Aquí otra vez... dando más tomate p'a la salsa... y traigo mi respuesta al reto de Igzell."A QUIEN AMA"
- ¡Pues me marcho! No pienso aceptar de ninguna manera ese matrimonio
Gritaba la joven con clara molestia en la voz, estaba a punto de abandonar la oficina de su padre cuando éste le advierte por última vez
- ¡Alto ahí María Dagger! Ni lo pienses por un momento. Te casarás con el señor McGregor te guste o no. ¡Y no hay más que discutir
- Lo siento padre... pero no pienso hacerlo... no... ¿Cómo puedes casarme con ese viejo?
- Eres muy joven para entenderlo, cuando seas madre comprenderás que lo hago por tu bien.
- ¿Mi bien? Será el de su bolsillo
- Muchacha insolente... si decides rechazar a McGregor ¡Te encerraré en un convento!
- ¡Pues me voy! No tengo ningún problema... y si decide sacarme de la honorable familia Dagger lo acepto, pero no puedo ir en contra de mi corazón y de mí misma
- ¡Muchacha insolente! Fuera de aquí, fuera de mi casa... no sea que tu testarudes se contagie con tu hermana y también estropees su matrimonio con los Ardlay
Vocifera el hombre a la vez que lanza un libro que descansaba inocentemente sobre el escritorio, terminando estrellado sobre la pares y abierto en el piso.
La joven María sale con sus ojos abnegados en lágrimas. Le dolía el reciente rechazo de su padre y su incomprensión a sus sentimientos; le dañaba saberse comprometida con un hombre que no ama... y la destroza saber que su pequeña hermana ha sido seleccionada para casarse con él... el que es dueño de sus pensamientos y deseos.
Desde que lo vio por primera vez se enamoró de esos ojos azules y agradable sonrisa; y aunque él es ocho años menor, no impidió que el sentimiento naciera, y se arraigara hasta su médula.
Le hubiese encantado haber compartido más con él, se llevaba bien con Rosamary, la hermana del chico. Pero qué cruel ha sido el destino, que quiso obligarla a casarla con su William, pero McGregor.
¿Cómo podría aceptar amando ella a otro? ¿Cómo lo podría sobrellevar viendo que es su hermana quien recibe todo ese amor que desea para ella?
Los encuentros familiares le serían de total tortura. Así que no, no seguiría los deseos de su padre, abandonaría a su familia y se iría a un convento, para que le ayude a recuperar su cordura y corazón; pues no quiere estar ahí cuando sea la boda de William Albert Ardlay y su hermana Louis Dagger.
Aunque con ello implicaría ya no ser ni hija, ni heredera.
Cumpliendo su deseo, la joven Marí fue aceptada en un convento y rápidamente tomó los votos. Deseando poder distraer su mente, se entregó de lleno en la ayuda a otro, terminando así, asignada en un orfanato a las afuera de Illinois, y permaneció ahí hasta el final de sus días, entregando su amor y cuidado en cada niño como si fuese de su propia sangre y carne, concebidos con ese hombre que tanto ama.