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¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER.

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Yuriko Yokinawa
astareth
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astareth

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Niño/a del Hogar de Pony
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Aun dia de que la fiesta termine...

[img]¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. Portad44[/img]


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CAPÍTULO 9

TRAVESÍA

Compensar la soledad con fiestas no era la mejor opción, pero sí la más eficaz para que tiempo pasara rápido. Mientras esperaba el regreso de Eleonor me conformaba con los breves telegramas que me enviaba, tuve que guardarme las ganas de responderle ya que cuando mi mensaje llegara ella ya no estaría a donde fuese que se lo enviara, una vida errante, no, no quería eso para Eleonor y para mí, este tiempo me había puesto a hacer planes, en cuanto nuestra relación se fortaleciera y yo le dijera la verdad sobre quien era le pediría casarse conmigo y la llevaría a Londres para iniciar nuestra vida como marido y mujer, tenía grandes sueños para ambos.

- Richard, ¿en qué piensa? – una voz femenina me sacó de mí ensoñación.

- Lo siento señorita Hubbell – me disculpé por mí distracción.

- Ya le he dicho que me llame Gabriella – la joven pelirroja me recordó. Yo seguía tratándola de usted y así seguiría siendo ya que no deseaba que mal interpretara mis intenciones, guardé silencio por unos segundos.

- Señorita, le agradezco la confianza, pero es muy poco el tiempo el que tenemos de conocernos – me excusé tratando de no parecer irrespetuoso.

- ¡Entiendo! – la joven dama, se sonrojó y sonrió, no comprendo el motivo de su reacción solo espero que de una vez por todas capte el mensaje de que no me interesa. Ya solo faltaban dos semanas para el regreso de Eleonor y mi corazón no podía soportarlo más, sentía una necesidad imperiosa de verla y de escuchar de su viva voz que me amaba, mientras eso ocurría yo seguía asistiendo a reuniones y encontrarme con la señorita Hubbell en ellas se había vuelto muy frecuente – no puedo creer tanta coincidencia de encontrarnos – ella apretó mi brazo.

- Es cierto, mucha – fingí una sonrisa, tanta casualidad me parecía extraña.

- ¿Y tiene pensado regresar a Inglaterra, pronto? – sus palabras sonaban un tanto angustiadas.

- Probablemente – respondí a sabiendas de que eso era mera mentira ya que mi idea era quedarme por más tiempo, pero junto a Eleonor.

- Sabe, me apena mucho preguntar esto – la joven se ruborizó, me quedé callado esperando su interrogante – ¿usted tiene algún compromiso en Inglaterra? – la voz le temblaba. Su pregunta me cayó como un balde de agua helada, estaba tan embelesado por mí relación con Eleonor que olvidé por completo ese compromiso, de algún modo tendría que romperlo y debía de hacerlo con honor – ¿le ha sucedido algo? – la señorita Hubbell parecía preocupada al ver mi semblante.

- ¡No, estoy bien! – la miré.

- Pero no respondió mi pregunta – me miró ansiosa.

- No, no tengo ningún compromiso en Inglaterra – traté de sonar sincero, ya que era verdad el arreglo lo había hecho mi padre, y además yo ya tenía un compromiso aquí con una mujer Neoyorquina. La joven Hubbell sonrió de oreja a oreja, no le tome importancia, después de unos minutos fuimos interrumpidos por un hombre quien al parecer era un empresario, ese pidió hablar conmigo a solas, lo que resto de la velada me la pasé entre charlas de caballeros, por momentos pude observar que la señorita Hubbell me miraba constantemente al grado de sentirme incómodo, esa noche Robert no pudo acompañarme así que tuve que inventar una excusa para retirarme antes de que la dama pelirroja siguiera exigiendo mi compañía. “Dos semanas más”, me repetía una y otra vez esas palabras para aguantar este ritmo de vida que había adquirido. Estaba agotado, pero sobre todo deseoso de estar con Eleonor, aun me costaba entender cómo todo se fue hilando hasta crear un lazo indestructible entre nosotros. Lo primero que hice al entrar a mí habitación fue mirar la cama, ansiaba llegar y encontrar un telegrama, solo que me llevé una gran decepción.

Había pasado cuatro días desde el último telegrama que recibí de Eleonor y Robert tampoco tenía noticias de Trudy, la preocupación nos había invadido, “¿les pasaría algo?”, el trató de tener contacto con la compañía, pero nadie sabía darnos informes, obviamente dejé de asistir a los eventos ya que mi prioridad era Eleonor, mi amigo movió cielo y tierra para conseguir información, por mí parte no reparé en gastos, que difícil y angustiante era la espera.

