Clan Alba Highlands Andrew
Presenta
Por Historias de Albert y Candy
llega...
Besarte el Alma
Por Mayra Exitosa
Historia inspirada en la imagen de Lulú Mtz
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Por Historias de Albert y Candy
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Besarte el Alma
Por Mayra Exitosa
Historia inspirada en la imagen de Lulú Mtz
Su vida no era un camino de rosas, más ella lo valía todo. Candy había estado en New York trabajando para una clínica privada cuando atendió al magnate William Albert Andrew, quien estaba en recuperación de un atentado en el que lo mantuvo postrado por dos semanas en Chicago y había sido trasladado a la ciudad de New York para la firma de documentos, fue entonces que sus abogados de manera discreta comentaban con él sobre la clausula de su abuelo y que de ahí que lo desearan eliminar, pues él no estaba casado y la fortuna de la herencia debía ser entregada completa hasta que se hubiese contraído matrimonio.
Candy fue llevada por Johnson ignorando que sus abogados ya se encontraban con él, el pelinegro estaba emocionado porque la mentora de la joven rubia le había dicho que Candy nunca había tenido novios, estaba siempre en su trabajo y le gustaría que él hombre que ahora la llevaba a la ciudad de New York se responsabilizara formalmente con ella. --- No tengo tiempo para eso madame. --- Deme su palabra de que, si le suelto a Candy, será de manera que usted se case con ella y pueda estar tranquila, ella merece un buen hombre. El pelinegro le dio su palabra de que no dejaría a Candy sola y que le prometía regresar a Chicago con ella casada.
La joven rubia estaba triste, era la primera vez que salía del hospital Santa Juana, ignorando que su mentora la había comprometido a que se casara con el administrador de los Andrew. Solo se fue acompañada de él y durante todo el trayecto el pelinegro estaba más que emocionado por lo que iba a poder contraer matrimonio después de tantos años de soledad, la joven era hermosa y le llevaba fácil unos quince años de diferencia, pero eso no había sido pretexto para negarse a aceptar que Candy no debía salir del alcance de su mentora Jane Marie Montero, una mujer que había jurado a los padres de la niña que haría una mujer de bien y que solo se alejaría de ella cuando esta se casara formalmente.
--- Hemos llegado señorita Candy, por favor sígame. --- Gracias Señor Johnson. --- Desde hoy podrá llamarme George, pero solo cuando estemos a solas. --- No se si pueda, pero lo intentaré. La mansión era pequeña comparada con todas las demás pertenecientes al Señor Andrew, más al entrar los abogados giraron a verla inquisitivamente a lo que uno de ellos susurraba al oído del magnate, este se alarmaba y asentía. George se presentaba inmediato,
--- Señor, ella es Candice White, la enfermera que se hará cargo de su rehabilitación esta semana. --- Gracias Johnson, tenemos que salir, la señorita podrá acompañarnos, tomaré la terapia en el inter. --- Bien señor.
Johnson pensaba que por la noche regresaría, por lo que el equipaje de Candy era tomado por el chofer y lo subían al auto del rubio, donde yacía su equipaje listo, los abogados aseguraron que lo llevarían a cabo todo de manera discreta y este asentía, para que no se separaran de él hasta finalizar de firmar todos y cada uno de los documentos.
Johnson era enviado a las oficinas para hacerse cargo de la administración esta semana y que estarían en New York un tiempo, este asentía saliendo de nuevo en el auto, para ir a realizar las actividades que ya iban atrasadas por su salida al ir por la joven enfermera.
El rubio le hacía la seña a la joven de que se sentara a su lado, a lo que esta aceptaba, luego en la limusina subían todos los hombres y se iban hasta un edificio donde ya estaban buscando los documentos oficiales. --- Trae sus documentos señorita. --- Si por supuesto, mi hoja laboral y también el pasaporte que pidió el señor Johnson. --- Bien, necesitamos que firme algunos documentos junto al señor Andrew para enviarla con él durante el tiempo que se a su rehabilitación. --- Si, ha eso he venido. El rubio la miraba y sabía que la estaban engañando los abogados, este paso su brazo por encima de sus hombros la atrajo hasta él y al oído le dijo, --- Pase lo que pase, usted cuenta conmigo y no la dejaré sola por ningún momento, créame cuidaré de usted por siempre si me acepta. Candy giro su rostro quedando muy cerca de él y sus miradas se enlazaron armoniosamente, ella emocionada sonrió pro sus palabras, y agregó, --- Nunca nadie me había hablado así. --- Espero ser el único que lo haga. Ella asintió. El rubio tomó su rostro y le dio un beso en su frente, para luego ajustarla a su lado a lo que ella suspiro aliviada por el detalle que tenía de hacerla sentir segura.
La firma de los documentos y la oficialización se manejaba a discreción tratando de que no saliera en los periódicos, manteniendo esa información solo entre los abogados y el magnate que era llevado en silla de ruedas a todos lados, al final Candy fue jalada frente a todos sentándola en sus piernas le dio un beso en los labios tomándola por sorpresa, luego con una sonrisa efusiva le comentó,
--- Gracias por aceptar y firmar, no te arrepentirás jamás. Ella lo vio a los ojos asombrada, había firmado los contratos que la señorita Montero dijo que le pondrían y que solo firmara sin poner objeciones para que la dejaran trabajar en la rehabilitación del señor Andrew. Saliendo de todo, el rubio aceptaba y ella se quedaba sujetando la silla de ruedas seria sin decir ni una palabra hasta que él agregaba,
--- Nos iremos un tiempo a Europa, te juro que estarás bien y serás atendida, por ahora no puedo caminar, pero estoy seguro de que podré ser un buen esposo para ti. --- ¿esposo? --- Si, ahora eres mi esposa y nos hemos casado, por lo que mis abogados harán los tramites aquí en américa mientras nosotros salimos unas semanas fuera ¿te parece bien?
--- ¿Y la rehabilitación?
Continuará…