su espalda y poner su mano en su nunca continúo con el beso y fue evidente el dolor en su entrepierna y se alejó de ella.
—¡Perdoname! yo.., este.. no quise.
—Lo entiendo perfectamente no te preocupes, tu y yo somos de diferentes clases sociales, Karen me contó, discúlpame tu a mi por no comportarme como una dama refinada solo me deje llevar fue el momento, me alegra te sientas mejor es mejor que me vaya.
—Espera —la sujetó del antebrazo, antes dime ¿de dónde me conoces? Yo trato de hacer memoria pero no recuerdo.
—No me recuerdas y es normal eras casi un niño cuando yo trabajé para tu familia, además después me fui con la familia Ardley para acompañar a la señorita Candy.
—No, no puede ser, espera tú eres…
—Dorothy, si una simple y común sirvienta alguien como tú jamás me tomaría en serio, hace varios años deje de serlo ahora trabajo como sabes con Karen.
—No puede ser, —el toco sus labios, pero no de molestia sino de las sensaciones vividas, todavía sentía que los labios le hormigueaban.
Ella interpretó aquello como asco o desprecio
—No te preocupes nadie se enterara de esto —le dijo con un dejo de tristeza en su mirada, es mejor que me marche no debí acercarme a ti ¡perdóname!
El estaba sin palabras solo su mente recordaba aquella época dónde esa dulce chica trabajará en su casa, nunca le prestó atención. Imágenes una tras otra venían a él. El día que la conoció en el tren, metió su mano en su saco y sintió el dije de ella y antes de que pudiera hablar ella ya estaba corriendo hacia la casa frente a él.
Regresó caminando con un mar de emociones moviéndose en su corazón, la razón le gritaba que no debía, que dejara todo como estaba, pero el corazón le gritaba algo totalmente diferente que luchará con todo su ser por lo que estaba sintiendo.
—Que bueno que regresaste hijo me tenías muy preocupado —Neal solo abrazo al señor Adams—. Si todo está bien es solo que he dado una buena caminata estoy cansado iré a mi habitación.
*
*
*
Él al mirarla, ella contuvo el aliento sin dejar de mirarle los labios, sus ojos color miel lo tenían cautivo era como si lo hechizara. Tan sólo vestida con un trasparente camisón, él la estrechó contra su cuerpo.
La presión de los senos de Dott contra su torso bloqueo su pensamiento racional y lo convirtió en ardiente deseo, aunque tratara de controlarse era evidente que es lo que sentía por ella. Dott, lo miraba fijamente sin hablar, sus maravillosos ojos hablaban por ella, llenos de deseo al igual que los de él.
—Te deseo... te necesito... —la llamaba Neil, con voz ronca. El empezó a quitar el delgado camisón dejando al descubierto su senos, él los admiro, sus rosados pezones erguidos exigiendo su prioridad, él los besó dulce y profundamente.
—¡Dios te amo tanto...! —salió de sus labios aquellas palabras que se negaba así mismo
Despertó con un grito sofocado y transpirando.
—Ha sido todo una pesadilla, pero qué maldita pesadilla —sonrió para sí—. Si esto es pesadilla no quiero despertarme de ella nunca.
Se levantó a tomar una ducha de agua fría.
*
*
*
Mientras tanto Karen Kleys, echaba pestes en contra de Neal Legan.
—¡Es un estúpido! cómo se atreve a besarte y después sentir asco.
—No, él no lo dijo, pero fue mi deducción al mirar su cara, se transformó al decirle que fui su sirvienta.
—No te pierdes de nada bueno, si no ve lo maravillosa mujer que eres, el trabajo dignifica no importa que sea, esta sociedad y sus estúpidos prejuicios, ve por el hecho de ser actriz mucha gente piensa que soy una cualquiera y de la vida alegre, no hagas caso y por muy bueno que haya sido ese beso sácalo de tu mente.
—¿Cómo sabes que fue bueno Karen?
—Mira tus mejillas, se sonrojan de recordarlo.
—¡Karen…!
