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"ME HACE FALTA"
CAPITULO 2: WARNING/ADVERTENCIA
CAPITULO 2: WARNING/ADVERTENCIA
Emilia miraba por la ventana, ese día no quiso bajar de su habitación por el mal humor que últimamente le había resultado difícil de disimular. Las migrañas se volvían más frecuentes y encerrarse por horas en ayunas le daba una falsa sensación de hacer algo por controlar sus emociones y sentimientos. Ese día en particular los pensamientos de insatisfacción y frustrados sueños la atormentaban. Su esposo, como era su costumbre, llevaba varias semanas fuera de la hacienda enfrascado en los interminables negocios y compromisos del clan Andley que lo habían convertido en un extraño en su propio hogar. Recordó el día que le dijeron que se casaría con él.
Tenía poco más de 16 años cuando su padre le informó que se enlazaría con el muy mayor señor Elroy, un hombre viudo que le llevaba por más de 25 años. Ella se sintió abrumada pues aun jugaba con muñecas cuando los presentaron y vio que su futuro marido era incluso mayor que su propio padre. El enlace se realizó el mismo día que ella cumplía los 18 años de edad y su noche bodas fue un verdadero martirio. Algo que ella prefería evitar recordar pero que esa mañana le revolvió levemente el estómago.
De pronto ya era una mujer casada madrastra de una taciturna niña de nombre Sara, y estaba al frente de la dirección de la enorme mansión propiedad de su marido.
A la edad de 21 años quedó embarazada y a pesar de que no había un amor profundo por su esposo, el saberse próxima a ser madre la llenó de ilusiones y anhelos, soñaba con tener un varoncito, lo soñó vestido de marinerito azul y eso la hacía bailar de felicidad. Sin embargo, el día que sintió los dolores de parto de inmediato supo que algo no estaba bien, sintió que su cuerpo era desgarrado desde su interior partiéndola en dos, y la comadrona se percató para su terror que la joven señora no sería capaz de dar a luz al niño que se ahogaba dentro de ella aprisionado por un canal de parto estrecho. Tuvieron que mandar traer de emergencia a un médico desde la ciudad pero para cuando llegó este y abrió el vientre de la moribunda parturienta, el pequeño niño ya había muerto.
Emilia lloró por meses la pérdida de su hijo, el marido, acostumbrado a las tragedias y decepciones simplemente se encogió de hombros y se apartó aún más de su mujer. La cicatriz de la cesárea y posterior extirpación de la matriz de su mujer lo habían hecho perder el interés en ella desde un aspecto carnal.
Emilia se abocó a fungir como la ama de su propiedad, terminar de educar a su hijastra y a desahogar sus frustraciones en la equitación, por lo que se volvió una ágil amazona. Amaba dar largos paseos por su hermosa propiedad y se involucraba con mucha pasión en el cuidado de sus caballos.
Su esposo la trataba con respeto y veneración, pero la puerta entre ambas habitaciones muy escasas veces se había abierto, hasta llegar el grado de que la misma edad del anciano se lo había impedido por completo.
En el inter sus sobrinos mayores Rose y Albert habían venido a vivir con ella pues habían quedado huérfanos. La hermosa niña rubia de 12 y el pequeño de 5. Cuidar de su hijastra y de ellos le había dado sentido a su tediosa existencia.
Todo era monótono y tranquilo hasta el día que llegó el joven mozo mestizo.
El día que lo vio la primera vez no le pareció nada del otro mundo, sin embargo la forma impúdica como la miró a los ojos cuando subió a su palomino la hizo temblar de pies a cabeza. Hubiera sido cualquier otro peón de cuadra ella de inmediato le hubiera reprendido o ignorado con altanería como estaba acostumbrada, sin embargo y contra todas sus reservas, se sintió turbada por la belleza de los ojos negros del muchacho que la vio con admiración descarada. Incluso sintió como sus propios labios se curvaron en una estúpida sonrisa, y el muchacho le correspondió mostrando dos hileras hermosas de perlas blancas que contrastaban con su piel apiñonada.
No podía entender qué demonios le pasaba, qué tan vacía se había vuelto su vida que la mirada de un chiquillo venido a menos la había perturbado tanto.
-Es tan joven, tiene la edad que podría haber tenido mi hijo... soy una vieja ridícula y solitaria permitiendome pensar en tonterías como esta...
" Compromete tus ojos, niña, se más extrovertida, cuenta tus bendiciones... seduce a un extraño..."
