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DEBER O AMOR
BY PECAS TG
Cuando Terry la encontró, Candy estaba en cuclillas en un rincón de su dormitorio. La perra, estaba echada a sus pies, sobre la alfombra, gimiendo.
- ¿Candy? ¿Qué pasa?
Candy lo miró con ojos angustiados.
-- Creo que le ocurre algo.
Se arrodilló junto a ella para estudiar al tembloroso animal.
-- Me parece que está a punto de tener a sus cachorros.
-- Dios mío, ¿estás seguro? - dijo con una nota renovada de pánico en la voz.
-- Bastante -- contestó, poniendo la mano sobre el costado hinchado del animal- . Convencido, en realidad.
-- Dios mío, ¿qué vamos a hacer?
-- Supongo que debemos ponerla cómoda.
-- ¿y luego qué?
-- Luego... dejar que la naturaleza siga su curso.
Candy lo miró fijamente.
-- ¿Eso es todo? ¿No deberíamos llevarla a un veterinario? Seguro que hay una clínica para animales...
-- Candy, los perros no suelen ir a una clínica a parir. Es perfectamente capaz de hacerlo sola.
-- ¿Y si algo va mal?
-- La ayudaremos -- la tranquilizó -- . Ahora, ¿por qué no buscas algo sobre lo que ponerla? Unas toallas viejas, quizás.
-- Enseguida -- salió disparada de la habitación como si la vida del animal dependiera de aquellas toallas viejas.
Terry no pudo evitar reír entre dientes al ver su pánico. Candy siempre había tenido horror a las situaciones médicas. Impávida como una roca en las crisis de negocios más agudas, y sin embargo, se desmayaba al ver sangre. La conocía tan bien, pensó, y la nostalgia intensificó el dolor en su corazón.
Candy regresó con toallas suficientes para acomodar a media docena de perras preñadas y a sus amos.
-- ¿Y ahora qué?
-- Ahora, nos quitamos de en medio.
-- Dios mío.
-- No le pasará nada, Candy. Es una superviviente.
Terry tomó su mano y Candy se aferró a él aparentemente sin darse cuenta.
-- Es tan pequeña. ¿Y si...?
-- No le pasará nada -- repitió Terry, confiando en saber de lo que hablaba.
Tiempo después, cuando Miena se acurrucó en tormo a sus tres crías, tanto Terry como Candy estaban exhaustos. Los cachorros habían nacido sin sobresaltos y entre los dos ya lo habían limpiado todo.
-- Estoy agotada -- declaró Candy, pasándose la mano por la frente .-- Pero ¿no son una monada?
Terry contempló con incertidumbre las diminutas criaturas arrugadas y húmedas que se apretaban ciegamente contra su madre.
-- Son... minúsculos.
-- Son preciosos -- Candy acarició con ternura la cabeza de Miena -- . Te has portado de maravilla, pequeña.
-- No sé tú, pero yo me muero de hambre - . anunció Terry, aliviado de que todo hubiera terminado. Candy pareció sorprendida.
-- ¿Tienes hambre? ¿Después de ver eso?
No pudo evitar reír al ver su expresión.
-- No puedo decir que sea el proceso más limpio que he visto nunca, pero la naturaleza es así. Miena ha salido ilesa, lo mismo que sus cachorros. Así que, sí, tengo hambre... incluso después de ver eso.
Candy arrugó la nariz; se quedó pensativa por un momento y luego sonrió con pesar.
-- Creo que yo también tengo hambre.
-- ¿Por qué no salimos a cenar? -- sugirió, animándose al ver que volvían a llevarse bien. Aunque hubiesen puesto fin al compromiso, le gustaría creer que Candy y él podrían salvar parte de su vieja amistad.
--¿A un restaurante?
-- Sí. No hay mucha comida en la cocina, y ninguno de los dos ha traído nada.. Ella se mordió el labio con indecisión, y Terry se preguntó si lo haría porque no le agradaba la idea de comer otra vez con él.
-- ¿Y qué pasa con Miena y los cachorros? preguntó, señalando a la familia dormida.
-- No tardaremos mucho, podrán descansar mientras estamos fuera.
Candy se quedó pensativa por un instante, luego asintió.
-- Está bien. Si estás seguro de que a Miena no le pasará nada, la idea de la cena me parece buena.
Terry, no podían ignorar las últimas veinticuatro horas, pensó con tristeza. Tenían que tomar decisiones, y cuanto antes mejor. La boda estaba fijada para antes de dos semanas.
Terry estaba esperando en la puerta, impaciente.
-- ¿Lista?
Candy asintió y se metió el bolso bajo el brazo. -- Lista.