—Oh vamos, yo sé lo que sientes en estos momentos, recuerda que también me he enamorado de alguien, es de Chicago, tu mejor que nadie conoce la historia pero los malditos prejuicios de la sociedad me enferma, su familia le prohibió buscarme, y se que no me amaba como yo, si no hubiese luchado y no lo hizo, en fin la historia de mi vida. Todo eso pasó la tarde que te conocí y estabas llorando, ambas vivíamos dolores diferentes. Ahora déjame ir arreglar todo lo del sepelio y testamento de mi tío, en unos días tendremos trabajo, la compañía Stratford llega aquí para estar unas presentaciones.
—Está bien Karen, ve tranquila yo prepararé algo rico de almuerzo.
Cuando iba saliendo Karen se encontró con Neal en la puerta.
—¡¿Tremendisimo idiota tu qué haces aquí?!
—Quiero verla.
—No, ella es una maravillosa mujer y no permitiré que juegues con ella. ¡Tu no la vas a tomar en serio! ¿oh si? ¿estás dispuesto a todo por ella? ¡no lo creo! recuerdo lo que me dijiste en el tren, tus prejuicios son más fuertes, sigue con tu vida y dejala ser feliz, Michael si está dispuesto a todo por ella.
—¡¿Quién es Michael?!
—Un colega de mi tío, ha venido a su entierro.
—¡Oh perdona, lo siento tanto Karen!
—No te preocupes, te agradezco tanto nos hayas dejado viajar contigo, gracias a eso alcance a despedirme de mi tío, siempre te estaré agradecida; pero Michael Sanders, me agrada para Dott, por favor no le hagas mas daño solo marchate te lo pido.
—¿Has dicho Michel Sanders? él es un primo lejano de una amiga de Eliza, hace tiempo que lo ví, lo último que supe es que había partido a la Guerra.
—Mira que pequeño es el mundo, si es él; regresó a América porque tuvo una lesión de Guerra, aquí en la Florida mi tío lo operó y se hicieron grandes amigos y colegas.
—Te lo vuelvo a decir, marchate ella merece algo mejor, alguien que esté dispuesto a todo por ella, a dejar atrás prejuicios de esta sociedad y tu amigo no eres uno de esos —dio unos pasos dejándolo atrás y sonrió sabía con qué intención había dicho esas palabras «vamos Neal espero esto te haga reaccionar si es así serás digno de ella» pensó Karen.
Neal la vio subir a su auto y alejarse, durante varios minutos estuvo parado frente a la puerta pensando en las palabras de Karen. Se dio media vuelta y se fue, no fue capaz de tocar aquella puerta.
*
*
*
—Dime hijo, ¿porque estas tan pensativo el día de hoy? —preguntó el señor Adams—. ¿Quién es ella? debe ser alguien muy especial para haber robado tu corazón y tenerte como estas.
—Ella se llama Dorothy, creí conocerla en el tren que me trajo aquí, su rostro dulce y sus ojos color miel me cautivaron, es la asistente de la actriz Karen Kleyss, pero hace dos días supe que fue la chica del servicio de mi casa en Chicago hace un par de años, yo…, yo… no puedo fijarme en alguien como ella, no es correcto, somos de clases sociales muy diferentes.
—¿Quien lo dice? la sociedad, tu familia, tus padres, ¡vamos Neal! solo se vive una vez en la vida si no tomas tus propias deciciones y no escuchas a tu corazon te puedes arrepentir toda la vida hijo, y serás infeliz el resto de tu vida, de que te serviria una mujer de alta alcurnia si no la vas amar, de hecho me contaste hace unos días ya estaban planeando casarte con aquella chica Daisy, entonces casate con ella.
—¡No! no la amo y no me provoca absolutamente nada.
—Vez, amas a esta chica, lucha por este amor y enfrenta cualquier cosa, ¡Atrévete! eres un hombre inteligente, ve como has convertido esta casa en un pequeño hotel, tendremos dos huéspedes de lujo nada menos que una actriz muy famosa Eleonor Beker, llega en dos días y el vizconde de Villadrando te has sabido relacionar con gente y le has dado buena publicidad a esta casa de descanso, gente que prefiere la paz y tranquilidad a los bullicios y sobretodo que quieren pasar desapercibidos, no necesitas del dinero de tu familia o de sus influencias, podrías perfectamente casarte y ser feliz con esa chica, vamos enfrenta a la sociedad pero sobre todo enfrentate a ti mismo y a tus demonios y prejuicios. —dio una palmada en el hombro de Neal.
