Payaso... es como me siento, como un payaso.
Pero aunque encuentro inmenso placer en actuar como un bufón, me canso.
Es una simple vendetta a esa mujer insufrible, su excelencia "Bethany Duquesa de Grandchester". En un principio fue fácil aparentar ser una familia, pues ella me aceptó antes de casarse con mi padre; solía llevarme a diferentes fiestas a la que éramos invitados y recibía muy feliz todos los cumplidos sin cargo de conciencia cuando esas viejas aristócratas le decían "Lo hermoso y cuán parecido a Richard, el Duque" soy. "Que la envidiaban por tan linda pareja que hacen y tener hijos preciosos, unos genes magníficos"
Pero todo eso cambió cuando finalmente concibió y tuvo su primer hijo de sus entrañas.
Su cuerpo cambió, se deformó... y la joven bella que era desapareció.
Se acabaron las fiestas y salidas en familia. Su amor, cuidados y atenciones fueron totalmente para ese niño que me obliga llamar hermano mientras que me a mí ya no me abraza; sin embargo, los halagos que recibía la duquesa antes desaparecieron y los chismorreos no se dejaron esperar. A medida más iba creciendo más nuestras diferentes apariencias se iban acentuando.
Me observo en el espejo y percibo claramente como ése pequeño en el que todo era de color, alegría y bienestar, cambia a uno sombrío, resquebrajado por tanta desigualdad, envidia. Y yo decido en volverme payaso.
Payaso sacando toda mi rabia con esa gracia y altanería que ellos me enseñaron, porque ahora verán tras el espejo lo que ellos han creado.