-Ahhh, detesto escucharte, Emilia, aun sigues fantaseando como cuando eras una tonta adolescente. De todas las cosas absurdas que podrías pensar, es en ese jovenzuelo... Pavadas pecaminosas, solo son concupiscencias de vieja amargada...
"Qué hay de malo con ser feliz??"
Este último pensamiento la dejó desarmada ante sí misma, hacía tanto tiempo que no era verdaderamente feliz, con sus sensaciones y emociones anestesiadas que ahora le costaba trabajo identificar y discernir entre lo que sentía emocionalmente y deseaba carnalmente.
-No, ese joven es definitivamente muy bien parecido, pero no me voy a dejar confundir ni perturbar. Es que me recuerda a mi hijo, como fuera quizá de haber vivido... Si, eso es. No es liviandad lo que le trae a mis pensamientos, es simplemente nostalgia de lo que perdí. Voy a obrar en consecuencia y le ayudaré de una forma que no implique ningún tipo de riesgo para mi buen nombre ni el de mi familia.
Poco tiempo después sucedió una tragedia en la hacienda. El padre de George sufrió un accidente y perdió la vida mientras estaba en el interior del establo. Por haber estado tomando alcohol mientras arreglaba unas tejas del techo resbaló cayendo de espaldas y desnucandose instantáneamente. El pobre muchacho se había quedado solo en el mundo y su esposo que estaba en la hacienda en ese momento y de acuerdo a su buen corazón ofreció un espacio en el camposanto privado para brindarle cristiana sepultura y le ofreció a George se quedara ahí trabajando con ellos al verse huérfano y sin familia a la cual acudir. George aceptó con agradecimiento y miró como a lo lejos la Señora aprobaba la acción de su marido.
La noche del entierro del malogrado caporal, Emilia soñó al muchacho llorando postrado ante 2 tumbas bajo un fuerte torrencial. Sintió una gran angustia al verlo desarmarse en temblores y sollozos y una gran ternura y compasión se adueñaron de ella, en su sueño corrió a abrazarlo mojándose bajo la cálida lluvia de verano y esta caricia la hizo sentir llena de gozo y un amor que quizá nunca había experimentado. Cuando despertó los sentimientos de culpa y perturbación la volvieron a asaltar. Aun así seguía escuchando esa malvada voz interior que la acosaba y le ADVERTÍA demandándole se alejara de los principios que la hacían la mujer respetable que siempre había sido.
"No dejes que la vida se te vaya de las manos..."
-No, haré lo correcto, ese muchacho recibirá una educación adecuada para que salga adelante de su vida miserable. Haré lo correcto, eso haré y hasta aquí escucharé estas tonterías deshonestas..."
Esa misma noche habló con su marido y le sugirió mandar a George a la escuela de contabilidad de Chicago pues habían notado que el joven tenía muchas habilidades que se podían perfeccionar con instrucción y estudios. De nueva cuenta, el anciano mandó llamarlo para informar su decisión, a lo que George sorprendido gratamente, aceptó jurando corresponder la generosidad y confianza que se le había brindado. Habría de partir en 1 semana en lo que se preparaba todo lo que él necesitaría en los años que duraría su estancia en el instituto.
Todos esos días ella fue a montar y convivían de forma parca y cortes conforme a las normas del respeto y los lugares que según su categoría y edad les correspondía.
Fue despedido por el personal de la hacienda junto con el Señor Elroy, Sara y los niños Andley, muy contento y sereno le dio un beso en el dorso de la mano a su patrón y antes de abordar el carruaje que habría de llevarlo a la ciudad, miró hacía la ventana de la Señora Emilia, ella lo miraba fijamente mientras las lágrimas luchaban por no derramarse por sus mejillas, él hizo una muy leve reverencia con su cabeza con una expresión intensa admiración.
Una vez que el transporte salió por el hermoso portón de la propiedad, Ella comenzó a sollozar desconsoladamente, finalmente el motivo de su confusión y angustia se había apartado de ella de una forma honorable y aun así sentía que le habían arrancado una enorme parte de su corazón. La vieja voz interna la asaltó con la misma cantaleta de advertencia de siempre mientras arreciaba su llanto...
"No dejes que tu vida se te vaya de entre las manos..."
CONTINUARÁ
CAPITULO 1
CAPITULO 3
Última edición por Maga Cafi el Lun Abr 26, 2021 9:51 pm, editado 1 vez