Aquellas palabras removieron cosas en el fondo de su corazón, sabía que si no se arriesgaba esta vez, tal vez la puerta de la felicidad sería cerrada para él, cuántas veces en la vida esta puerta es abierta para nosotros, ¿una? ¿dos? ¿tres? o tal vez ninguna para algunos. Se arreglo debía buscarla y hablar con ella, ese beso y la manera en cómo ella respondió sabía que no le era indiferente, la electricidad entre ambos había sido evidente.
Camino por la playa y a lo lejos la observó, él tenía unos binoculares, ahí estaba la mujer que robó su corazón y sus sueños la noche anterior. El viento ondeaba su pequeño cabello castaño y el vestido que traía puesto se pegaba a su curvas permitiendo admirarlas. Recordó el sueño y sintió un pequeño dolor en la entrepierna «Maldición contrólate» se dijo. Decidió caminar hacia ella y en ese instante vio como de la casa salía Michael, lo reconoció y se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.
—¡No! no lo permitiré, ella es mía.
Por unos instantes pensó en darse la media vuelta y partir; pero no, nadie le robaría al amor de su vida, camino y se sorprendió al encontrarlos.
—¡Michael! que sorpresa tu aquí en la Florida.
—Oh Neal, que gusto de encontrarte ¿cómo estás? ¿Cómo están tus padres y Eliza? la última vez que nos vimos tuve que partir a la Guerra.
—Ellos están bien —respondió secamente.
—Oh perdona mi descortesía te presento a…
—Dorothy, —dijo Neal mirándola a los ojos–. Si la conozco es una buena amiga.
—Viene a invitarla a cenar —mencionó Michael.
—Oh será maravilloso Mike, tenemos tanto de qué hablar, y ponernos al día —se invitó solo Neal, no sabia ni como lo había hecho pero daría la batalla por ella.
Dotty solo abrió los ojos al escuchar aquellas palabras, ¡que se creía! que falta de educación, pero no le quedaría más que compartir con ambos la cena.
—Yo los invito, pasare por ustedes en una hora los llevaré al Breakers hotel, dicen que hacen unos postres deliciosos y sin darles opción a responder se retiró apurándose para poder estar devuelta por ellos en una hora.
—En verdad es un hotel extraordinario, —mencionó Michael al ver la fachada del hotel.
—Así es y lo mejor es la comida, vamos hay una terraza que da vista al mar pasemos —tomó de la mano a Dorothy en modo posesivo, ella se dejó llevar, cosa que para Michel no pasó desapercibida.
La cena transcurrió tranquila aparentemente, pero en Neal había tensión al mirar como Michael veía a Dotty.
—Si me disculpan iré al tocador —dijo la castaña, poniéndose de pie y ambos caballeros al mismo tiempo que ella.
—Y dime Neal que te trae a la Florida, ¿Acaso los negocios de tu familia?
—No, ya no dependo de ellos he empezado un pequeño negocio, quiero valerme por mí mismo y formar mi propia fortuna, mi padre no necesita de mi, siempre le aconsejaba algo y al final entendí que solo me daba por mi lado.
—Oh ya veo ¿y de dónde conoces a Dotty?
Pensó si debía contestar —La conozco desde que era un niño, ella trabajó para mí familia cuando vivíamos a las afueras de Lakewood.
—¡Uff que alivio!
—¿Qué quieres decir?
—Bueno desde que la conocí, estoy interesado en ella Neil, se me hace una chica muy hermosa, y se que es mucho más bella por dentro, y supongo que ella al haber estado a tu servicio, jamás te fijarias en alguien así.
—Pues te equivocas, estoy interesado en ella y voy a luchar por conseguir su cariño.
—¡De verdad Neil! ¿no la quieres utilizar solo para diversión? ella no se merece algo así.
—Vamos Michael, ¿acaso me conoces? eres primo de la amiga de Eliza, es verdad que era un niño mimado y caprichoso; ella de verdad me interesa, la quiero como mi esposa y madre de mis hijos yo imagino una familia a su lado.
