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TRAMPA CIBERNÉTICA
CAPÍTULO 2–PARTE 2
By ROSSY CASTANEDA
&
LADY LETTY
FanArt Génesis Carmesí
Despues de varios semanas y tras recibir un sin numero de seguidores, en su mayoría mujeres, la muy traidora finalmente me confesó lo que había hecho. A pesar de mi enfado y dejando que mi curiosidad me dirigiera, navegué en aquella red y ¡vaya!, la cantidad de comentarios de aceptación a mi obra me sorprendieron en gran manera. Mi enfado disminuyó y después de pensarlo por algunos días, decidí darme otra oportunidad, pero en esta ocasión sería cuidadoso. Trataría por todos los medios de ser sólo cortes con las lectoras y evitaría cualquier tipo de acercamiento con ellas. No quería llevarme otra decepción.
Abrí los mensajes privados que muchas de las lectoras me enviaban. Tras leer cada uno de ellos, decidí escribir unas cortas líneas para agradecer sus palabras. Hice un copy y pega y comencé a enviarlo. Estaba por salir de la plataforma cuando un mensaje entró. El nombre del usuario llamó mi atención —sonreí ante la coincidencia, pero decidí no abrirlo. Ya habia leído y respondido más de los mensajes que acostumbraba leer en un año.
Dos semana mas tarde, decidí leer solo aquel mensaje el cual de alguna manera o mejor dicho por la coincidencia del nombre, “Juliet", despertó mi curiosidad.
La profundidad de las palabras de aquel usuario llamaron mi atención, tanto que decidí indigar un poco más. No había mucho, se trataba de una persona que amaba la lectura y la escritura. ¿Sería mujer? —la duda azotó mi mente. Aquella era otra de las razones por la cual odiaba las redes sociales. Cualquiera con acceso a estas, podía crear una cuenta falsa o peor aun, una cuenta espejo.
Ante la idea que mi escrito estuviera en peligro, decidí responder aquel mensaje para indigar mas a profundidad. Aquel fue mi primer gran error. De haber sabido que la persona al otro lado del computador estaba atenta y que me respondería en el mismo instante que contesté a su primer mensaje, jamás lo hubiera hecho. Luego de unos cuantos mensajes compartidos, tuve que darle el cortón e ignorar sus mensajes privados, luego que preguntara, así sin más, mi verdadero nombre.
Al paso de los días, decidí darle una oportunidad más, tras recibir un mensaje suyo disculpándose por su falta de tacto. Conversamos por largo rato como lo hacen dos buenos amigos..
<> —bufé para mis adentros —¿como podia considerar amigo a alguien que no conozco? —demonios! ni siquiera sé si es mujer u hombre.
Una semana después, otra de mis dudas se aclaró. Mientras chateábamos, Juliet me dijo que era una cursi aficionada a las letras que aspiraba a convertirse en una escritora como yo y que había dado con mi historia cuando navegaba por aquella plataforma en busca de algo que le ayudara a reactivar la inspiración que se habia ido de su lado. Ese día dejé escapar el aire alivido; entre líneas, Juliet había dejado claro que era una mujer. A partir de entonces, nuestras charlas comenzaron a ser mas frecuentes, y antes de darme cuenta, ya nos escribíamos a diario.. pero aún tenía dos dudas con respecto a ella. “ su edad. ¿Sería una adolescente?... y su aspecto físico”. ¿Como seria?. Sacudí la cabeza para alejar las decenas de versiones de Juliet que llegaron a mi.
Tres meses habian pasado. Todo iba tan bien hasta que la puerta de mi departamento se abrió de pronto. Suspiré, no habia necesidad de girarme si quiera, sabía perfectamente de quien se trataba.
—¿Que haces? —preguntó mi entrometida prima.
—No es de tu incumbencia —respondí receloso.
Como si le hubiera dicho lo contrario, Ro se acercó a mi.
—Ah! Con que chateando con tu lectora favorita —me dijo en tono burlón —¿te gusta verdad?