- ¡Richard! – Escuché la voz de mí amigo llamarme con insistencia, salí corriendo de mí habitación y me dirigí a las escaleras.

- ¿Sabes algo? – grité desde arriba, el levantó la vista y guardó silencio, no tuvo que decirme más, la preocupación enmarcaba su rostro – Robert, ¿qué pasó? – no supe cómo, cuando me di cuenta ya estaba junto a él.

- Prepara algo de ropa nos vamos enseguida – dio la vuelta como evadiéndome.

- Te pregunté, ¿qué pasa? – lo sujeté del brazo con todas mis fuerzas.

- Hubo un incendio en la ciudad de Lincoln – siquiera me miraba a los ojos – en donde se hospedaba la compañía – le pesó decirme esas palabras – hay heridos y hubo algunos fallecidos – su voz temblaba.

- ¡No puede ser! – sentí que el alma se salía del cuerpo. Quería gritar de desesperación, solo que me contuve ya que sabía no había tiempo para eso, debíamos de apresurarnos, nos esperaba un largo viaje desde el noreste del país hacia el medio oeste, en el estado de Nebraska, no sabía exactamente dónde se encontraba, pero suponía que muy lejos de Nueva York. Robert ya había comprado los boletos de tren, tendríamos que hacer algunos trasbordos para llegar a la ciudad de Lincoln, mientras la angustia se apoderaba de nosotros, jamás imaginé que un viaje se pudiera transformar en agonía,

- ¡Toma! – Robert se acercó a mí para entregarme una licorera de bolsillo – bebe un poco – sugirió – ha sido un viaje muy largo, debes de estar exhausto – se sentó junto a mí lado. Íbamos en un vagón de un tren de carga, Robert consiguió que nos dejaran viajar… como polizones, “si mi familia viera mis actitudes se moriría de la vergüenza”, hundí la cabeza en mis hombros, abrí la licorera y di un pequeño sorbo.

- ¿Faltara mucho por llegar? – cuestioné tratando de quitar de mis pensamientos el rostro inquisitivo de mí padre.

- Un par de horas más – Robert apretó los labios – deberíamos de dormir un poco – sugirió.

- No creo poder – la angustia me tenía abrumado al grado de no haber pegado el ojo en todo el camino, además temía que alguna rata se me acercara, ya había visto un par de esos animales hace unos minutos.

- Lamento tanto que viajes en estas condiciones – mi amigo se disculpó.

- Eso no importa – aseguré – lo único que realmente importa ahora es saber ¿cómo están ellas? – suspiré, todo este tiempo quise estar tranquilo pensando en que Eleonor y Trudy estarían bien, pero entre más nos acercábamos el miedo se apoderaba de mí alma, miles de escenarios aparecían en mí cabeza y para mí desgracia eran los peores, no podía cerrar los ojos porque la imagen de la muerte aparecía de inmediato, no poder dormir y no soportar estar despierto, era vivir el mismo infierno. No recuerdo en qué momento el cansancio me venció, solo se me viene a la mente una luz cegadora que llenó el vagón, por inercia me tapé con el antebrazo para que no me deslumbrara.

- Richard, llegamos – Robert me ayudó a ponerme de pie, en cuanto bajamos mis ojos grises se llenaron de desconcierto. No había nada a nuestro alrededor solo una plataforma y de un lado unos pequeños cuartos que empezaban a venirse abajo – tendremos que caminar desde aquí, son de cuatro a cinco horas a pie hasta la ciudad.

- ¡Vamos! – traté de disimular mi frustración. Caminamos en silencio bajo los rayos del sol, por la nada, me dolían las plantas de los pies y tenía sed, pero no me di por vencido, tenía un aliciente que me daba la suficiente fuerza que necesitaba. “Eleonor, pronto llegaré a ti”, repetía una y otra vez. No supe cuánto tiempo transcurrió desde que dejamos atrás el tren, llegó un punto en el que quise desfallecer, mi mente parecía ir en blanco y estaba afectando mi visión, “¡Ahí está!”, la voz emocionada de Robert resonó en mis oídos, parpadeé un par de veces para aclarar mi vista, cuando eso ocurrió pude visualizar una pequeña ciudad, en ese momento sentí las fuerzas volvían a mí, sin pensarlo siquiera me eche a correr para llegar lo más pronto posible hasta donde se suponía estaba Eleonor, pero en el trayecto algo ocurrió, el cielo comenzó a oscurecerse pasando por tonalidades azulosas y grises, hasta llegar a un profundo negro, “¿Dónde estoy?”, miré a mí alrededor, pero solo reinaba el silencio y la soledad, no había a donde huir por más que buscara, mi respiración se entrecortó, “Eleonor”, comencé a llamarla con un hilo de voz, repetí su nombre una y otra vez, al tiempo que iba intensificando el volumen, a lo lejos pude escuchar mi nombre como en un susurro “Richard”, giré sobre mí propio eje con la esperanza de hallar de dónde provenía la voz, “Richard”, volvieron a repetir mi nombre solo que ahora el sonido fue más claro, “Eleonor”, en ese instante vi su rostro aparecer frente a mí, un alivio invadió mi cuerpo, quise echarme a correr pero mis pies estaban anclados al piso, bajé la mirada para ver que ocurría, lo siguiente fue aterrador, debajo de mí comenzaron a nacer llamas que ardían por doquier, me volví para ver a mí amada, “Richard”, gritó mi nombre al tiempo que la llamas la abrazaban, “Eleonor”, la llamé con todo la potencia de mí voz.

