Este es mi.primer aporte en esta Fiesta Florida.
Que lo disfruten!!!
Caminando... casi sin ver, oir o sentir con quienes se cruza por el camino, la auxiliar de enfermería Prescott se dirigió a la salida del hospital... lo único en su mente es... nada. Ya no hay nada, sólo la imperiosa necesidad de salir y llegar a ésa banca del parque... su banca.
Al llegar, se dejó caer y su mente viajó al pasado, cuándo todo empezó...
UN AÑO ATRÁS.
Marie entró a la habitación especial; ya se había mentalizado en tener resilencia; los comentarios se sus compañeras le dieron la pauta: "¡¡el señor MacBee es un cascarrabias; no entiendo qué tiene contra el mundo!!" "No se sabe qué este enfermo, pero yo creo que sólo es un tipo hipocondríaco que goza de molestar a los demás."
Al entrar, se sorprendió al no encontrar a un anciano como lo imaginó. Al contrario, se encontró con un hombre maduro, a lo mucho, tendría 50, muy bien conservado, la misteriosa enfermedad que lo mantenía hospitalizado no había podido restarle su vitalidad, su musculoso y definido cuerpo delató una vida de aventuras y vivencias al aire libre.
Sus ojos eran verdes y algo apagados ya, unas pecas adoraban su rostro, cabello entrecano alguna vez pelirrojo. Todo en él irradia una lucha interna a no dejarse vencer.
- Vaya! Al parecer ya me enviaron a una nueva enfermera.. o más bien, a la mitad de una... o eres una pequeña que se escapó de pediatría?- con este comentario se presentó el extraño sujeto que, sentado en la cama, esperaba llegar a quien le llevará sus alimentos y medicinas.
Marie se quedó callada, ¡no podía creerlo! Mal entró a la habitacíon y ese maleducado ya la había ofendido!!
-¿Qué, sólo viene a ver si aún sigo vivo? Ya ve que si. Así que... entre y deje mis medicinas y la charola y vaya a decirle a ésa sarta de brujas blancas que Sammuel MacBee sigue con vida!
-Buen día. Soy la enfermera Marie Prescott, - se presentó la joven enfermera haciendo caso omiso de los comentarios del paciente. Dejó la charola a un lado de la cama e inició su rutina de cada día - le tomaré la temperatura.
Marie es una joven menuda, con una cabellera rizada, ojos miel y un inquebrantable deseo por ayudar a los demás. De pequeña, vió como la falta de atencíon médica y cuidados adecuados se llevó a su padre y a varios vecinos queridos más.
Así, Marie al crecer, decidió estudiar en la escuela recién fundada de Mary Jane; una experimentada y estricta enfermera.
Al terminar de atender al señor MacBee, salió de la habitación y resopló. "Qué tipo tan pesado!!" Fué su primer pensamiento, sin embargo, pronto lo desechó. Ya que ella logró ver en esos ojos verdes un destello de miedo e incertidumbre, el mismo que vió en su padre y en tantos pacientes que, no saben que les pasa ni cómo enfrentar esta situación.
Con el paso del tiempo, la salud de Sammuel MacBee se fué deteriorando. Atacado por un cáncer estomacal que era desconocido en la época; por esta razón lo mantenían aislado por miedo a un contagio.
Marie, con sus cuidados y modo dulce y firme para tratarlo, los dos se fueron enamorando, sin que nadie lo supiera o comprendiera. Sam, como ella lo llamaba a solas, solo con ella se mostraba cariñoso, se confesó temeroso y enojado con su destino, ya que le truncó sus sueños.
Ella, su caramelo, como la llamó, le entregó la paz, fortaleza, candor y dulzura que necesitó para el cruel desenlace que ambos sabían que llegaría... y llegó.
Por tres días, Marie cuidó sin descanso a Sammuel, sin importarle su propio bienestar, sacrificó sus horas de sueño y de comida para estar a su lado en el momento final.
Cuando cerró los ojos de su amado, y salió de la habitacíon, escuchó los comentarios de sus compañeras, algunos dirigidos directo a ella y otros entre ellas.
"Por fin se fué ese tipo!." "Ya vas a descansar de estar con El Cascarrabias"."Libre al fin, compañera!" " Ya se estaba tardando!,... entre otras. Por eso salió a esa banca del parque; dónde le gustaba relajarse, dónde la brisa le ayudaba despejar su mente.
- Marie, Marie...ENFERMERA PRESCOTT!! - gritó Mary Jane a su alumna.- ¿me puede decir por qué abandonó su puesto?- la interrogó al tiempo que se sentó a su lado.
- Lo siento, señorita Mary Jane. Es que... me afectó la partida del paciente MacBee. - Contestó la joven sin querer verla a los ojos.
La enfermera la observó, ya tenía la sospecha de la relación entre su joven alumna y el señor MacBee era más personal, así que, sabiendo lo duro que es perder a un paciente, y más, si se tiene una relación tan estrecha; suspiró y dijo.
- Es difícil perder a un paciente, pero, debe aprender a dejarlos ir, superarlo y estar lista para cualquier final; ser profesional, ya que la vida sigue y hay otros pacientes que la necesitan.- viendo al frente, agregó con un suspiro - por qué no se toma unos días. Acaba de pasar los últimos días sin descansar y requiere estar bien para poder seguir con su trabajo y su examen final.- sin esperar contestación, se alejó y sólo comentó.- La veré en una semana.
Marie no volvió. Años después, Mary Jane salió del hospital-escuela, como era su costumbre, se dirigió al parque para tomar aire fresco y despejar su mente.
La carta de su amiga Paulina, recomendando a una de sus chicas para entrar a su escuela la dejó intrigada. No por la petición, si no por la descripción de la chica; le parecía tan familiar...
Al salir y ver a ésa chica que le envió Ponny llamada Candy, no lo podía creer; sonrió la veterana mujer y se dijo. "Marie, no te preocupes, la cuidaré por ti y será una gran enfermera, lo prometo."
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