—No —respondí al tiempo que escribía lo mismo a la propuesta que Juliet acababa de hacerme.
—¡Ups! Creo que tu Juliet no se dará por vencida.
—¿Podrías cedereme privacidad? —dije apretando los dientes ante sus palabras
—Oh vamos Terry, no seas tan amargado. La chica quiere conocerte, y hasta donde acabo de leer, llevan cerca de 3 meses conversando diariamente.
<<¿Que demonios?>> —¿como había leido tan rápido?
—Ay primito, se te olvida que quien creo esa cuenta fui yo —respondió en tono burlon ante mi desconcierto —por lo tanto tengo acceso a ella.
—Queeeeeeee! —grité abriendo mis ojos ampliamente —eso es imposible, cambié la ridícula contraseña que tenias. <> —dije burlonamente esperando que se enfadara, pero sucedió todo lo contrario
—Jajajajaja, inocente palomita —Apple Dash es un programa espía que cree, el cual me permite intercepar todo los movimientos que haces en tu cuenta, y eso incluye cambio de nombre, de usuario y contraseñas —me respondió alzando su celular de manera victoriosa.
—Eres una……
—Si, si, ya sé , soy una desgarciada, tramposa y entrometida —dijo chasqueando los dedos de su manos libre en alto y bajándola a su costados simulando un aura de protección contras mis palabras. —deja de hacerte del rogar y acepta lo que te prepone
—No voy a hacer tal cosa —respondí furioso. Teclee una respuesta a Juliet. No se me apetecia. Prefería manter la relacion de amistad entre nosotros a raya.
—Muy mala respuesta —chasqueó la lengua mi entrometida prima mientras movía la cabeza de derecha a izquierda y viceversa. —¿Quieres apostar a que no se rendira? —quise retorcerle el cuello, odiaba cuando se ponia en aquel modo. —Uno, dos… —comenzó a contar mientras miraba la pantalla de su celular —te lo dije —dijo entre carcajadas —vamos Terry comportate con un autor complaciente , ¿que te cuesta?, olvida el pasado de una vez –me dijo sonriendo la muy desgarciada.
—No tienes ningun derecho a entrometerte en mis asuntos –dije con seriedad.
—Comenzarás con la misma cantaleta de siempre —rodó los ojos mientras tomaba una llamda.
Aprovechando que se alejó un poco, me centré en responderle a Juliet.
Cinco gloriosos minutos, fue la duración de mi paz, hasta que sin darme cuenta, tenía a Rossy a espalda mia. Comenzamos a forcejear por el control de la laptop. Empujones, protestas resonaron.
Cuando creí que todo había acabado, me llevé la sopresa de mi vida; ¡Demonios!, en medio de la pequeña disputa y sin darme cuenta, la muy desgraciada de mi prima, había realizado una video llamada.
Si antes queria ahorcarla, ahora quería mutilarla a filo de espada. Mi estigama de reservado y anónimo se habian ido a la reverenda mierda. Frente a mi se encontraba una joven rubia.
Con resignación, y sin quedarme mas remedio estudié cada una de sus facciones. Ojos verdes, nariz pequeña salpicada por unas pequeñas manchitas marrones, mejillas sonrojadas como si ella hubiese sido la culpable de tan mal rato. Labios preciosos y un sonrisa dulce. Reprimí un suspiro.
Respondí a su saludo inicial, ¿que otra cosa podia hacer?.
―Lamento el espectáculo anterior.― tomé la palabra ― Mi prima es una impertinente y le encanta entrometerse en asuntos ajenos a ella.
―¿Es ella la creadora de tu cuenta y seudónimo?
Confirmé con la cabeza e hice un gesto de fastidio, no comprendía como dos polos tan opuestos como lo somos Rossy y yo podemos ser parientes, pero para mi desgracia lo somos. No es que me lleve tan mal con ella, todo lo contrario, a pesar de ser tan diferentes, ella es la razon por la cual me encuentro ahora mismo frente a Juliet.