- ¡Richard, cálmate! – abrí los ojos de golpe, Robert se encontraba frente a mí.

- ¿Qué pasó? – me incorporé para quedar sentado, me llevé la mano al rostro y cerré mis ojos para aclarar mi visión. Fue ahí que me di cuenta que nos encontrábamos en una habitación iluminada.

- ¡Te desmayaste! – me explicó mi amigo – eres mucho más pesado de lo que creí – bromeó y sonrió.

- ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? – me preocupaba ser causa de retraso.

- Bastante – lanzó un suspiro de frustración.

- Debemos seguir – comencé a buscar con la mirada, para ese punto la noche había caído.

- Tendremos que esperar hasta mañana – dijo Robert al tiempo que se ponía de pie.

- Pero… – estaba sorprendido por lo que me decía – sí claramente escuché cuando me dijiste que habíamos llegado – me puse de pie bruscamente.

- Lo imaginaste – me aseguró, en ese momento sentí una fuerte punzada en la cabeza, me quejé al tiempo que llevé mi mano a donde sentí el dolor – te disté un fuerte golpe en la cabeza – me aseguró.

- ¿Dónde estamos? – apenas había puesto atención a ese detalle.

- Un buen hombre nos dio posada en su hogar – explicó – estábamos en medio del camino cuando él iba pasando con su carreta, lo demás ya te lo imaginarás – palmeó mi hombro.

Me enteré de que aquella pequeña granja pertenecía a un matrimonio y que tenía tres hijos varones y una mujer, dos de ellos se habían casado y su única hija había decido entregarse a Dios y ahora vivía en el estado de Illinois, en un pequeño lugar ayudando en un orfanato, el más joven se había enlistado en el ejército, debido a ello la pareja de adultos se encontraba viviendo sola. Yo insistí en irnos, pero el señor Wilson no lo permitió, decía que el camino era muy peligroso, que si deseábamos podríamos salir poco antes del amanecer, la ciudad estaba a dos horas en caballo y él muy amable nos prestaría un par de sus ejemplares. Después de ofrecernos una cena y agua caliente para bañarnos, nos encerramos en una de las habitaciones. Estas personas eran gente de medianos recursos, trabajaban la tierra para sostenerse y muy a pesar de eso, eran felices, en cambió yo, que nací en cuna de oro, no había conocido lo que significaba la felicidad hasta que la conocí a ella. Traté de conciliar el sueño, pero me preocupaba no despertar a la hora que habíamos acordado partir, así que solo dormitaba por instantes, esperando que el alba entrara por la ventana. No habían dado todavía las cuatro de la mañana cuando me puse de pie y comencé a vestirme.

- Robert, ¡no puedo más! – dije a mí amigo mientras lo movía creyendo que se había quedado profundamente dormido.

- Yo estoy igual – me habló, en ese momento me di cuenta de que me había equivocado y él también estaba en vela.

- ¡Vámonos ya! – pedí con voz y ojos suplicantes, no me importa sí tenemos que ir a pie – estaba determinado a marcharme.

- Sí, hay que irnos de una vez – él también se puso de pie y se vistió, tratando de no hacer ruido bajamos las escaleras de madera.

- ¿Se van? – la voz del señor Wilson nos sorprendió.

- Tenemos que marcharnos – la urgencia se apoderó de mí voz.

- Entiendo – el hombre se levantó de la silla de madera, tomó una lámpara de petróleo para iluminar el camino hacia el establo, ahí, en silencio ensilló dos caballos – ¡espero encuentren pronto a sus familiares! – nos deseó suerte antes de que saliéramos a todo galope del establo. El viento de la madrugada golpeaba mi rostro, incluso sentí que mis ojos se humedecieron, tal vez por la fuerza con la que cabalgábamos o quizás por ese miedo que me había absorbido el alma desde que me enteré de la noticia. A lo lejos pudimos apreciar la luminosidad de una ciudad.

