Ah casi se me olvida por aquellas despistdas, un relato yaoi es una historia hosexual, relación entre dos hobres, boy love o como gusten llamarle y esta en particular tiene lenguaje sexual descriptivo delicioso YUMMIYUMEO INTENSO así que ya saben si no les agrada esta temática pasen de largo pues no pienso ponerle límites a mi imaginación.
—TIENES RAZON ESTOY CANSADO DE BUSCAR MANERAS DE SER INFELIZ DESEO PROBAR TODO LO CONTRARIO.
Logra decir con su profunda voz casi como un susurro, lo atraigo hacia mí acurrucándolo en mi pecho y el solloza mientras yo lo abrazo.
ch. 7
Permanezco en silencio, él intenta acallar su llanto, pero no lo logra. Siento el temblor de su quijada e intento transmitirle seguridad con cada poro de mi piel para animarlo a continuar su desahogo.
—Me he vuelto insensible ya no tengo alma, mi espíritu duerme en algún lugar frío de esa carretera. Soy yo quien ha sepultado el último rastro de amor en mi vida. He estado viviendo una mentira no hay nada dentro de mí estoy hueco. No había logrado conectar con nada ni con nadie. Increíblemente has sido tu quien ha logrado ponerme en contacto conmigo mismo, recordándome un poco la persona que fui, pero sin rechazar “esto” en lo que me he convertido. —Logra decirme hipando y entre sollozos.
Siento lo pesado de su carga en su cuerpo que está encima mío y lo abrazo extendiendo mis palmas sobre su espalda estrechándolo con amor infinito. Pude sentir la desolación de la que había sido presa por la mayor parte de su vida, la gran necesidad de contacto físico, pero más que nada emocional que había definido su personalidad y lo amé, más de lo que jamás habría creído que fuera posible, era un amor tan solo equiparable al que sentía por mis hermanos, pero de diferente manera, más íntimo, más mío definitivamente una sola palabra venía a mi mente para describirlo GRANDCHESTER.
Al fin fluyen sus emociones como el caudal de una cascada, habían permanecido por tanto tiempo atascadas, fermentándose dentro de él y que amenazaban con podrirse en sus entrañas, le habían infectado de amargura, de ese comportamiento autodestructivo del que buscaba desesperadamente una salida. Lo siguiente que pasa es lo que tanto temí que sucediera, él levanta su cabeza y su mirada tiene línea directa con su alma. Sé que tengo mis lágrimas a punto de desbordarse cuando al fin externa lo que he percibido de su alma todo este tiempo.
—Por favor. ¡Ayúdame! Devuélveme a la vida, estoy congelado por dentro solo tú, has logrado hacerme sentir a través de este entumecimiento—. Me sobrecogen sus palabras, verlo a él así simplemente otro ser humano divinamente imperfecto, vulnerable pero me ha elegido a mí para acompañarlo en su resurgimiento y lo único que deseo es volverle a hacer el amor. Me incorporo obligándolo a sentarse le tomo el rostro y acaricio sus labios con los míos, lo recuesto en la cama y así, como alguna vez soñé entregarme a mi compañera de vida lo hice con la persona que el destino siempre había tenido resguardada para mí.
Beso dulcemente su cuello, le hago su cabello a un lado acaricio sus hombros y brazos recorriendo su piel con las yemas de mis dedos hasta llegar a sus palmas, las extiendo para tocarlas completamente con las mías, él está rendido, aun con sus ojos cristalizados, se deja hacer permitiéndome tomar la iniciativa y me encanta, su rendición más que un acto de sumisión es la prueba irrefutable de su confianza en mí. Él aprieta la quijada intentando contener sus desbordantes emociones reflejadas en su respiración entrecortada, luchando consigo mismo por dejarse fluir. Estoy sentado sobre él y siento su dureza en mis nalgas me inclino para seguir mi adoración de su piel deseo que este encuentro sea diferente tengo la necesidad de ayudarle a sanar sus heridas, con mis labios cubro su pecho de besos lamo uno a uno sus pezones y me deleito en la ansiedad que mis caricias le provocan sigo bajando y dejo que mi cuerpo se vuelva un instrumento para acariciar el suyo, su miembro roza el mío después mi abdomen y mi pecho hasta que mis labios cubren de besos su exquisita virilidad, primero superficialmente después al verlo retorcerse saco mi lengua y me deleito en el hecho de tener esa bestia bajo mi dominio, paso una mano bajo su cintura y me aferro a su exquisita y redonda nalga mientras mi otra mano me auxilia sobre su pene para propinarle la mejor felación que le haya dado hasta entonces, y siento su agarre sobre mis cabellos pero me detengo en el acto, él entiende la indirecta y me suelta para devolver su mano hacia los costados del colchón lo siento temblar y me preparo para beberme toda su leche, esta vez me aseguro de no derramar ni una sola gota, pero me doy cuenta que la mía se ha esparcido por entre mis piernas. El regresa de su orgasmo y levanta su mirada hacia mi con un brillo endiablado en ella.