Observé como Juliet se removía un tanto incómoda en su silla. No entendía el por que, esto era lo que ella quería.
¿Quien entiende a las mujeres? ahora que su curiosidad e insitencia a que nos conociermos estaba siendo saciada ella se encontraba hecha un manojo de nervios. —reprimí una sonrisa.
GRACIAS POR LEER
Abrí los mensajes privados que muchas de las lectoras me enviaban. Tras leer cada uno de ellos, decidí escribir unas cortas líneas para agradecer sus palabras. Hice un copy y pega y comencé a enviarlo. Estaba por salir de la plataforma cuando un mensaje entró. El nombre del usuario llamó mi atención —sonreí ante la coincidencia, pero decidí no abrirlo. Ya habia leído y respondido más de los mensajes que acostumbraba leer en un año.
Dos semana mas tarde, decidí leer solo aquel mensaje el cual de alguna manera o mejor dicho por la coincidencia del nombre, “Juliet", despertó mi curiosidad.
La profundidad de las palabras de aquel usuario llamaron mi atención, tanto que decidí indigar un poco más. No había mucho, se trataba de una persona que amaba la lectura y la escritura. ¿Sería mujer? —la duda azotó mi mente. Aquella era otra de las razones por la cual odiaba las redes sociales. Cualquiera con acceso a estas, podía crear una cuenta falsa o peor aun, una cuenta espejo.
Ante la idea que mi escrito estuviera en peligro, decidí responder aquel mensaje para indigar mas a profundidad. Aquel fue mi primer gran error. De haber sabido que la persona al otro lado del computador estaba atenta y que me respondería en el mismo instante que contesté a su primer mensaje, jamás lo hubiera hecho. Luego de unos cuantos mensajes compartidos, tuve que darle el cortón e ignorar sus mensajes privados, luego que preguntara, así sin más, mi verdadero nombre.
Al paso de los días, decidí darle una oportunidad más, tras recibir un mensaje suyo disculpándose por su falta de tacto. Conversamos por largo rato como lo hacen dos buenos amigos..
<> —bufé para mis adentros —¿como podia considerar amigo a alguien que no conozco? —demonios! ni siquiera sé si es mujer u hombre.
Una semana después, otra de mis dudas se aclaró. Mientras chateábamos, Juliet me dijo que era una cursi aficionada a las letras que aspiraba a convertirse en una escritora como yo y que había dado con mi historia cuando navegaba por aquella plataforma en busca de algo que le ayudara a reactivar la inspiración que se habia ido de su lado. Ese día dejé escapar el aire alivido; entre líneas, Juliet había dejado claro que era una mujer. A partir de entonces, nuestras charlas comenzaron a ser mas frecuentes, y antes de darme cuenta, ya nos escribíamos a diario.. pero aún tenía dos dudas con respecto a ella. “ su edad. ¿Sería una adolescente?... y su aspecto físico”. ¿Como seria?. Sacudí la cabeza para alejar las decenas de versiones de Juliet que llegaron a mi.
Tres meses habian pasado. Todo iba tan bien hasta que la puerta de mi departamento se abrió de pronto. Suspiré, no habia necesidad de girarme si quiera, sabía perfectamente de quien se trataba.
—¿Que haces? —preguntó mi entrometida prima.
—No es de tu incumbencia —respondí receloso.
Como si le hubiera dicho lo contrario, Ro se acercó a mi.
—Ah! Con que chateando con tu lectora favorita —me dijo en tono burlón —¿te gusta verdad?
—No —respondí al tiempo que escribía lo mismo a la propuesta que Juliet acababa de hacerme.
—¡Ups! Creo que tu Juliet no se dará por vencida.
—¿Podrías cedereme privacidad? —dije apretando los dientes ante sus palabras
—Oh vamos Terry, no seas tan amargado. La chica quiere conocerte, y hasta donde acabo de leer, llevan cerca de 3 meses conversando diariamente.