—Vaya, vaya si que hablas en serio, yo pensaba confesarle mis intenciones el día de hoy pero alguien se invitó solo.
—Bueno pues ya lo sabes si tendremos que enfrentarnos por el amor de ella pues que así sea alcanzo a decir antes que ella llegara.
—¿Pasa algo? —preguntó Dott al sentir la tensión en el aire y las miradas.
—No, nada —respondió Michel—. Bueno es mejor que nos vayamos Dott te llevo a casa, —dijo Michael.
—Oh sí, por supuesto Michel, —se levantó ella un poco desconcertada.
—Dott si tú quieres yo te puedo llevar, el postre está por llegar es una tarta de manzana con crema batida arriba.
—Oh Neil, es tu favorita, lo recuerdo muy bien.
—Si es mi favorita, nadie la prepara como en aquellos tiempos en Lakewood.
—Yo tengo la receta me la dieron, si tú quieres yo puedo prepararla para ti, —dijo sin pensarlo.
—Me encantaría, pero anda se que esta tarta no será tan buena como la de Lakewood, pero anda déjame llevarte, Michael lleva prisa y yo puedo llevarte disfrutemos del postre le dijo seductor.
—Michael, me gustaría quedarme si no hay inconveniente.
—Pero…
—Pero nada, anda tú tienes prisa yo la llevo —respondió Neal con una risilla.
A Michel no le quedó más que retirarse. Ambos comieron del postre sonrientes recordando cosas de aquellos tiempos en Lakewood.
—Dotty, ¿porque dejaste de trabajar para la tía abuela? ¿qué fue lo que pasó?
—Cuando Candy se marchó, no requirieron más mis servicios y tu madre no me dejó hablar con el señor William.
—Lo siento tanto —mencionó Neal tomando su mano.
Continuara...
—Gracias tio creeme no te arrepentiras no te defraudare —mencionó mientras metía la mano a su saco y apretaba fuerte aquel relicario, desde ese día no se había separado de él, había sido como su amuleto de la suerte.
Así pasaron unas semanas entre arreglos y remodelaciónes muy ocupados en todo lo que se tenía que hacer a la bella mansión; siempre con el pensamiento puesto en unos bellos ojos color miel, el mismo se reprendió al pensar en ella, ¿quién era esa chica que lo había cautivado?
—Puedo tomar asiento —preguntó el señor Admas.
—Claro será un placer, acompáñeme a tomar un té helado.
—Bueno hijo a mi edad lo prefiero caliente —rieron ambos.
Para Neil esas Pláticas con el señor Adams eran una de las cosas más amenas, sus anécdotas, él era un hombre muy sabio. Por primera vez en su vida, sentía frente a él la imagen paterna de un hombre, así se había presentado para él esa amistad y el hecho de decirle hijo le agradaba tanto.
—Es realmente una bella vista, mi parte favorita de la casa es esta terraza, y su compañía señor Adams.
—¡Oh vamos hijo! quedamos que me llamarias abuelo.
—Si está bien abuelo, pero lo mejor de estos atardeceres son su compañía y charla.
—Gracias hijo por hacer de los últimos días de mi vida algo muy placentero.
—Vamos abuelo no digas eso, todavía quedan muchos años por vivir.
—Me encantaría decirte que es cierto, pero no lo es hijo, hace dos meses que llegaste aquí, mi doctor me dijo que estoy desahuciado no me daban más de seis meses de vida, y creeme me voy muy feliz, amé, fui amado, he vivido una vida plena en todos los aspectos. ¿Y tu hijo? varias veces te he mirado observando aquel relicario, no se quien sea la dueña, buscala tal vez sea el amor de tu vida.
Lagrimas corrían por la mejillas de Neil, era la primera vez que sentía ese dolor en su pecho verdaderamente le dolía la noticia, la pérdida de una persona estimada. Ese hombre frente a él en tan poco tiempo le vino a enseñar tanto y ahora hacerse a la idea de perderlo no podía aceptarlo.
—No quiero que mueras, busquemos una segunda opinión te llevare a los mejores doctores abuelo.
—No hijo déjame ir, haz hecho tantas cosas por mi.
