[size=24]Buen día
Les traigo este songfic cortito que me estaba dando vueltas en la cabeza hace tiempo.
No puse nombre a los protagonistas aunque si tuve en mente siempre a una pareja; esto puede aplicar a cualquiera.
Leamos juntos con la canción Frente a Frente de Jeanette RUINAS
QUEDA
Pronto la jornada laboral terminará, algunos ya se han ido, se escuchan comentarios alegres y ansiosos por volver a casa y pasar un buen fin de semana. Hablan de familia, cenas, paseos, teatro... pero en una oficina, a solas, con un vaso de whisky en la mano, uno de los ejecutivos principales de la Torre Ardlay, guarda silencio.
Su bandeja de pendientes está vacía, de hecho, ha adelantado el trabajo de una semana. No tiene imprevistos a la vista, en su casa a las afueras de la ciudad, lo esperan y lo sabe. No, no está tomado, tiene tiempo que controló la bebida que antaño le causó muchos problemas y también le ayudó a superar otros más.
Tampoco tiene alguna amante, tal vez ésta le ayudaría con el hastío en el que se convirtió su vida, tiene es una esposa y dos hijos ya mayores... a ellos los ama, a ella... ya no lo sabe.
Sin embargo, ya no tiene más que hacer ni a dónde ir. Termina su trago, toma el saco, lo acomodó sobre sus hombros y salió rumbo a su casa.
La casa esta reluciente, la cena está lista y sólo espera el arribo de su esposo. Resopló, ya no recuerda la última vez que el ansia de verlo la ponía nerviosa y expectante. Y el , ni siquiera tiene la vieja prisa y emoción de llegar a verla y besarla.
Ahora, todo es rutina, una gris costumbre, que los tiene atados a un matrimonio que, cuesta admitirlo; ya murió. Al llegar, la saluda y besa en la coronilla, se sientan a la mesa y sólo se comunican con monosílabos. No encuentran un tema de conversación.
A él no le interesan los pormenores de la última colección de moda o chismes de sus amigas, ni las conoce; y ella, no entiende nada de negocios y detesta la política.
Al inicio, todo era felicidad, los besos, caricias, miradas cómplices. Una boda de ensueño; la envidia de toda la alta sociedad, el soltero más cotizado de Chicago y la heredera mas hermosa de la ciudad...el viaje de bodas más extravagante y al regreso; la mejor casa en el mejor rumbo, viajes, joyas, lujos...
Con nostalgia recuerdan la llegada de los hijos, ella ilusionada esperó cada uno de ellos, él la mimó y cuidó. Después, ella se dedicó a su cuidado y su crianza con la ayuda de la nana contratada para apoyarla... claro está, los colegios más exclusivos, clubes y campamentos... Al crecer, a la mejor Universidad para él y para ella, una educación esmerada para convertirla en una exelente esposa.
Él, trabajó con ahínco para proveer a su familia. Horas extras, viajes de negocios para obtener más socios, ya que no deseaba que les faltara nada, y, después de la Guerra, buscar nuevos negocios y más ingresos.
Ahora que, Sergio se había mudado al campus universitario desde hace un par de años y Eneida se casó y se fue de la casa... el silencio reinante asfixia.
Pensaron que, al quedarse a solas otra vez, podrían recuperar su vida marital, la complicidad de antaño... error, se encontraron frente a frente a un desconocido, bajan la mirada, ya no se reconocen... no queda nada de la joven pareja que se juró amor eterno... ese amor se les escapó de las manos al no saber cultivado.
Terminan de cenar, se desean buenas noches y se van a dormir. Los dos soñando con el pasado. Ninguno tiene el valor de irse, ni tampoco una razon valida para quedarse, con un nudo en la garganta, se quedan dormidos. Presos de la sociedad y la costumbre.
Cruda y triste realidad para muchas parejas de todas las épocas. Y más en esa donde el divorcio era un escándalo y vergüenza.
Gracias por leerme.
