Después de lo ocurrido en casa de sus abuelos Candy se volvió una niña extremadamente callada y taciturna, la vida simplemente dejó de ser rosa para ella, hubo muchos cambios en casa, desde la manera en que la trataba su mamá hasta como la trataban sus hermanos puesto que era objeto de burlas debido a su cambio de carácter
-Candy es una tonta que no sabe jugar y si te acercas a ella te va a contagiar- Le solían cantar sus hermanos en tono de burla
-¡Déjenme en paz!- Les gritó un día en el que ya no pudo más
-¿Qué es lo que está pasando aquí?- Preguntó Stear molesto de que repitieran lo mismo una y otra vez ya que no lo dejaban trabajar gracias a su escándalo
-No pasa nada, lo que sucede es que Candy últimamente molesta mucho a los niños y por eso cantan eso pero ya sabes, son simplemente cosas de niños y tarde o temprano se les va a pasar- Intervino rápidamente Didi quien se acercó rápidamente al ver como se desarrollaban las cosas ya que Stear casi nunca prestaba atención a los niños
-Pues realmente no me gusta que estén jugando así, ya basta con eso- Los miró a todos encima de los lentes como si los regañara con la mirada
-No te preocupes, ahorita mismo hablo con ellos y no vuelve a ocurrir. Por cierto ¿Vamos a ir al Club este fin de semana?- Preguntó cambiando rápidamente de tema
-Claro, lo hacemos todos los fines de semana- Respondió fastidiado ante lo obvio de la respuesta
-Si amor pero no me dejaste terminar la pregunta. me refería a que si vamos a comer en el restaurante de lujo junto con los niños o sólo vamos a ir tú y yo, los niños pueden comer cualquier cosa de la cafetería y así podemos pasar un rato agradable como pareja- Dijo acariciando su mano disimuladamente ya que nunca se daban muestras de cariño en público
-Oh, ya entendí, te has sentido abandonada últimamente, a ver niños vayan a jugar con Eliza, su mamá y yo vamos a platicar un buen rato y no quiero que nos interrumpan- Dijo Stear con voz autoritaria mientras caminaba hacia la recamara principal
-Eres una idiota, por tu culpa nos regañaron- Dijo Tom en cuánto vio que sus papás desaparecieron
-No Tom, es que yo...- Intentó hablar
-¿Tú qué? Déjame en paz- Caminó hacia su recámara empujando a Candy con el hombro al pasar a un costado de ella
-Candy, ¿Me puedes decir que te pasa? Desde que llegamos del viaje has estado actuando muy extraña, hasta mojas las sábanas por las noches y tú nunca habías hecho eso ¿Creíste que no me había dado cuenta? Sólo vas y las tiendes para que se sequen pero no las lavas y ya me estoy cansando de que nuestra habitación siempre huela mal- Dijo Patty tratando de comprender
-Es que yo, yo, olvídalo no me pasa nada, voy a lavar las sábanas y mi pijama- Contestó frustrada al recordar la amenaza que le había hecho su madre
-Vamos, yo te ayudo porque si se da cuenta Eliza ya sabes que nos va a golpear- Respondió recordando que su nueva nana solía pegarles a los tres niños menores cada vez que le apetecía y siempre se ensañaba más con las niñas, Didi había despedido a la anterior porque sabía que Candy era demasiado apegada a ella y en cualquier momento podía decirle lo que había ocurrido
Ambas niñas se dirigieron al cuarto de lavado con toda la ropa sucia pero como eran muy pequeñas no midieron la cantidad de detergente y echaron demasiado en la lavadora ocasionando que todo el cuarto de llenara de espuma
-¡¿Que mierda es lo que están haciendo par de estúpidas?!- Gritó la nana Eliza a sus espaldas mientras ellas intentaban limpiar todo
-Es que Candy puso a lavar ropa- Acusó Patty aterrorizada