—No, no lo acepto —se levantó y corrió hacia la playa, cuánto tiempo corrió no lo supo, aminoro el paso y cayó de rodillas frente el mar, lágrimas corrían por sus mejillas y dio un grito ahogado que llevaba el dolor y cúmulo de tantas cosas.
Una chica en el balcón de la casa donde se estaba hospedando miro la escena, corrió bajo las escaleras y salió por la parte que la llevaba a la playa, al llegar a él, ella solo acaricio su cabello, él la observó y solo se abrazó a sus piernas se aferró a ella aún llorando, no comprendía cómo un buen hombre come Sam Adams debía morir.
—Todo estará bien Neal, sea lo que sea lo superarás eres un buen hombre yo lo sé —dijo la dulce voz de Dott.
El reaccionó ante sus palabras y soltó sus piernas poniéndose de pie para mirarla de frente.
—Tu conoces nada de mi, soy un maldito desgraciado yo…, yo soy el que debería morir, qué sentido tiene mi vida.
Dott no comprendía de qué hablaba, pero se animó a contestar.
—Te equivocas tienes una y mil razones por vivir, tu familia, tus padres, tu hermana, debes demostrar que no eres lo que tú dices, acaso no lo ves —le dijo acercándose a él, para con su mano delicada limpiar las lágrimas de él—. Eres afortunado en muchos aspectos, si se que de niño no fuiste el mejor portado, siempre tu hermana te manipulo y acabaste cediendo a sus caprichos.
El solo la miró sorprendido ¿cómo es que sabía todo aquello?
—Tu tienes una familia, mi madre falleció y de no ser por Karen Kleyss, no se que seria de mi vida y mis dos hermanos hoy. No sé de quién hablas merece vivir, solo te puedo decir que si amas a esa mujer, deberías considerarte afortunado de haberla conocido y amado.
—Oh no, estás en un error, es un gran amigo que es como el abuelo y padre que nunca he tenido.
—Entiendo tu dolor, y se muy bien que saldrás adelante tu no eres un hombre cualquiera.
Ante sus palabras él se acercó a ella tomándola por la cintura y muy cerca a su rostro le dijo:
—¿De verdad lo crees?
Antes de que ella pudiera contestar la besó, ella renuente trato de alejarse; pero él no sé lo permitió, todo lo atribulado en ese momento se transformó en paz al contacto de aquellos dulces labios, era la primera vez que se sentía así tan vulnerable ante una mujer, el beso empezó a ser más apasionado sus lenguas jugueteaban y el corazón de ambos latía. Al acariciar su espalda y poner su mano en su nunca continúo con el beso y fue evidente el dolor en su entrepierna y se alejó de ella.
—¡Perdoname! yo.., este.. no quise.
—Lo entiendo perfectamente no te preocupes, tu y yo somos de diferentes clases sociales, Karen me contó, discúlpame tu a mi por no comportarme como una dama refinada solo me deje llevar fue el momento, me alegra te sientas mejor es mejor que me vaya.
—Espera —la sujetó del antebrazo, antes dime ¿de dónde me conoces? Yo trato de hacer memoria pero no recuerdo.
—No me recuerdas y es normal eras casi un niño cuando yo trabajé para tu familia, además después me fui con la familia Ardley para acompañar a la señorita Candy.
—No, no puede ser, espera tú eres…
—Dorothy, si una simple y común sirvienta alguien como tú jamás me tomaría en serio, hace varios años deje de serlo ahora trabajo como sabes con Karen.
—No puede ser, —el toco sus labios, pero no de molestia sino de las sensaciones vividas, todavía sentía que los labios le hormigueaban.
Ella interpretó aquello como asco o desprecio
—No te preocupes nadie se enterara de esto —le dijo con un dejo de tristeza en su mirada, es mejor que me marche no debí acercarme a ti ¡perdóname!
El estaba sin palabras solo su mente recordaba aquella época dónde esa dulce chica trabajará en su casa, nunca le prestó atención. Imágenes una tras otra venían a él. El día que la conoció en el tren, metió su mano en su saco y sintió el dije de ella y antes de que pudiera hablar ella ya estaba corriendo hacia la casa frente a él.
Regresó caminando con un mar de emociones moviéndose en su corazón, la razón le gritaba que no debía, que dejara todo como estaba, pero el corazón le gritaba algo totalmente diferente que luchará con todo su ser por lo que estaba sintiendo.