—Ese es un desperdicio, gatito malo, debo hacer algo al respecto…
—¡Imbécil! tenías que romper el encanto. No vas a dejar de llamarme así ¿verdad?
—Vaya si ya me conoces —dice cínicamente, pero agregando su sonrisa que me desarma, esa que le llega a los ojos, la paradoja de lo que ES Él, su boca dice una cosa y, quién sabe leer su mirada entiende lo que en realidad se esconde.
—Tienes razón —digo resignándome, aunque preferiría mil veces el mote de "El elegante"—. ¿Qué piensas hacer al respecto?
El baja su mano y esparce mi semen en la cabeza y la utiliza como lubricante para masturbarme hasta hacerme expulsar el resto de mi orgasmo de manera escandalosa tanto por los improperios que salieron de mi boca como por la cantidad eyaculada yo se lo atribuyo a que esta vez la entrega fue mutua y con el corazón incluido.
Ahora es él quien se queda dormido en mi pecho, suavemente lo voy acomodando hasta quedar de lado para podernos acurrucar.
—¡No puedo creer que todo este tiempo frente a mí y no te haya visto! —Me confiesa algo adormilado, y yo me doy cuenta que voy a adorar dormirme después de él, ya que es cuando más permite que su corazón hable.
Me atrevería a decir que nunca había pasado tanto tiempo compartiendo con alguien y me maravillo ante las coincidencias aunque también hay una parte de mí que habría deseado coincidir antes con este bello ser humano pero sé que los dos teníamos lecciones que aprender antes de bajar la guardia y poder abrir nuestros corazones, sobretodo tomando en cuenta ante quién nos habíamos decidido a hacerlo finalmente.
Me desperté en medio de la noche y la cama estaba vacía del lado de Terry
—acá estoy— me dijo al verme inquieto, desde el sillón frente a la cama, solté la respiración por un momento pensé que se había ido.
Pero después mi alivio se convirtió en agobio al verlo con la armónica en sus manos y una cuchilla afilada se clavó en mi corazón.
—Se acabaron los cigarrillos —me dijo a manera de disculpa yo no entendía hasta que me senté casi frente a él en el borde de la cama y pude observar el temblor en sus mano izquierda mientras la otra apretaba el endemoniado artefacto contra su sien dudando, pensando. Encendí la luz y la blanca piel de su rostro casi transparente estaba cubierta con sudor al igual que su cabello humedecido con su transpiración se le pegaba al cuello y espalda, el torso desnudo y su pecho agitado. Estaba teniendo un episodio de abstinencia.
—No lo haré,— estiró la mano soltando la armónica en la mesilla de centro, pero casi de inmediato la volvió a tomar poniéndose de pie — no, yo... sé, sé que ahora estoy, estamos juntos y no quiero... no pretendo.. —intentaba explicarme algo, pero no terminaba por entenderle.
—¡Demonios Cornwell! no entiendo ¿qué haces conmigo? ¿Qué es lo que ves en mí?, ni siquiera sé que jodidos haré con mi vida, ya te dije que soy un coas, una estúpida tormenta que nunca cesa— decía dando vueltas, aún aferrándose a ese objeto plateado como si fuera su tabla de salvación.
Recordé la vez pasada cuando tocó Aud Lang Syne, Al parecer la única otra cosa que le ayudaba a aliviar su ansiedad era tocar la maldita armónica, sin embargo no lo había hecho por aparente respeto a mí y cuando logré entender eso fue que comencé a calmarme. Entendí que era lo que necesitaba de mí, siempre he sido bueno leyendo a las personas, bueno con Terry debo confesar que algo nubló mi juicio desde un principio solo que no sabía exactamente que ese “algo” era el miedo a la atracción que sentía por él.
—No te acerques, en este momento no.. me toques, no quiero arrastrarte a mi mierda— caminó a la ventana poniendo la frente sobre el vidrio observando absorto la nevada.
—Demasiado tarde, tu eres la persona que pedí y no pienso dejarte— respondo mientras me paro detrás de él y lo abrazo, mi barbilla en en el hueco entre su hombro y su cuello. Nos quedamos así por unos instantes él se relaja recargándose un poco en mi pecho.
La tormenta arreciaba afuera, las ventanas pronto se cubrieron con el vaho de nuestras respiraciones la de él se había acompasado sincronizándose con la mía, mi corazón nunca se había sentido tan cálido.
—¿Como puedes decir eso? No te he dicho en lo que me he convertido? — escuchaba la vergüenza en el tono bajo que empleó para decir eso.