-Si sus padres ven todo lo que ocasionaron me van a despedir y yo necesito mucho de este trabajo, vamos a que se bañen, están completamente mojadas- Dijo tomándolas de los pequeños brazos muy fuertemente al grado de lastimarlas y jalándolas al baño de esa manera, en esta ocasión no le preocupó que la vieran los patrones ya que los había espiado y sabía que se encontraban teniendo relaciones sexuales en su habitación
-Eliza, sólo quisimos ayudar- Dijo Candy con miedo
-Ayudar, ¿Ayudar a que? Esto lo hacen a propósito para hacerme quedar mal pero me las van a pagar en este mismo instante- Respondió metiendo a ambas niñas a la regadera sin importarle que el agua aún estuviera helada, enseguida comenzó a golpearlas en dónde quiso
-¡Ya Eliza, por favor, no lo volvemos a hacer!- Gritó Patty llorando al no resistir tanto golpe puesto que Candy solamente se quedaba callada sin derramar una sola lágrima
-Eso espero y ni se les ocurra ir de lloronas con sus papás o les va a ir peor- Dijo en voz baja puesto que escuchó pasos
-¿Todo bien Eliza?- Preguntó Stear quien recién salía de la recamara principal y pasó por el baño
-Si señor, es que las niñas no se querían meter a bañar y eso es todo- Contestó tranquilamente a través de la puerta
-Esos niños me van a volver loco- Susurró audiblemente y se fue refunfuñando mientras se dirigía a su despacho en dónde tenía trabajo pendiente
-¿Lo ven? Su papá es un hombre muy ocupado e importante así que no lo molesten con sus gritos- Comentó Eliza sacándolas de la ducha y envolviéndolas en una toalla pero en ese momento Candy se orinó en el suelo del baño -¡Candy, mira lo que acabas de hacer, eres una cerda!- Dijo enojada volviendo a meterla en la regadera
-Perdón Eliza, no quería hacerlo, es que tenía muchas ganas, intenté decírtelo- Respondió temerosa bajo en chorro de agua
-Si claro, intentaste decírmelo- Respondió imitándola con burla mientras la tallaba fuertemente y la volvía a golpear
-Candy- Fue lo único que dijo Patty mientras lloraba pero ahora su llanto era por su hermana al ver como la trataban
En cuánto las sacó del baño las comenzó a vestir y al revisar que no tuvieran marcas visibles que delataran los golpes propinados optó por ponerles un vestido muy parecido ya que esa era otra manía de Didi, vestir a sus hijas de forma muy parecida
-Ya lárguense a jugar pero pobres de ustedes si se ensucian- Amenazó y justo en ese momento se presentó George el chófer quien fungía también como mayordomo
-Señorita Eliza, buscan a los niños- Dijo con coraje al ver que ambas tenían los ojos rojos e hinchados, claramente en señal de que habían llorado
-¿Quien las busca?- Preguntó fastidiada
-Viene la señora Eleanor junto con sus hijos Anthony y Terrence-
-Pues ve a buscar a Tom y a Scott- Respondió como si fuera lo más lógico
-Lo que pasa es que busca a todos los niños, incluidas también las niñas- Respondió con valentía a pesar de que Eliza siempre lo veía como a un ser inferior a pesar de que él tenía mucho más tiempo trabajando en esa casa
-Está bien, avisa a la señora Diana en lo que termino de arreglar a las niñas- Ordenó
-Como usted diga- Respondió sintiendo mucha impotencia al saber que por el momento no podía hacer nada, al menos no mientras la señora Didi pensara que Eliza se encontraba haciendo un buen trabajo pero buscaría una manera de evidenciarla frente al señor Stear así que fue a avisarle a Didi
-Querida como has estado?, Mira que grandes están los niños- Dijo Didi mientras se acercaba ya perfectamente arreglada después de esa sesión ardiente con su marido
-No tan bien como a ti, mírate, tan bella como siempre, ¿Esa ropa es nueva?- Señaló su ropa de diseñador
-Ay no, estos trapos viejos los compré en una tienda de descuentos, ya sabes que al jugar con los no me puedo arreglar como me gustaría- Contestó con cara de sufrimiento