—Que bueno que regresaste hijo me tenías muy preocupado —Neal solo abrazo al señor Adams—. Si todo está bien es solo que he dado una buena caminata estoy cansado iré a mi habitación.
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Él al mirarla, ella contuvo el aliento sin dejar de mirarle los labios, sus ojos color miel lo tenían cautivo era como si lo hechizara. Tan sólo vestida con un trasparente camisón, él la estrechó contra su cuerpo.
La presión de los senos de Dott contra su torso bloqueo su pensamiento racional y lo convirtió en ardiente deseo, aunque tratara de controlarse era evidente que es lo que sentía por ella. Dott, lo miraba fijamente sin hablar, sus maravillosos ojos hablaban por ella, llenos de deseo al igual que los de él.
—Te deseo... te necesito... —la llamaba Neil, con voz ronca. El empezó a quitar el delgado camisón dejando al descubierto su senos, él los admiro, sus rosados pezones erguidos exigiendo su prioridad, él los besó dulce y profundamente.
—¡Dios te amo tanto...! —salió de sus labios aquellas palabras que se negaba así mismo
Despertó con un grito sofocado y transpirando.
—Ha sido todo una pesadilla, pero qué maldita pesadilla —sonrió para sí—. Si esto es pesadilla no quiero despertarme de ella nunca.
Se levantó a tomar una ducha de agua fría.
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Mientras tanto Karen Kleys, echaba pestes en contra de Neal Legan.
—¡Es un estúpido! cómo se atreve a besarte y después sentir asco.
—No, él no lo dijo, pero fue mi deducción al mirar su cara, se transformó al decirle que fui su sirvienta.
—No te pierdes de nada bueno, si no ve lo maravillosa mujer que eres, el trabajo dignifica no importa que sea, esta sociedad y sus estúpidos prejuicios, ve por el hecho de ser actriz mucha gente piensa que soy una cualquiera y de la vida alegre, no hagas caso y por muy bueno que haya sido ese beso sácalo de tu mente.
—¿Cómo sabes que fue bueno Karen?
—Mira tus mejillas, se sonrojan de recordarlo.
—¡Karen…!
—Oh vamos, yo sé lo que sientes en estos momentos, recuerda que también me he enamorado de alguien, es de Chicago, tu mejor que nadie conoce la historia pero los malditos prejuicios de la sociedad me enferma, su familia le prohibió buscarme, y se que no me amaba como yo, si no hubiese luchado y no lo hizo, en fin la historia de mi vida. Todo eso pasó la tarde que te conocí y estabas llorando, ambas vivíamos dolores diferentes. Ahora déjame ir arreglar todo lo del sepelio y testamento de mi tío, en unos días tendremos trabajo, la compañía Stratford llega aquí para estar unas presentaciones.
—Está bien Karen, ve tranquila yo prepararé algo rico de almuerzo.
Cuando iba saliendo Karen se encontró con Neal en la puerta.
—¡¿Tremendisimo idiota tu qué haces aquí?!
—Quiero verla.
—No, ella es una maravillosa mujer y no permitiré que juegues con ella. ¡Tu no la vas a tomar en serio! ¿oh si? ¿estás dispuesto a todo por ella? ¡no lo creo! recuerdo lo que me dijiste en el tren, tus prejuicios son más fuertes, sigue con tu vida y dejala ser feliz, Michael si está dispuesto a todo por ella.
—¡¿Quién es Michael?!
—Un colega de mi tío, ha venido a su entierro.
—¡Oh perdona, lo siento tanto Karen!
—No te preocupes, te agradezco tanto nos hayas dejado viajar contigo, gracias a eso alcance a despedirme de mi tío, siempre te estaré agradecida; pero Michael Sanders, me agrada para Dott, por favor no le hagas mas daño solo marchate te lo pido.
—¿Has dicho Michel Sanders? él es un primo lejano de una amiga de Eliza, hace tiempo que lo ví, lo último que supe es que había partido a la Guerra.
—Mira que pequeño es el mundo, si es él; regresó a América porque tuvo una lesión de Guerra, aquí en la Florida mi tío lo operó y se hicieron grandes amigos y colegas.