- ¡Al fin! – grité eufórico ante la idea de pronto reunirme con Eleonor. Seguimos galopando ahora con más fuerza y rapidez, la urgencia se había apoderado de nosotros. Fuimos recibidos por solitarias calles sin empedrar, algunos hogares y negocios empezaban a iluminarse a esa hora de la mañana.

- Debe ser por aquí – Robert trató de guiarse para llegar al hotel dónde fue el incendio, pensábamos que quizás quién le informó del incendio había exagerado las cosas, terrible sorpresa nos llevamos al descubrir la verdad con nuestros propios ojos – no puede ser – detuvimos a los equinos y descendimos de estos. Ante nuestros ojos se encontraba lo poco que había quedado del hotel, cimientos carbonizados, techos y paredes hechos cenizas, mi corazón se aceleró, el solo imaginar lo que Eleonor debió de haber pasado me parte el alma – ¡vamos a buscarlos! – me sacó de mí trance. Subimos a los caballos y nos dirigimos a donde se suponía estaban los integrantes de la compañía, en cuanto llegamos el panorama no fue menos desolador, estaban en una especie de campamento, a la vista resaltaban las pésimas condiciones por las que pasaban – ¡Norman! – el grito de Robert me hizo voltear hacia donde se encontraba un hombre de mediana edad.

- ¡Robert! – el tipo corrió hacia dónde nos encontrábamos, este se le echó en brazos y de inmediato se puso a llorar – fue espantoso, varios de la compañía… – guardo silencio, no tuvo que terminar la frase para entender a lo que se refería.

- ¿Dónde está Trudy? – mi amigo sacudió al hombre, con desesperación.

- ¡Cariño! – el grito de una voz femenina capto nuestra atención. Trudy corrió y se le echó en brazos a Robert – tenía mido de no volverte a ver – los ojos de la chica parecían haber vuelto a la vida.

- ¿Y Eleonor? – Robert preguntó a su novia, fue en ese instante en que reaccioné, tenía los puños cerrados y por más que quería no podía aclarar mi garganta para poder articular palabra alguna. Estaba en shock. La joven volteó a verme y apretó los labios. No espere a que ella respondiera, corrí hacia el interior de esa carpa que hacía como refugio, levanté la sábana que servía de cortina y puerta a la vez. En el interior una luz iluminaba el lugar, en el suelo había varias cobijas y sábanas, sirviendo de tapetes para dormir, caminé entre los cuerpos durmientes tratando de encontrar a mí amada. Sentí un vació en el pecho al ver que ella no se encontraba ahí. Salí de la carpa con el alma desquebrajada, “¿acaso ella?, no, no pude… – ¡Eleonor! – dejé escapar ese grito que me estrujaba la garganta.

- ¡Richard! – escuché mi nombre a la distancia, me volví hacia donde había provenido esa voz, a unos pasos de mí estaba ella, con su vestido lleno de hollín, Eleonor soltó el balde de agua que llevaba en la mano y se echó a correr a mis brazos.

- ¡Eleonor, mi amor! – envolví su cuerpo con un fuerte agarre – creí que te había perdido – llené de besos su rostro, sus manos. Nos miramos a los ojos en ese momento me di cuenta que mi vista estaba nublada, Eleonor limpió
las lágrimas de mis ojos con sus dedos.

- ¡Ya estamos juntos! – me sonrió, recargué mi frente en la de ella – ¡te amo Richard! – dijo con suavidad, yo no pude demostrarle de otra forma cuanto la amaba más que con un profundo y largo beso.

CONTINUARÁ…








A Evelyn Rivera Strubbe, susysen, Jennyellizu y a Letis les gusta esta publicaciòn

Yuriko Yokinawa

Yuriko Yokinawa
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Qué capítulo nos has regalado el día de hoy, has tocado escenas que involucran a Candy indirectamente... Quien diría que el mundo es un pañuelo, conocer a los padres de la hermana María.

Jennyellizu

Jennyellizu
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Wow, que capítulo más nostálgico y hermoso, gracias 💕💕

ladylore

ladylore
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

preciosa historia

Letis

Letis
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Wua! Que gran capítulo, las emociones a flor de piel. Excelente. Gracias


¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 , ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 189452

Evelyn Rivera Strubbe

Evelyn Rivera Strubbe
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Que hermoso capítulo. Sentí la desesperacion de Richard por Eleonor. Buenísima historia ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 355103 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 355103 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 355103 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 355103 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 355103 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 836918 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 836918 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 836918 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 836918 ¡¡¡¡¡SESHAT!!! MAGIA EN LOS CIELOS... FIC ¡DONDE LAS GAVIOTAS VUELAN! CAPITULO 9... POR EL HONOR GRANDCHESTER. 971718

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