ELLA USO MI CABEZA COMO UN REVOLVER
Se acerco hasta donde ella se encontraba para luego sentarse a su lado para verla de soslayo mientras su grácil figura jugaba con las flores del jardín. Ella sabia muy bien los sentimientos que provocaba en su compañero de silla y a veces jugaba con él para sentirse amada pero ambos sabían que no podía haber nada más.
Realmente su cabeza parecía estallar cada vez que la veía a su lado, quería abrazarla, quería besarla, quería… simplemente quería estar con ella, le gustaba su forma de sonreir y su mirada llena de lujuria cuando de pronto ambos se perdían en la mirada del otro, realmente incendiaba su conciencia con los demonios que despertaban cuando, como en ese momento, se sentaban juntos tocándose disimuladamente las manos.
La realidad era otra, el habia llegado tarde, tarde a todo y ella no le pertenecia ni lo haria nunca, le debía el respeto que cualquier empleado le debía a su patrón, aun cuando estuviera listo para ser amado debía callarse y mantenerse como hasta ese dia, cerca.
Mientras el tiempo pasaba para el simplemente el vacio que sentia al llegar a su cuarto en las noches era normal. Ella nunca sabría lo que habia hecho por ella, cobardemente pero sin vergüenza, porque al final todo valia la pena para verla feliz.
George era igual a una piedra en el agua, seca por dentro, no porque no pudiera sentir si no porque todo lo que sentia debía mantenerlo intacto para no correr el riesgo de ser echado de la familia Andrew para alejarlo de Rosemary. Fue tan dócil como un guante, soportando cualquier cosa y cualquier tarea que le encomendaran, pero tan sincero como pudo cuando se trataba de ella, por eso siempre estuvo a su lado, por eso el amor que no era necesario que se dijera en palabras era lo que seguía uniéndolos, como en aquella tarde donde ella simplemente jugaba con las flores y el se quedaba observándola mientras fingia que llevaba algun documento para firmar.