—Te lo vuelvo a decir, marchate ella merece algo mejor, alguien que esté dispuesto a todo por ella, a dejar atrás prejuicios de esta sociedad y tu amigo no eres uno de esos —dio unos pasos dejándolo atrás y sonrió sabía con qué intención había dicho esas palabras «vamos Neal espero esto te haga reaccionar si es así serás digno de ella» pensó Karen.
Neal la vio subir a su auto y alejarse, durante varios minutos estuvo parado frente a la puerta pensando en las palabras de Karen. Se dio media vuelta y se fue, no fue capaz de tocar aquella puerta.
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—Dime hijo, ¿porque estas tan pensativo el día de hoy? —preguntó el señor Adams—. ¿Quién es ella? debe ser alguien muy especial para haber robado tu corazón y tenerte como estas.
—Ella se llama Dorothy, creí conocerla en el tren que me trajo aquí, su rostro dulce y sus ojos color miel me cautivaron, es la asistente de la actriz Karen Kleyss, pero hace dos días supe que fue la chica del servicio de mi casa en Chicago hace un par de años, yo…, yo… no puedo fijarme en alguien como ella, no es correcto, somos de clases sociales muy diferentes.
—¿Quien lo dice? la sociedad, tu familia, tus padres, ¡vamos Neal! solo se vive una vez en la vida si no tomas tus propias deciciones y no escuchas a tu corazon te puedes arrepentir toda la vida hijo, y serás infeliz el resto de tu vida, de que te serviria una mujer de alta alcurnia si no la vas amar, de hecho me contaste hace unos días ya estaban planeando casarte con aquella chica Daisy, entonces casate con ella.
—¡No! no la amo y no me provoca absolutamente nada.
—Vez, amas a esta chica, lucha por este amor y enfrenta cualquier cosa, ¡Atrévete! eres un hombre inteligente, ve como has convertido esta casa en un pequeño hotel, tendremos dos huéspedes de lujo nada menos que una actriz muy famosa Eleonor Beker, llega en dos días y el vizconde de Villadrando te has sabido relacionar con gente y le has dado buena publicidad a esta casa de descanso, gente que prefiere la paz y tranquilidad a los bullicios y sobretodo que quieren pasar desapercibidos, no necesitas del dinero de tu familia o de sus influencias, podrías perfectamente casarte y ser feliz con esa chica, vamos enfrenta a la sociedad pero sobre todo enfrentate a ti mismo y a tus demonios y prejuicios. —dio una palmada en el hombro de Neal.
Aquellas palabras removieron cosas en el fondo de su corazón, sabía que si no se arriesgaba esta vez, tal vez la puerta de la felicidad sería cerrada para él, cuántas veces en la vida esta puerta es abierta para nosotros, ¿una? ¿dos? ¿tres? o tal vez ninguna para algunos. Se arreglo debía buscarla y hablar con ella, ese beso y la manera en cómo ella respondió sabía que no le era indiferente, la electricidad entre ambos había sido evidente.
Camino por la playa y a lo lejos la observó, él tenía unos binoculares, ahí estaba la mujer que robó su corazón y sus sueños la noche anterior. El viento ondeaba su pequeño cabello castaño y el vestido que traía puesto se pegaba a su curvas permitiendo admirarlas. Recordó el sueño y sintió un pequeño dolor en la entrepierna «Maldición contrólate» se dijo. Decidió caminar hacia ella y en ese instante vio como de la casa salía Michael, lo reconoció y se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.
—¡No! no lo permitiré, ella es mía.
Por unos instantes pensó en darse la media vuelta y partir; pero no, nadie le robaría al amor de su vida, camino y se sorprendió al encontrarlos.
—¡Michael! que sorpresa tu aquí en la Florida.
—Oh Neal, que gusto de encontrarte ¿cómo estás? ¿Cómo están tus padres y Eliza? la última vez que nos vimos tuve que partir a la Guerra.
—Ellos están bien —respondió secamente.
—Oh perdona mi descortesía te presento a…
—Dorothy, —dijo Neal mirándola a los ojos–. Si la conozco es una buena amiga.
—Viene a invitarla a cenar —mencionó Michael.