-- ¿No olvidas nada? -- preguntó, y luego hizo una mueca al darse cuenta de lo que había dicho. Siempre se lo preguntaba antes de salir con ella de cualquier sitio, un hábito que había adquirido hacía tiempo. Sin embargo, después de la disputa que habían tenido en el almuerzo, la pregunta parecía tener un significado totalmente nuevo- . Eh... yo...
-- No importa -- lo interrumpió Candy, sacándolo del apuro.
Terry abrió la puerta eludiendo su mirada.
Acababa de dar un paso hacia el umbral cuando sonó el teléfono. Terry la miró y los dos se quedaron inmóviles. Se oyó el segundo timbrazo.
-- ¿Lo dejo sonar? preguntó Candy. Terry hizo una mueca.
-- Ojalá pudiera decir que sí, pero seguramente sea tu madre. Si no contestas, se preocupará.
Candy sabía que estaba en lo cierto. Si no contestaba, sus padres se presentarían allí antes de que se hiciera de noche. Suspirando, tomó el auricular.
-- ¿Sí?
-- Ah, estás ahí. Empezaba a preocuparme. No habré... interrumpido nada, ¿verdad?
-- No, mamá, no has interrumpido nada. Terry y yo estábamos saliendo por la puerta. Vamos a ir a cenar.
-- Entonces, no te entretendré. Sólo necesito que me contestes a una cosa. ¿Puedes ir el lunes a las cuatro de la tarde a hacerte la última prueba del vestido de novia? La costurera no ha podido localizarte, así que me ha llamado a mí. Dice que lo has estado retrasando y tiene miedo de que haya que hacer muchos reajustes.
Candy podía sentir la contracción en su estómago.
-- Mm... Ahora mismo no lo sé, madre. Tendré que darte la respuesta en otro momento.
-- Vamos, Candy, sé que estás muy ocupada, pero no puedes seguir dejando esto para más tarde. Es importante.
-- No puedo darte ahora una respuesta, de verdad. Tendrás que decirle que la llamaré cuando vuelva.
Emely White debió de detectar algo en el tono de voz de su hija, aunque Candy había intentando enmascarar su confusión emocional.
-- Candy, querida, ¿ocurre algo? ¿Estáis teniendo problemas Terry y tú?
-- Yo... - Candy no quería mentir a su astuta madre, pero tampoco se sentía con fuerzas para hablar de la posible cancelación de la boda -- . Mamá, ¿podría llamarte mañana? Terry me está esperando.
-- Estoy preocupada por ti, Candy. Has estado muy extraña estas últimas semanas, y casi no has querido hablar conmigo. Me preocupa que pase algo entre Terry y tú. ¿Se han peleado? Porque si es así...
-- Mañana te llamo, te lo prometo -- dijo Candy, y colgó rápidamente el teléfono.
Terry estudió su rostro cuando regresó junto a él.
-- ¿No le has dicho que has estado pensando en cancelar la boda?
-- Creo que antes debemos llegar a un acuerdo tú y yo sobre lo que vamos a decir a nuestros padres.
Terry asintió con expresión inescrutable.
-- Buena idea. Va a ser... difícil.
Sí -- suspiró Candy, reprimiendo un estremecimiento.
-- Vamos a comer -- declaró Terry con una brusquedad que sugería que tampoco él quería pensar en ello todavía.
No hablaron de ningún plan durante la cena. Aunque el asunto se cernía sobre ellos, ninguno se atrevió a abordarlo. Hablaron del nacimiento de los cachorros de Miena, de un importante encargo que Candy había conseguido para la agencia de publicidad, de lo molesto que estaba Terry con su coche. Cualquier cosa con tal de no hablar de su compromiso... o no compromiso.
Candy notó durante la cena que Terry estaba comiendo de forma extraña, jugando con su comida.
-- ¿No te gusta? -- le preguntó.
Terry se sonrojó y vaciló con el tenedor.
-- No, es que...
De repente, Candy se dio cuenta de lo que había estado haciendo. Había intentado alternar el orden en que comía, en lugar de ceñirse a su meticulosa rotación. Genial. Había criticado de tal manera sus hábitos en la mesa que ni siquiera podía disfrutar de la comida.
- ¿Quieres algo de postre? - preguntó Terry, notando que había apartado su plato.
-- No, pero toma tú si quieres.
-- La verdad es que no me apetece comer más.
Terry, el hombre que casi nunca se resistía a un postre, dejó la servilleta sobre la mesa y pidió la cuenta.
-- Yo pago -- dijo Candy enseguida -- Tú compraste el almuerzo.
Terry le lanzó una mirada capaz de electrocutarla.
-- Pago yo.
Vaya, al parecer había herido su ego sin querer.
Candy le dejó pagar porque no quería discutir con él en aquel momento. Todavía los esperaban largos y tensos debates.
CONTINUARÁ....Gracias por leer
ay este par, vamos a ver en que acaban jejeje 