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Les traigo este songfic cortito que me estaba dando vueltas en la cabeza hace tiempo.
No puse nombre a los protagonistas aunque si tuve en mente siempre a una pareja; esto puede aplicar a cualquiera.
Leamos juntos con la canción Frente a Frente de Jeanette RUINAS
QUEDA
Pronto la jornada laboral terminará, algunos ya se han ido, se escuchan comentarios alegres y ansiosos por volver a casa y pasar un buen fin de semana. Hablan de familia, cenas, paseos, teatro... pero en una oficina, a solas, con un vaso de whisky en la mano, uno de los ejecutivos principales de la Torre Ardlay, guarda silencio.
Su bandeja de pendientes está vacía, de hecho, ha adelantado el trabajo de una semana. No tiene imprevistos a la vista, en su casa a las afueras de la ciudad, lo esperan y lo sabe. No, no está tomado, tiene tiempo que controló la bebida que antaño le causó muchos problemas y también le ayudó a superar otros más.
Tampoco tiene alguna amante, tal vez ésta le ayudaría con el hastío en el que se convirtió su vida, tiene es una esposa y dos hijos ya mayores... a ellos los ama, a ella... ya no lo sabe.
Sin embargo, ya no tiene más que hacer ni a dónde ir. Termina su trago, toma el saco, lo acomodó sobre sus hombros y salió rumbo a su casa.
La casa esta reluciente, la cena está lista y sólo espera el arribo de su esposo. Resopló, ya no recuerda la última vez que el ansia de verlo la ponía nerviosa y expectante. Y el , ni siquiera tiene la vieja prisa y emoción de llegar a verla y besarla.
Ahora, todo es rutina, una gris costumbre, que los tiene atados a un matrimonio que, cuesta admitirlo; ya murió. Al llegar, la saluda y besa en la coronilla, se sientan a la mesa y sólo se comunican con monosílabos. No encuentran un tema de conversación.
A él no le interesan los pormenores de la última colección de moda o chismes de sus amigas, ni las conoce; y ella, no entiende nada de negocios y detesta la política.
Al inicio, todo era felicidad, los besos, caricias, miradas cómplices. Una boda de ensueño; la envidia de toda la alta sociedad, el soltero más cotizado de Chicago y la heredera mas hermosa de la ciudad...el viaje de bodas más extravagante y al regreso; la mejor casa en el mejor rumbo, viajes, joyas, lujos...
Con nostalgia recuerdan la llegada de los hijos, ella ilusionada esperó cada uno de ellos, él la mimó y cuidó. Después, ella se dedicó a su cuidado y su crianza con la ayuda de la nana contratada para apoyarla... claro está, los colegios más exclusivos, clubes y campamentos... Al crecer, a la mejor Universidad para él y para ella, una educación esmerada para convertirla en una exelente esposa.
Él, trabajó con ahínco para proveer a su familia. Horas extras, viajes de negocios para obtener más socios, ya que no deseaba que les faltara nada, y, después de la Guerra, buscar nuevos negocios y más ingresos.
Ahora que, Sergio se había mudado al campus universitario desde hace un par de años y Eneida se casó y se fue de la casa... el silencio reinante asfixia.
Pensaron que, al quedarse a solas otra vez, podrían recuperar su vida marital, la complicidad de antaño... error, se encontraron frente a frente a un desconocido, bajan la mirada, ya no se reconocen... no queda nada de la joven pareja que se juró amor eterno... ese amor se les escapó de las manos al no saber cultivado.
Terminan de cenar, se desean buenas noches y se van a dormir. Los dos soñando con el pasado. Ninguno tiene el valor de irse, ni tampoco una razon valida para quedarse, con un nudo en la garganta, se quedan dormidos. Presos de la sociedad y la costumbre.
Cruda y triste realidad para muchas parejas de todas las épocas. Y más en esa donde el divorcio era un escándalo y vergüenza.
Gracias por leerme.
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