—Ya lo sé y no me importa, he visto al verdadero Terrence, no me puedes engañar— aprieto mi abrazo para respaldar lo que digo, pero el se separa de mí empujándome bruscamente, —Aquí vamos de nuevo— pensé poniendo mis ojos en blanco.
—No sabes de lo que hablas, ¿olvidas que soy actor? Estaba fingiendo y tu como un imbécil te lo has creído todo, pero ya me cansé de estas puterías, ¡no son par mí!—el desdén en cualquier otro momento habría surtido efecto. Ahora lo veía como lo que era un intento por seguirse castigando.
—No insultes mi inteligencia.— mi tono era de advertencia — ¡Cállate y escucha! —llené mis pulmones de aire y lo dejé salir antes de continuar.
—Estás sanando tus heridas, deja de atacarte, deja de hablarte mal, no lo soporto, ven — lo tomé de la mano, debía romper con ese circulo vicioso de autorecriminación que no llevaría a nada bueno. Al principio no se movió ni pronunció palabra alguna. Simplemente dejé que mis ojos expresaran el amor que me desbordaba por ese maldito inglés quería darle alivio mientras que él se aferraba al único camino que conocía, el de la desdicha. Se le quebraron los ojos llenos de cansancio destilando el infortunio que le había estado atormentando y se dejó guiar. Entramos al cuarto de baño y abrí la llave para llenar la tina. Solo se quedó parado había agotado sus fuerzas en esa actuación de falso repudio a lo nuestro.
Le bajo el pantalón de la pijama pero no veo la reacción esperada. Pienso en mi siguiente acto y sin rodeos le dejo saber que lo quiero mimar, que puede pedirme lo que quiera. Lo guio dentro de la tina y después me meto yo y me siento entre sus piernas.
Estoy volteado de espaldas, le observo sobre mi hombro y con un movimiento de cabeza me indica que me mueva. —¿Quieres intentar otra cosa? —El asiente, me pongo de pie e intercambiamos lugares, ahora yo me coloco detrás de él.
—Lávame el cabello, como la otra vez —Me pide casi tímidamente y yo lo escucho y no lo creo, resulta que sí estaba algo consciente cuando en su febril delirio yo acariciaba su ahora de nueva cuenta sedosa cabellera. Sé lo mucho que le cuesta trabajo mostrarse vulnerable y prefiero dejar pasar por esta vez mi comentario viperino y lo abrazo, por haber tenido la valentía de pedirme lo que quería. Tomo un poco de shampoo y lo froto entre mis palmas todo el tiempo estoy sonriendo y mordiéndome los labios por no decirle nada, me ve de reojo, pero igual no dice nada. Yo al fin tomo las puntas de sus cabellos y los enjabono después con mis dedos aplico el cremoso producto en la totalidad de su cabeza masajeando su cuero cabelludo con mis dedos y el sonido que sale de su garganta. ¡Oh por dios! juro que me puso más cachondo que la primera vez que él entró en mi, porque ahora me demostraba con esa respuesta lo íntimo de esa inocente rutina. Seguí acariciando su cráneo y él se dejó mimar soltando esos ruidos de éxtasis.
Espera un momento él estaba... casi no pude contener mi risa.
Quién lo diría el temible Terry Grandchester también era capaz de ronronear. Sé que le transmití mis deseos a través de mi toque, porque lo siguiente que sentí fue su mano en mi muñeca me detuvo y me jaló guiándome hasta su vientre y más allá hasta su suculenta bestia despierta y mi reciente pensamiento de compararlo con un felino fue rápidamente sustituido por la imagen de un tigre.
—Me gusta que me agarres ahí me gustan tus manos y sabes qué más me gusta. ¡Tenerte dentro de mí! —Se desliza por mi cuerpo entre mis piernas hasta hundirse por completo en el agua para enjuagarse, se da la vuelta quedando frente a mí y se sienta sobre mi regazo con las piernas a mis costados, obligándome a juntar las mías, con una mano me toma por los hombros y con la otra me posiciona en su entrada y yo me debato entre tomar su virilidad o agarrarlo por sus glorioso y firme trasero, notó mi indecisión.
—Te dije que me gustaban tus manos así que haz lo que te plazca con ellas. —Yo le regalé una mirada traviesa, lo tomé por la cintura y lo atraje hacia mí de manera despiadada enterrándome en él, Terry soltó un gritó una mezcla de dolor y placer —¡FUCK ME!
—Eso es lo que hago Tigre. — Y él, me ve jadeante inclinándose un poco y me introduce su lengua bebiendo mi saliva, para después morder mis labios hincando sus dientes implacable como mi embestida, me encontré tomando ambos lados de la tina para apoyarme al elevar mis caderas mientras mi tigre empujaba mis hombros hacia abajo y castigaba mi boca con sus dientes desgastando mis labios ahora hinchados y sangrantes.