—Oh será maravilloso Mike, tenemos tanto de qué hablar, y ponernos al día —se invitó solo Neal, no sabia ni como lo había hecho pero daría la batalla por ella.
Dotty solo abrió los ojos al escuchar aquellas palabras, ¡que se creía! que falta de educación, pero no le quedaría más que compartir con ambos la cena.
—Yo los invito, pasare por ustedes en una hora los llevaré al Breakers hotel, dicen que hacen unos postres deliciosos y sin darles opción a responder se retiró apurándose para poder estar devuelta por ellos en una hora.
—En verdad es un hotel extraordinario, —mencionó Michael al ver la fachada del hotel.
—Así es y lo mejor es la comida, vamos hay una terraza que da vista al mar pasemos —tomó de la mano a Dorothy en modo posesivo, ella se dejó llevar, cosa que para Michel no pasó desapercibida.
La cena transcurrió tranquila aparentemente, pero en Neal había tensión al mirar como Michael veía a Dotty.
—Si me disculpan iré al tocador —dijo la castaña, poniéndose de pie y ambos caballeros al mismo tiempo que ella.
—Y dime Neal que te trae a la Florida, ¿Acaso los negocios de tu familia?
—No, ya no dependo de ellos he empezado un pequeño negocio, quiero valerme por mí mismo y formar mi propia fortuna, mi padre no necesita de mi, siempre le aconsejaba algo y al final entendí que solo me daba por mi lado.
—Oh ya veo ¿y de dónde conoces a Dotty?
Pensó si debía contestar —La conozco desde que era un niño, ella trabajó para mí familia cuando vivíamos a las afueras de Lakewood.
—¡Uff que alivio!
—¿Qué quieres decir?
—Bueno desde que la conocí, estoy interesado en ella Neil, se me hace una chica muy hermosa, y se que es mucho más bella por dentro, y supongo que ella al haber estado a tu servicio, jamás te fijarias en alguien así.
—Pues te equivocas, estoy interesado en ella y voy a luchar por conseguir su cariño.
—¡De verdad Neil! ¿no la quieres utilizar solo para diversión? ella no se merece algo así.
—Vamos Michael, ¿acaso me conoces? eres primo de la amiga de Eliza, es verdad que era un niño mimado y caprichoso; ella de verdad me interesa, la quiero como mi esposa y madre de mis hijos yo imagino una familia a su lado.
—Vaya, vaya si que hablas en serio, yo pensaba confesarle mis intenciones el día de hoy pero alguien se invitó solo.
—Bueno pues ya lo sabes si tendremos que enfrentarnos por el amor de ella pues que así sea alcanzo a decir antes que ella llegara.
—¿Pasa algo? —preguntó Dott al sentir la tensión en el aire y las miradas.
—No, nada —respondió Michel—. Bueno es mejor que nos vayamos Dott te llevo a casa, —dijo Michael.
—Oh sí, por supuesto Michel, —se levantó ella un poco desconcertada.
—Dott si tú quieres yo te puedo llevar, el postre está por llegar es una tarta de manzana con crema batida arriba.
—Oh Neil, es tu favorita, lo recuerdo muy bien.
—Si es mi favorita, nadie la prepara como en aquellos tiempos en Lakewood.
—Yo tengo la receta me la dieron, si tú quieres yo puedo prepararla para ti, —dijo sin pensarlo.
—Me encantaría, pero anda se que esta tarta no será tan buena como la de Lakewood, pero anda déjame llevarte, Michael lleva prisa y yo puedo llevarte disfrutemos del postre le dijo seductor.
—Michael, me gustaría quedarme si no hay inconveniente.
—Pero…
—Pero nada, anda tú tienes prisa yo la llevo —respondió Neal con una risilla.
A Michel no le quedó más que retirarse. Ambos comieron del postre sonrientes recordando cosas de aquellos tiempos en Lakewood.
—Dotty, ¿porque dejaste de trabajar para la tía abuela? ¿qué fue lo que pasó?
—Cuando Candy se marchó, no requirieron más mis servicios y tu madre no me dejó hablar con el señor William.
—Lo siento tanto —mencionó Neal tomando su mano.
Continuara...
Última edición por Saadesa el Vie Abr 09, 2021 8:22 pm, editado 1 vez