El miedo que ella tenia no era en vano, aquella pelea no debía suceder pero el no daría un paso atrás, era pelear o morir.
- No vayas por favor.
- Tienes miedo que muera?
- Solo… solo tengo miedo.
Terry la miro fijamente, aquella chica que tanto amaba estaba preocupada realmente, vio como tomaba la espada con sus propias manos intentando que el no la agarrara, la vio llorar y suplicar. Habian pasado muchos años desde que habia peleado con espada en mano y aunque eran otras épocas el honor en aquel lugar todavía era cobrado con un duelo de las mismas.
Ambos eran jóvenes, eran otros tiempos definitivamente, Terry sonrio y tomo la espada para calarla, la afrenta habia sido precisamente que alguien le habia llamado bastardo y a ella huérfana y fue ese mismo quien burlándose de ambos le habia retado a un duelo.
- Volvere, lo prometo. –dijo mientras cerraba la puerta de su hogar despues de darle un largo beso.
Candy se quedo sentada en el sofá, llorando y rezando por su pronto regreso mientras Terry avanzaba al campo de batalla.
La escena terminaba ahí, el telon se cerraba delante de ellos mientras el público anhelante por saber que pasaría con el chico murmuraba ansioso conspirando teorías de lo que venia.
Desde que Candy habia decidido seguir a Terry, no solo para estar junto a el, sino tambien para ser su compañera actuando, las salas del teatro se llenaban para ver sus obras. Hacían la pareja perfecta y cualquier obra montada entre ambos era un éxito. Era la mejor manera de permanecer juntos.