-No te preocupes, estamos igual pero tu belleza no tiene igual, esos ojos azules tan hermosos que tienes junto con tu tez morena te ayudan mucho, te hacen ver exótica, en cambio yo, pues ya ves cómo me trata la vida-
-No te preocupes amiga, Richard volverá algún día, en cuánto se canse de esa jovencita con la que se fue, debiste se haber sido más versátil- Respondió aún frente a Anthony y Terrence
-Mamá ¿Que es versátil- Preguntó Anthony quien era el más chico de los dos
-Pues que cambia las cosas una y otra vez, por eso nos cambió por otra familia- Respondió Terry antes de que Eleanor respondiera
-Disculpa Eleanor, pensé que los niños ya se habían ido a jugar con Tom y con Scott- Dijo Didi con fingida vergüenza -Tommy, Terry, vayan a buscar a los niños en el cuarto de juegos les ordenó con elegancia
-No es necesario Didi, sólo venía a pedirte permiso de llevarme a tus hijos para que jueguen con los míos, en mi casa- Recalcó
-Claro que si, tienen todo mi permiso, yo tengo tantas cosas que hacer, mi Stear no se conforma con cualquier cosa y siempre pide que le cocine yo, es cansado pero después de todo lo vale ya que una mujer tiene que tener a su marido contento para que después no vaya a buscar en otro lado lo que no tiene en casa-
-Tienes toda la razón- Respondió Eleanor con ironía -En fin, ¿Ya me los puedo llevar?-
-Si pero recuerda que tienen que estar de regreso a las seis de la tarde además espero que ya no tengas a tu asqueroso perro, recuerda que a mis hijos les dan alergia los animales y no quiero que mi Tommy regrese lleno de ronchas en el cuello- Señaló sin darse cuenta de que sin querer había revelado quien era su hijo predilecto
-No te preocupes, ese perro ya no está, recuerda que murió- Respondió ocultando que tenían un nuevo cachorro en casa
En ese momento llegaron como estampida los seis niños, los hijos de Didi iban felices de que por fin iban a poder a salir de su mansión en dónde no tenían permitido jugar bien, hacer ruido y mucho menos ensuciarse
-¡Tía Eleanor!- Gritó Candy con mucha felicidad
-¡Candy, compórtate!- La regañó Didi
-No hay problema Didi, me encanta que sea tan cariñosa, ya ves que nunca pude tener niñas así que no me molesta- Contestó Eleanor cargando a Candy
-Eso no la justifica para que corra como si fuera un animal salvaje- Dijo fastidiada -¿Quieres que Eliza vaya contigo para que te ayude con todos los niños-
-¡No mamá!- Gritó Patty -Que Eliza no vaya, prometemos portarnos bien y estar sentadas en el sofá- Agregó con timidez cosa que no pasó desapercibida por Eleanor
-No te preocupes Didi, tus hijos siempre se comportan excelentemente y jamás tengo problemas con ellos- Respondió Eleanor con mucha seguridad
-Está bien, sólo deja que me despida de ellos- Contestó Didi dándole un beso a cada uno y llegando a Candy la besó pero al mismo tiempo le dijo muy bajito que si decía una solo palabra le iba a ir muy mal por lo que la niña sólo pudo asentir y se abrazó aún más del cuello de quien la cargaba
Ya estando en casa de Eleanor todos se pusieron a jugar con el cachorro menos Candy quien no se movía del sofá y eso se le hizo aún más extraño a la mujer puesto que de los seis niños la pequeña siempre había sido la más alegre y traviesa
-Chiquita, dime que te ocurre- Se acercó Eleanor preocupada tomando asiento a su lado
-No me pasa nada, mi mamá me dijo que no me puedo mover en casas de los extraños y no quiero que me vaya a regañar- Respondió con seguridad
-Pero no estás en la casa de un extraño, has venido muchas veces a jugar-
-Dije que no, si desobedezco me van a... ¿Puedo ver la televisión?- Contestó interrumpiendo lo que iba a decir
