Capítulo dedicado a mi mamita.
Capítulo 4: "Dolor"
Bajó la mirada, observó que un niño con una descripción similar al de la mujer que había visto segundos antes, reía y se escapaba para adentrarse al camarote que se hallaba a las espaldas de la fémina.
-¡Abdul! –exclamó la mujer y seguidamente algunas palabras que Candy no logró comprender, pues era otra lengua
Terry escuchó aquel quejido y de inmediato salió de la habitación encontrando a su novia, quien se miraba la pantorrilla, en la cual había un minúsculo rastro de sangre.
-¡Candy! –gritó él preocupado- ¿qué ocurrió?
-Perdón –dijo la mujer de piel oscura que se les acercaba- el niño le picó con la aguja- de inmediato se arrodilló y examinó la pequeña herida
-Está bien, no se preocupe –dijo Candy
-¿Cuál niño? ¿Por qué hizo eso? –cuestionaba Terry comenzando a sentirse molesto
-Mi sobrino –respondió la mujer poniéndose de pie, al tiempo que sus ojos se dirigían al torso de Terry, quien tenía la camisa desabotonada
-¡Terry! –exclamó Candy asustada- tienes moretones, tengo que curarte
-No te preocupes, pasará en unos días
-Tengo una medicina, puedo darles un poco –comentó la mujer
-No, estoy bien, gracias –rechazó él
-Terry, creo que sería mejor si intentamos curarte, no tengo demasiadas cosas en mi maleta que podrían ayudar
La mujer se fue hacia su camarote, los jóvenes se adentraron en el suyo de igual manera.
-Siéntate, déjame ver –ella se sonrojó levemente al ver el torso descubierto
La mujer apareció de nuevo, desde la entrada los miraba mientras sostenía un frasco en su mano y unos pedazos de tela.
-Entre por favor –indicó Candy
-Recuéstate –le dijo la mujer a Terry, él obedeció
Ella apartó la camisa, dejó a un lado los retazos de tela y abrió el frasco que tenía en manos, cuando quitó la tapa, un aroma a hierbas se pudo sentir en el ambiente.
-¿Qué es? –preguntó Candy
-Hierbas, las preparamos mezclándolas con otras sustancias –le dijo ella mientras con sus dedos sacaba un poco de aquello que parecía una especie de crema bastante densa y de color verde, la untó en los moretones, produciendo que Terry emitiera quejidos
-¿Eso le ayudará con los golpes? –la mujer asintió una sola vez- nunca había visto algo así, y creo que su olor es bastante peculiar
-Siéntate –indicó ahora la mujer que había terminado de untar lo necesario, el castaño obedeció nuevamente y sintió que comenzaba a rodear su torso con los retazos de tela que había traído antes para usarlos a modo de vendaje
-¿Cuánto tiempo debo tenerlas puestas? –preguntó Terry
-Dos días –le respondió ella mirándolo a los ojos, a lo cual él rehuyó
-Gracias –le dijo Candy- ¿cuál es su nombre? –la mujer la miró sin decir nada- nosotros somos Candy y Terry
-Nasha –dijo por fin ella
-Muchas gracias Nasha
Los jóvenes se quedaron solos después de que la mujer se hubiera ido del camarote, Candy le pidió a él que se recostara en la cama y ella se echó a su lado, luego cubrió a ambos con la frazada y quedaron dormidos.
Candy despertó sintiéndose acalorada, al abrir los ojos cayó en cuenta de que Terry tenía una fiebre bastante alta, se levantó rápidamente y trató de buscar algunos paños en su maleta, una vez los encontró, los humedeció con el agua que se hallaba en un balde ubicado al rincón. Luego los puso sobre la frente del joven, esperando que la temperatura bajara, sin embargo, después de un par de horas, la situación seguía siendo la misma, quizás podría deberse al ungüento que le había puesto aquella mujer. Se levantó y después de cubrirse con su abrigo, salió del camarote para ubicar la puerta que estaba buscando y dio unos toquidos.
-¡Nasha! –llamó sin elevar demasiado la voz, no tuvo que esperar demasiado, pues la puerta se abrió y la mujer salió- Terry tiene fiebre, hace dos horas está mal, creí que podría ser por la medicina que le puso- la mujer volvió a adentrarse en su camarote y en un par de minutos salió para dirigirse al de los jóvenes- ¿puede revisarlo, por favor? –le pidió la rubia con notoria preocupación
Nasha se acercó hasta el muchacho y lo destapó para ver los vendajes que le había colocado, los destapo por un costado para observar debajo de ellos. Candy se asomó para intentar ver, notó que la piel cubierta parecía enrojecer como si de quemaduras se tratara.
-¿Qué le ocurre? –la rubia intentó destaparlo más pero Nasha se interpuso
-¡No! –exclamó
-Parece que esa crema estuviera quemándolo
-No le quites los vendajes –ordenó con seguridad
-Pero…
-¿Quieres que sane? –le preguntó, a lo que Candy asintió
-¿Tan mal está?
-Sus costillas están fracturadas
-¿Qué? –Candy se asustó por lo que había oído
-Tiene que sanar, tiene que doler –dijo Nasha y buscó por debajo de la gruesa cinta que rodeaba su cintura para sacar un pequeño frasco, se lo enseñó a Candy y luego lo destapó para verter una gota en la yema de su dedo, luego lo pasó por los labios de Terry, volvió a tapar el frasco y se lo entregó a la rubia
-¿Tengo que ponerle esto? –Nasha asintió- ¿Cuántas veces?
-Tres o cuatro veces al día –le indicó- no le des comida, ni agua, los paños en la frente están bien
Candy asintió y la mujer se retiró dejándola sola, ahora debería esperar dos días para ver que Terry mejorara, pero no podía evitar que cierto temor se hiciera presente, esperaba que nada malo le ocurriera a su amado.
Continuará...
Ya llegará el momento de actualizar esta historia, si alguien gusta encontrar más sobre "Desiderátum", estaré publicando los siguientes capítulos en mi wattpad. Un abrazo!!!