Desistí mis envites pues moría por estrujar a la resbalosa bestia con mis manos, su cuerpo seguía jabonoso y se resbalaba deliciosamente sobre mí encima de mí y a mi alrededor. Comenzó a montarme, marcando el ritmo en el que me introducía en él. El agua de la tina comenzó a desbordarse justo como el miembro entre mis manos, juro que de haber sido de madera, la tina se habría roto y las astillas habrían volado estallando junto a nosotros. Una fuente blanca brotó estremeciéndonos a ambos y el agua se fue quedando quieta como nuestras respiraciones. Con lo que le quedaba de fuerzas Terry se separó de mí y se acomodó entre mis piernas recargando su ancha espalda en mi pecho.
Entonces consideré prudente retomar nuestra conversación, en realidad fue más un monólogo donde le expresaba lo mucho que creía en él, quería ayudarlo a corregir su tristeza.
—Tú puedes volver a empezar, —por dios como deseaba que lo hiciera a mi lado.
—Te mereces cumplir tus sueños, ¡Te mereces hacer lo que amas!
Debes perdonarte por no haber podido parar a tiempo.—podía sentir su cuerpo tensarse bajo mis manos que no cesaban de verter agua sobre sus brazos, sobre su cabello.—Yo lucharé contigo, te acompañaré hasta el final si me lo permites,— exhaló ruidosamente la oscuridad que oprimía sus pulmones — Vas a restablecerte, ¿sabes lo afortunado que eres de haber encontrado tu propósito en la vida? Lo que puedes hacer es extraordinario, ni siquiera el vicio o la tristeza pudieron apagar eso en ti, — Ni en su peor momento dejaba de recitar los versos de Shakespeare con maestría—Debes perdonarte, debes abandonar tu condena de infelicidad, hiciste lo que pudiste ahora es momento de seguir adelante.— elevó su mano para tomarme por la nuca acercándome a su rostro y al fin nos miramos de nuevo a los ojos le dí de mi fortaleza y el me dio de su pasión —Lo que hiciste era el camino que podías ver en ese momento un camino que trajo a mí— concluí y unimos nuestros labios, bajo el entendimiento de que ya no volveríamos a dudar, desde este momento decidimos caminar juntos, nuestra conexión se volvió inquebrantable.
Nos quedamos mucho tiempo, con el calor de nuestros cuerpos calentándonos, eramos dos corazones ardientes que se atrevieron a romperse para poderse re-configurar mutuamente.
Observo mis manos y las yemas de mis dedos están arrugadas, me deleito imaginándome que cuando estén en verdad así Terry y yo seguiremos juntos.
Ya ha amanecido, el malestar en mi estómago me da a saber que es hora del desayuno y ahí esta puntual el servicio en la puerta.
— Hola Devlin, ¿como has estado? —Salgo amarrando mi toalla a propósito entendiendo ahora muy bien el juego del atrevido joven.
—Avísenme si gustan que les ayude a prender la chimenea —Pero el tono que utiliza es … ¿cómo explicarlo? Muy Devlin dice el descarado antes de salir. Pongo los ojos en blanco y Terry me regala una sonrisa deslumbrante mientras da de golpecitos a la cama para indicarme que regrese rápidamente. Me deshago de mi toalla la cual queda tirada en el sofá y ya voy a medio camino cuando de nueva cuenta tocan a la puerta, elevo las manos suplicando a los cielos por paciencia, lo juro deberían erigirme un monumento a la tolerancia por aguantar a Terry y a las imprudencias del botones al mismo tiempo, encuentro los calzoncillos ni siquiera me fijo si son míos o de Terry y me los voy deslizando en mi trayecto a la puerta, escucho su risa tras de mí. ¡El muy maldito! a la próxima abrirá él se me ha quedado la costumbre pero puedo dar fe y legalidad que ya está en perfectas condiciones de salud.
—No Devlin, ya te dijimos que no queremos que nos ayudes a calentar los leños. —Digo mientras abro la puerta sin importarme estar en calzoncillos, este tipo ya se las ha ingeniado para vernos prácticamente desnudos a ambos.
—Disculpe joven Cornwell pero la familia ha estado muy preocupada por su ausencia, me han enviado a buscarle.
CONTINUARÁ…
—Yo voy contigo.
—Es un asunto familiar replicó George.
—Eso espero —dijo Terry comiéndome la boca.
“Si, nuestro amor estalla es un fuego al que no me puedo ni me quiero resistir.”
FIC POR LA DIVINA FEDRA FÉNIX/ ELBY 8A
PORTADA ELBORDA POR LA DIVINA KITRI\DENÍ TG
CAP. 1
CAP 2
CAP 3
CAP. 4
CAP 5 PRIMERA PARTE
CAP 5 SEGUNDA PARTE
CAP 6
Recuerdos Intermitentes Precuela