-Claro que si pero Candy ¿Sabes que puedes confiar en mí verdad?- Dijo ya demasiado preocupada mientras pensaba en otra técnica para hacer que la niña dijera que es lo que le ocurría pero no fue necesario hacer nada puesto que Terry se acercó así que ella se retiró aunque no demasiado
-¿Que te pasa mona?- Preguntó el niño, ese apodo se lo había puesto desde que Candy tenía tres años y Terry ocho
-No me pasa nada Terry, simplemente quiero estar aquí- Respondió muy seria
-¿Estás enojada conmigo? ¿Ya no me quieres?- Dijo el niño quien a pesar de tener diez años y tener otros compañeros de juegos, Candy era su favorita y su consentida
-No estoy enojada Terry y te quiero mucho, de aquí a la luna-
-La luna que vamos a ir un día y nos la vamos a comer-
-Porque está hecha de queso y nos vamos a comer hasta al conejo que se ve- Respondió Candy sonriendo mientras completaba la frase que siempre se decían
-¿Ves?, Ahí está esa sonrisa que sólo tú tienes- Dijo sonriendo el también
-¿Tengo esta sonrisa porque soy la única rubia de mi familia? Es decir, mira a mis hermanos, todos son morenos y yo creo que por eso mi mamá si los quiere, la única que me quería era mi mamá sucia- Dijo con tristeza
-Y volvemos a lo de la mamá sucia, no tienes una mamá sucia- Contestó un poco fastidiado ya que desde conoció a Candy ella aseguraba que tenía otra mamá y otra familia
-Si la tengo, recuerdo muy bien que ella si me quiere y se que ella si me hubiera cuidado, mamá Didi sólo quiere a Tommy- Respondió molesta
-Candy, tu mamá si te quiere y si no me crees pregúntale, de seguro eres su consentida, lo de tu mamá sucia lo has de haber soñado- Contestó abrazándola
-También me quiere la viejita del limón y ella me cuida también- Aseguró correspondiendo al abrazo
-Y yo te quiero mucho mona y te voy a cuidar por siempre-
-¿Cómo dice la canción de la muñeca? ¿No te importa que ya esté rota?- Dijo volteando a verlo con sus enormes ojos verdes
-¿Porque dices que ya estás rota?- Preguntó Terry volteando a verla a la cara
-Pues por lo que me hizo mi tío- Contestó moviendo los brazos como tratando de explicar algo muy obvio
-¿Cual tío y qué te hizo?- Preguntó muy extrañado y alarmando a Eleanor quien había estado escuchando la plática
-¡Nada, no pasó nada!- Respondió Candy muy asustada al darse cuenta de lo que había dicho -Por favor no digas que te dije- Agregó comenzando a llorar desconsoladamente
-Hey mona, no voy a decir nada, es un secreto entre tú y yo, eres mi mona favorita y no quiero que te regañen pero quiero que me cuentes todo, ahorita vamos a jugar con Bruno porque necesita a una mona pecosa para perseguirla- Dijo tratando de calmarla, si algo caracterizaba a Terry era su inteligencia y astucia, a pesar de su corta edad sabía cuando las cosas eran algo realmente serio y ya después lo platicaría con su mamá
-Bueno. sólo no le digas a mi mamá ni a nadie porque luego me van a pegar y ya no me digas mona pecosa, dime muñeca fea, igual que la canción- Sonrió tristemente
-Juro que no le diré nada y para mi sigues siendo mi mona aunque te hayan hecho algo- Contestó levantándose y jalándola para jugar con el cachorro
Después de un rato y ya estando en casa todos se encontraban cenando cuando Candy preguntó esperanzada gracias a lo que Terry le había asegurado
-Mamá ¿Es verdad que soy tu consentida?-
-Claro que no, no seas ridícula, mi consentido es Tommy- Dijo cargando al niño de diez años quien empezó a jugar con su mamá así que Candy se levantó de la mesa muy triste y se fue a su habitación
-No te preocupes mi patito, yo te amo y eres mi niña consentida- Escuchó mientras veía aparecer a una mujer rubia y de ojos verdes pero llena de tierra
-¡Mamá sucia!- Contestó muy emocionada
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