IMPOSIBLE
Cuando recupero la memoria lo primero que le vino a la mente no fue Candy, no. Su cabeza empezó a doler fuertemente despues de aquel percance pero el primer recuerdo que llego fue el de aquella mujer vestida de habito tirada en medio de aquel sitio. Un rostro que le dolia en el alma no haber recordado por tanto tiempo.
“Maria” – suspiro mientras las lagrimas empezaban a correr a tropel por sus mejillas y se maldijo por haberla olvidado pero tambien por haberla recordado en aquel instante.
*-*-*-*-*-*
La habia conocido mucho tiempo atrás, cuando aun era un jovenzuelo jugando a escapar de su hogar, ella era un poco mayor, pero no lo suficiente, apenas tendría entonces la edad de su hermana, a la cual Albert acababa de perder despues de una larga enfermedad y en su búsqueda por la libertad la encontró rezando en aquel lugar. Rezando o llorando tal vez, pero en ese momento ambos se acompañaron en su dolor.
No la conocio en el hogar de Ponny, lugar del cual ella le llego a hablar alguna vez, sino en una capilla solitaria en medio de la nada, ella acudia alejándose del bullicio de los niños cada dos o tres dias, era muy joven y aunque tenia mucho tiempo siendo monja, no lo era por convicción si no como una forma de escapar de un destino menos cruel para una mujer de su condición.
La primera vez que se vieron el no supo como reaccionar ante la presencia de una monja, pero su rostro dulce le dio confianza y la voz llena de ternura le brindo aquella paz que necesitaba despues de una perdida tan grande. Fue Maria quien lo arropo en medio de la lluvia despues del funeral de Rosemary y fue tambien ella con quien Albert se desahogo, pero de igual forma aquella mujer le hizo madurar al grado que se volvieron mutuamente confidentes y despues… despues amantes.
Era un chiquillo, ciertamente lo era, pero el amor que llego a sentir por ella fue real y muy profundo, a pesar de que al principio ella no quiso romper sus votos no pudo evitar enamorarse de aquel chico rubio que era capaz de escuchar sus mas minimas quejas con tanta devoción y paciencia. A pesar de intentar hacerse a la idea de que era un chico desvalido mas no le fue posible verlo asi despues de aquella tarde de lluvia, cuando ambos se sentaron a platicar con el sonido palpable de las gotas en el techo, esperando a que terminara para regresar. Aquel beso que el le robaba no fue una sorpresa, era algo que ella esperaba y deseaba pero tambien temia porque sabia bien que no podria detenerse mas. Lo amaba, si, igual que ella a el.
Aquella tarde ella fue feliz, al igual que Albert, aquella tarde ella solo fue una mujer enamorada que confirmaba sus sentimientos a través de un beso y volvió al Hogar sin pensar en nada mas, solo quería disfrutar de aquello que le fue negado en su vida, quería sentir el amor correspondido, la ilusión de vivir un romance y soñar con un futuro feliz a su lado.
Albert por su parte empezó a hacer planes para ambos, no importaba en ese instante de donde venia ella o quien era, solo importaba que ambos se amaban y que debían estar juntos. Y durante un tiempo asi fue. Mantuvieron en secreto aquel idilio. Ambos aprendieron torpemente las diferentes formas de amar, exploraron sus cuerpos y probaron experiencias jamas soñadas, ella escapaba cada vez mas seguido del Hogar de Ponny y el de sus tareas y deberes para con la familia pero entonces sin que ninguno pudiera hacer algo termino.
*-*-*-*-*-*-*
Albert tomo la cabeza entre sus manos, aquel dolor era insoportable y aquel tumulto de recuerdos que llegaban a tropel le hacían palpitar mas y mas fuerte el corazon. Entre sus recuerdos vino el momento exacto en que fueron descubiertos por George, el habia ido por ordenes de la Tia Abuela quien sospechaba de sus escapes.
Recordo a Maria tirada en el piso llorando, ella misma al verse descubierta se habia rendido, tal vez lo habia hecho mucho antes sin que el lo supiera.
*-*-*-*-*-*-*-*
En ese entonces, George simplemente lo tomo del brazo y lo llevo a la casa sin resistencia, y lo hizo porque Albert se dio cuenta que la voluntad de Maria se habia roto en ese instante. Pensandolo bien, la voz de Maria llego a su mente diciéndole que ya no podia verlo mas, la habia escuchado o simplemente lo habia imaginado. Aquel dia se fue porque no quiso hacer el problema mas grande y cuando decidio volver ya no volvió a encontrarla en aquel lugar nunca mas.
Vestido con su kilt, tocando una melodía, fue caminando una ultima vez a buscar aquel lugar mencionado, en medio de la bruma vio a una chiquilla que al parecer vivía en ese Hogar, hablo un poco con ella y a lo lejos vio a Maria llamando a Candy. Tuvo miedo y se alejo, porque esta vez no vio a la mujer que amaba, vio a la madre de todos esos niños buscando a su hijo. Se alejo de ahí desapareciendo y quedando en la memoria de aquella chiquilla.
*-*-*-*-*-*-*
Su memoria volvió y lloro por aquel amor perdido. Habia hecho tantas cosas para olvidarla, volverse vagabundo, viajar a Inglaterra, ir a ayudar gente en Africa, intentar desaparecer del mundo y al final de verdad la habia olvidado junto con todo su pasado, pero ahora volvia una vez mas a su memoria y ya no quería olvidarse de aquella mujer. Sin importar cual doloroso fuera, quería recordarla dormida plácidamente a su lado mientras el dibujaba su silueta en su memoria soñando con un final feliz.