<<¿Que demonios?>> —¿como había leido tan rápido?
—Ay primito, se te olvida que quien creo esa cuenta fui yo —respondió en tono burlon ante mi desconcierto —por lo tanto tengo acceso a ella.
—Queeeeeeee! —grité abriendo mis ojos ampliamente —eso es imposible, cambié la ridícula contraseña que tenias. <> —dije burlonamente esperando que se enfadara, pero sucedió todo lo contrario
—Jajajajaja, inocente palomita —Apple Dash es un programa espía que cree, el cual me permite intercepar todo los movimientos que haces en tu cuenta, y eso incluye cambio de nombre, de usuario y contraseñas —me respondió alzando su celular de manera victoriosa.
—Eres una……
—Si, si, ya sé , soy una desgarciada, tramposa y entrometida —dijo chasqueando los dedos de su manos libre en alto y bajándola a su costados simulando un aura de protección contras mis palabras. —deja de hacerte del rogar y acepta lo que te prepone
—No voy a hacer tal cosa —respondí furioso. Teclee una respuesta a Juliet. No se me apetecia. Prefería manter la relacion de amistad entre nosotros a raya.
—Muy mala respuesta —chasqueó la lengua mi entrometida prima mientras movía la cabeza de derecha a izquierda y viceversa. —¿Quieres apostar a que no se rendira? —quise retorcerle el cuello, odiaba cuando se ponia en aquel modo. —Uno, dos… —comenzó a contar mientras miraba la pantalla de su celular —te lo dije —dijo entre carcajadas —vamos Terry comportate con un autor complaciente , ¿que te cuesta?, olvida el pasado de una vez –me dijo sonriendo la muy desgarciada.
—No tienes ningun derecho a entrometerte en mis asuntos –dije con seriedad.
—Comenzarás con la misma cantaleta de siempre —rodó los ojos mientras tomaba una llamda.
Aprovechando que se alejó un poco, me centré en responderle a Juliet.
Cinco gloriosos minutos, fue la duración de mi paz, hasta que sin darme cuenta, tenía a Rossy a espalda mia. Comenzamos a forcejear por el control de la laptop. Empujones, protestas resonaron.
Cuando creí que todo había acabado, me llevé la sopresa de mi vida; ¡Demonios!, en medio de la pequeña disputa y sin darme cuenta, la muy desgraciada de mi prima, había realizado una video llamada.
Si antes queria ahorcarla, ahora quería mutilarla a filo de espada. Mi estigama de reservado y anónimo se habian ido a la reverenda mierda. Frente a mi se encontraba una joven rubia.
Con resignación, y sin quedarme mas remedio estudié cada una de sus facciones. Ojos verdes, nariz pequeña salpicada por unas pequeñas manchitas marrones, mejillas sonrojadas como si ella hubiese sido la culpable de tan mal rato. Labios preciosos y un sonrisa dulce. Reprimí un suspiro.
Respondí a su saludo inicial, ¿que otra cosa podia hacer?.
―Lamento el espectáculo anterior.― tomé la palabra ― Mi prima es una impertinente y le encanta entrometerse en asuntos ajenos a ella.
―¿Es ella la creadora de tu cuenta y seudónimo?
Confirmé con la cabeza e hice un gesto de fastidio, no comprendía como dos polos tan opuestos como lo somos Rossy y yo podemos ser parientes, pero para mi desgracia lo somos. No es que me lleve tan mal con ella, todo lo contrario, a pesar de ser tan diferentes, ella es la razon por la cual me encuentro ahora mismo frente a Juliet.
Observé como Juliet se removía un tanto incómoda en su silla. No entendía el por que, esto era lo que ella quería.
¿Quien entiende a las mujeres? ahora que su curiosidad e insitencia a que nos conociermos estaba siendo saciada ella se encontraba hecha un manojo de nervios. —reprimí una sonrisa.
GRACIAS POR LEER