MI LUGAR
Frente al altar, en la Basílica de San Jacinto, una bella pareja llegó a unir sus vidas en matrimonio. Sus familias y amigos, testigos del amor que surgió y creció entre ellos, están felices por este paso tanto tiempo esperado.
Él, lleva un chaqué de fino lino, hecho a la medida por un sastre inglés. La toma de la mano y sonríe nervioso.
Ella, vestida con un bello vestido blanco de seda y encajes, que la hacen ver como una princesa de cuento; tímida lo mira y recuerda el momento que lo vio por primera vez hace años, cuando sólo eran unos adolescentes en el Colegio San Pablo.
Él, la mira y recuerda el momento que, chocó con ella en el baile de Mayo, sus anteojos cayeron y ahí, llamó su atención.
La abuela Martha sonríe feliz de ver a su nieta al lado de tan apuesto joven, que con ternura pronuncia sus votos con un leve tartamudeo por los nervios.
Ambos recuerdan los días en el colegio, cómo coincidían gracias a sus amigos en común, sobretodo de Candy y sus ocurrencias.
La tía Elroy satisfecha ve a su nieto casarse con esta chica inglesa tan bien educada y de buena familia.
Ambos recuerdan ese verano en Escocia, las excursiones al lago y hasta el momento en que, engañados por Candy, fueron a la Villa Grandchester para arreglar ese biplano.
Ella recuerda los nervios y emoción al ver volar ese avión.
Él recuerda el deseo de volar con ella... llevarla a ver el mundo, y la silente promesa de hacerlo realidad un día
Candy y Terry, les colocan el lazo, uniendo sus vidas, los dos los ven con gratitud por compartir este momento que, parecía que no llegaría.
Con nostalgia, recordaron cuando visitaron a Candy en Chicago fingiendo estar enfermos, y el paseo en auto después... y la convivencia de todo el grupo.
El sacerdote dio la bendición a la feliz pareja, presentando a los Cornwell-Obrien.
De pié, la concurrencia aplaudió con alegría por esta unión.
Él, revivió el momento que le dió ese par de muñecos que los representaban, con la muda promesa de volver....
Salieron al atrio, recibiendo los saludos y felicitaciones de sus familiares y amigos. Mirándose a los ojos, miel y castaño, revivieron la dura prueba de la Guerra, la cual pasaron y, contra todo pronóstico, hoy, con un beso frente a las puertas del templo, iniciaban una vida juntos.
' ¡Vivan los novios!!- es el grito entre los presentes.
Una lágrima cayó sobre un uniforme militar, traicionando el poco autocontrol de un joven que, frente al grupo que feliz celebra la unión de los jóvenes, observa bajo la sombra de un viejo roble.
Sentado en una silla de ruedas, Stear Cornwell tragón grueso al ver a su hermano besando s su amada Patty.
- Sargento, es su familia, ¿ desea que lo lleve con ellos?
- No, Juarez, ellos me creen muerto, y...,- suspiró - , saber la verdad, los hará sentirse culpables, desgraciados...ellos... y ellos merecen ser felices. Vamos de vuelta a la base.
- Pero, señor...-
- ¡Ni una palabra más, Juarez! El capitán nos espera.
"Sean felices, Archie, Patty, Abuela, Candy... no quiero que mi presencia los altere. Tienen mi bendición.
Si!!! Soy malvada!!! Pero, este one shot me perseguía desde hace un año.
Es por esta canción https://youtu.be/xtxWpIQ6LYY